La globalización puede traer crecimiento económico a través de una mayor apertura de los mercados internacionales, pero también puede agravar las desigualdades entre países. Para evitar esto y lograr una "globalización solidaria", los países desarrollados deben promover políticas que ayuden a los países en desarrollo a mejorar la educación, la salud y reducir la pobreza, mientras que todos los países deben regular el proceso de globalización para asegurar que beneficie a todos.