Del libro cuentos y Mitos de Nicaragua. casadellibronicaragua.com

1. Esto pasó media noche cuando la
luna estaba grande y redondita,
iluminaba como que estaba
amaneciendo, mi mamá se
levantó quién sabe a qué, su cama
quedaba arrimada en la parte de
la casa que daba a la calle, miró
entre las rendijas de las tablas
unas luces, abre la ventana y ve
que estaban pasando un grupo de
personas encapuchadas, iban en
fila a cada lado de la calle, cada
uno llevaba en sus manos una
candela encendida, caminaban
sin hacer ruido, nadie se daba
cuenta que estaban pasando y no
salían a ver, todos estaban dormi-
dos, sólo mi mamá que nos despi-
ertó para que fuéramos con ella,
abrimos la puerta para ver la
procesión que pensábamos que
era de algún santo, en eso uno de
los encapuchados, el último de la
fila se nos acerca y le da una
candela a mi mamá, extrañadas
nosotras cerramos la puerta y nos
fuimos a dormir todas acurruca-
das, muertas de miedo, mi mamá
Procesión de las ánimas
no dijo nada, sólo apagó la cande-
la que le habían dado y la guardó
en una gaveta de una mesita en
donde tenía encima una imagen
de San José. Al día siguiente
comentamos sobre la rara
procesión y nadie nos creía, tal
parecía que sólo nosotras fuimos
testigo de lo que pasó, en eso mi
mamá se acuerda de la candela y
al abrir la gaveta mira que en vez
de la candela estaba un hueso y
dice con asombro: «¡Lo que vimos
anoche fue La Procesión de las
Ánimas Perdidas!» Y nos queda-
mos con la boca abierta y el
corazón que casi se nos sale.
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