Este documento trata sobre las expectativas que tienen los maestros sobre el rendimiento académico de sus alumnos y cómo esto puede afectarlos. Busca crear conciencia sobre el impacto de estas expectativas y cuestionarlas para que puedan redefinirse de manera que se obtengan mejores resultados escolares de los esperados.
1. Expectativa del maestro (a) y su
incidencia en el rendimiento escolar.
Masaya, 4 de julio del 2014
Colegio Dr. Carlos Vega Bolaños
2. INTRODUCCIÓN
El objetivo es promover la reflexión de los y las docentes
sobre las expectativas en relación con el desempeño de
sus alumnos (as), buscando en particular:
•Concientizar acerca del impacto que tienen sus
expectativas.
•Mostrar la debilidad o fortaleza de sus fundamentos.
•Cuestionar y redefinir las expectativas.
•Considerar que podrían hacer maestros (as), colegio y
padres de familia, para que los resultados escolares
sean mejores a los esperados.
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7. Las expectativas y las creencias enfocan la
atención, y organizan la memoria, de
manera que los profesores ponen mayor
atención y recuerdan más la información
que se ajusta a sus expectativas iniciales.
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9. ¿Qué pasa con nuestras expectativas?
• Nos formamos creencias sobre las
capacidades de los estudiantes. Muchas
de tales creencias son evaluaciones
precisas basadas en los mejores datos
disponibles, y se corrigen conforme se
reúne información nueva.
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Aún así, algunos maestros
favorecen a ciertos estudiantes.
11. Consideraciones sobre el peso de las expectativas
• En la medida en que se elijan actividades que
desafíen a los estudiantes y aumenten su
rendimiento, esas diferencias probablemente
sean necesarias.
• Se dan muestras e indicadores a los
estudiantes de lo que se esperan más,
comunicándoles sus creencias de que ellos son
capaces de responder la pregunta.
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12. • Es más probable que a los alumnos de quienes
se espera mayor rendimiento se les planteen
más preguntas y de mayores dificultad, que
tengan más oportunidades y más tiempo para
responder y que se les interrumpa con menos
frecuencia que a los estudiantes de quienes se
tienen expectativas menores.
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13. En contraste…
• De quienes se espera poco, los maestros
les formulan preguntas más sencillas, dan
menos tiempo para contestar y es menos
probable que les den muestras de
aprobación.
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14. • Los estudiantes con bajo rendimiento
reciben menos elogios que los
estudiantes con alto rendimiento por
respuestas correctas similares.
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15. • Los profesores tienden a responder con
una aceptación comprensiva o incluso
llegan a elogiar sus respuestas
inadecuadas, pero, al mismo tiempo, los
critican.
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16. Desde luego…
• No todos los maestros (as) se forman
expectativas inadecuadas o actúan de
manera poco constructiva al respecto.
• Los estudiantes de quienes se espera
poco suelen ser más revoltosos (las bajas
expectativas podrían reforzar su deseo de
molestar o comportarse mal).
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17. Nuestro desafío…
• Consiste en enfrentar tales amenazas,
que son reales en el manejo del aula, sin
comunicar bajas expectativas a algunos
estudiantes, ni fomentar sus bajas
expectativas de sí mismo.
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18. • Las bajas expectativas se consideran
parte de la cultura de la escuela, es decir,
se vuelven creencias compartidas por los
y las maestras y por el personal
administrativo.
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20. La Oración de la Maestra
de Gabriela Mistral
¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el
nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.
Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la
belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto.
Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la
mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren.
No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de los que enseñe.
Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender
Como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance
a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella
clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.
Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie
a la batalla de cada día y de cada hora por él.
Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre
tu corro de niños descalzos.
Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre;
hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda
presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.
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