Este documento describe la experiencia de subir a una montaña, desde los desafíos físicos del ascenso hasta la recompensa de llegar a la cima y disfrutar del paisaje, así como el descenso y la reflexión sobre lo que la montaña enseña sobre la vida.

1. ¿Para qué subir a la montaña?
¿No es suficiente verla desde lejos?

2. Apenas iniciada la subida, ya pesa la mochila
y cuesta dar el paso…
Desde el Prado de las Pozas

3. Unos centenares de metros más
adelante se aprecia quién va con
más fuerza…

4. Pero no hay prisa en la montaña;
cualquier accidente del camino
disimula y anula las diferencias…

5. Cuando la ladera se empina hay
que agachar la cabeza y respirar
hondo…

6. Con la mirada en el
camino, apenas se
divisa la cima y se
pierden otras
perspectivas…
No importa lo que
queda atrás, ahí
estará a la vuelta;
ahora sólo interesa
cómo dar el siguiente
paso…

7. El collado está a la vista, pero
engaña, aún hay que seguir
haciendo senda en la nieve…

8. El rostro se contrae,
la respiración se
acelera, los puños se
aprietan a donde
pueden, y el paso se
vuelve más lento,
pero el gesto es
decidido: hay que
seguir…

9. Cielo y tierra se juntan, nubes y
nieve acompañan, pero todavía
no es la cima…, sólo es un
collado.

10. Alguien llega antes, no importa.
El que llega luego también
cuenta. Y el último es como si
fuera el primero.

11. Un alto a media pendiente aligera
el cuerpo y permite otear el
horizonte. No hay prisas, la
montaña espera…

12. No hay peligro. Moly está
tranquila, no hay garantía mejor.
Pero sólo un momento, que lo
mejor está casi encima…

13. A que es bonita. Sólo está para disfrutarla.
Mírala y no la toques.
Si la dejas, ella te transfigurará…
El pico Almanzor y el Circo de Gredos

14. Es muy fácil, ya arriba en la
cima, congelar el tiempo y
disfrutar de la serenidad del
silencio y de la inmensidad
del paisaje.
¡Cuidado!
El camino de regreso es
largo, desconocido y
solitario; no te embobes y
guarda imágenes en tu
cabeza, pero ponte ya en
marcha de vuelta…
Laguna Grande de Gredos helada

15. Bajar es tan difícil como subir.
Todas las precauciones son
pocas. El frío te puede hacer
daño…

16. En cuanto das dos pasos hacia
abajo parece que ha crecido la
montaña, pero si miras hacia
adelante, te das cuenta de lo
arriba que estás aún…

17. Reconforta encontrar mojones en
el camino. Son siempre una
ayuda.
¿Quién tendría la primera idea?

18. Seguro que quien puso la
primera piedra sabía que los
demás iríamos añadiendo
otras…

19. Tal como la encontramos la
dejamos. Ya nos dio todo lo que
tenía: ella misma.
Así es la montaña.
Alto del Morezón cubierto de nieve

20. La montaña es muy suya. Te
deja estar justo el tiempo que
ella quiere. No admite
bravuconadas, y a los osados no
les tiene ningún cariño.
Crestas del Circo de Gredos

21. Pero la montaña es generosa, se
ofrece entera, toda ella, siempre
que juegues con las mismas
reglas que ella te permite.

22. Última mirada, que ya este mojón
avisa que llega la rápida
pendiente de bajada.
La montaña, a partir de aquí, nos
seguirá en la distancia hasta que
abandonemos el Parque.

23. También para el descenso hay
que reponer líquidos. ¿Qué
somos, sino agua embotellada?

24. No como esta, que cae
libre e impetuosa,
haciéndose camino entre
la piedra.
Va alegre, espumante,
ruidosa, refrescante…,
va camino del valle en
busca de prados verdes
y remansos…
hasta desaguar en el
Tormes.

25. Junto a ella es posible una
amable conversación, que su
ruido no molesta.
Y a su lado bueno es reponer
fuerzas…

26. La hierba agostada por el hielo
aún duerme el invierno, pero ya
se apunta la primavera bajo su
manto.

27. La hierba áspera de la montaña
antes de ofrecerse como pasto
acoge el milagro de la vida.

28. Y las campañillas se aprovechan
y florecen antes de que el ganado
paste. Luego, la hierba brotará
fresca y nutritiva.

29. Se ofrecen provocativas,
saben que quien ama la montaña
no pondrá su bota sobre ellas…

30. La montaña nos despide, nos
despedimos de ella, este es el
límite, aquí empieza el mundo de
los humanos.
¡Qué tendrá la montaña que siempre me
recuerda que vivir es también subir, afrontando
el vértigo y el cansancio para llegar a la cima, y
también bajar al llano, y recordar, y soñar con
volver a subir…!
Llegada a la Plataforma de Gredos