Nicolás von Graevenitz, Rodrigo Guajardo, Fabián Müller, Alberto Banano Pardo...
Jesús lleno de gracia
1. I. La Persona de Jesucristo
1. Introducción a la Cristología
2. La venida del Hijo de Dios en la economía de la
Salvación
3. La realidad de la Encarnación del Hijo de Dios
4. El misterio de la unidad personal de Jesucristo
5. Cristo en cuanto hombre, lleno de
gracia y de verdad
6. Otras características que completan la figura de
Jesucristo en cuanto hombre
2. LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 1LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 1
La humanidad de Cristo es el adecuado instrumento indisoluble-
mente unido al Verbo para la obra salvífica.
Es un instrumento vivo y racional, no inerte o pasivo.
Cuanto más unido se está con Dios, más se participa de su bondad
y más abundantes bienes se reciben. No hay unión más íntima con
Dios que la unión en una persona divina.
De ahí que Cristo en su humanidad esté lleno de los dones divinos: su naturaleza
humana pertenece propiamente a la persona divina del Hijo de Dios que la
ha asumido (cfr. CCE 470CCE 470).
El Hijo de Dios no asumió aquellos defectos o li-
mitaciones que dificultarían la obra salvífica (peca-
do, ignorancia...).
Sí asumió aquellas limitaciones de nuestra naturaleza que sirven
al fin de la Encarnación y que no son defecto moral (dolor...).
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3. LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 2LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 2
Santidad en el AT: alguien o algo es santo en sentido ontológico
en la medida que está unido a Dios, le pertenece, y está destinado
o consagrado a su servicio exclusivo (el Templo, el sábado, el
pueblo de Dios...).
En el NT, esta noción se enriquece con la de una participación en la vida divina
por acción del Espíritu Santo que transforma al hombre interiormente, lo diviniza,
lo purifica del pecado.
En sentido operativo y moral se dice que es santo quien
vive establemente la unión sobrenatural con Dios por la fe
y el amor.
Cristo es santo no sólo en cuanto Dios, sino tam-
bién en cuanto hombre.
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4. LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 3LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 3
Por la unión hipostática, la humanidad de Cristo
tiene la santidad infinita del Verbo. Así en cuanto
hombre, Cristo es santo porque su humanidad está
unida al Verbo y le pertenece.
Ese don a la natur. humana de Cristo se llama “gracia de
unión”.
Cristo en cuanto hombre también es santo por la gracia habitual,
conveniente porque su humanidad no es santa por sí misma ni se ha
transformado en divina (distinción de las dos naturalezas). Llega a
ser divina y santa por participación.
Cristo tiene plenitud de gracia santificante porque la unión de su humanidad a
Dios es la más estrecha imaginable. Jesús poseía la gracia con toda la perfección
posible: con todos los efectos, virtudes, dones y operaciones que ésta puede tener
y alcanzar. Todas las gracias que tienen los hombres provienen de Él.
Esa plenitud se llama “gracia capital”.
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5. LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 4LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 4
La gracia diviniza al
alma en su esencia.
Esta divinización se
extiende a las potencias
del alma por las virtu-
des sobrenaturales.
Cristo en cuanto hombre está plenamente divinizado por la gracia
habitual: por eso no podían faltarle las virtudes infusas en grado
máximo y perfecto.
Pero no tuvo aquellas virtudes que suponen en sí mismas alguna imperfección o
carencia (fe: ya poseía la visión de Dios; esperanza: ya tenía la unión con Dios;
penitencia: no tuvo pecado).
A causa de su plenitud de gracia, Cristo poseía los dones del Espíri-
tu Santo en grado excelentísimo y eminente, y todos los carismas
que han tenido los hombres para alguna misión de edificación de los
demás (apóstoles, profetas, predicadores, doctores, pastores, etc.).
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6. LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 5LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 5
Jesús es santo también en sentido opera-
tivo y moral: completa identificación de
su voluntad humana con su voluntad di-
vina, en lo grande y en lo pequeño.
Magisterio:
• Cristo no tuvo pecado, es “semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado”
(ej.: Calcedonia, 451Calcedonia, 451);
• estuvo libre también del pecado original y del “fomes peccati”, por lo que en Él
la sensibilidad estaba perfectamente subordinada a la razón (II Constant., 553Constant., 553).
Cristo no sólo no tuvo pecado de hecho, sino que era impecable,
porque las acciones son de la persona.
Si Cristo pudiera pecar, sería Dios quien pecaría. Además Cristo gozaba de la visión
de Dios, que supone la imposibilidad de rechazar el Bien infinito.
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7. LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 6LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 6
Cristo tiene dos modos de conocer, uno infinito y divino y otro humano.
Conocimiento humano de Cristo
Gaudium et spes 22Gaudium et spes 22:
El Hijo de Dios “trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre,
obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre”.
Cristo tuvo…
• ciencia adquirida (parte de los sentidos y de la experiencia),
• ciencia de visión (visión beatífica propia de los bienaventurados:
Jn 8, 38Jn 8, 38: “Yo digo lo que veo en el Padre”) y
• ciencia infusa o profética (proviene directamente de Dios por
la comunicación de algunas ideas a la mente humana).
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8. LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 7LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 7
Crítica histórica, protestantismo liberal y modernismo
Han sostenido que Jesús padecía error en cuanto a la fecha del fin del mundo
y en cuanto a la naturaleza de su mesianismo.
Teorías condenadas por San Pío X (Enc. Pascendi, 1907Pascendi, 1907).
La existencia de un error en Cristo implicaría
que no es Dios, que no es la Verdad. No tuvo
ni error ni ignorancia.
Padres: Cristo no ignoraba la fecha del fin del
mundo, sino que ni quería ni debía revelarla.
⇒CCE 474CCE 474: “Lo que reconoce ignorar en este campo
(cfr. Mc 13, 32Mc 13, 32), declara en otro lugar no tener misión
de revelarlo (cfr. Hch 1, 7Hch 1, 7)”.
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9. LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 8LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 8
A partir del siglo XX, especial interés por la
conciencia que Jesús tenía de sí mismo: ¿se
sabía Hijo de Dios y Mesías?.
Unos autores niegan que tuviera conciencia de su divinidad.
Otros sostienen que desde una inicial ignorancia, iría poco
a poco tomando conciencia de ser Hijo de Dios y Salvador
del mundo.
Jesús en su conciencia humana tenía un claro y verdadero conoci-
miento de sí: Hijo de Dios venido al mundo para salvarnos.
En NT se ve ya cuando tenía 12 años: “¿No sabíais que yo debía estar en la casa de
mi Padre?” (Lc 2, 49Lc 2, 49).
Además, nunca aparece un yo humano de Jesús y otro yo del Hijo de Dios. Y Jesús
utiliza a menudo la expresión revelada a Moisés, “Yo soy”, manifestando que es Dios.
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10. LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 8LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD, 8
A partir del siglo XX, especial interés por la
conciencia que Jesús tenía de sí mismo: ¿se
sabía Hijo de Dios y Mesías?.
Unos autores niegan que tuviera conciencia de su divinidad.
Otros sostienen que desde una inicial ignorancia, iría poco
a poco tomando conciencia de ser Hijo de Dios y Salvador
del mundo.
Jesús en su conciencia humana tenía un claro y verdadero conoci-
miento de sí: Hijo de Dios venido al mundo para salvarnos.
En NT se ve ya cuando tenía 12 años: “¿No sabíais que yo debía estar en la casa de
mi Padre?” (Lc 2, 49Lc 2, 49).
Además, nunca aparece un yo humano de Jesús y otro yo del Hijo de Dios. Y Jesús
utiliza a menudo la expresión revelada a Moisés, “Yo soy”, manifestando que es Dios.
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