Las tres mendigas describe tres mujeres pobres que mendigaban en la puerta de una iglesia. Una era ciega y las otras dos tenían buena vista. Todas vestían harapos y pañolones negros o grises. La seña Casiana parecía tener autoridad sobre el grupo y siempre hablaba de manera arrogante. Flora, apodada la Burlada, era una viejecita que criticaba agriamente tanto a ricos como pobres. El texto proporciona detalles descriptivos de las apariencias y personalidades de las tres mendigas
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Las tres mendigas
1. LAS TRES MENDIGAS
Eran tres las así chismorreaban, sentaditas a la derecha, según se entre, formando
un grupo separado de los demás pobres, una de ellas ciega, o por lo menos
cegata; las otras dos con buena vista, todas vestidas de andrajos, y abrigadas con
pañolones negros o grises. La seña Casiana, alta y huesuda, hablaba con cierta
arrogancia, como quien tiene o cree tener autoridad; y no es inverosímil que la
tuviese pues en donde quisiera que para cualquier fin se reúnen media docena de
seres humanos, siempre hay uno que pretende imponer su voluntad a los demás, u
en efecto la impone. Crescencia se llamaba la cegata, siempre echa un ovillo,
mostrando su rostro diminuto, y sacándolo del envoltorio que con su arroyado
cuerpo formaba, la flaca y rugosa mano de largas uñas. La que en el anterior
coloquio pronunciara frases altaneras y descorteses tenia por nombre flora y por
apodo burlada, cuyo origen y sentido se ignora, y era una viejecilla que resolvía y
alborotaba el miserable cotarro, indisponiendo a unos con otros, pues siempre
tenia que decir algo picante y malévolo cuando los demás repartijaban, y nunca
distinguía de pobres y ricos en sus criticas acerbas. Sus ojuelos sagaces,
lacrimosos, gatunos, irradiaban la desconfianza y la malicia. Su nariz estaba
reducida a una bolita roja, que bajaba y subía al mover de labios y lengua en su
charla vertiginosa. Los dos dientes que en sus encías quedaban, parecían correr
de un lado a otro de la boca, asomándose tan pronto por allí, tanto por allá, y
cuando terminaba su perorata con un gesto de de desdén supremo o de terrible
sarcasmo, cerrase de golpe la boca, los labios se metían uno dentro de otro, y la
barbilla roja, mientras callaba la lengua, seguía expresando las ideas con un
temblor insultante.
Tipo contrario al de la Burlada era el de señá Casiana: alta, huesuda, flaca, si bien no se
apreciaba fácilmente su delgadez por llevar, según dicho de la gente maliciosa, mucha y
buena ropa debajo de los pingajos. Su cara larguísima como si por máquina se la
estiraran todos los días, oprimiéndole los carrillos, era de lo más desapacible feo que
puede imaginarse(...).
Benito Pérez Galdós: Misericordia. Cátedra
1-. Si encuentras en el texto algunas palabras que desconozcas, consulta su significado
en el diccionario.
Inverosímil : Que no tiene apariencia de verdad.
Malévolo: Inclinado a hacer mal,malintencionado.
Sagaces: Astuto y prudente,que prevé y previene las cosas.
Irradiaban: 1-. Despedir un cuerpo rayos de luz, calor u otra energía. 2-.Someter un
cuerpo a la acción de ciertos rayos.
Desdén: Menosprecio, indiferencia rayana en el desaire
Desapacible: Desagradable a los sentidos, que causa disgusto.
2-. Señala qué rasgos del Realismo literario están presentes en este fragmento.
Interés por el ser humano: Si, pues que los ricos no son mas de los pobres.
2. Descripción de la realidad: dice la verdad, los pobres siempre están siempre en el mismo
lado.
Variedad de ambientes: Hablan de los pobres pero enfrentándolos a los ricos.
Fin didáctico: Si, me enseña que los ricos no son mas que los pobres.
Técnica narrativa berosimil: Si, Hablan como pobres y nos describen lo que les sucede.
4-. ¿Qué ámbito social retrata Galdós en este texto?
Los pobres y los ricos.
5-. ¿Qué modo del discurso predomina en este texto: la narración o la descripción?
Justifica tu respuesta.
Es la descripción. Por que describe a las personas.
8-. Resume el contenido del texto.
Había tres mendigas que estaban chismorreando en la puerta de la iglesia mientras venía
gente para pedirle dinero. Todas estaban vestidas con ropa vieja y con pañuelos negros.
La señora casiana hablaba como si tuviera autoridad. Se reunieron una media docena de
seres humanos y uno pretendió su voluntad ante todos. Siempre decía cosas malébolas.