1) El documento habla sobre dos casos históricos prominentes de fraude científico en la cartografía: James Rennell inventó las Montañas de Kong en África occidental que aparecieron en mapas durante 100 años hasta que fueron desacreditadas, y Benjamin Morrell inventó la Isla de Morrell y Nueva Groenlandia del Sur que también estuvieron representadas en mapas por más de un siglo.
2) A pesar del fraude, el prestigio de James Rennell no se vio afectado y recibió reconocimientos póst
Resumen de la Charla: FRAUDES CARTOGRÁFICOS LONGEVOS: UNA MUESTRA SOBRESALIENTE DE LA MENTIRA EN EL SENO DE LA CIENCIA
1. FRAUDES CARTOGRÁFICOS LONGEVOS: UNA MUESTRA SOBRESALIENTE DE LA
MENTIRA EN EL SENO DE LA CIENCIA
Carlos Eduardo de Jesús Sierra Cuartas
Profesor Asociado, Universidad Nacional de Colombia
Miembro de la Sociedad Julio Garavito
Los científicos y los ingenieros no pueden sustraerse en modo alguno a la naturaleza humana.
Sencillamente, esto es imposible, lo cual significa que sus títulos y prerrogativas no pueden tomarse
cual garantía de calidad humana en modo alguno. Incluso, hasta las altas titulaciones y los pergaminos
pueden prestarse para perpetrar felonías, de lo cual la Historia brinda con tozudez ejemplos a granel,
como bien puede verse al mirar con detenimiento los fraudes en materia científica y tecnológica. En
otras palabras, se cumple aquí al pie de la letra una frase elocuente y precisa que aparece con
frecuencia en Canaima, una novela famosa de Rómulo Gallegos: Se es o no se es.
El tema del fraude científico ha inspirado una miríada de obras al respecto, como, botón de muestra,
el libro de Federico di Trocchio dedicado a las mentiras en el seno de la actividad científica. En
general, los fraudes han estado presentes en todas las ramas de la ciencia desde tiempos antiguos. En
particular, en el campo de la astronomía, llama la atención el fraude perpetrado nada menos que por
Claudio Ptolomeo, quien le plagió a Hiparco de Nicea sus datos sobre coordenadas de objetos celestes.
No todo lo que brilla es oro.
De manera especial, el campo de la cartografía brinda unas muestras tremendas de fraude científico,
como son los casos de James Rennell, autor de las montañas de Kong, y Benjamin Morrell, quien
inventó la isla de Morrell y Nueva Groenlandia del Sur. Ambos fraudes cartográficos, descritos con
detalle por Simon Garfield en su libro titulado En el mapa: De cómo el mundo adquirió su aspecto,
gozaron de una larga vida, de algo así como un siglo de existencia. Con todo, ambos fraudes
terminaron por caer. En el caso de las montañas de Kong, gracias a la labor del oficial francés Louis-
Gustave Binger; y, en el caso de los inventos cartográficos de Morrell, merced a la intervención de
Ernest Henry Shackleton, un conspicuo explorador polar. En lo que a James Rennell atañe, el fraude de
2. marras no afectó su prestigio como uno de los geógrafos más galardonados de Inglaterra, de lo cual
tenemos una buena muestra en lo dicho en la página de la Abadía de Westminster en la Red: “… tiene
un busto de mármol blanco en la cercana capilla al noroeste de la torre. Esto es obra del escultor Jacob
Hagbolt y la inscripción dice: "Mayor James Rennell. Murió el 29 de marzo de 1830 a sus 88 años. Su
vida útil, carácter firme y altos talentos se exponen ampliamente en sus obras y no necesita de ningún
otro monumento. Esta placa, por tanto, se limita a registrar que este célebre hombre está enterrado
cerca de este lugar"”. Como dice Mafalda, hay de todo en este supermercado de Dios.
Las ficticias montañas de Kong ( http://www.diariodelviajero.com/cajon-de-sastre/debeis-viajar-para-
comprobar-que-algo-existe-de-verdad-la-montana-irreal-que-estuvo-100-anos-en-los-mapas).
Louis-Gustave Binger (http://africasacountry.com/2013/09/roland-barthes-his-grandfather-and-cote-divoire/).
3. Ernest Henry Shackleton ( https://es.wikipedia.org/wiki/Ernest_Shackleton).
En lo esencial, James Rennell inventó toda una cordillera. Y no una pequeña por cierto, habida cuenta
de que se extendía por miles de kilómetros en África occidental. Mucho después, en 1928, el célebre
Oxford Advanced Atlas de Bartholomew traía en su índice lo siguiente: “Montañas de Kong, África
occidental francesa, 8° 40 N 5° 0 O”. Por su parte, Benjamin Morrell, en los relatos que publicó de sus
viajes, consignó sus “descubrimientos”, como la isla de Morrell, ubicada dizque en cercanías de Hawai,
y Nueva Groenlandia del Sur, supuestamente próxima a la Antártida, “descubrimientos” que hicieron
parte de las cartas navales y los atlas durante más de una centuria. Todavía hasta 1910, la isla de
Morrell causó una desviación hacia el oeste de la línea internacional de cambio de fecha. Incluso, en
1922, la isla de marras figuraba en The Times Atlas. Increible, pero cierto. En fin, si James Rennell y
Benjamin Morrell hubiesen vivido en nuestro tiempo, cabe suponer con sensatez que habrían hecho un
uso intenso y frecuente del editor de fotografías Photoshop. La condición humana es lo que es. Y la
ciencia no se sustrae a ello.