La vida NO es un fin en sí misma para establecer apegos de todo tipo con los bienes materiales-personales (el yo inferior de nuestros seres amados y de nuestros congéneres, los deseos y las pasiones, los bienes materiales, la vanidad, los problemas y las preocupaciones), sino todo lo contrario, es un MEDIO para aspirar a la UNIÓN DIVINA a través de la ruptura con la mayor cantidad posible de todos ellos. Es decir, la ruptura con el imperio del ensimismado yo y la consagración al "no yo espiritual".
1. EL SENTIDO DE LA VIDA
El ser humano en general,
independientemente de su credo religioso o
de su concepto de Dios, con toda seguridad
cree que el sentido de la vida está
determinado por elementos tales como los
valores, las virtudes, el auto desarrollo
integral, el conocimiento de sí mismo, la
relación armoniosa con Dios y con sus
semejantes, la paz interior, la vida eterna, etc.
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2. EL SENTIDO DE LA VIDA
Pero un 95 % o más de la humanidad incurre en
una terrible contradicción entre esa creencia o
convicción, y lo que puede observarse en la
realidad, donde elementos tales como el
hedonismo, el modelo del consumismo, los
paradigmas del éxito material/personal y el de la
ostentación/ acumulación de riqueza, así como
también, la búsqueda de reconocimiento a partir
de logros materiales-personales, condicionan
poderosamente las vidas de esa inmensa
cantidad de personas.
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3. EL SENTIDO DE LA VIDA
Dicho condicionamiento es tan fuerte, que en realidad el
concepto del sentido de la vida para ese 95 % de la humanidad
NUNCA estará fundamentado en elementos nobles y virtuosos
de carácter ético y espiritual, sino que estará configurado a partir
de los deleites, las emociones fuertes, los motivos materiales-
personales cautivantes, los deseos y las pasiones. Es decir, a
partir de todo aquello que es -desde el punto de vista de la
sabiduría universal o filosofía perenne- superficial, transitorio,
limitado, desechable, corruptible.
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4. EL SENTIDO DE LA VIDA
En síntesis, si bien es cierto que una inmensa mayoría de
hombres y mujeres de todo el mundo consideran que el sentido
de la vida está sustentado principalmente en lo espiritual y lo
ético, es fácilmente comprobable que lo que verdaderamente
funciona, lo que efectivamente le da sentido a sus vidas, es todo
lo que se encuentra en el mundo de ilusión e ignorancia, que
son aquellas cosas mutables e impermanentes que ama y
desea la personalidad egoísta del ser humano y en la cual
empeña su voluntad obstinada.
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5. EL SENTIDO DE LA VIDA
El ser humano tiene la siguiente composición trinitaria: cuerpo,
sique y espíritu. Dentro de la sique, está localizada la voluntad
obstinada o personalidad egoísta, amante de los deleites, los
apegos, los deseos y las pasiones.
La personalidad egoísta es la mente de deseos e inteligencia
calculadora y mezquina, y por definición es totalmente contraria
al perfeccionamiento espiritual. Es presumible que el 98 % o
más de los terrícolas se encuentran totalmente dominados por
su personalidad egoísta y/o por su voluntad obstinada. Esto
significa que el mundo está gobernado por el imperio del Yo,
cuando lo ideal sería que se encuentre gobernado por el reino
del espiritual NO-YO.
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6. EL SENTIDO DE LA VIDA
Los conceptos de personalidad egoísta, voluntad obstinada y
mundo de ilusión e ignorancia, son típicos de la Filosofía Perenne,
la cual trataré de explicar a continuación, en forma breve, precisa y
puntual.
En toda religión siempre encontraremos una versión superficial o
exotérica de su doctrina, y una versión profunda o esotérica. En el
caso concreto del Cristianismo, su versión profunda está
representada por la Escolástica y por la Teología Mística. La
Filosofía Perenne es el máximo factor común en el cual
convergen los principios universales subyacentes o esotéricos de
todas las religiones, ya sean dogmáticas y reveladas, o filosóficas
(caso del Budismo por ejemplo).
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7. EL SENTIDO DE LA VIDA
La inmensa mayoría de personas al estar dominadas por su
personalidad egoísta y carecer de una educación espiritual
profunda o esotérica, viven en el mundo de ilusión e ignorancia y
su conjunto de espejismos o elementos materiales-personales. La
alienación con dicho mundo es tal, que el 98 % o más de la
humanidad constituye permanentemente el gran rebaño de ovejas
domesticadas por el imperio del Yo.
Para romper esa grotesca condición de oveja domesticada, el
individuo tiene que educarse para convertirse y actuar como un
emprendedor y aspirante espiritual, de tal manera que pueda
adoptar un estilo de vida alternativo que lo potencie para abandonar
su yo chico y descubrir su Yo Gigante, su Yo Superior.
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8. EL SENTIDO DE LA VIDA
A través de una educación espiritual profunda o esotérica,
perseverante y complementada con la gracia divina, el ser
humano debería ser capaz de aniquilar su ensimismado yo y de
vivir para su espiritual NO-YO, con el fin de vaciar su voluntad
obstinada (sacar de ella los apegos, deleites, deseos y
pasiones) y así permitir que su alma sea llenada por la Voluntad
Divina.
En ese punto, habrá llegado a un estado en el que ya no existen
los obstáculos que normalmente le impide advertir
continuamente la Divina Base del Poder Superior.
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9. EL SENTIDO DE LA VIDA
Para saber cuál es el más profundo y trascendental sentido de la
vida, es necesario conocer la diferencia entre la felicidad ordinaria
y la felicidad espiritual.
La felicidad ordinaria, vulgar, condicionada, material-personal y
egoísta, es aquella sustentada en el mundo de ilusión e ignorancia
y su conjunto de bienes materiales-personales por los cuales la
persona experimenta deleites, apegos, deseos y pasiones. Dichos
bienes son fugaces, mutables, corruptibles e impermanentes, y en
consecuencia, extremadamente imperfectos y virtualmente
inexistentes. Dichos bienes son 99.999999 % NO-SER y por ende,
pertenecen al plano de la verdad relativa, la verdad de los entes.
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10. EL SENTIDO DE LA VIDA
En el lado opuesto, la felicidad espiritual, virtuosa,
extraordinaria, inegoísta, libre de condicionamientos, es aquella
sustentada en los bienes espirituales, perfectos, incorruptibles e
inmutables, que tienen un altísimo grado de SER PURO y por
ende, pertenecen al plano de la verdad absoluta, la verdad de
Dios.
Para entender mejor los fundamentos de ambos tipos de
felicidad, es conveniente examinar muy breve y puntualmente
algunas nociones básicas de ontología, relativas al SER y a los
entes:
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11. EL SENTIDO DE LA VIDA
Dios decidió crear. Pero no podía crear dioses, porque lo más
característico de Dios es que no es creado. Como Dios es increado,
es eterno. Y como existe por sí mismo, con total independencia,
también es infinito (nada lo limita). Dios es el SER ABSOLUTO.
En consecuencia, los seres o entes creados por Dios tenían que
ser necesariamente limitados en el tiempo y en el ser, porque son
múltiples, distintos, mutables, y porque encierran composición. Y
tales propiedades sólo son posibles mediante el NO-SER. Todo lo
que procede de Dios es SER, o es BIEN, aunque todas las cosas
creadas incluyan diferentes grados de imperfección o de NO-SER.
Las cosas del mundo son más perfectas en la medida en que
tengan más ser y estén, por eso mismo, más cerca de Dios.
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12. EL SENTIDO DE LA VIDA
Los seres creados por Dios (llamados entes) en términos
generales, son 99 % NO-SER. Es decir, son extremadamente
imperfectos (pero perfectibles) y son virtualmente inexistentes,
pero aun así, tienen la dicha de haber recibido bondadosa y
gratuitamente de Dios, una determinada cantidad de SER por la
cual -en el caso de los seres humanos- son responsables de hacer
lo mejor posible con esa fracción de SER.
En el lado opuesto de los entes, se encuentran los bienes
espirituales, perfectos, incorruptibles e inmutables que pertenecen
al plano de la verdad absoluta (la verdad de Dios), y que son el
fundamento de la felicidad espiritual. Dichos bienes son los
siguientes:
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13. EL SENTIDO DE LA VIDA
1. El logro de la Unión Divina durante mi vida y después de mi
muerte. Amar, conocer y unirme a la inmanente y
trascendente Voluntad Divina, lo cual significa acceder al
estadio existencial de plenitud y eludir el estadio existencial
carencial, en el cual las almas experimentarán diferentes
grados de precariedad existencial como parte del imperativo
proceso de regeneración espiritual.
2. La Ley Eterna, que nos manda amar las cosas
ordenadamente conforme su grado de perfeccionamiento
espiritual, y no preferir lo material a lo espiritual, ni lo efímero a
lo eterno, ni lo cómodo y placentero a lo virtuoso.
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14. EL SENTIDO DE LA VIDA
3. Los méritos y la autorrealización derivados del cumplimiento
de dicha ley.
4. Una voluntad clarificada y espiritual, el recto camino de las
virtudes, los actos moralmente buenos.
5. El emprendedurismo espiritual y el estudio de la filosofía
perenne, para convertirnos y actuar como aspirantes
espirituales.
6. La ABNEGACIÓN con pleno dominio sobre la obstinación de
la voluntad.
7. El espiritual NO-YO, que significa la voluntad liberada del yo
egoísta y consagrada al cumplimiento de la Voluntad Divina o la
Ley Eterna.
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15. EL SENTIDO DE LA VIDA
La felicidad espiritual, además de sustentarse en los anteriores
bienes, es la felicidad resultante de lograr la pasión por el
desapasionamiento, de trabajar minuto a minuto los 365 días del
año como exterminador de deleites, apegos, deseos y pasiones
y de obtener por cada hora de trabajo, autorrealización espiritual
y méritos.
Solamente los artesanos de su Yo Superior, los obreros
exterminadores del mundo de la materia y el deseo (es decir, de
su ensimismado yo), que tienen la capacidad de experimentar
la felicidad espiritual y de prescindir de la felicidad vulgar,
tendrán el acceso al Estadio Existencial de Plenitud y se librarán
del estadio existencial carencial.
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16. El SENTIDO DE LA VIDA
Para concluir, y con base en todo lo expuesto
anteriormente, es posible afirmar con certeza absoluta,
que la vida NO ES UN FIN EN SÍ MISMA para establecer
apegos de todo tipo con los bienes materiales-personales
(o bienes exteriores) y para ir en busca de la máxima
satisfacción posible de nuestro yo egoísta, calculador y
mezquino, perturbado por los deseos y las pasiones.
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17. EL SENTIDO DE LA VIDA
Todo lo contrario, la vida es un medio para acceder al estadio
existencial de plenitud o Unión Divina y para eludir el estadio
existencial carencial, a través de los siguientes medios: 1) La
ruptura con la mayor cantidad posible de dichos apegos y con
el ensimismado yo (el yo egoísta). 2) La generación de
méritos y de autorrealización, mismos que se logran en
virtud de la felicidad espiritual.
Dicha condición de medio que tiene la vida, es lo que
precisamente le confiere su legítima y auténtica razón de
ser o su sentido.
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