7. La ciencia, como cualquier actividad
humana, independientemente de su
naturaleza, tiene siempre un carácter
moral, pues procede de la
autoconciencia y de la libre elección.
8. De tal modo, que la autonomía de
la ciencia no es absoluta, sino que
está limitada por su orientación
ética hacia el bien, la verdad y la
justicia.
9. De otra forma, el científico y la
sociedad vivirían una
“esquizofrenia moral e intelectual”:
creando un poder que libera y que,
a la vez, amenaza y mata.
10. La ciencia y la técnica están
afectadas de la ambivalencia
humana, por ello igualmente
necesitan de una orientación ética.
11. El sistema tecno-científico está
fuertemente implicado como
construcción social y como
construcción de la sociedad.
12. La tecnología actual es un potente
instrumento de poder individual,
social y político.
13. Existe una necesidad imperiosa de
redirigir la tecnología con un sentido
humano universal, lo cual requiere de
un marco jurídico y político de justicia
internacional.
14. De entre los problemas más acuciantes
están: la energía y el cuidado del medio
ambiente, el hambre y la agricultura, la
computación y la guerra y la paz, la
inteligencia artificial y el desarrollo
humano, la economía y la justicia
global.
15. La ciencia y la tecnología hoy en día
están institucionalizadas y necesitan
proteger su prestigio intelectual y
moral frente a los graves problemas de
deshumanización que aquejana a
nuestro mundo.
16. La ciencia y la tecnología enfrentan
la necesidad de estrategias
reguladoras políticas y técnicas,
con responsabilidad moral y social.