1. EL TERRITORIO PERIURBANO NO URBANIZABLE
A. Infraestructura de desarrollo económico, social y
ambiental
El territorio periurbano es un bien apreciado por la
población más por lo que representa de paisaje, de aroma
a tierra, que por su interés respecto a ser un medio para la
producción de alimentos de proximidad y sobretodo de
sumidero de la huella ecológica que representa para la vida
urbana.
Aquí se presenta una de las causas del problema al que
me quiero referir en esta ponencia.
Nuestro modelo social, ha centrifugado la población
rural hacia la ciudad. Hoy, la ciudadanía en el medio rural
representa un porcentaje que se puede considerar crítico
para conseguir un entorno saneado y con posibilidades de
desarrollo estable.
Creo que sobre este punto podemos estar de acuerdo
todos o casi todos.
Así pues, la cuestión la podemos centrar en:
¿Tiene valor el suelo no urbanizable periurbano?
Llegados a este punto hemos concluido y hemos definido
nuestra tesis en los siguientes puntos:
1. El territorio es la infraestructura básica para el
bienestar de las personas.
2. Los sistemas agrarios periurbanos son un recurso
económico.
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2. 3. La agricultura periurbana es un instrumento de
gestión, no solo de producción de alimentos.
4. La trazabilidad de los alimentos es una oportunidad
de valor y precio.
5. Los ciudadanos, urbanos, son los protagonistas de
la gestión del territorio.
El pensamiento generalizado sobre estas tesis no dispone
todavía de una masa crítica de pensamiento suficiente
para que haya un discurso sólido (político, legislativo,
económico, ambiental) que haga posible un despliegue
de medios, que permita una valorización ajustada de la
capacidad de la infraestructura (territorio) y de su
desarrollo.
No obstante, esta circunstancia no debe desanimarnos. La
sociedad es suficientemente madura en talento y, si lo que
se plantea, tiene una base estructurada que asume con
mucha más capacidad de lo que inicialmente se espera el
nuevo discurso estructural. Hay ejemplos positivos en este
sentido. Podemos referirnos a la comprensión social y la
adaptación a los nuevos comportamientos para hacer
frente a los recientes episodios de sequía, o bien las
limitaciones de velocidad en las carreteras. Sin olvidar la
nueva forma de gestionar el trabajo sin tabaco, por
ejemplo. A ciencia cierta, unos años atrás no hubiera sido
posible plantear estos cambios de hábitos en la población.
Entrados en el tema, hay que concluir que estamos
situados en un entorno de cimentación urbana; pocos son
los ciudadanos que usan los raciocinios de la vida
rural. Ellos, aun siendo fuente de mucha poesía se
consideran en el dialogo social común, como vulgares.
Este hecho conlleva decir que el modelo de desarrollo
social establecido y sobretodo su diseño -por cierto, que
nos han propiciado unas seguridades que todos queremos
mantener y, si podemos, incrementar-, no ha sido
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3. incorporado en el rol social urbano, principalmente por lo
que respecta a los valores, del mundo rural.
La valorización de un entorno agradable y bien
gestionado, el paisaje, reporta bienestar y repercute en
una mejora de la calidad de vida, tanto en productos
concretos como en valores inmateriales.
Los sentimientos y la confianza como paradigmas.
No puedo dejar de recordar que habitamos en un mundo
finito y nuestro tiempo de vida es finito. No obstante,
estamos repitiendo todos los días que debemos crecer y
crecer. Y soñamos con paraíso terrenal infinito.
El crecimiento no puede ser sostenidamente perpetuo
y menos sosteniblemente sostenible.
¿Qué está pasando pues?
Sencillamente, que la especie homo sapiens ha
progresado tan rápidamente que ha impuesto su
hegemonía hasta límites nunca vistos en el planeta, lo que
nos ha conducido hacia a una situación de crisis estructural
de gran magnitud.
Empezando por lo que nos es más próximo, en el caso que
estudiamos será el entorno inmediato: La ciudad está en
crisis.
La temática ambiental está hoy en todas las agendas
mundiales como factor desestabilizador, eso sí, de baja
intensidad, pero el calentamiento global ya tiene efectos
perceptibles para la economía y para la población.
Recordemos el contenido del Informe Stern (2006).
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4. Pues bien, mientras las cosas se han desarrollado de esta
forma y una vez centrado el problema, por cierto,
poliédrico, concentrémonos y fijémonos en el concepto:
infraestructura y territorio.
En primer lugar, no debemos plantear el discurso
territorial desde la óptica ambiental, porqué a menudo
resulta asimétrico, para que pueda ser comparado con
criterio de matemática y de la económica liberal, hoy
reinantes, y con mucha más ascendencia social, aunque
no con ascendencia real. Tenemos que trabajar con
medidas que se puedan comparar, aunque los tiempos no
sean los mismos.
Los tiempos ambientales, los tiempos políticos y los
tiempos humanos, no son coincidentes. La disfunción
de los relojes genera los conflictos.
Es por ello que, aun no siendo experto en economía, me
atrevo a hacer unas aportaciones.
El precio del suelo situado en las inmediaciones de las
zonas urbanas tiene una relación directa con las plus
valuas, que se vinculan al valor del suelo urbanizado
adyacente. En definitiva es el mercado y las previsiones
del negocio urbanístico las que determinan su precio.
Como bien conocen, la relación valor y precio, no
siempre se corresponden.
Todos sabemos que lo que tiene valor no siempre tiene un
precio en el mercado. Aquí radica la situación de pobreza y
de descuido social por cuidar los bienes ambientales (el
aire atmosférico, el agua, el paisaje).
Los productos del entorno ambiental acostumbran a
tener más valor subjetivo que precio monetario.
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5. Por ello es necesario fijar criterios para internalizar en la
economía del sector rural, no de la agricultura o del
sector primario, las externalidades del sector servicios
que se escudan en los valores ambientales. Algunos
agraristas a esto le llaman “agricultura del sector
servicios”. Dicho de otra forma, es lo que la PAC llama
Desarrollo Rural o PRD.
Volviendo al suelo rural como base estable para definir esta
infraestructura, éste se valoriza por la referencia
urbanística, no por ser una infraestructura social de
calidad, a diferencia del suelo urbano, que se define en el
planeamiento urbanístico y su valor y precio se determinan
en concordancia con las posibilidades que se han definido.
Hasta aquí la situación actual y el continuado crecimiento
de ocupación de espacio-territorio, para la urbanización,
despreciando el potencial económico, de rentabilidad lenta
que contiene el suelo rural, especialmente el agrario, que
es también el que reúne condiciones, de pendiente
especialmente, para competir con la urbanización. Al
espacio rural se le llama libre o no urbanizable.
La hegemonía terminológica es patente. La sociedad
urbana, un activo a incorporar en la economía rural.
Debemos darle la vuelta. Lo rural es infraestructura, es
aire limpio, es paisaje, es olor de naturaleza, es
alimentación sana, es encuentro de nosotros con el
entorno natural.
Soy conciente que estoy introduciendo una nueva
definición y otra manera de llamar al territorio,
especialmente el periurbano.
Es por todo ello que hago alguna propuesta y,
concretamente, este es el motivo de esta intervención.
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6. Hoy debe tener interés, a tenor las nuevas crecientes
demandas sociales, considerar otros aspectos y otras
oportunidades al conocido negocio urbanístico. Es
conveniente introducir el desarrollo del espacio rural
en la ciudad, y especialmente en los espacios de frontera,
los periurbanos, o Naturaleza de Km 0.
No obstante, como bien saben, no es suficiente hacer
discursos y tener un buen programa para que las acciones
salgan y progresen adecuadamente.
Hace falta, en estos casos, especialmente en este tema,
que los conceptos y los intereses inmediatos, la
definición y los programas, además de ser viables,
deban ser comprendidos y aceptados por mayorías
democráticamente estables, lo cual hoy en día, no es
nada es fácil.
Aceptemos el principio de la igualdad matemática:
Territorio = Infraestructura
Elevemos y estructuremos el valor del territorio al nivel que
le corresponde de infraestructura, aunque sea por una
cuestión de oportunidad. No es una cuestión de nombre, es
comprender y entender la función y no el soporte físico.
Las infraestructuras se planifican, se construyen y se
explotan, así se hace con las redes de ferrocarril, las
carreteras, la energía, el sistema sanitario, los parques
naturales o el sistema de red de centros de educación o de
ciencia.
En nuestro caso debemos hacer lo mismo. Igual que
hacemos con las demás infraestructuras.
El territorio periurbano se debe planificar y construir
con parámetros equivalentes, valores equivalentes y
precios equivalentes. De otra forma no seria
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7. comprensible ni aceptable desarrollar un programa que sea
sugerente y que sea aceptado socialmente. Más, cuando
en la mayoría de los territorios en los que proponemos
desarrollar la infraestructura (territorio) tiene la condición
de suelo de propiedad privada.
He aquí una de las cuestiones más sensibles a
cualquier planificación territorial: La propiedad. Tratar
sobre este tema nos llevaría a hacer otra intervención.
Nuestra experiencia indica que para llegar a desarrollar una
acción de desarrollo rural en un entorno periurbano de gran
calado es necesario que se den una serie de circunstancias
simultáneas.
- Un planeamiento urbanístico, sólido
- Una seguridad jurídica, reglada
- Un compromiso político y administrativo
- Un programa económico sectorial, viable
Para resumir, podemos afirmar que el desarrollo
periurbano, como cualquier proyecto territorial, se
fundamenta en los conceptos de:
- Confianza jurídica,
- Capacidad de recuperar la inversión y
- Capacidad de seducción suficiente para hacer
posible que la sociedad entienda el interés del
programa.
Los errores en la seducción social pueden dar muchos
problemas.
La introducción del oso pardo en el Valle de Aran. No fue
un ejemplo de aciertos en el método de seducción positiva
para la población, aunque técnica y racionalmente fue,
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8. seguramente, una buena gestión para la preservación del
oso pardo.
Llegados a este punto debemos observar, estudiar y
comparar. Quien y donde se hacen estos programas, estos
proyectos y bajo que condiciones se manifiesta su
viabilidad.
Es necesario aclarar que no hay programas exactos
para todos los territorios y tampoco es quizá
conveniente que así sea. La singularidad y la oportunidad
social de cada lugar da potencialidades de desarrollo
concretos.
Nuestra experiencia nos dice que un eje económico
estructurante del territorio es la agricultura y el agricultor el
protagonista, pero solamente si se converge en que
éste sea productor de alimentos de calidad y desarrolle
capacidades polivalentes, ya sea personales o en
cooperación, hacia un comercio de proximidad.
Estoy definiendo un modelo de desarrollo rural, periurbano,
basado en la agricultura periurbana, no en la agricultura
o la selvicultura o en los parques temáticos o en espacios
de ocio ambiental que se practica en el suelo no
urbanizable periurbano, ellos son otra cosa.
Las actividades económicas, ya sean del sector primario o
del sector servicios, en el suelo no urbanizable no suelen
cumplir con lo que queremos comunicar en esta ponencia.
Para que ello sea posible hace falta que se concreten
los principios que hemos descrito: Planeamiento
urbanístico, seguridad jurídica, proyecto económico
vinculado al sector primario y compromiso
democrático de la administración, como mínimo la
local o la regional y, sin duda, la necesaria complicidad
social.
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9. B. La Agricultura Periurbana,
un elemento estructurante del territorio
infraestructura.
Un ejemplo en desarrollo rural periurbano: el Parc
Agrari de Sabadell.
La producción de alimentos en los territorios periurbanos,
es una de la piezas que permiten definir un paisaje
equilibrado para un entorno sano en ciudades de estructura
compacta.
Un ejemplo de este tipo de desarrollo rural en un entorno
metropolitano es el caso del Parc Agrari de Sabadell.
Sabadell, es una ciudad de 207.000 habitantes a 25 Km. de
Barcelona. Con 3.700 Ha y con una superficie de suelo
rural de 1.700 Ha, el 45% del total.
El Parc Agrari de Sabadell ocupa 658 Ha. de las que el
20% son de propiedad pública y el 80% de propiedad
privada. Clima mediterráneo y constante presión social.
La población agraria es de menos del 1%.
La diagnosis del proyecto es semejante a la de cualquier
lugar con características parecidas.
La economía urbana frente a la economía rural tiene
siempre las de ganar. Construir una infraestructura
productiva agraria siempre conlleva problemas para los
habitantes urbanos.
Por ello hay que utilizar estrategias y voluntades políticas.
El frecuente desconocimiento del concepto y de lo que es
el mundo rural y la presión del ciudadano urbano en el
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10. medio natural provoca turbulencias ambientales, como es
el caso del tránsito de personas y bicicletas por los campos
o bosques, los hurtos, la seguridad, la prostitución y los
residuos, como paradigma de la funcionalidad del territorio
de franja con el espacio urbanizado. En consecuencia, la
propiedad no se atreve a desarrollar un programa de
desarrollo empresarial porque tiene inseguridad en
recuperar las inversiones.
La cambiante política agraria de la Unión Europea
tampoco ayuda esta situación tan concreta en los
espacios de frontera entre la ciudad y el campo.
Esta situación, que todos conocemos, ¿por qué se
produce?
La respuesta clara y fuerte es por la falta de proyecto y de
voluntad política.
Si estas dos causas no coinciden en el tiempo, el suelo,
aunque sea alto valor agronómico, zonas aluviales o de
regadío tiene las de perder. El valor expectante
referenciado al desarrollo urbanístico es siempre el
ganador.
Todo se resuelve con el compromiso político y el
compromiso social en el que se define un marco de
acción para afrontar un programa viable y real, que permita
hacer posible un desarrollo compatible con el entorno, con
la utilización de la agricultura como instrumento de gestión
y cumplir con las directrices de la demanda social.
[alimentos de proximidad, paisaje y usos sociales
segregados]
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11. De la misma manera que se dibuja un infraestructura ya
sea de ferrocarril o cualquier otra. Siempre hay una
decisión política.
Nuestro futuro periurbano pasa por la gestión
empresarial del territorio, es decir: agricultura sin
agricultores.
¿Como es posible una gestión agraria sin los agricultores?
Muy sencillo. La producción agraria no debe ser el
sujeto, debe ser una parte de la cadena del producto.
Así la producción, la recolección, la conservación, la
transformación, la comercialización y la entrega al
consumidor debe realizarla el productor. De otra
manera, no es posible internalizar las plus valuas del
producto. Debemos hacer visible la proximidad y el
producto de Km 0. La producción agraria ecológica no
es excluyente, es buena, pero el producto de proximidad
también es ecológico, por el ahorro que conlleva de ahorro
de emisiones de CO2.
Por ello, hemos de superar la gestión de la persona,
agricultor, hacia una gestión empresarial directa o
participada, en la que la cooperativa o la sociedad
anónima, sea el agente, bien sea directamente o
formando parte de un combinado empresarial, que le
permita ser parte integrante de la cadena de la
trazabilidad del producto.
A todo ello hay que añadir y esto es también un elemento
estratégico, para la viabilidad del proyecto la
introducción de elementos de control de calidad para
que el consumidor pueda valorar como los
identificadores de una contribución al medio, pero
sobretodo porque el producto que compra tiene unas
propiedades organolépticas y un precio compatible con los
habituales en el mercado, siendo así sugerente su compra.
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12. De lo que se trata, en definitiva, es potenciar los buenos
cultivos, identificarlos adecuadamente y hacer que la
población sea consciente de lo que se esta trabajando en el
campo de su ciudad o de su entorno más próximo.
Para obtener algunos resultados, en nuestro Parc Agrari,
hemos potenciado cambios, como es el caso de la
variación del cultivo extensivo de cebada por trigo, con el
objetivo de obtener un pan propio: “Pa de Sant Julià”, el
cual se distribuye diariamente en unas ochenta tiendas de
panadería, o la comercialización de proximidad de las
hortalizas frescas en el mercado central de la ciudad,
facilitando unos carteles que acreditan el origen de las
verduras, o un vermut con marca “Sabadell” y una
pequeña, todavía, producción de vino, “Vinyes de
Sabadell”.
También forma parte de la producción, el cultivo y el
fomento de la comercialización de la alubia “ganxet”, con
DOP, producto estrella del Parc Agrari y también de la
zona.
En nuestro caso, para poder poner en valor este sistema de
desarrollo rural con el modelo de la agricultura periurbana,
hemos seguido una hoja de ruta que se concreta en:
1. La definición de un Plan Director para la gestión y el
desarrollo del Parc Agrari.
2. La aprobación de un Plan Especial Urbanístico de
587 Ha.
3. La Creación de la Marca Parc Agrari.
4. Fomento del comercio de proximidad.
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13. 5. Fomento de la calidad agronómica y de
transferencia tecnológica.
6. Educación ambiental, fomento de la biodiversidad.
7. Homologación del proyecto de desarrollo
periurbano y trabajo en red con la Federación
Europea de Espacios Naturales Rurales y
Periurbanos. FEDENATUR y la Xarxa de Custodia
del Territori.
8. Trabajar permanentemente la comunicación,
elemento sensible para la aceptación social, tanto de
los productores, como de los consumidores.
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