3. Un problema muy común que
se da al interior de un pueblo
victorioso son las
inconformidades.
Éste se presenta usualmente,
entre aquellos que se involucran
a fondo en la tarea y es
precisamente el sentirse
excluidos de la tarea, el motivo
de sus inconformidades.
El problema se arregla
mediante el diálogo amable y la
aclaración de los hechos.
4. ¿Cómo es posible que entre
personas del mismo pueblo, unos
vean la gran necesidad de otros y
se nieguen a ayudarlos?
¿Qué puede haber detrás de
aquellos que se niegan a ayudar
aún en las cosas más elementales
y sencillas?
¿Egoísmo? ¿Miedo?
¿Indiferencia?
Éste es un problema fuerte,
cuya solución debe ser fuerte. Es
un problema que amerita
disciplina.
5. Un problema grave que se puede
dar al interior de un pueblo
victorioso, es la incredulidad, es
decir falta de fe en lo que Dios esta
haciendo y en lo que va a hacer.
Usualmente, esta incredulidad va
acompañada de menosprecio hacia
las personas que Dios ha decidido
usar para dirigir la tarea.
El origen de éste problema no es
otra cosa sino un tremendo orgullo.
La solución a éste problema es
derribar el necio orgullo o sufrir un
drástico castigo que puede ser hasta
la muerte misma.
6. CONCLUSIÓN:
Los problemas son
una realidad ineludible
dentro de un pueblo
victorioso.
Los problemas no se
arreglan por sí mismos,
debemos actuar para
solucionarlos.
Es el liderazgo quien
debe tomar la iniciativa
para solucionar los
problemas internos.