2. Posiciones a favor y en contra del aborto
En pocas palabras el aborto es la interrupción del embarazo, ya sea en forma
voluntaria o involuntaria. Pero detrás de esta fría y breve definición hay mucho
más que se debe analizar, desde el contexto en el que sucede, hasta su razones,
si hay peligro para la madre o el feto, o si es una decisión personal y consciente
de la mujer que se somete al procedimiento. El aborto siempre ha sido un tema
polémico y motivo de debate entre quienes están en contra de su legalización y
quienes buscan se despenalice en los países en los que el ordenamiento jurídico
está en contra. Otra de las razones por las que la discusión se acalora es el
componente religioso que los devotos traen a la mesa, invalidando las
convicciones personales de quienes no creen en su misma doctrina y quienes
buscan el respeto a sus ideas y posiciones. Lo que el aborto pone en evidencia es
la imposibilidad de mantener un diálogo abierto y respetuoso, porque para
ambas partes la posición del otro es la inadecuada, y encontrarse en un punto
medio imposible.
3. A pesar de las dificultades, una especie de punto medio se ha conseguido en
algunos países donde el aborto es legal bajo algunas circunstancias específicas,
y solo en esos casos. Para quienes están a favor del aborto este paso es
insuficiente, porque borra de plano la posibilidad de la mujer de escoger si
quiere o no llevar a término un embarazo que no puede ser interrumpido
porque no cumple con los requisitos del estado (enfermedad para el feto o la
madre, violación). Para quienes están en contra sigue siendo una concesión
inconcebible, dado que sin importar las condiciones de la gestación, de la
madre o del feto, se busca llevar a termino un embarazo sin importar las
consecuencias.
4. El argumento más utilizado para defender la práctica del aborto es el que
afirma que la mujer tiene el absoluto derecho de disponer sobre su cuerpo. La
libertad de cada persona es inviolable y por lo tanto, si la mujer no desea tener
un hijo aunque ya esté embarazada, el estado debería garantizarle ese derecho y
proveerle la atención necesaria para llevar a cabo el aborto. Hay que pensar
solamente en el caso de una madre de tres hijos que es cabeza de familia, y que
no tiene como sostener financieramente a un cuarto; o la mujer que queda
embarazada dentro de una relación abusiva y violenta y que no quiere traer el
mundo a un hijo que crezca en las mismas circunstancias; o quien es muy joven
aún para afrontar los retos de la maternidad y no cuenta con la infraestructura
económica ni el apoyo emocional para convertirse en madre. Todos los casos
anteriores son válidos. Pero no lo son para la ley de muchos países.
5. Por otro lado hay que ver las condiciones sociales de determinado país de
manera global y no en el caso específico de cada mujer. Países en vía de
desarrollo en donde hay miles de millones de personas atrapadas en ciclos de
pobreza e ignorancia, son también los ambientes más propicios para embarazos
indeseados. En esos mismos países hay clases más privilegiadas en donde las
mujeres cuentan con servicios de salud e infraestructura económica para llevar
a término un embarazo; pero estos son casos aislados. Hay que buscar el
bienestar global, y pensar en resolver las necesidades de los más pobres, no
satisfacer a los más ricos e influyentes. Abortos realizados en clínicas ilegales y
hospitales clandestinos son los que causan más muertes entre mujeres en edad
fértil; permitir el aborto sería, respetar la libertad de cada mujer de disponer de
su cuerpo, y proveer a la sociedad de una sistema de salud respetuoso que
ponga el bienestar de las mujeres como una prioridad.
6. Para tomar un posición al respecto del aborto hay que,
primero, informarse. El aborto seguirá siendo un tema
que siempre generará enfrentamientos entre la sociedad,
ya que va a crear una división entre sus detractores y sus
defensores. Pero hay que también pensar si no estamos
muy entrados en la historia como para tener que poner
bajo el lente de aumento la vida privada de las mujeres,
sus opciones, sus preferencias y sus sueños. Los
legisladores no tienen derecho a decidir sobre lo que las
mujeres quieran hacer respecto a un embarazo, porque
cada potencial niño que viene al mundo trae a sus
espaldas las consecuencias de las elecciones de sus padres.
Si una madre considera que no quiere traer el mundo a un
niño por las razones que sean, hay que escucharla y darle
la oportunidad de que este proceso, doloroso y emotivo, se
haga en un ambiente respetuoso donde ella sienta que su
voz cuenta. Así mismo también hay que escuchar a la
madre que, a pesar de los diagnósticos médicos, quiere
llevar a término un embarazo que se considera riesgoso.
El punto clave de la discusión es darle, por fin, una la voz
a las mujeres.