2. Recuerdo y Memorial
Al referirnos a la Santa Misa podemos caer en el error de
que creer que es un recuerdo de la última cena del Señor
así como recordamos el día de nuestro nacimiento
La noche de la última cena Jesús pronunció “Hagan esto
en memoria mía”, es decir, cada vez que repetimos
aquellos gestos rememoramos aquel momento y lo
hacemos presente, un memorial.
3. Orígenes de la Eucaristía (Ex 12:1-12)
Para hablar de la Eucaristía debemos recordar algunos
aspectos de la pascua judía, puesto que lo que se
celebraba la Última Cena no era sino la cena de Pascua
Pongamos aspectos en común
El cordero sin defecto
La sangre del cordero en el dintel de la puerta
Ocasión de fiesta
4. ¡Estamos invitados a una Gran FIESTA!
(Lc 14:15-24)
La Misa es una Fiesta, en la que la comunidad se reúne para
celebrar:
El Amor de Dios y su misericordia
La Victoria de Jesús sobre la muerte
La Gloria eterna de Jesús junto al Padre
El gozo de la Hermandad
5. Antes de ir…
Es importante estar preparados:
En ayuno
Vestidos presentablemente
Con un corazón dispuesto
6. ¡Estamos invitados aún sin ser dignos!
…pero Dios Padre nos regala su Perdón
La penitencia es el momento en
el que arreglamos cuentas con
aquel que nos invitó y tenemos
la certeza de que nos perdonará.
Como él Hijo prodigo podemos
volver a los brazos de nuestro
Padre Misericordioso
7. Estamos alegres ¡Cantamos Gloria!
Sabiendo que somos perdonados, nos
llenamos de alegría y entonamos un
himno alegre, el Gloria, en ese espíritu
de Comunión.
8. Escuchamos Su Palabra
Es el momento de conversar con quien nos ha
convidado, la Liturgia de la palabra es el
momento en el que el Señor toma la Palabra.
Su palabra nos enseña y nos regocijamos en
ella. Es Palabra VIVA
Proclamar, no leer
9. Cielo y tierra pasarán…
…mas tú Palabra NO PASARÁ
(Mateo 24:35)
11. OFERTORIO: Tiempo de Dar (Jn 2:1-3,5-8)
Este momento hemos de entregarle
toda nuestra vida a Dios, en las
especies del Pan y el Vino que se
convertirán en el Cuerpo y la Sangre
de Cristo
12. SANTO, SANTO, SANTO (Fil 2:8-11)
Momento de humildad por
parte nuestra en la que
reconocemos con toda la
Santa Iglesia (Celeste y
terrena) que Él es SANTO