El hermano Roberto trajo un gallo de pelea llamado Caballero Carmelo como regalo para su padre. El Carmelo se convirtió en un gran peleador ganador. Ya viejo, el padre lo retó a pelear contra otro gallo llamado Ajiseco para demostrar que seguía siendo un gallo de raza, a pesar de que el Carmelo ya no estaba en condiciones de pelear. La pelea se llevaría a cabo en el pueblo vecino de San Andrés en el Día de la Patria.