2. NATURALEZA DE LA REVELACIÓN
BÍBLICA
La REVELACIÓN DIVINA parte de una
libre y soberana iniciativa de Dios de
querer salir de sí mismo para darse a
conocer y establecer una relación con
los hombres y mujeres de todos los
tiempos estableciendo con ellos un
pacto (Alianza).
3. Lo que dice el Catecismo de la
Iglesia Católica
C.I.C: n° 50: “Mediante la razón natural, el hombre puede
conocer a Dios con certeza a partir de sus obras. Pero
existe otro orden de conocimiento que el hombre no
puede de ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas,
el de la revelación divina. Por una decisión enteramente
libre, Dios se revela y se da al hombre. Lo hace revelando
su misterio, su designio benevolente que estableció desde
la eternidad en Cristo en favor de todos los hombres.
Revela plenamente su designio enviando a su Hijo
amado, Nuestro Señor Jesucristo y al Espíritu Santo”.
4. Dos modos de revelación
En este texto del C.I.C. podemos distinguir dos
modos de revelación: Natural y Sobrenatural.
La Revelación Natural: es aquella mediante la
cual el hombre como en un libro abierto, puede
leer en el conjunto de los seres creados ciertas
verdades relativas a Dios y a la creación, con la
condición que haya aprendido a leer, es decir,
haya adquirido la capacidad de contemplar al
creador a través de las huellas que ha dejado en
su creatura. (Cfr. Rm 1,20-22; Sab 13,1-9; Eclo
17,8).
5. La Revelación divina sobrenatural:
es, ese otro orden de conocimiento que
el hombre no puede de ningún modo
alcanzar por sus propias fuerzas, sino
sólo por la libre iniciativa de Dios y su
ayuda.
6. LO QUE DICE LA Dei Verbum
Por esta convicción de la Iglesia el Concilio Vaticano II
definió en la constitución dogmática Dei Verbum:
“Quiso Dios (Lit: “Plugo a Dios”) en su bondad y
sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el
misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres
por medio de Cristo , Verbo encarnado, tienen acceso
al Padre en el Espíritu y se hacen consortes de la
naturaleza divina” (n. 2ª).
El sintagma introductorio “Plugo Dios”, sitúa el discurso en
línea de la revelación sobrenatural, subrayando la libre
iniciativa de Dios: es decir, esta revelación divina
sobrenatural es un don de Dios, una gracia.
7. La segunda parte del pasaje transcrito de la Dei
Verbum pone el énfasis en el carácter vital y salvífico
de la revelación y en su dimensión histórica, por
encima de su aspecto nocional:
“...En esta revelación, Dios invisible, movido
por amor habla a los hombres como amigos,
y trata con ellos para invitarlos y recibirlos en
su compañía. La revelación se realiza por obras y
palabras intrínsecamente ligadas; las obras que
Dios realiza en la historia de la salvación
manifiestan y confirman la doctrina y las
realidades que las palabras significan a su
vez. Las palabras proclaman las obras y
explican su sentido” (n.2b ).
8. INSPIRACIÓN DIVINA DE LA
S.E
Para concretar su revelación en la
historia humana Dios se vale de
personas que, inspiradas por el Espíritu
Santo, plasman por escrito lo que Dios
ha querido revelar de sí mismo. Así lo
expresa la Dei Verbum en su numeral
11:
9. “Las verdades reveladas por Dios, que se
contienen y manifiestan en la Sagrada
Escritura, se consignaron por inspiración
del Espíritu Santo. La santa Madre Iglesia,
según la fe apostólica, tiene por santos y
canónicos los libros enteros del Antiguo y
del Nuevo Testamento con todas sus
partes, porque, escritos bajo la
inspiración del Espíritu Santo (Cfr. Jn
20,31; 2Tim 3,16; 2Ped 1,19-20; 3,15-16),
tienen a Dios como autor y como tales se
le han entregado a la misma Iglesia”.
11. Qué es la veracidad Bíblia
Se entiende por veracidad bíblica, a la
ausencia de todo error en la sagrada Escritura,
tal afirmación implica dos realidades:
a) Siendo toda la Biblia inspirada por Dios, toda su
doctrina es también Palabra de Dios.
b) Entre la Biblia y la ciencia no debe haber real
oposición. (G.S. nº36 E.N. nº78).
12. La verdad para los griegos
Para los griegos, la verdad es radicalmente
filosófica, la verdad es la plena adecuación
entre el pensamiento y la realidad. La Plena
concordancia entre el sujeto y el objeto.
Concordancia entre lo que digo y en realidad
pienso y siento: Objetividad, verdad nocional,
discursiva, analítica: lo claro y evidente al
espíritu (concepción intelectualista)
aleqheia.
13. La verdad para los hebreos
Para los hebreos, La noción bíblica de verdad es
muy diferente, tanto en significado como en
contenido, ya que dicha realidad está fundada en
una experiencia religiosa, la experiencia de la
vivencia y contacto con Dios.
Para el A.T La verdad es la fidelidad a la alianza:
(Is 65, 16).
Para el N. T. La verdad es la plenitud de la
revelación en Cristo: (2Cor 1,20).
14. En Gn: 15,6... Por primera vez aparece el término
o el verbo “Creer” de la raíz hebrea (“amán”): “ser
firme, estable”, de donde se deriva el “Amén”
litúrgico, que no sólo significa un deseo: “así sea”,
sino ante todo una afirmación: “Así es”“Sí es
verdad”, expresa una certeza, donde la duda no
tiene cabida: Cierto, seguro, verdadero, o
sencillamente: “Así es”. En efecto, este adverbio se
deriva de la raíz hebraica que implica firmeza,
solidez, estabilidad y permanencia... Así, que decir
“amén”, es proclamar que se tiene por verdadero
lo que se acaba de decir con miras a ratificar una
preposición o adherirse a una plegaria.
15. Por ello se dice que el Dios
Bíblico es, “el Dios del amén”
(Is 65, 16), es decir, de solidez,
fidelidad en quien el hombre
puede confiarse como a una roca
firme (Dt 32, 4; Sal 18, 3). El Dios
que se ha comprometido
libremente, el Dios de la verdad...
(2ª Sam 728).
16. Jesucristo: “el AMEN de Dios”:
No solamente es el que dice la verdad diciendo las
palabras de Dios, sino que Jesucristo mismo en persona
es la Palabra de Dios, el AMEN por excelencia, “El testigo
fiel y verdadero”... Amén (Emeth) la verdad es pues la
cualidad de lo que es estable, probado, en lo que uno se
puede confiar y apoyar (2Tim 1,12). Emeth, no es un mero
término nocional, es vivencial, realidad existencial,
encuentro vital. En este sentido san Juan presentará a
Jesús (Jn 18,37-38; Ap 3,14).
La verdad para el hebreo no es para simplemente
creerla como lo consideraban los greco-romanos
(abstracción de lo sensible ), sino para vivirla.
17. En conclusión…
La Verdad no es de orden intelectual.
La Verdad es de orden práctico.
La Verdad es solidez, concretez, fidelidad. (2 Tim 1,12).
La Verdad es camino que lleva a la meta ( Jn: 14, 6).
La Verdad es la Palabra de Dios ( 2Sm 7,28; Jn 17,17).
La Verdad es aceptación y liberación (Jn 8,32).
La Verdad es proclamarla, comprometerse,
convicción (Jn 8, 37; 2Tim 2,12).
La Verdad es Jesucristo (Jn 18, 37-38; 2Cor 1,20).
18. La Biblia un libro de fe
1. La Biblia no es un manual científico o histórico. La
Sagrada Escritura es un Libro Religioso en el que Dios
revela aquello que debemos saber y hacer en orden a la
salvación. No puede haber real contradicción entre la
ciencia y la palabra de Dios (correctamente interpretadas
y cada una en su campo) G.S. nº36. La revelación es
gradual y progresiva (nunca en un sólo libro lo vamos a
encontrar todo de una vez, ya que Dios quiso por
condescendencia divina (Synkatábasis ) organizar y
transmitir la revelación por medio de las palabras de un
autor.
19. San Agustín, decía: “La verdad no es mía ni tuya, para
que pueda ser tuya y mía”. Por consiguiente, cuando la
Biblia dice que “el sol sale... y se pone” (Qo 1,5; Mc 16,2),
no intenta dar una noción científica de astronomía, sino
que se acomoda al lenguaje cotidiano, que aun usamos
nosotros, a pesar de que sabemos que el sol no se
mueve y que la tierra es la que gira al rededor de éste;
por ello, seguimos diciendo en lenguaje sencillo: “se
ocultó”, “ por fin salió el sol”, “el sol está alto”... etc...
Observa muy bien y atinadamente el santo: “ No se lee
en el Evangelio que haya dicho el Señor: “Os envío el
Espíritu Santo, que os enseñará el curso del sol y de la
luna. El Señor quería hacernos cristianos y no
astrólogos”.