TALLER DE DEMOCRACIA Y GOBIERNO ESCOLAR-COMPETENCIAS N°3.docx
Diario de desarrollo,1
1. MI DIARIO DE DESARROLLO
Ana María Jiménez González.
Psicología del Desarrollo.
Grupo 9. 1º de Primaria.
2. ÍNDICE
Introducción.......................................................................................................................................................Página 1
Mi calendario de desarrollo..................................................................................................................Páginas 2-9
¿Cómo he llegado a ser lo que soy?...............................................................................................Páginas 10-
17
Maestros/as sensibles al desarrollo.............................................................................................Páginas 18-
19
Conclusión........................................................................................................................................................Página 20
Bibliografía.......................................................................................................................................................Página 21
3. INTRODUCCIÓN
Durante este trabajo voy a ir recopilando la información necesaria para crear mi propio diario
de desarrollo, en el que se verá reflejado cada una de mis etapas evolutivas, (primera infancia,
infancia temprana, infancia media y adolescencia) en las diferentes dimensiones del
desarrollo psicomotor, cognitivo, emocional-personal, lingüístico y social. Además, realizaré
un relato que suponga una reflexión profunda para dar respuesta al hecho de que sea una
persona única y distinta a cualquier otra a través de 5 niveles: nivel ontogenético,
microsistémico, macrosistémico, exosistémico y mesosistémico.
Finalmente, después de haber hecho este recorrido de mi persona voy a analizar como influirá
mi historia de desarrollo en mi ser maestra.
4. 1. MI CALENDARIO DE DESARROLLO.
DIMENSIÓN PSICOMOTORA
PRIMERA INFANCIA
(0-2 años)
-A esta edad, levantaba la cabeza con ayuda de las manos tanto en
la cuna como en el carrito.
-Me daba la vuelta cuando estaba tumbada o viceversa.
-Usaba siempre la mano derecha preferentemente para agarrar
objetos.
-Me mantenía sentada con un apoyo hasta los 6 meses
aproximadamente, a partir de los 7 meses empecé a mantenerme
sentada sin ninguna clase de apoyo.
-Me mantenía de pie con la ayuda de un adulto entre los 5 y 9
meses.
-Gateaba para desplazarme en busca de algún objeto que me
llamara la atención.
-A partir de los 15 meses comencé a caminar sola y cuando me
caía me agarraba a la baranda de la escalera para poder ponerme
de nuevo en pie.
-Anécdota: Cuando mi madre me colocaba en el filo de la
cama, yo gateaba hacia detrás en lugar de hacia delante, por
lo tanto, me caía de la cama y ella me tenía que coger.
5. INFANCIA TEMPRANA
(3-5 años)
-A esta edad, era capaz de correr, caminar completamente sola
hacia donde quisiera y saltar sin ayuda de un adulto.
-Podía subir y bajar las escaleras pero poniendo los 2 pies en un
mismo escalón.
-Podía saltar tanto en el mismo sitio, e incluso unos metros hacia
delante y hacia detrás. También podía saltar a la pata coja.
-Utilizaba tanto la mano derecha como la izquierda para coger
objetos y señalar.
MEDIA INFANCIA
(6-11 años)
-A esta edad, tenía un mayor control de la carrera, es decir, podía
parar, girar y correr a mayor o a menor velocidad.
-Podía saltar tanto en mayor longitud como en altura.
-Era capaz de subir y bajar las escaleras poniendo un pie en cada
escalón.
-Podía empezar a realizar una actividad mediante el sonido de un
pito o un “ya” del profesor/a.
-Al apuntarme a natación, aprendí a nadar con 7 años.
Simplemente sabía mover los brazos y las piernas en un modo
peculiar llamado “nadar a perrito” para poderme mantener a
flote.
-Anécdota: Cuando me familiaricé con el agua, aprendí a
tirarme desde el pletil a la piscina, y mis padres se asustaron
al verme por primera vez en un hotel de Cádiz.
ADOLESCENCIA
(12-18 años)
-A esta edad, he ido desarrollando mi capacidad psicomotora
para escalar, nadar basándome en una técnica perfecta y realizar
actividades que requieren fuerza y flexibilidad como hacer el
pino, la rueda lateral, abrirme de piernas, etc.
6. DIMENSIÓN COGNITVA
PRIMERA INFANCIA
(0-2 años)
-A esta edad, buscaba con la mirada algún objeto con sonido que
se escondía de mi vista. Mi juguete preferido era el muñeco
“gusiluz”.
-Era capaz de volver la cabeza cuando escuchaba una voz
conocida.
-Empecé a poder coger los objetos en forma de pinza, es decir,
entre el pulgar y el índice.
-Intentaba usar el lápiz para dibujar líneas y círculos o colorear
sin mucha precisión.
-Además, comencé a desarrollar mi memoria con más exactitud.
INFANCIA TEMPRANA
(3-5 años)
-A esta edad, empecé a saber usar los cubiertos a la hora de
comer, excepto el cuchillo.
-Era capaz de jugar con mis juguetes como si fuesen de verdad.
-Empecé a reconocer todas mis partes del cuerpo.
-Podía escribir letras de manera legible y colorear dibujos con
contornos con mayor precisión.
-Comencé a entender lo que ocurría en mi entorno a través de
mis cinco sentidos.
7. -Además, era capaz de usar el cepillo para peinarme y lavarme
los dientes, y abrocharme y desabrocharme los botones de un
abrigo y los cordones de los deportes.
MEDIA INFANCIA
(6-11 años)
-A esta edad, desarrollé mi capacidad cognitiva para la lectura y
la escritura correctamente.
-Mejoré mi capacidad memorística.
-Era capaz de prestar atención y mostrar interés en el colegio, sin
desconcentrarme con mayor facilidad.
-Además empecé a desarrollar mi pensamiento de manera lógica.
ADOLESCENCIA
(12-18 años)
-A esta edad, he desarrollado una capacidad memorística
perfecta, la habilidad para realizar resúmenes y esquemas,
además de la capacidad de improvisación.
-Hasta día de hoy he ido desarrollando la imaginación y la
creatividad para realizar trabajos y escribir cuentos breves.
-También, soy capaz de realizar trabajos de investigación.
-Anécdota: A partir de los 12 años comencé a escribir
pequeños cuentos, y uno de ellos fue publicado en el tablón
de mi colegio. El cuento se llamaba: “El burrito Antón”,
basado en la importancia de la obediencia.
DIMENSIÓN LINGÜÏSTICA
PRIMERA INFANCIA
(0-2 años)
-A esta edad, emitía sonidos fisiológicos como llantos y gemidos.
-Mi balbuceo era abudante y poco a poco empecé a emitir
sonidos similares a los de la lengua materna.
-A medida que fue pasando el tiempo, ya pronunciaba alguna
palabra refiriéndome claramente a un objeto o a una persona
concretos.
8. -Además, entendía más palabras que las que decía, por ejemplo,
no era capaz de decir la palabra “frigorífico” pero sabía
perfectamente lo que era.
-Anécdota: Las primeras palabras que empecé a decir
fueron: mamá, papá, agua y nena.
INFANCIA TEMPRANA
(3-5 años)
-A esta edad, era capaz de realizar frases completas con sujeto,
verbo y complemento.
-Podía combinar 2 palabras diferentes formando una: “Pelirrojo”
-Además, sabía producir la mayoría de las consonantes excepto:
la R y los sonidos BL, DR, BR, BL, etc. Por ejemplo, Pedro, Pablo,
brazo, blando, etc. En su lugar pronunciaba, “Pabo”, “bazo” o
“bando”.
-Anécdota: A medida que ha ido pasando el tiempo, he
podido corregir estas dificultades rapidamente gracias a que
mi madre me leía cuentos todas las noches antes de dormir.
MEDIA INFANCIA
(6-11 años)
-A esta edad, fui consciente de la repercusión que traía cambiar
un sonido por otro, por ejemplo, “goma” o “gota”.
-Aprendí a utilizar correctamente el lenguaje para jugar a “las
palabras encadenadas” o al “veo veo”, e incluso experimenté la
divertida sensación que suponía hablar al revés.
ADOLESCENCIA
(12-18 años)
-Gracias a este recorrido durante mi desarrollo lingüístico, he
adquirido mi capacidad para poder hablar en otros idiomas
diferentes al mío, por ejemplo, actualmente sé hablar en inglés y
francés, además de mi lengua materna: El castellano.
DIMENSIÓN EMOCIONAL-PERSONAL
PRIMERA INFANCIA
-A esta edad, sonreía al reconocer el rostro de mi madre.
9. (0-2 años) -También lloraba cuando sentía incomodidad, al tener ganas de
comer, al dormir, cuando quería el chupete o simplemente
porque quería que me cogiesen en brazos.
-A los 18 meses aproximadamente empecé a reconocerme en el
espejo y a llamarme por mi nombre.
INFANCIA TEMPRANA
(3-5 años)
-A esta edad, ya demostraba cuando quería comer y cuando no a
través del habla.
-Además, era capaz de decir mi edad correcta con los dedos de la
mano.
-Podía limpiar algo sin ayuda cuando se derramaba.
-También, expresaba la rabia con expresiones tanto faciales como
verbales.
MEDIA INFANCIA
(6-11 años)
-A esta edad, empecé a escoger a mis mejores amigos/as y a
disfrutar del tiempo con ellos.
-Comencé a pedir por favor, perdón y a decir losiento.
-Además realizaba preguntas constantemente sobre todo lo que
ocurría en mi entorno.
-También, me gustaba siempre triunfar y cuando no lo hacía le
echaba la culpa al otro.
-Anécdota: Una día en el colegio estábamos jugando a “los
médicos” y de repente se me descosió un botón al quitarme
la bata con impaciencia. En vez de reconocer mi culpa se la
eché a otro compañero de clase.
ADOLESCENCIA
(12-18 años)
-A esta edad, puedo decir que tengo una personalidad compuesta
por un carácter y un temperamento concretos, esto hace que me
caracterice como la persona que verdaderamente soy.
-Además soy capaz de empatizar con otras personas, reconocer
10. mis errores, (aunque tenga mucho orgullo) y saber pedir perdón.
DIMENSIÓN SOCIAL
PRIMERA INFANCIA
(0-2 años)
-A esta edad, sonreía cuando reconocía los rostros de las
personas que se encontraban en mi entorno frecuentemente,
sobre todo mis padres y mis abuelos .
-Sin embargo, comencé a mostrar señales de extrañeza ante las
personas ajenas a mi medio familiar.
-Cuando mi madre me llevaba al parque prestaba mucha atención
al rostro de otros bebés.
-Además, hacía el ademán para que me cogiesen en brazos
cuando estaba en la cama o en el carrito.
INFANCIA TEMPRANA
(3-5 años) -A esta edad, empecé a relacionarme con mis compañeros de
infantil y a disfrutar el tiempo con ellos, aunque nos llevábamos
bastante bien cada uno tenía un carácter diferente, lo que
ocasionaba frecuentes peleas.
-Además, comencé a imitar las actividades y las conductas de los
adultos, sobre todo de mis padres.
MEDIA INFANCIA
(6-11 años)
-A esta edad, ya era capaz de expresar y mantener una opinión a
través del lenguaje.
-Tenía habilidades para manejar, expresar y recibir emociones
tanto positivas como negativas.
-Era capaz de decir “no” si no estaba de acuerdo con algo.
11. -Podía unirme a un grupo e iniciar una amistad, aunque me
resultara muy difícil ya que era una niña muy tímida.
-Además, me interesaban los objetos y las personas de mi
entorno, sobre todo aquellas que tenían un color de piel diferente
al mío.
-Anécdota: Un día dando un paseo con mis padres, nos
encontramos con una persona de color negro.
Y le dije a mi madre:
“Mira mamá un negro” y ella me respondió: “Es un hombre
de color, Ana María” y yo le contesté: “Sí mamá, de color
negro”.
ADOLESCENCIA
(12-18 años)
-Actualmente, he ido aprendiendo a manetener relacionas con
aquellas personas que verdaderamente se lo merecen, a eliminar
de mi vida a aquellas que se han ido alejando y a incorporar
nuevas amistades.
-También, he ido adquiriendo la capacidad necesaria para asumir
una crítica a mi propio comportamiento y a ignorar a aquellas
que no son de mi beneficio.
En definitiva, viendo mi calendario, creo que mi desarrollo se ajusta perfectamente a los
logros e hitos normativos recorridos a lo largo de toda mi etapa infantil hasta día de hoy, es
decir, mis logros ocurrieron en la secuencia y en el momento esperado, pasando por las
distintas dimensiones de la evolución humana: la dimensión psicomotora, cognitiva,
lingüística, emocional-personal y social. No obstante, es importante señalar que no todas estas
dimensiones ocurrieron en el momento esperado, sino que mi capacidad lingüística se
adelantó varios meses. Empecé a hablar correctamente a una edad muy temprana en
comparación con otros niños.
Bien es cierto que mi entorno tanto escolar como familiar respetó y reforzó muy postivamente
mi ritmo de desarrollo, quizás la precocidad en mi capacidad lingüística se diera porque mi
madre es profesora de infantil, por lo que me ayudó mucho durante mi crecimiento evolutivo
leyéndome cuentos a la hora de dormir y alentándome y motivándome siempre para mejorar
tanto mi lectura como mi escritura.
Por otro lado, tengo 2 hermanas pequeñas de 13 y 8 años que también se han desarrollado
12. ajustándose perfectamente a unos cambios normativos muy parecidos al mío, sin embargo, su
capacidad lingüística no fue precoz, pero una de ellas, se caracteriza sobre todo por su rápida
dimensión psicomotora. Estas diferencias que hemos tenido y que aún siguen no me han
influído de ninguna forma, cada persona es única e irrepetible y el entorno ha sido sensible y
flexible a todo tipo de diferencias y obstáculos que han ido apareciendo.
2. ¿CÓMO HE LLEGADO A SER LO QUE SOY?.
Para poder responder a esta pregunta voy a realizar una trayectoria a lo largo de mi vida
teniendo en cuenta tres niveles: nivel ontogenético, microsistémico y macrosistémico.
-Nivel Ontogenético:
Dentro de este nivel, diferenciamos entre el temperamento y el género.
1. En cuanto a mi temperamento, me considero que de pequeña tenía un temperamento fácil,
ya que era rítmica, me adaptaba a los patrones horarios y alimentarios, e incluso a nuevas
rutinas, por lo que tenía un nivel de actividad normal. Además, reaccionaba con una
intensidad moderada, me aproximaba a estímulos novedosos como juguetes con sonidos y
luces. También le sonreía a personas desconocidas, era paciente, dócil, educada y mi umbral
sensorial no era muy elevado, ya que no necesitaba demasiada intensidad de estimulación
para provocarme una respuesta. En general, tenía un estado de ánimo positivo.
Por otro lado, considerando al temperamento como un rasgo de personalidad, diferenciamos
entre el miedo y la ira, la actividad y la sociabilidad. Desde pequeña le he tenido mucho miedo
a los payasos, a los muñecos de porcelana, a películas como “Blancanieves”, a la oscuridad, e
incluso a la soledad. Para poder afrontar estos miedos no podía resolverlos por mi misma, así
que la gran mayoría de las veces acudía a un adulto de mi entorno. Después de todo, hay
algunos miedos que han ido desapareciendo a medida que he ido creciendo como el miedo a la
soledad o a la película de “Blancanieves”, sin embargo, otros permanecen actualmente pero en
menor medida como el miedo a los payasos.
Con respecto a mi nivel de ira no era muy elevado, pero si es verdad que tenía las típicas
rabietas de niños pequeños cuando no me daban o me quitaban de las manos algún juguete
que me causaba gran entusiasmo.
En cuanto a la actividad, era una niña muy constante y me podía pasar horas hasta resolver
algún problema o ejercicio tipo hacer una torre con piezas de logo, terminar de encajar las
piezas de un puzle o dibujar y colorear un crisma navideño.
A continuación, era una niña que buscaba una intensa estimulación social y me gustaba tener
13. muchos amigos con los que poder compartir momentos y juegos, aunque si es verdad que al
principio sentía un poco de vergüenza cuando conocía por primera vez a algún niño/a.
Finalmente, cuando me sentía mal expresaba mi malestar con una intensidad media a través
de rabietas y lloros, por el contrario, cuando me sentía bien expresaba mi alegría bailando
cantando y riendo.
En definitiva, todas mis conductas temperamentales estaban influidas por diversas
circunstancias, por ejemplo, era hija única, por lo que toda la atención se centraba en mi, y por
tanto, esto enriquecía a mi fácil temperamento. (Ahora tengo 2 hermanas, por lo que la
atención se dispersa). Mi temperamento en la infancia ha tenido como consecuencia que haya
sido una niña muy cariñosa y graciosa, por lo que toda mi familia me prestaba atención y
todos querían pasar tiempo conmigo. Sin embargo, a medida que me he ido desarrollando mi
temperamento también ha ido cambiando. A partir de la preadolescencia quizás debido a las
relaciones establecidas con el entorno tengo un temperamento más fuerte, me enfado con
mayor facilidad, soy menos dócil y más impaciente. Quizás lo único que he podido mantener
es el sentido del ridículo y la vergüenza.
2. En cuanto a mi género, desde pequeña mis padres no han seguido el modelo de los colores,
“rosa para las niñas “y “azul para los niños”, es más, muchas cosas que tenía tanto de ropa, o el
bolso para el carrito eran de color azul. No obstante, en cuanto a los deportes, mi padre decía
que el fútbol y el taekwondo eran juegos muy violentos y no le gustaban, aunque es verdad
que yo no sentía gran pasión por ellos y decidí apuntarme a natación, en la que actualmente
pertenezco al equipo de mi pueblo. A medida que me he ido desarrollando me he sentido
atraída por juegos como “las cocinitas”, los muñecos como “el nenuco, las barbies o las
nancys”.
Por el contrario, tengo 2 hermanas más y a una de ellas le gusta el fútbol y jugar con los
videojuegos. Por lo que nuestro entorno no nos ha influido en nada, hemos sido nosotras
mismas quienes hemos escogido lo que queríamos en todo momento.
-Nivel microsistémico:
Dentro de este nivel, diferenciamos entre el apego y la intersubjetividad, las rutinas y la
estimulación, la socialización y las relaciones entre iguales.
1. En cuanto al apego y la intersubjetividad, de pequeña era una niña muy risueña, por lo que
a la mayoría de mi familia le encantaba pasar el rato conmigo jugando al “cucu trás”, al “patio
de mi casa” o cantando canciones como “un barquito chiquitito”, “Pimpón es un muñeco”, o “la
14. Virgen de la cueva”. Por otro lado, mi madre, sobre todo, me contaba cuentos todas las noches
antes de dormir, mis cuentos preferidos eran: “Ana no tiene miedo”, “Peter Pan” y “El rey
león”. De esta manera, podía gozar de una increíble y afectiva estimulación proporcionada por
mi entorno. Además presentaba un estilo de apego seguro basado en la confianza con mis
cuidadores habituales, ya que desde pequeña me han proporcionado un cariño y una estancia
adecuada durante todo mi desarrollo. Mi principal figura de apego era y sigue siendo mi
madre ya que es con la persona que más tiempo paso. Gracias a esta confianza he podido
desarrollar otros valores que han ido formando a la persona que actualmente soy, por ejemplo
querer y sentirme querida dentro de mi familia, de mi grupo de amigos e incluso en la escuela
han fortalecido y reforzado a mi persona, al igual que yo he podido llegar a sentir un cariño
especial a personas que han permanecido en mi vida durante un tiempo relativamente corto,
como mi fisioterapeuta o mis profesores de primaria a los que hoy en día les tengo mucho
cariño y mucho que agradecer.
2. En cuanto a las rutinas que se podían llevar a cabo en mi día a día todas ellas me
proporcionaban seguridad, ya que la mayoría eran realizadas con la compañía y ayuda de un
adulto de mi entorno. Un día normal consistía en lo siguiente: Mi madre me levantaba a las
8:15 de la mañana, me ayudaba a vestirme, me lavaba la cara y me preparaba el desayuno,
luego, mi padre me llevaba al colegio, donde me reunía con mis amigos, hacíamos actividades
y aprendíamos mucho, cuando eran las 14:00 mi padre me recogía del colegio, íbamos a casa y
preparaba la comida mientras yo ponía la mesa, luego mi madre llegaba y comíamos juntos en
el salón. Justo después me ponía a hacer los deberes de clase mientras que mis padres
dormían la siesta y lo que no entendía me lo explicaba mi madre cuando se despertara.
Cuando eran alrededor de las 17:30 merendaba y mi abuela me llevaba al parque que está al
lado de mi casa, y allí jugaba un rato con mis amigos y amigas, esto ocurría los Lunes,
Miércoles y Viernes, ya que los Martes y Jueves tenía clase de natación. En torno a las 19:00
volvía a casa, mi madre me duchaba y luego repasaba un poco lo que había dado ese día en
clase. Finalmente cenaba, veía un poco la tele y antes de acostarme mi madre me leía un
cuento todas las noches.
Estas rutinas cambiaban en vacaciones, sobre todo en verano ya que desde Julio hasta
Septiembre vivo en Islantilla, (Huelva), allí, la rutina era diferente por completo, ya que por la
mañana íbamos a la piscina de la urbanización y por la tarde bajábamos a la playa.
Además de estas rutinas que ocurrían normalmente también asistía a actividades relevantes y
extraordinarias que favorecían a mi aprendizaje como representaciones teatrales de cuentos
15. infantiles, “cuentacuentos” y juegos populares, todas estas actividades extraescolares eran
organizadas por la biblioteca municipal de mi pueblo.
Pasando al microsistema escolar, la rutina era la siguiente: Llegábamos al colegio a las 9:00,
hacíamos la fila y subíamos hasta la clase, allí colgábamos nuestros abrigos cuando era
invierno, luego nos sentábamos en el colcho y comenzaba la asamblea, (esto se realizaba en
los ciclos de infantil), cuando terminábamos la maestra nos explicaba la tarea que tocaba hoy
y hacíamos los deberes que nos mandaba hasta que nos diese tiempo, y los que no debíamos
terminarlos en casa. El horario escolar era de 5 horas: (De 9:00-14:00) con un descanso de
media hora a las 12:00. Estas rutinas las percibía un poco más rígidas que las familiares, ya
que en el colegio la maestra tenía que estar pendiente de 25 alumnos, en cambio, en casa mis
padres solo tenían que estar pendientes de mí, hasta el año 2005 que nació una de mis
hermanas. Finalmente, yo considero que todas las rutinas en ambos contextos eran sensibles
y flexibles a mis necesidades, aunque yo también me tuviese que adaptar al contexto
(bidireccional), como al horario del colegio o de las clases de natación.
3. En cuanto a los estilos educativos, pienso que el que se llevaba y se sigue llevando a cabo en
mi casa es un estilo basado en el acuerdo entre mis padres y yo, esto es lo que se denomina
“estilo democrático”, el cual, se basa en explicar las razones del establecimiento de una serie
de normas, como por ejemplo, poner la mesa antes de comer y recogerla, no hacer ruido a la
hora de descansar, y acordar la hora de llegada a casa entre otras. Además, había normas de
higiene como lavarnos los dientes después de cada comida y ducharnos todos los días. Dichas
normas hay que cumplirlas porque para mis padres son la base de una buena convivencia, sin
embargo, cuando son incumplidas, sobre todo, la hora de llegada, mis padres me castigan sin
salir al día siguiente.
Cuando era más pequeña, e incumplía algunas normas, mis padres me reñían, pero también
intentaban explicarme la importancia de su cumplimiento, como por ejemplo, la importancia
de mantener los dientes limpios. No obstante, cuando estas normas eran realizadas
correctamente me alentaban para que siguiera cumpliéndolas y eso me llenaba de satisfacción
y hacía que al día siguiente las volviera a realizar.
Además, como bien se define el estilo democrático, la mayoría de los padres entre ellos los
míos reconocen y respetan la individualidad de los hijos, existe entre nosotros una buena
comunicación, aunque también hay discrepancias de opinión, controlan nuestro
comportamiento con normas y límites claros que mantienen de modo coherente adaptándose
a nuestras características, por ejemplo, yo era una niña obediente y tranquila, por lo que no
16. me suponía mucho cumplir las normas que me planteaban mis padres, por el contrario, mis
hermanas eran más nerviosas, inquietas y algo desobedientes, por lo que la manera de actuar
de mis padres con ellas era algo diferente.
Gracias a este estilo educativo que me han proporcionado mis padres me considero una niña
alegre y algo espontánea, socialmente soy competente, empática y algo tímida, tengo un
mayor autocontrol de mis actos y una gran capacidad de planificación tanto en el ámbito
escolar como social, también presento una regulación autónoma de la propia conducta moral
y en general, una buena autoestima.
Por otro lado, trasladando este análisis al ámbito escolar, no había grandes diferencias, es
decir, los maestros se adaptaban a cada una de las características de sus alumnos, recuerdo
que tenía un compañero que era muy sensible y si le hablaban con un tono algo más elevado
de la cuenta creía que le estaban riñendo y como consecuencia se ponía a llorar. En cambio,
yo me adaptaba a cualquier exigencia del profesor, aunque sí es verdad que cuando elevaba la
voz y me reñía con razón me ponía muy colorada y contenía alguna que otra lágrima. En el
colegio me enseñaron a ser un poco más autónoma ya que la profesora tenía que estar
pendiente de 25 alumnos más, eso hizo que aprendiera a valerme por mi misma en muchos
aspectos como en la realización de tareas o a la hora de relacionarme con mis compañeros de
clase.
Además de esto, en mi entorno familiar la comunicación era algo esencial, por lo que se
podían establecer cualquier tipo de conversaciones, las más habituales eran sobre cómo me
había ido el día en el colegio, qué deberes traía e incluso alguna que otra disputa con mi
hermana sobre algún juguete que queríamos las dos, este era uno de los conflictos que se
producían más a menudo en mi casa ya que al tener edades distintas, nuestras opiniones y
deseos eran aún más diferentes. Aunque estos enfrentamientos eran muy continuos se
arreglaban fácilmente con ayuda de nuestros padres, que mediaban nuestros enfados,
enseñándonos el valor de compartir, de prestar, de saber esperar cuando una está jugando
con un muñeco y de saber decir las dos palabras “mágicas”: gracias y perdón.
Finalmente, teniendo en cuenta mis propias pautas de comunicación infantiles considero que
sí han cambiado un poco, ya que me cuesta cada vez más pedir perdón aunque sea consciente
de mis errores. Quizás lo que sí haya mejorado es que al ser más mayor soy capaz de
expresarme y comunicar mejor lo que siento.
4. Ahora, indagaré sobre mi pertenencia grupal y mis relaciones entre iguales.
Actualmente tengo dos hermanas, una de 8 años y otra de 13, he de decir que al ser de edades
17. diferentes tenemos opiniones aún más distintas, por lo que a lo largo de nuestro desarrollo
hemos tenido grandes dificultades para ponernos de acuerdo, ya que cada una quería el
mismo muñeco o la misma pelota para jugar. No obstante, a medida que hemos ido creciendo
nuestra relación se ha fortalecido cada vez más y hoy en día no tenemos tantos problemas
para convivir dentro de la misma casa.
En cuanto a la relación con mis primos seguimos manteniendo el contacto y nos tenemos un
cariño especial, aunque sí es verdad que muchas tradiciones familiares que teníamos de
pequeños se han perdido como cenar todos los viernes en casa de nuestra abuela. Sin
embargo, esta vez, las relaciones no entendían ni de edad ni de género, ya que nos gustaba
jugar todos juntos al “pollito inglés” y a montar tiendas de campaña en el patio de nuestra
abuela.
Además de estas relaciones que establecíamos los pequeños de la familia también existían
interacciones con nuestros abuelos y nuestros titos y titas. Los abuelos siguen siendo una
pieza fundamental en nuestra familia y gracias a sus sabios consejos hemos podido mejorar
en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana.
A parte de este vínculo creado entre los miembros de nuestra familia también existían otros
establecidos con nuestro entorno social tanto en el ámbito intraescolar como extraescolar.
Al estar apuntada a natación pude diferenciar varias clases de personas, los buenos amigos,
los rivales, pero amigos y los enemigos. Los buenos amigos que me llevé de la natación y que
hoy en día seguimos manteniendo el contacto los conocí cuando me apunté desde pequeña,
congeniamos bastante bien ya que compartíamos la misma pasión y además pertenecíamos al
mismo equipo. Sin embargo, dentro del grupo había otra clase de personas que no eran tan
buenos compañeros, ya que a pesar de pertenecer al mismo equipo existía una mala relación
entre nosotros. Además de éstos, gracias a las competiciones pude conocer a otros nadadores
que eran rivales pero supimos diferenciar que fuera de la piscina todos éramos buenos
compañeros. También considero relevante que dentro de mi ámbito escolar pude disfrutar de
grandes amistades y experiencias compartidas con buenos compañeros y compañeras, de las
cuales hoy en día sigo manteniendo una bonita relación. Sí es verdad, que a lo largo de mi
desarrollo infantil me relacionaba mucho más con las niñas que con los niños ya que cuando
éramos pequeños todo lo veíamos de una manera mucho más exagerada en comparación con
ahora y creíamos que cuando una chica se relacionaba con un chico era porque se gustaban
físicamente. Para mi fue muy importante que los profesores tuviesen en cuenta nuestras
conductas y emociones a lo largo del curso ya que cuando un niño/a se encontraba solo/a en
el recreo los maestros hacían todo lo posible para que fuese integrado y bienvenido en un
18. grupo.
En relación con esto, mi clase de primaria siempre ha sido la misma ya que el colegio se
componía de una sola línea, por lo que las relaciones entre compañeros se han ido
fortaleciedo durante 9 años, a pesar de esto, la clase habitualmente estaba dividida en 3
grupos, dos de ellos estaban formados por chicas: (“Las Divinas” y “Las Populares”) y el
tercero era el grupo de los chicos, aunque en general, todos teníamos una buena relación
existían algunas discrepancias y conflictos sobre todo entre las chicas.
Mi grupo de amigas estaba formado por 7 chicas, todas nosotras teníamos unas opiniones
similares y éramos bastante parecidas, a pesar de esto siempre había 2 o 3 que ejercían como
líderes del grupo, de las cuales yo era una de ellas, ya que planteábamos la mayor parte de los
problemas, solucionábamos algunas situaciones y tomábamos decisiones que para nosotras
eran de gran importancia. Recuerdo que cuando era pequeña me importaba mucho más que la
amistad se midiera en cantidad que en calidad, ya que si tenías pocas amigas eras más
insociable y antipática que las que tenían muchas, sin embargo, a día de hoy pienso que la
amistad sana es algo muy importante si se fortalece correctamente, y lo que me importa ahora
es la calidad, ya que a medida que he ido creciendo me he dado cuenta que no sirve de mucho
tener demasiadas amigas si no son de verdad.
Finalmente, considero que aunque mi temperamento ha cambiado a lo largo de mi desarrollo
he podido mantener algunas características como por ejemplo, el buen humor con las
personas que me rodean, mi sentido del ridículo ante situaciones diversas y mi timidez ante
desconocidos.
-Nivel mesosistémico, exosistémico y macrosistémico:
Por último realizaré un recorrido por los últimos niveles, en primer lugar, el mesosistema se
trata de la comunicación que existe entre los diferentes elementos que conviven durante mi
desarrollo. El exosistema son los factores externos que influyen directamente en mi
desarrollo, es decir, los amigos de mis padres, su trabajo, los servicios de salud e incluso el
claustro y el equipo de profesores que componen mi colegio. Por último, el macrosistema es
parecido al anterior pero en un sentido más amplio y cultural, es decir, engloba instituciones
como el sistema educativo de mi país, la situación económica de mi familia, nuestra ideología,
valores, etc.
Centrándome en mi exosistema, considero que éste ha influído muy positivamente en mi
desarrollo evolutivo ya que he podido gozar de una buena educación, situación económica,
apoyo social, servicios comunitarios y de salud, etc. Teniendo en cuenta la relación con mi
19. familia, en general está basada en el apoyo y la confianza, dado a que mis padres me han
ayudado y alentado en todo momento tanto en mis estudios como en todas mis decisiones,
aunque siempre considerando su opinión. Por otro lado, mis abuelos también han sido
partícipes en todos mis cambios, decisiones que he ido tomando y pasos que he ido dando a lo
largo de mi vida. Esta confianza se ha fortalecido mucho más con mis buelos por parte de
madre que de padre ya que todas las tardes vamos a visitarlos, por lo que tenemos más
relación. Además de ellos también tengo una buena relación con otros miembros que
componen mi familia como mis primos y titos, sin embargo, con ellos no tengo una relación
tan afectiva como puedo tener con mis abuelos dado a que coincidimos muy poco a lo largo
del año. Por otro lado, la relación que establezco con mis vecinos es nula.
Además de esto, también considero que los servicios comunitarios y de salud que me he
podido servir hasta día de hoy han sido de gran calidad y beneficio. Teniendo en cuenta la
situación económica de mis padres he tenido la suerte de que hemos podido permitirnos el
lujo de tener una casa en la playa y de poder comprar y pagar algún que otro capricho para la
familia, además gracias a esto puedo estar estudiando en la Universidad de Sevilla.
Dentro de este nivel también tendré en cuenta las características de mi centro escolar del que
he podido disfrutar y servirme durante 9 años de mi vida, mi colegio se llama C.E.I.P Manuel
Romero Arregui y está situado en mi localidad, Mairena del Alcor, (Sevilla) es un colegio
pequeño, de una sola línea pero consta de todas las especialidades educativas, es decir, las
troncales como lengua, matemáticas y conocimiento del medio, además de inglés, educación
plástica y visual, música o educación física. Además tiene un aula matinal, un aula para los
recursos TIC y un salón de usos múltiples.
Por otro lado, teniendo en cuenta de que pertenezco a la llamada “generación milenial” son
relevantes algunos aspectos tanto en la crianza como en la educación si éstos son comparados
con otros momentos históricos. Con respecto a la crianza, mis padres me han proporcionado
todo tipo de necesidades y me han educado en un ámbito afectivo e inculcándome la
importancia de los estudios durante gran parte de mi vida, para que en un futuro me sirvan en
el trabajo que quiera ejercer, en comparación con hace escasamente 40 años las prioridades
de las familias no eran precisamente los estudios, sino que deseaban que los hijos tuviesen la
edad indicada para trabajar lo antes posible, con la finalidad de traer el dinero a sus casas.
Con respecto a la educación escolar también ha cambiado de forma considerable ya que hoy
en día la mayoría de los jóvenes siguen estudiando ya sea tanto en la universidad como en
módulos o ciclos formativos, al contrario ocurría hace relativamente poco, ya que la gran
parte de los adolescentes dejaban de estudiar a los 14 años para trabajar en el campo o en
20. trabajos artesanales.
Por último, hay un aspecto muy relevante del desarrollo sociopersonal que atraviesa todos los
niveles del modelo ecológico y que a la vez se percibe como una seña de identidad, con esto
me refiero a la importancia de los valores. Para mí los valores que considero de gran
importancia actualmente son: el respeto hacia los demás, la justicia ante las personas y
situaciones, la equidad para tratar a todos por igual, independientemente de su clase social,
raza, sexo o religión y la libiertad, ya que nos ayuda a realizarnos como personas.
3. UNA MIRADA HACIA EL FUTURO: MAESTROS Y MAESTRAS SENSIBLES AL DESARROLLO.
Finalmente, en este apartado trataré de realizar una reflexión sobre cómo influirá todo mi
desarrollo en mi ser maestra.
1. En primer lugar, teniendo en cuenta mi temperamento actual creo que esto influirá tanto
postiva como negativamente, ya que a pesar de tener una buena autoestima, afectividad con
los niños pequeños y paciencia me dejo llevar por impulsos y esto es algo que debería corregir
a lo largo de mi formación. Considerando mi modelo interno de relaciones y las relaciones con
los iguales creo que gracias al estilo educativo basado en el acuerdo que me han enseñado mis
padres podré afrontar esta docencia haciéndole ver a mis alumnos que para crear un
ambiente agradable de trabajo y de relaciones empáticas hay que conocer y respetar cada una
de las normas que se establezcan en clase, aunque serán adaptadas a las características de
cada uno/a. Además de esto, teniendo en cuenta las relaciones con los iguales que he podido
desarrollar a lo largo de mi vida, considero que mi afectividad y sensibilidad hacia las
personas que me rodean, mi buen humor y autoestima hará que mi relación con los alumnos
sea más cercana. También, teniendo en cuenta mi creatividad y originalidad podré realizar
algunas actividades que para ellos sean divertidas y puedan aprender mediante juegos y
situaciones dinámicas.
2. Teniendo en cuenta lo anterior, hay ciertos aspectos que la escuela debió saber de mí en su
momento como por ejemplo, era particularmente excitosa en la asignatura de lengua ya que
me encantaba escribir cuentos debido a que mi madre me enseñó la importancia de la lectura,
por el contrario, me costaba mucho trabajo las matemáticas ya que nunca entendí cómo
resolver los problemas si no me daban los datos explícitamente. Además de esto, tenía mucho
miedo a traer un exámen suspenso a casa no sólo por la riña de mis padres sino porque
emocionalmente me estristecía no sacar la nota que yo quería, recuerdo que una de las
asignaturas más difíciles que tenía en Primaria era inglés ya que el profesor no era cercano a
21. sus alumnos, sino que se limitaba a transmitir sus sabios conocimientos, por lo que los
exámenes eran complejos en relación con los de las demás materias.
Además de esto, reconozco que tenía habilidades que me hubiesen gustado desarrollarlas en
la escuela como nadar, ya que desde pequeña estoy apuntada al equipo de natación de mi
pueblo, o incluso demostrarle a mis profesores que era capaz de realizar ciertas actividades
que requerían fuerza y flexibilidad que no todos mis compañeros de clase sabían hacer como
el “pino” o la “rueda lateral”.
Por otro lado, en relación con las normas que se establecían en clase recuerdo que en la etapa
de infantil no solía cumplirlas ya que cuando estaba con mis amigas me apetecía jugar en
lugar de hacer los deberes que mandaba la profesora, por lo que muchas veces me castigaba
en el “rincón de pensar” o colocando correctamente todas las mochilas de mis compañeros.
Sin embargo, a medida que he ido creciendo y avanzando en cursos las normas han sido más
estrictas, aunque siempre adaptadas a nuestras características individuales y me han parecido
correctas en todo momento y he sabido cumplirlas en su medida.
Finalmente, creo que aunque había ciertos aspectos de mi persona que quizás no se han
tenido demasiado en cuenta en mi etapa de Primaria he podido sobrellevarlos correctamente
y con ayuda de mi familia he llegado a ser la persona actual.
3. Por último, tras haber realizado todo un análisis de mi ser me dispongo a echar un vistazo al
futuro como maestra de mis alumnos. En ellos trataré de investigar cuáles son sus metas, sus
preocupaciones, sus miedos, sus inseguridades y sus prioridades entre otros muchos
aspectos.
Para poder conseguir mis objetivos y ayudar a mis alumnos a construir su aprendizaje y
educación escolar no solo me limitaré a transmitir mis conocimientos como profesional, sino
que también influirá mi personalidad y formación intelectual y humana por lo que podré
indagar en cada uno de ellos y así ayudarles en cualquier cosa que necesiten ya que para ellos
será de suma importancia y para mi de gran prestigio y responsabilidad.
22. CONCLUSIÓN
Después de haber realizado este diario de desarrollo he podido recordar y analizar todo lo
vivido durante 18 años desde mis primeros pasos, pasando por todo mi recorrido a través del
temperamento, el apego, las relaciones internas y entre los iguales, las rutinas, los estilos de
socialización, etc hasta llegar a echar un vistazo al futuro como maestra. Esto me ha facilitado
ponerme en la piel de mis próximos alumnos y así poder comprenderlos con mayor
afectividad y cercanía.