1. Movimiento Nacional contra el Abandono Escolar
Anexo 16. Cómo mejorar el clima escolar desde el aula
Un maestro enseña más por su ejemplo que por sus palabras. El trato y ejemplo hacia sus
estudiantes no son menos importantes que los conocimientos y habilidades propios de la
asignatura a su cargo. De ahí su papel fundamental en la construcción de un clima escolar
que favorezca el aprendizaje y la permanencia de los estudiantes en la escuela.
Generar autoridad moral es compatible con una relación cercana con los estudiantes: no
necesariamente se trata de tener una amistad con ellos, sino de crear condiciones para
que tengan confianza para externar sus dudas e ideas, se sientan parte de una comunidad
escolar y fortalezcan su autoestima.
Ponga especial atención en los alumnos que muestren mayor dificultad en su
asignatura. Eso se traduce en dedicarles tiempo (a veces fuera de las horas de
clase) y en brindarles oportunidades diferentes y/o adicionales de aprendizaje.
Recuerde que un buen alumno aprenderá con un buen maestro o a pesar del
maestro. Quienes necesitan EXCELENTES maestros son aquellos alumnos que no
fluyen solos. Sea un excelente maestro.
Evite a toda costa fomentar rivalidades entre compañeros. A veces para estimular
la competencia académica se llevan a cabo actividades en donde se premian la
calidad y la rapidez. Asegúrese de que en esas actividades no se generen actitudes
prepotentes entre los alumnos más destacados contra los que van más atrasados.
En lugar de eso, reconozca los avances de cada quien sin hacer comparaciones que
desanimen a los menos hábiles.
Evite a toda costa hacer comentarios descalificativos o hirientes (“no me
extraña”, “tenías que ser tú”, “¡qué milagro!”, “jamás vas a lograr hacer nada”). Es
importante evitar cualquier trato diferenciado en los estudiantes basado en la
forma de vestir o de hablar; el aspecto físico; las ideas políticas o religiosas; la
escuela o el lugar de procedencia; o bien de sus gustos personales. En cuanto a
temas académicos, la corrección sin duda es necesaria, pero el tipo de lenguaje
que se emplee para referirse a los alumnos rezagados hará la diferencia entre el
deseo de superación y la frustración ante la constante humillación y el fracaso.
Haga lo posible por aprender el nombre de los estudiantes. Si el número de ellos
no lo hace posible, podemos dirigirnos siempre de una manera apropiada, que no
sea irrespetuosa, sarcástica o de burla. En caso de que conozca el apodo por el que
2. le llaman sus compañeros, pregunte expresamente si quiere que Usted también lo
utilice para llamarle.
Si deja una tarea o trabajo, regréselo a los estudiantes con sus comentarios. Un
trabajo o tarea sin respuesta pierde su objetivo académico de realimentar a los
estudiantes, además de que envía un mensaje de que la calidad de lo que produce
el alumno no tiene relevancia. Se recomienda que las tareas y trabajos se hagan en
parejas, de manera que fortalezcan el trabajo colaborativo y se reduzca el número
de trabajos a revisar.
Asegúrese de hacer saber a sus estudiantes la utilidad de su materia,
independientemente de la carrera que vayan a elegir. Las personas aprendemos
mejor cuando conocemos la utilidad de lo que se nos enseña. Cuando los
estudiantesno tienen claridad de ello, muchos se limitarán a hacer apenas el
esfuerzo indispensable para acreditar la materia, y hará más difícil la tarea del
maestro.
Hágale saber a sus alumnos que todo lo que está en el programa está a su
alcance. Un estudiante hace un mejor esfuerzo cuando sabe que la meta es
alcanzable. En materias como Matemáticas, Inglés y Física, entre otras, muchos
llegan predispuestos a sufrir porque intentarán pasar una materia que perciben
“fuera de su alcance”. Todos los esfuerzos que haga desde el inicio del curso para
evitar esta percepción contribuirán a que muestren mayor disposición hacia la
materia.