El poema describe una visión mística del Camino de Santiago. Describe a Santiago y sus doscientos guerreros cruzando el cielo nocturno, cubiertos de luces. Un hombre cuenta haber visto a Santiago montando un caballo blanco como el astro, con guirnaldas de luceros verdes. La abuela explica a un niño que Santiago pasa por el cielo esa noche, con plumas en la cabeza y perlas en el cuerpo, con la luna a sus pies y el sol escondido en el pecho.