El capítulo 2 del libro de Daniel en la Biblia relata un sueño del rey Nabucodonosor de Babilonia. En este sueño, el rey ve una gran estatua compuesta de diferentes materiales, como oro, plata, bronce, hierro y arcilla. Unaz una piedra no cortada por manos humanas golpea la estatua en los pies, causando que se derrumbe y se convierta en polvo, y luego la piedra crece hasta convertirse en una gran montaña que llena toda la tierra. Daniel, un sabio hebreo en la corte de Nabucodonosor, interpreta este sueño como una representación de los imperios que gobernarán la tierra en el futuro. Cada material de la estatua simboliza un imperio, comenzando con el mismo Nabucodonosor y su reino de Babilonia, representado por el oro. Luego, seguirán otros imperios, como el imperio medo-persa (plata), el imperio griego (bronce) y el imperio romano (hierro). La mezcla de hierro y arcilla en los pies de la estatua sugiere una debilidad en el último imperio. La piedra que destruye la estatua se interpreta como el reino de Dios, que vendrá en el futuro y prevalecerá sobre todos los imperios humanos. Este capítulo es importante en la Biblia porque profetiza eventos futuros y muestra la soberanía de Dios sobre los asuntos humanos y la historia.