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El mundo imperfecto de arguedas
1. EL MUNDO IMPERFECTO DE ARGUEDAS
Vivimos en un mundo con un constante maltrato físico y psicológico hacia los
jóvenes, en donde los padres son los que maltratan, entre hermanos hay violencia e
incluso entre el grupo de amigos se halla el conflicto y es lamentable, ya que las
víctimas son aquellos adolescentes débiles que muchas veces por la agresión que
sufren busca la salida del suicidio. Pero no, esta no es la única salida.
Recordemos a nuestro famoso escritor José María Arguedas Altamirano, y
recordemos también la dura infancia que sufrió, en primer lugar desde los dos años
tuvo que vivir sin la presencia de su madre, ya que la señora Victoria Altamirano
Navarro murió víctima de cólicos hepáticos, entonces nuestro joven escritor paso a
vivir a la casa de su abuela paterna, Teresa Arellano, cuyo hogar se encontraba en
la ciudad de Andahuaylas.
El padre de Arguedas, Víctor Manuel Arguedas Arellano, fue un abogado cusqueño
que ejercía de juez en diversos pueblos y es así que en 1915, al ser nombrado juez
de primera instancia de la provincia de Lucanas se trasladó a dicha sede, donde
poco después se caso con una rica hacendada de San Juan de Lucanas, provincia
del mismo nombre, del departamento de Ayacucho, cuyo nombre fue Grimanesa
Arongoitia Iturbi viuda de Pacheco, fue entonces que, el pequeño José María
Arguedas viajo a Lucanas, para reunirse con su madrastra; el viaje fue todo un
acontecimiento para él, como así lo recordaría siempre, detallaremos esto más
adelante.
La nueva familia de Arguedas se instaló en Puquio, capital de la provincia de
Lucanas del departamento de Ayacucho, José María y su hermano Arístides, quien
era dos años mayor que él, fueron matriculados en una escuela particular, al año
siguiente en 1918, los dos hermanos continuaron sus estudios en San Juan e
Lucanas a 10 kilómetros de Puquio, y así vivían en la casa de la madrastra, un año
después en 1919 su hermano mayor, Arístides, fue enviado a estudiar a Lima,
quedando José María Arguedas solo en la casa de la madrastra. Y entonces, ¿Qué
sería de la vida de nuestro joven escritor?
En 1920, tras la asunción al poder de Augusto B. Leguía, el padre de José María
(Que era del partido contrario) fue removido de su cargo de juez y tuvo que retomar
2. su profesión de abogado litigante y viajero, problema que solo le permitía hacer
visitas casi nulas a su familia.
Esta etapa de la vida del niño José María Arguedas fue una de las más difíciles que
tuvo que sobrellevar ya que la relación que tenía con su madrastra y su
hermanastro, Pablo Pacheco, no era del todo buena, ya que la madrastra sostenía
un evidente desprecio hacia su hijastro. Esta viene a ser la segunda mala
experiencia que tuvo que vivir José María Arguedas; pero ¿Qué crueldades
realizaba Grimanesa en contra de José María?
Debido al desprecio de Grimasena, esta contantemente lo mandaba a convivir con
los criados indígenas de la hacienda y de este lugar solo lo recogía cuando su padre
llegaba de los viajes, tal como Arguedas lo relato en el primer encuentro de
narradores realizado en Arequipa en 1965.
Por su parte, Pablo el hermanastro, lo maltrataba física y psicológicamente e incluso
en una ocasión le obligo a presenciar la violación de una de sus tías, que era a la
vez la mamá de uno de sus compañeros, este fue uno de los <<Escoleros>> que se
mencionan en muchos de sus cuentos y al parecer esa fue solo una de las tantas
escenas sexuales que fue obligado a presenciar, ya que el hermanastro tenía varias
amantes en el pueblo. Sin embargo ¿Este sería el último recuerdo que tendría del
hermanastro?
La figura de Pablo Pacheco habría de perdurar en su obra literaria personificando al
gamonal abusivo cruel y lujurioso, sobre aquel personaje Arguedas menciono:
“Cuando llego mi hermanastro de vacaciones, ocurrió algo verdaderamente terrible,
desde el primer momento yo le caí muy mal porque él era de facciones indígenas y
yo de muchacho tenía un poco el pelo castaño y era blanco en comparación con él,
yo fue relegado a la cocina, y quedaba obligado a hacer algunas labores
domésticas, a cuidar los becerros y a traerle el caballo como mozo. Era un criminal,
de esos clásicos, trataba muy mal a los indios y esto si me dolía mucho y lo llegue a
odiar como lo odiaban todos los indios. Era un gamonal.”
Era tanto el maltrato que sufría que también menciono:
3. “Cuando estaba comiendo con los indios, el vino, me quito mi plato y me lo tiro a la
cara diciéndome que no valía ni lo que comía, fue entonces que me fui al maizal
llorando como nunca y rogándole al cielo que me mandara la muerte”
Algunos sin embargo consideran que el supuesto maltrato de la madrastra fue una
ficción, entre ellos el mismo Arístides, pero en mi humilde opinión pienso que la
última palabra la tuvo José María Arguedas puesto que fue el quien sufrió el
maltrato.
A mediados de Julio de 1921 José María se escapó de la casa de la madrastra junto
con su hermano Arístides que había retornado de Lima, ambos fueron a la hacienda
Viseca, propiedad de su tío Manuel Perea Arellano, situado a ocho kilómetros de
San Juan de Lucanas.
Allí vivió durante dos años, en ausencia del padre, conviviendo con los campesinos
indios a quienes ayudaba en las faenas agrícolas. De dos campesinos guardaría un
especial recuerdo: Don Felipe Maywa y Don Victor Pusa. Para José María Arguedas
fueron los años más felices de su vida.
En 1923, acompaño a su padre en sus frecuentes viajes laborales y así conoció más
de 200 pueblos, así pasaron por Huamanga, Cusco y Abancay, en esta última
ciudad ingreso como interno en el colegio Miguel Grau de los padres Mercedarios,
cursando el quinto y sexto de primaria entre 1924 y 1925, mientras su padre ejercía
su trabajo y su hermano Arístides seguía sus estudios en Lima. Esta etapa de su
vida quedo plasmada en su obra maestra “LOS RIOS PROFUNDOS”
“Mi padre no pudo encontrar nunca donde fijar su residencia, fue un abogado de
provincias, inestable y errante, con el conocí más de 200 pueblos (…) Pero mi padre
decidía irse de un pueblo a otro cuando las montañas, los caminos, los campos de
juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles del pueblo
empezaban a formar parte de mi memoria (…) Hasta un día en que mi padre me
confeso con ademan aparentemente más enérgico que otras veces, que nuestro
peregrinaje terminaría en Abancay (…) Cruzábamos el Apurímac, y en los ojos
azules e inocentes de mi padre vi la expresión característica que tenían cuando el
desaliento le hacia concebir la decisión de nuevos viajes (…) Yo estaba matriculado
en el colegio y dormía en el internado. Comprendí que mi padre se marcharía,
5. - Aibar Ray, Elena: Identidad y resistencia cultural en las obras de José María
Arguedas. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 1992.
- Cornejo Polar, Antonio: Los universos narrativos de José María Arguedas.
Lima: Horizonte, 1997.
- Lévano, César: "Arguedas. Un sentimiento trágico de la vida (ensayo)". Lima:
Fondo Editorial de UIGV, 2011.
- Sales Salvador, Dora: Puentes sobre el mundo: cultura, traducción y forma
literaria en las narrativas de transculturación de José María Arguedas y
Vikram Chandra. Nueva York/Berna/Frankfurt: Peter Lang, 2004. ISBN 3-
03910-359-8.