2. En épocas anteriores el ser humano se propuso como objetivo principal
conocer la naturaleza; en la actualidad dicha intención ah ido cambiado
hacia la voluntad de dominarla, la tecno-ciencia al ser un sistema de
acciones eficientes cuya base es el conocimiento científico, el cual
modifica el mundo no abarcando solamente la naturaleza si no también a
la sociedad y a los seres humanos y su transformación.
En la antigüedad el saber científico buscaba la verdad, actualmente a partir
de la relación con el capital, la ciencia se integra en la lógica capitalista de
maximizar las ganancias al menor costo, es decir, la ciencia acae una fuerza
de producción mas, un momento de circulación y desarrollo de capital.
3.
4. La tecnología se ocupa de la acción humana sobre cosas y personas dando
poder sobre cosas y seres humanos, y no todo poder es bueno para todos.
La creación de riqueza puede tener efectos negativos. Los riesgos
ecológicos, nucleares, químicos y genéticos, muchas veces intangibles y
globales, acompañan a los beneficios del desarrollo y afectan a la sociedad
moderna Resulta obvio que los avances tecnológicos permiten a la
humanidad progresos irrenunciables, pero debemos tener en cuenta los
precios a pagar y reflexionar si podemos evitar efectos negativos. La
tecnociencia es un instrumento de dominio y transformación de la
naturaleza y de la sociedad por eso de ella se espera un avance en el
control de la naturaleza, una mejora en la calidad de vida, sin embargo
parece beneficiar sólo a determinados grupos sociales.
5. De suerte que es el deseo de enriquecimiento y poder, más que el de
saber, el que hoy impone a la ciencia y a la técnica el imperativo de
mejorar sus actuaciones y la realización de sus productos. Dejando de lado
las razones humanitarias se le da al desarrollo de la ciencia un sentido a
favor del incremento del poder económico y político. Hay una
preocupación por los sin voz, pero que se verán afectados por los
resultados del cambio técnico. Es importante dar cuenta de las decisiones
que se adoptan y cómo se adoptan, pero también del "programa oculto"
que influye en tales decisiones, y que nunca se hace explícito. Se trataría
de desvelar intereses y procesos sociales más profundos que pueden estar
en la base de las elecciones sociales de la tecnología.
6. Aceptar acríticamente la tecnología implica un contrato social implícito
cuyas condiciones sólo advertimos a menudo mucho después de
concretarlo permitiendo que se vayan remodelando las condiciones de
vida humanas de modos no deseados y con consecuencias negativas para
amplias capas de la población y para el futuro del planeta. Lo que
pareciera ser elecciones meramente técnicas son en realidad opciones
hacia formas de vida social y política que van construyendo a la sociedad y
configurando a las personas, sin plantearse un momento valorativo y
reflexivo que introduzca cuestiones sobre las posibilidades de crecimiento
de la libertad humana, de la creatividad o de otros valores. No aceptemos
vivir encadenados como los prisioneros en la caverna de Platón,
rompamos las cadenas pensando críticamente qué sociedad tenemos y
qué sociedad queremos.
7. No debemos caer en un “tecnofanatismo” siendo acríticos considerando
que el progreso tecnológico traerá progreso económico y por ende social,
creyendo que la tecnología es un futuro de promesas que se expandirá a
todos los seres humanos; tampoco debemos quedarnos con las visiones
“tecnofóbicas”, considerando a la ciencia y a la tecnología como una
amenaza para el orden social, donde se le atribuye a la tecnología la causa
de todos los males. Ambos son dos caras de la misma moneda donde la
tecnología ocupa un lugar central y un rol determinante. Desde la
educación se puede contribuir a desmitificar la tecnología contrarrestando
alguno de los riesgos que suele traer y para ello hay que conocerla pero
no sólo en su aspecto funcional, sino también en el impacto que causa.