1. En el universo había muchos tipos de cosas raras y extrañas,
grandes y chiquitas, microscópicas y gigantes, pero en especial
había un planeta; ese planeta era chiquito a comparación de otros,
pero era especial porque en él había vida, ¡mucha vida!
Su nombre era Tierra, y él había estado feliz por muchos años, tenía
una gran amigo que se llamaba Marte, en el cual empezaba a haber
un poco de vida, aunque ésta era diferente a la de Tierra, ya que era
más inusual.
Los demás planetas estaban un poco celosos de Tierra porque en él
había mucha vida, que era muy bonita y en ellos mismos todavía no
había tanta. Aun así lo querían mucho.
Tierra tenía un carácter especial: había días donde estaba muy feliz,
y el estado del tiempo era muy bonito, había días donde estaba
triste, tanto que creaba inundaciones; a veces estaba enojado, y
creaba grandes volcanes que a su paso daban erupciones o a veces
no sabía ni cómo se sentía, y esto daba paso a los huracanes, pero
a pesar de esto, la vida que vivía dentro de él siempre se las
arreglaba para seguir adelante, y entendían que Tierra tendría, a
veces, malos ratos.
Durante mucho tiempo, las cosas siguieron así, hasta que un día, de
un momento a otro, todo empezó a cambiar: tanto los demás
planetas como la vida dentro de él se pusieron en su contra.