Jesús ora al Padre para que sus discípulos y todos los que crean en él a través de su palabra sean uno, como Él y el Padre son uno. Jesús desea que donde Él esté, también estén sus discípulos para que contemplen su gloria. Jesús les ha dado a conocer y seguirá dando a conocer el nombre del Padre para que el amor entre el Padre y Él también esté presente en los discípulos.