Enfocado a las causas de su muerte.

1. Se convirtió en un teólogo contestatario, supo enfadar a todos, a los protestantes y a los católicos con sus obras, obras de
teología, medicina y desde luego pasa a la historia no por teólogo, sino por ser el descubridor de la circulación sanguínea
pulmonar.
En ocasiones aparecen hombres y nombres que convulsionan la época en la que les ha tocado vivir y en ése sentido el siglo
dieciséis es pródigo, fecundo en estos héroes, héroes del libre pensamiento.
En España, en el siglo dieciséis ocurrieron cosas muy destacadas, una de ellas, el imperio, y desde luego lo que más agitó la
actividad social europea fue la reforma religiosa, el protestantismo, el luteranismo, el calvinismo, diferentes corrientes cristianas
que se segregaban de la oficial por tal o cual cosa.
En 1517 Lutero, un antiguo fraile clavó aquel edicto en la puerta de una iglesia en Wittenberg y dio paso a una suerte de
enconadas disputas, guerras, mucha sangre que cubrió los territorios europeos, era momento para la santa inquisición, era la
época en la que por ser disonante se podía ir directamente a la hoguera y nuestro personaje, desde luego hizo todo lo posible
por ir a la hoguera, aunque él no quisiera y acabara sus días pidiendo clemencia, pidiendo perdón y desdiciéndose, pero nada
le privó de acabar en una hoguera en aquella capital de la antigua Helvetia, en Ginebra, en una pila además humeante y
constante porque fue con maderos verdes con lo que se quemó a Miguel Servet.
Pero conozcamos un poco más acerca de este aragonés obstinado y muy convencido de sus ideas. Miguel Servet nacido en
1511 en la localidad oscense de Villanueva de Sijena un precioso pueblo en el que trabajaba a su padre el noble oficio de
notario y en esos paisajes de Huesca creció y fue feliz un niño avezado y además muy instruido en cualquier lengua era un
dotado para las lenguas con tan sólo 13 años hablaba y escribía a la perfección latín, griego y hebreo, con el tiempo dominaría
también en otros idiomas como el italiano, el alemán, el francés, un auténtico intelectual de su época en un momento.
Con tan solo 13 años Miguel sale de su pueblo para no volver jamás, sale apesadumbrado, lleno de tristeza quería mucho a
Villanueva de sijena le gustaba le gustaba Huesca por tristeza o por pena pero lo cierto es que en Miguel emprendió rumbo
hacia Cataluña en los territorios catalanes en Lérida y en Barcelona estuvo un tiempo hasta que consiguió hacerse merecedor
de la distinción de discípulo de fray José de quintana, fray José de quintana que sería confesor personal del emperador, del
futuro emperador Carlos V, un hombre muy católico y que recibió alguna influencia de fray José de quintana durante años
Miguel se curte, aprende, disfruta de los conocimientos del fraile y con el viaja incluso a Italia, para contemplar la proclamación
imperial de Carlos V ocurría en 1529, en la localidad de Bolonia, Miguel también había tenido conocimiento y había escuchado
estupefacto, como las tropas imperiales habían tomado al asalto Roma y la habían saqueado, allá en Roma fue donde los
guardias suizos cerraron filas para proteger al papa, aquella hazaña les valió ser la guardia “in eternum” del vaticano y de
hecho hoy en día conservan los uniformes, gracias a aquella acción la defensa del vaticano que hicieron los guardias suizos,
gracias a eso pues perduraron en el tiempo y hoy en día les vemos en el vaticano tal y como estaban vestidos en 1527, fecha
del saqueo de Roma.
Pero Miguel se va instruyendo, se va alejando, va creciendo como librepensador él ya tiene ya con firme y de as propias y va a
dar mucho que hablar por ejemplo en 1531, cuando publica su primera obra ‘de trinitatis erroribus’ un título muy esclarecedor
sobre lo que piensa Miguel Servet y es que estaba convencido sobre la falsedad de la trinidad cristiana, no creía en la trinidad
cristiana, padre, hijo y espíritu santo, pensaba que Jesús era más carnal de lo que decía la iglesia y este libro publicado cuando
Miguel Servet tiene tan sólo 20 años ya le procura una encendida crítica por parte de todos los sectores cristianos, tanto
protestantes como católicos, la santa inquisición incluso toma posiciones y le condena por la publicación de este libro, y apenas
tenía 20 años, ya comienza a ser perseguido… Negros nubarrones se ciernen sobre la biografía de Miguel Servet, nunca podrá
regresar a su patria, nunca podrá regresar a Villanueva de Sigena, le consideran un hereje siendo un poco más que una
adolescente, pero desde luego, él estaba muy convencido de sus ideas, de lo que iba diciendo, de lo que iba escribiendo, mira
Servet va a ser prolífico va a dejar una extensa obra, pero eso sí, tiene que asumir desde bien joven la persecución que la
iglesia realiza sobre él y comienza un peregrinaje, un itinerario por una parte de Europa, no solo Italia sino Francia o Alemania,
preferentemente Francia donde las corrientes protestantes están anidando, están calando en el alma de algunas clases
intelectuales y de ellas de esas clases, de esas corrientes, de esas ideas, se deja impregnar.
Francia, desde luego, es el santuario cultural para Miguel Servet, casi todo el potencial cultural de 'Miguel Servet' se concibe en
Francia. Las persecuciones le obligan incluso a asumir algunos seudónimos, algunos nombres falsos, y con ellos consigue
deambular por estos territorios europeos. Conoce a un tal Juan Calvino y lo conoce en París y como podéis figurar acaba la
cosa en plena discusión, con una auténtica bronca, con un debate más que encendido entre los dos ilustres Miguel Servet tiene
que huir de París, buscando un mejor lugar y se lo encuentra en Lyon, desde luego Miguel Servet encuentra sus años más
felices, se encuentra cómodo, a gusto, contacta con unos editores y trabajando para ellos obtiene un remanso de paz estos
editores le encomiendan la misión de publicar de editar 3 biblias y dos obras de Tolomeo, del geógrafo Tolomeo, y parece que
Miguel Servet va a ser feliz y que su biografía aquí se va a perder para el resto de la humanidad, que se va a fundir con el
paisaje de Lyon, que trabajará como impresor y poco más, pero es en esta ciudad de Lyon donde su historia realmente crece y
eso es cuando conoce a un médico llamado Champier, con Champier hace estupendas migas, congenia a la perfección y claro,
admirado y asombrado por los conocimientos de Champier, Miguel Servet decide estudiar medicina Champier le anima a ello,
ve dones, ve facultades en el joven y le dice que gracias a unos contactos que él tiene en el París, pues puede ingresar en la
universidad de la ciudad luz y allí cursar sus estudios de galeno, pero Servet le hace caso, asume esa responsabilidad,
abandona también con tristeza a sus amigos editores y encamina sus pasos hacia París. En aquel tiempo es un auténtico
hervidero, se gesta todo, se apremia ante todo, todo el mundo quiere destacar, todo el mundo tiene ideas, todo el mundo quiere
hablar, hay muy buenos oradores, hay muy buenos profesores en esa, en la universidad de parís, donde Miguel Servet
consigue su oficio de médico de galeno, hombre, ser médico en el siglo 16 suponía una excelente calidad de vida, sobre todo si

2. entrabas al servicio de una gran casa donde trabajaba como médico particular asistiendo a esa familia, la cual te pagaba muy
bien, francamente bien. 'Miguel Servet' trabaja en Francia como médico en algunas poblaciones, en algunos pueblos, eso sí,
con nombre falso, con seudónimo, no quiere darse a conocer, no quiere que se reconozca en él al joven que han quemado en
efigie en algunas ciudades, por hereje, y la casualidad le empuja a Viena, una ciudad pequeñita, bellísima en la que entra al
servicio nada más y nada menos que del arzobispo local, por entonces el arzobispo está en situación precaria de salud, un
hombre frágil y claro, cuando llega Miguel Servet, además de que ya venía preferido por una cierta fama, una cierta aureola de
credibilidad, pues el arzobispo le contrata y le coloca su servicio personal y aquí Miguel Servet parece también que se va a ser
olvidado por la historia, que aquí va a tener unos años felices, trabajando como galeno personal del obispo sin desvelar su
identidad y así transcurre en unos años. Pero sigue publicando y el sobre todo está muy interesado por el alma humana como
digo era un contestatario, estaba enfrentado a las diferentes corrientes cristianas, negaba la trinidad de Cristo y por entonces se
pensaba que el ser humano era poco más o menos que un cuerpo en el que estaba dentro de él, la sangre repartida en su
totalidad, vamos que pinchabas a un humano y salía sangre era porque realmente estaba ahí estancada, éramos como una
esponjita que absorbía la sangre y nada más, que no había circulación ni nada parecido, pero Miguel Servet considera que en
algún punto del cuerpo humano debe estar el alma, que allí debe estar instalada, y él sospecha que el alma se encuentra en el
líquido vital, el rojo líquido vital, y a tal fin pues realiza múltiples disecciones de cadáveres contempla escrupulosamente el
interior, Leonardo da Vinci había hecho lo mismo, Leonardo da Vinci, una de sus facetas fue la de diseccionar cadáveres,
preferentemente de reos y bueno pues Leonardo se ha interesado más por el ojo humano, de hecho se convirtió en un gran
óptico, pero a Leonardo no le ha interesado la circulación sanguínea, aunque la había sospechado, dicen algunos, en el caso
de Miguel Servet, este va directamente a comprobar por dónde, por donde transita la sangre, él cree firmemente que la sangre
circula, que la sangre se oxigena en los pulmones y en una disección, se topa con la circulación sanguínea pulmonar, cosa que
ya digo que muchos habían intuido pero que nadie se había atrevido a afirmar tal y como estaban las cosas religiosas del
momento, y Miguel Servet comprueba, confirma, que la sangre circula, en los pulmones se oxigena gracias a esa actividad
sanguínea y comienza a tomar notas, pero bueno, de momento no le da gran importancia, de hecho cuando publica el hallazgo
no lo hace en un libro de fisiología como podríamos esperar, si no lo hace en un libro de teología, christianismi restitutio, ese es
el título de la obra y bueno, pues en medio de esas disertaciones teológicas pues a modo de digresión, coge y le habla de su
descubrimiento a Juan Calvino, le cuenta que la sangre circula, que la sangre transita por los pulmones y sospecha que en ese
circular, que en ese transitar, se encuentra nada más y nada menos que la esencia del ser humano, que se encuentra el alma.
Esto lo hace en enero de 1553 y el escándalo es absolutamente mayúsculo, se descubre la identidad de Miguel Servet y es
encarcelado en Viena, ya les dije, que todo hacía ver que Miguel Servet no iba a tener un buen final, pero eso sí, tenía
numerosos amigos, que han leído sus obras que circulan de manera clandestina por toda Europa, Miguel Servet tenía ya un
legión de seguidores pero igual que tenía una legión de seguidores, tenía igual una miríada de detractores, que anhelaban ver
como su cuerpo se convertía en tizones. Encarcelan a Miguel Servet, pero gracias a sus contactos, gracias a sus amistades,
consigue eludir la acción de la justicia y escapa de esa cárcel de Viena. Es un proscrito, pero un proscrito lleno de curiosidad y
deseando seguir saciando su ánimo de saber se le perdió, esa curiosidad le perdió porque al cabo del tiempo nos lo
encontramos en Ginebra, en ese momento Calvino, Juan Calvino se ha hecho amo y señor de la situación, el calvinismo se
propaga como la espuma, Calvino lanza encendidas sus flamas a la población suiza y a todo aquel que le quiera escuchar, son
como mítines políticos, discursos religiosos, llenos de carga moral, Calvino se va a enfrentar a todos, es un auténtico dictador
religioso y quiso el destino que Miguel Servet se acercara a la ciudad de Ginebra y que a escondidas, camuflado con unos
ropajes de extraños, se incrustara entre los seguidores de Calvino, para escuchar uno de los discursos del futuro de las
revueltas religiosas, ahí está Miguel Servet, escuchando pasmado lo que Calvino está contando y en ese momento no se
percata que alguien le identifica, “es Miguel Servet, es el hereje, es el contestatario” rápidamente algunos seguidores de
Calvino se abalanzan sobre él y le detienen, Calvino está realmente desconcertado, Miguel Servet escuchándole camuflado en
un mitin religioso. Como es de presumir, ordena su detención y lo internan en un calabozo sombrío, y allí queda a la espera de
noticias. Calvino se acerca a hablar con Miguel Servet, Miguel Servet incluso se arrodilla, le pide clemencia, sabe
perfectamente porque es lo que le espera, pero no hay clemencia, no hay piedad para Miguel Servet, símbolo de la herejía,
contestatario teológico, aquel que ha osado a enfrentarse a lo impuesto. Nos encontramos en octubre de 1553, 'Miguel Servet'
es sometido a un juicio injusto, a un juicio sumarísimo en el que se le condena por apóstata, por hereje y encima ha osado
afirmar que el líquido vital que es la sangre, circula libremente por el cuerpo humano. ¿acaso está diciendo que el cuerpo
humano no está sujeto a los designios de dios? algunos como él, sufrirían parecida suerte, como Giordano Bruno o Galileo
Galilei, pero en este año de 1553, el protagonista era Miguel Servet, Calvino ordena que se queme a Servet, que sufra pena
capital, pena de hoguera, y encima dice que coloquen troncos verdes para que el martirio sea prolongado, para que sufra aún
más, nos acordamos como acabó 'Juana de arco' y tantos otros… Miguel Servet asume su condena, asume su pena y se
dispone se dispone a morir. Un día después de la sentencia es conducido a una plaza pública de Ginebra y allí fallece, allí
muere quemado, dicen que la hoguera se prolongó durante horas, dígase uno de los mártires de la ciencia y también por qué
no decirlo, una de las víctimas de la religión. Cuando falleció solo tenía 42 años pero ya había conseguido molestar a todo el
mundo.

3. Se convirtió en un teólogo contestatario, supo enfadar a todos, a los protestantes y a los católicos con sus obras, obras de
teología, medicina y desde luego pasa a la historia no por teólogo, sino por ser el descubridor de la circulación sanguínea
pulmonar.
En ocasiones aparecen hombres y nombres que convulsionan la época en la que les ha tocado vivir y en ése sentido el siglo
dieciséis es pródigo, fecundo en estos héroes, héroes del libre pensamiento.
En España, en el siglo dieciséis ocurrieron cosas muy destacadas, una de ellas, el imperio, y desde luego lo que más agitó la
actividad social europea fue la reforma religiosa, el protestantismo, el luteranismo, el calvinismo, diferentes corrientes cristianas
que se segregaban de la oficial por tal o cual cosa, era la época en la que por ser disonante se podía ir directamente a la
hoguera y nuestro personaje, desde luego, hizo todo lo posible por ir a la hoguera, aunque él no quisiera y acabara sus días
pidiendo clemencia y perdón, pero nada le privó de acabar en una hoguera, en Ginebra, en una pila además humeante y
constante, porque fue con maderos verdes con lo que se quemó a Miguel Servet.
Pero conozcamos un poco más acerca de este aragonés obstinado y muy convencido de sus ideas. Por ejemplo en 1531,
cuando publica su primera obra ‘de trinitatis erroribus’ un título muy esclarecedor sobre lo que piensa Miguel Servet. Y es que
estaba convencido sobre la falsedad de la trinidad cristiana, no creía en la trinidad cristiana, padre, hijo y espíritu santo,
pensaba que Jesús era más carnal de lo que decía la iglesia y este libro publicado cuando Miguel Servet tiene tan sólo 20 años
le llevó a una encendida crítica por parte de todos los sectores cristianos, tanto protestantes como católicos, la santa inquisición
incluso toma posiciones y le condena por la publicación de este libro, y apenas tenía 20 años, ya comienza a ser perseguido, le
consideran un hereje siendo un poco más que una adolescente, pero desde luego, él estaba muy convencido de sus ideas, de
lo que iba diciendo, de lo que iba escribiendo
Francia, desde luego, es el santuario cultural para Miguel Servet, casi todo el potencial cultural de Miguel Servet se concibe en
Francia. Las persecuciones le obligan incluso a asumir algunos seudónimos, algunos nombres falsos, y con ellos consigue
deambular por estos territorios europeos. Miguel Servet se dirigió a Lyon. Había estado brevemente en París, donde un
encuentro previsto, pero finalmente no efectuado, con Calvino se transformó en el inicio de una relación epistolar entre ambos.
Servet llegó a Lyon con una nueva identidad, Michel de Villeneuve, para evitar las persecuciones de la Inquisición. Estuvo
empleado en una imprenta. En Lyon fue la etapa más feliz de su vida. Conoció al médico Champier, quien le animó a estudiar
medicina y acabó yéndose a París.
En 1537 se matriculó en la Universidad de París para estudiar medicina. Allí estudió junto a los grandes médicos de la época,
enseñando matemáticas y medicina en la Universidad. Sin embargo, pronto se encontró en dificultades, puesto que dictó un
curso de astrología, en el que defendió la influencia de las estrellas en los eventos futuros (astrología judiciaria), lo cual, junto
con un opúsculo en el que describió el uso de jarabes para administrar los remedios de la época, le enfrentó con la comunidad
universitaria.
Dejó de nuevo París y residió en diversas localidades de Francia, hasta que en Lyon se encontró con el arzobispo
de Viena del Delfinado, Pedro Palmier, al que había conocido previamente en París. De esta forma entró a su servicio como
médico personal en 1541.
Servet sigue publicando y el sobre todo está muy interesado por el alma humana como digo, era un contestatario, estaba
enfrentado a las diferentes corrientes cristianas, negaba la trinidad de Cristo y por entonces se pensaba que el ser humano era
poco más o menos que un cuerpo en el que estaba dentro de él, la sangre repartida en su totalidad, vamos que pinchabas a un
humano y salía sangre era porque realmente estaba ahí estancada, éramos como una esponjita que contenía la sangre y nada
más, que no había circulación ni nada parecido, pero Miguel Servet considera que en algún punto del cuerpo humano debe
estar el alma, que allí debe estar instalada, y él sospecha que el alma se encuentra en el líquido vital, el rojo líquido vital, y a tal
fin pues realiza múltiples disecciones de cadáveres contempla escrupulosamente el interior. Leonardo da Vinci había hecho lo
mismo, una de sus facetas fue la de diseccionar cadáveres, preferentemente de reos y bueno, pues Leonardo se ha interesado
más por el ojo humano, de hecho se convirtió en un gran óptico, pero a Leonardo no le ha interesado la circulación sanguínea,
aunque la había sospechado, dicen algunos. En el caso de Miguel Servet, este va directamente a comprobar por dónde transita
la sangre, él cree firmemente que la sangre circula, que la sangre se oxigena en los pulmones y en una disección, se topa con
la circulación sanguínea pulmonar, cosa que ya digo que muchos habían intuido pero que nadie se había atrevido a afirmar tal y
como estaban las cosas religiosas del momento, y Miguel Servet comprueba, confirma, que la sangre circula, en los pulmones
se oxigena gracias a esa actividad sanguínea y comienza a tomar notas, pero bueno, de momento no le da gran importancia,
de hecho cuando publica el hallazgo no lo hace en un libro de fisiología como podríamos esperar, si no lo hace en un libro de
teología, christianismi restitutio, Prosigue su correspondencia con Calvino, a quien envía una primera versión de su
libro, Christianismi Restitutio(Restitución del Cristianismo), de carácter fundamentalmente teológico, en espera de sus
comentarios (1546). El concepto de cristianismo ahí expuesto es cercano al panteísmo. “Cristo está en todas las cosas. El
mundo está lleno con él.” Se mostraba también contrario al bautismo de los niños, puesto que el bautismo debe ser un acto
maduro y consciente de discipulado cristiano, lo que le acerca a las posiciones anabaptistas. Sobre la edad adecuada para
recibir el bautismo, sugirió seguir el ejemplo de Jesús: «Jesucristo fue él mismo bautizado cerca de los treinta años».
Curiosamente el libro pasaría a la posteridad por contener en su «Libro V» la primera exposición en el Occidente cristiano de la
función de la circulación pulmonar o menor: según Servet, la sangre es transmitida por la arteria pulmonar a la vena pulmonar
por un paso prolongado a través de los pulmones, en cuyo curso se torna de color rojo y se libera «de los vapores fuliginosos
por el acto de la espiración». Servet sostenía que el alma era una emanación de la Divinidad y que tenía como sede a la
sangre. Gracias a la sangre, el alma podía estar diseminada por todo el cuerpo, pudiendo asumir así el hombre su condición

4. divina. Por tanto, los descubrimientos relativos a la circulación de la sangre tenían un impulso más religioso que científico. De
ahí que la descripción de la circulación pulmonar esté dentro de una obra de teología y no de una de fisiología. Para Servet no
había diferencia entre ambos ámbitos, dado que todo obedecía a un mismo gran designio divino.
En respuesta, Calvino le envía e invita a leer su propio libro Institutio religionis Christianae (Institución de la Religión Cristiana).
Servet leyó el libro de Calvino e hizo anotaciones muy críticas en los márgenes del libro, devolviéndole la copia corregida, lo
que desagradó enormemente al reformador, quien avisó que si Servet ponía los pies en Ginebra «no saldría vivo de ella».
Finalmente, Christianismi Restitutio es publicado anónimamente a principios de 1553, de nuevo con gran escándalo. Un
calvinista de Ginebra escribe a un amigo católico revelándole que el autor del libro es el hereje Miguel Servet, oculto bajo la
falsa identidad.​ Se sospecha que detrás de esta denuncia podría estar el propio Calvino, quien había tenido acceso al texto
gracias al mismo Servet. La Inquisición de Lyon recibe parte de la correspondencia intercambiada entre ellos, tras lo cual
Servet es detenido, interrogado y encarcelado en Vienne, pero gracias a sus contactos, gracias a sus amistades, consigue
eludir la acción de la justicia y escapa de esa cárcel. A su paso por Ginebra, camino a Italia, a escondidas, camuflado, se cuela
entre los seguidores de Calvino, para escuchar uno de los discursos pero es descubierto incluso antes de que el sermón diera
inicio, Como es de presumir, Calvino ordena su detención y lo internan en un calabozo, Calvino se acerca a hablar con Miguel
Servet, Miguel Servet incluso se arrodilla, le pide clemencia, sabe perfectamente qué es lo que le espera, pero no hay
clemencia, no hay piedad para Miguel Servet, símbolo de la herejía, contestatario teológico, aquel que ha osado a enfrentarse a
lo impuesto. Durante el juicio, sostuvo diversos debates de carácter teológico. Servet escribe una última alegación en la que
culpa a Calvino de hacer acusaciones falsas de herejía contra él y solicita que también sea detenido e interrogado como él, y
concluye: «Estaré contento de morir si no le convenzo tanto de esto como de otras cosas de que le acuso más abajo. Os pido
Justicia, Señores, Justicia, Justicia, Justicia».
Así llegamos hasta octubre de 1553, donde se le condena por apóstata, por hereje y encima ha osado afirmar que el líquido
vital que es la sangre, circula libremente por el cuerpo humano. Algunos como él, sufrirían parecida suerte, como Giordano
Bruno o Galileo Galilei, Calvino ordena que se queme a Servet, que sufra pena capital, pena de hoguera, y encima dice que
coloquen troncos verdes para que el martirio sea prolongado, para que sufra aún más, nos acordamos como acabó 'Juana de
arco' y tantos otros… Miguel Servet asume su condena, asume su pena y se dispone se dispone a morir. Un día después de la
sentencia es conducido a una plaza pública de Ginebra y allí fallece, allí muere quemado, dicen que la hoguera se prolongó
durante horas, dígase uno de los mártires de la ciencia y también por qué no decirlo, una de las víctimas de la religión. Cuando
falleció solo tenía 42 años pero ya había conseguido molestar a todo el mundo.