En una ocasión un senador romano propuso que los esclavos llevaran brazaletes blancos, porque según él, éstos se habían hecho tan ubicuos que ya no había manera de distinguirlos de la ciudadanía. Su idea fue rechazada por el Senado, con la razón de que “si los esclavos supieran cuán elevado es su número podrían acabar con nosotros“.
1. LA REVOLUCION DEL CONOCIMIENTO
En una ocasión un senador romano propuso que los esclavos llevaran brazaletes
blancos, porque según él, éstos se habían hecho tan ubicuos que ya no había
manera de distinguirlos de la ciudadanía. Su idea fue rechazada por el Senado,
con la razón de que “si los esclavos supieran cuán elevado es su número
podrían acabar con nosotros“.
Quienes nos gobiernan piensan parecido. Creen que si los ciudadanos supieran
cuan elevado es el número de individuos interconectados en red, y s obretodo la
capacitación de esos enlaces, seguramente su estatus peligraría.
Durante estos tres años se han producido en el conjunto del mundo más cambios
que en el conjunto de los últimos dos siglos. La centenaria banca de inversión
desapareció y los sistemas reguladores están todavía bajo revisión. Fue necesaria
una masiva inyección de dinero público para salvar el sistema en el momento que
la economía tradicional y sus modelos se pusieron en entredicho.
Sigo intentando situar el escenario, hablar de un ecosistema que se resiste a morir
pero que se regenera poco a poco hasta el punto que pronto parecerá otro. Es
imprescindible escribir de modelos de creación, de territorios de conquista y de que
podemos hacer para padecer lo mínimo posible. Me apetece explicar la forma
poliédrica de ese nuevo sistema que se agarrará con fuerza a conceptos como
la inteligencia distribuida, a los prejuicios dospuntoceristas, a la gestión moderna y
a la gestión del futuro.
¿Qué significa la revolución del conocimiento?
Desde hace miles de años la mente humana como instrumento que nos permite percibir el
mundo funciona fundamentalmente mediante un mecanismo de analogía o comparativa
que establece una memoria experiencial como base del conocimiento de las cosas. Este
mecanismo ha permitido el avance desde el animal al humano, y en consecuencia está
tan íntimamente instalado en nuestra forma de contacto mental con la realidad que nos
cuesta concebir alguna otra forma de relación con los objetos, hasta el punto de negar la
posibilidad de un contacto directo con la verdad de las cosas y relegando esta opción a
una “experiencia paranormal” no justificable ni verificable por medio alguno. Esta negación
nos condena a un conocimiento menor, y sobre todo aborta las posibilidades de que la vía
intuitiva sea desarrollada sin riesgo de hacerse esclava de una manipuladora
emocionalidad partidista de nuestros intereses personales.
nuestra propia ignorancia y temor nos lleven a permanecer paralizados ante una puerta
abierta de Aunque desarrollo a una capacidad mental al intelecto, la historia testimonia
que grandes descubrimientos e inspiraciones muy valiosas para el progreso humano han
sido alcanzados sin intervención del intelecto razonativo y sin necesidad de una
experiencia anterior que las sostuviese. Es más, si el desarrollo de la humanidad se
2. hubiese limitado a los datos de la experiencia pasada, no habríamos traspasado la Edad
de Piedra.
Lamentablemente la vitoreada libertad de pensamiento de Occidente no está siendo
aprovechada en todo su potencial, no solo por la gran masa sino incluso por la
élite intelectual que en los medios de percepción del mundo sigue siendo conservadora, y
por tanto nos encontramos con dificultades para realizar progresos evidentes en el
conocimiento del mundo.
Por supuesto que tenemos que asumir que nuestros primeros y balbuceantes pasos en la
dirección de un conocimiento directo o intuitivo son vacilantes, pero esta no ha de ser una
razón para atemorizarnos ni desalentarnos, hay testimonios previos que podemos recoger
y seguir sin perjuicio de nuestra propia revisión experiencial.
Aunque las personas más intelectuales se vanaglorian de haber trascendido las
esclavitudes del dogma de la religión, desde aquí les invito a que reflexionen si no han
sido atrapados en el dogma de la ciencia o de la filosofía, la una expresándose en su
visión utilitaria de la naturaleza para fines económicos humanos y la otra fiel servidora
del intelecto razonador. Invito también a que reflexionemos si construimos nuestra vida
según fórmulas que se corresponden con nuestro propio sentido de la realidad o si
estamos atrapados en construcciones ajenas de la realidad. Con frecuencia cogemos el
pez y se nos olvida que sería preferible tener la caña.
El campo de nuestro conocimiento puede ser entrenado mucho más allá del puro análisis
y mucho más allá de la realidad material medible instrumentalmente por medios físicos,
todo lo que necesitamos es explorar pacientemente esta posibilidad que está presente en
los orígenes de la práctica meditativa. Aunque en Occidente hemos adoptado la
meditación oriental como una forma de calmar nuestra agitada mente dándole un
significado puramente utilitario y puntual, el entrenamiento meditativo está desarrollado en
torno a la ampliación de las capacidades de conocimiento sobre la vida y el mundo.