2. EL TEXTO
Por consiguiente, digo: La proposición Dios
existe, en cuanto tal, es evidente por sí misma,
ya que en Dios, sujeto y predicado son lo
mismo, pues Dios es su mismo ser, como
veremos (q.3 a.4). Pero, puesto que no
sabemos en qué consiste Dios, para nosotros
no es evidente, sino que necesitamos
demostrarlo a través de aquello que es más
evidente para nosotros y menos por su
naturaleza, esto es, por los efectos.
3. IDENTIFICAR LAS IDEAS
En este texto de la Summa Theologica, Santo Tomás
(filósofo italiano que vivió en el siglo XIII, y es una
de los máximos representante de la filosofía
medieval ) se afirma que la existencia de Dios es
evidente por sí misma “La proposición Dios
existe, en cuanto tal, es evidente por sí misma”,
porque en Dios (ser necesario), la esencia incluye
la existencia “en Dios, sujeto y predicado son lo
mismo, pues Dios es su mismo ser”. En segundo
lugar, se afirma que esa existencia no es evidente
para nosotros “para nosotros no es evidente”.
4. ESTRUCTURA ARGUMENTATIVA
El hecho de que la existencia de Dios no sea
evidente para nosotros anula los argumentos
ontológicos sobre la existencia de Dios (como
el de San Anselmo). La única posibilidad es el
argumento cosmológico, que parte de lo que
es evidente para nosotros “necesitamos
demostrarlo a través de aquello que es más
evidente para nosotros”, que son las cosas
sensibles, que son creadas por Dios, sus
“efectos”.
5. CONCLUSIÓN
Este texto tiene como punto de partida la teoría
del conocimiento de Sto. Tomás, pues nada
podemos conocer que no parta de los
sentidos, y la argumentación de la existencia
de Dios, que no parte de la idea de Dios, sino
de cómo es el mundo, su creación.