(Artículo de Mark Malloch Brown, exsecretario general adjunto de la ONU y presidente de la Comisión de Empresas y Desarrollo Sostenible, para Project Syndicate)
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Noticia de politica economica de eeuu
1. NOTICIA DE POLITICA ECONOMICA DE EEUU.
Ahora que Donald Trump ha asumido la presidencia de EEUU, un grupo de 35 prominentes líderes
empresarios internacionales, encabezados por el CEO de Unilever, Paul Polman, y por mí, dará un
paso al frente para defender los mercados abiertos, respaldar la lucha contra el cambio climático y
exigir un enorme esfuerzo para combatir la desigualdad global.
Los recientes resultados electorales, incluida la elección de Trump, resaltan los reclamos
económicos cada vez más sonoros de muchos hogares en todo el mundo desarrollado. En los 20
años previos a la crisis financiera de 2008, una globalización sin precedentes hizo aumentar los
ingresos prácticamente de todos. Los ingresos de la tercera parte más pobre de la humanidad
crecieron el 40-70 por ciento y los de la tercera parte del medio aumentaron el 80 por ciento. Al 1
por ciento que más gana le fue inclusive mejor, de hecho, que la elite empresaria hoy enfrenta un
fuerte contragolpe. Y, sin embargo, los ingresos de un grupo crucial (los hogares de ingresos medios-
bajos) apenas subieron. Y, desde 2008, este mismo grupo ha tenido que soportar el embate de la
austeridad. ¿Cómo era de esperar, sus miembros sienten que la globalización? los dejó de lado? (y
ahora exigen un cambio). La administración de Trump podría verse tentada a resolver los problemas
de este grupo de manera aislada, con políticas proteccionistas que apunten a industrias específicas,
o con un intento de limitar la competencia comercial. Pero los problemas que enfrentan estos
hogares no son aislados. Más bien, surgen de los límites sociales y ambientales que hoy alcanzó el
modelo prevaleciente de crecimiento económico (y la versión de globalización que este modelo ha
respaldado). Ignorar esta realidad e implementar soluciones estrechas y nacionalistas no hará más
que agravar las cosas.
Desde un punto de vista social, la relativa dificultad del Cinturón de Óxido de EEUU, donde el
respaldo a Trump fue fundamental para su victoria, es una consecuencia no deseada de un mercado
laboral global en rápida expansión que hace que los trabajadores se tornen vulnerables en casi todas
partes. Los países y las regiones que compiten para atraer la inversión corporativa son negociadores
débiles y defensores débiles de estándares laborales altos.
2. En el frente ambiental, la evidencia es funesta. La actividad humana ya ha llevado al planeta a
traspasar cuatro de sus nueve límites de seguridad física, incluidos los del cambio climático y la
pérdida de integridad de la biósfera. Los costos de crecimiento acelerado que produce el daño
ambiental están restringiendo el crecimiento económico, y hacen que la relajación de las
protecciones ambientales termine siendo un falso ahorro. Por ejemplo, el daño a los ecosistemas y
a la biodiversidad causado por las prácticas actuales sólo en el sector de alimentos y agricultura
podría costar el equivalente al 18 por ciento de la producción económica global en 2050, más que
el 3 por ciento aproximado de 2008. En los mercados emergentes, especialmente en Asia, la rápida
expansión económica hizo llegar una contaminación letal y un embotellamiento constante a
ciudades incapaces de expandir su infraestructura con la suficiente celeridad.
Ocuparse de los problemas ambientales y ecológicos del mundo, y mejorar la suerte de quienes han
quedado rezagados, exigirá una acción pública, como la que yo supervisé cuando me desempeñé en
el Banco Mundial, las Naciones Unidas y el gobierno británico. Pero también demandará la
participación de las empresas. En mi propia carrera, comprobé de primera mano que el crecimiento
alimentado por la competencia comercial en un mundo en proceso de globalización puede hacer
mucho más para combatir la pobreza, el hambre y la enfermedad que los programas financiados
por el gobierno por sí solos. Pero cuando esa competencia no se lleva a cabo de manera responsable,
puede suceder lo contrario.
Al aprovechar las oportunidades de la globalización, las empresas muchas veces han ignorado a los
trabajadores del mundo desarrollado que dejan atrás, sometiendo al mismo tiempo a los
trabajadores de los países en desarrollo a una privación extraordinaria. Es más, algunas empresas
han hecho lobby en contra de protecciones ambientales que redundan en nuestro interés colectivo,
y hasta las han evadido.
Hoy me alienta ver que un grupo de rápido crecimiento de líderes empresarios reconoce que las
mayores libertades y riqueza que obtienen gracias a la globalización implican una mayor
responsabilidad frente a los trabajadores y al medio ambiente. Esperamos que nuestra estrategia
de asegurar que la globalización continúe atraiga a más de estos líderes a la causa. El marco de
nuestra estrategia ya existe, en los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable que fueron acordados
por los estados miembro de la ONU en 2015. Lograr estos objetivos implicará un pago, condiciones
laborales y redes de seguridad decentes para todos los participantes en el mercado laboral global,
así como salvaguardar al medio ambiente.
Los ODS también prometen ofrecer un campo de juego nivelado para la competencia que estimule
el crecimiento. En los cuatro sectores principales que consideramos en detalle, vimos oportunidades
comerciales de alto rendimiento que surgen de la estrategia, y que impulsan un incremento del PIB
global anual de por lo menos 12 billones de dólares. Otros cambios que defendemos asegurarán
que el futuro crecimiento económico proteja tanto a los trabajadores como al planeta.
3. Garantizar estos resultados no será fácil, porque exigirá un nuevo contrato social entre gobiernos,
empresas y sociedad civil. Para tener éxito, todas las partes deben verse a sí mismas como
colaboradores en un acuerdo donde todos ganan, en lugar de adversarios en un juego de suma cero.
Toda la evidencia indica que sólo una economía mundial más sustentable, abierta e inclusiva puede
respaldar un futuro ambientalmente seguro, económicamente próspero y socialmente justo para la
humanidad.
En cuanto a EEUU, esta estrategia se alinea con las prioridades que el propio Trump declaró. No sólo
ofrece la solución más prometedora para los reclamos económicos de sus principales seguidores;
también trae de la mano un incremento del gasto en infraestructura, en sintonía con el que Trump
ya prometió.
En lugar de utilizar el estímulo fiscal en un vano esfuerzo por revivir industrias de chimeneas
quebradas y fuentes energéticas obsoletas, la administración de Trump y el mundo deberían apostar
a un futuro con bajo consumo de carbono. Muchas empresas seguramente se sumarían al esfuerzo.
(Artículo de Mark Malloch Brown, exsecretario general adjunto de la ONU y presidente de la
Comisión de Empresas y Desarrollo Sostenible, para Project Syndicate)