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INTROITO
A ver, ¿cuántos aficionados al cómic españoles no conocen la tira de “Calvin
y Hobbes? ¿ninguno, verdad? ¿y su versión femenina, feminista, “Trots and
Bonnie” (Trotes y Bonita)? ¿ninguno, verdad? Pues no os sintáis culpables,
unos ignorantes, la culpa no es del todo vuestra, jamás se ha editado en España,
ni tan siquiera en su país de origen, los Estados Unidos (en septiembre de 2020
está prevista la edición de una selección realizada por la propia autora), solo en
Francia (las historias en color). La tira formaba parte de la legendaria revista
contra-cultural de los años 70 “National Lampoon” (también fue publicada en
la
revista feminista francesa “Ah! Nana”), el germen de la comedia más cazurra,
bizarra, de América, del “Saturday Night Live”, de allí salieron los humoristas,
en la versión teatral y radiofónica de la revista, John Belushi, Chevy Chase,
Gilda Radner, Bill Murray, Brian Doyle Murray, Harold Ramis y Richard
Belzer, incluso produjeron un par de míticas películas (más la saga vacacional:
“National Lampoon´s Vacational” (1983), “National Lampoon´s Vacational:
European Vacation” (1985), “National Lampoon´s Vacational: Christmas
Vacation” (1989), “National Lampoon´s Vacational: Vegas Vacation” (1997),
“National Lampoon´s Vacational 2” (2003) y “Vacation” (2015)), “Animal
House” (1978) y “National Lampoon´s Movie Madness” (1981), de la que es
co-guionista. Flenniken era de las poquísimas mujeres de la redacción, también
fue editora durante dos años (1979-1981), y desde luego la mejor. El
equivalente en España sería la revista de la Transición “Por Favor”. Versión
femenina de “Calvin y Hobbes” porque hablamos de una niña, de una
adolescente, alter-ego de la autora Shary Flenniken, y de su mascota, un perro,
que habla, que filosofa.
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Ahí terminan las coincidencias, Bill Waterson es mucho más blanco,
indoloro, que Shary Flenniken, digamos que Bill es para todos los públicos,
tiene vocación de masivo, y Shary para un público más concienciado, activista,
crítico, luego vocación marginal, underground. Lo que es innegable es que es
una de las mejores, y más longevas, tiras realizadas por una mujer, al mismo
nivel de brillantez, también sociológica, de “Los frustrados” de Bretécher, con
la que tiene tantas similitudes, sobre todo en su capacidad para hacer un análisis
crítico, irreverente, de la realidad desde el humor, la ironía, aunque Flenniken es
infinitamente más transgresora, bruta, su par es más bien Catherine Beaunez.
Una hipotética hermana pequeña de la inocente Bonnie podría ser
perfectamente Mafalda, su amiga Pepsi podría ser Libertad, con la diferencia de
que el personaje de Quino es bastante más conservador, pesimista, no me
imagino a Mafalda desnuda en sus tiras, masturbándose, ni dejándose comer el
coño por su pervertido perro, lo que sí comparten es su obsesión por la política,
por el sexo no. El feminismo de Mafalda es más convencional, correcto, el de
Bonnie incómodo, contradictorio. Bonnie es una consecuencia de mayo del 68,
de la era hippie, un ajuste de cuentas, desde dentro, tanto del sistema como de
los anti-sistema, vamos que no es maniquea, sectaria. La tira también puede
leerse como una parodia, farsa, de las inocuas tiras infantiles, y de las anodinas
tiras adultas protagonizadas por animales, pero también como un posmoderno
homenaje, Flenniken es una declarada admiradora, y admite la influencia
directa, del clásico H. T. Webster. Se haga la interpretación, lectura, que se
haga, un hito del cómic de los 70, la versión porno de “Little Nemo”.
Julio Tamayo