SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 382
Descargar para leer sin conexión
FUEGO Y MANIOBRA
BREVE HISTORIA DEL ARTE TÁCTICO
JORGE ARIEL VIGO
FUEGO Y MANIOBRA
BREVE HISTORIA DEL ARTE TÁCTICO
Folglore Ediciones
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titula-
res del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción
total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendi-
dos la fotocopia y el tratamiento informático.
© 2005, Jorge Ariel Vigo
© 2005, Folglore Ediciones (de ELALEPH.COM S.R.L.)
contacto@elaleph.com
http://www.elaleph.com
Primera edición
ISBN
Hecho el depósito que marca la Ley 11.723
Impreso en el mes de abril de 2005 en
Docuprint S.A., Rivadavia 701,
Buenos Aires, Argentina.
“Uno debe entender el mecanismo y el poder del soldado individual,
luego el de una compañía, un batallón, una brigada y así en más, an-
tes de que uno pueda aventurarse a agrupar divisiones y mover un
ejército. Creo que debo mi éxito a la atención que siempre presté a la
parte inferior de la táctica como oficial regimental. Hay muy pocos
oficiales en el ejército que conozcan esos detalles mejor que yo; son la
fundamentación de todo el conocimiento militar”
MariscaldeCampoArthurWellesley,DuquedeWellington
9
FUEGO Y MANIOBRA
INTRODUCCIÓN
La Estrategia tiene un magnetismo especial para los expertos y el
público en general. Tratados acerca de su evolución, volúmenes ex-
plicativos, desarrollos teóricos y escritos descriptivos acerca de ella se
encuentran por doquier abarcando diversas disciplinas. Estrategia
militar, diplomática, empresarial, legal, comercial son moneda co-
rriente en la literatura académica y en el lenguaje de profesores, polí-
ticos, hombres de armas, periodistas o deportistas.
Su hermana menor, la Táctica goza de un empleo oral semejante
pero no ha recibido un igual trato erudito. Las obras que la estudian
la refieren a períodos o conflictos específicos circunscribiendo el aná-
lisis a su empleo circunstancial sin alegar nada respecto de su genéti-
ca y evolución. De similar manera los documentos técnicos,
esencialmente reglamentos militares, sólo tratan de sus métodos y
procedimientos actuales.
Esta desigualdad se ha traducido en una desventaja operativa.
Cada vez que se plantea un nuevo conflicto se levantan voces estra-
tégicas para explicar la forma de encararlo y arribar a una pronta solu-
ción del mismo; pero nada escuchamos acerca de cómo se realizarán
las tareas que, en conjunto nos llevaran a ese objetivo. Cierto es que
corresponde a la táctica establecer esos procedimientos, ya que la
táctica es acción. Pero la estrategia, que es idea, no debe apartarse
tanto del hacer como para no distinguir lo posibles de lo simplemente
imaginado. Si la estrategia es, como dice Alonso Baquer, “el decir de
un hacer” corresponde que conozca los límites posibles, actuales y
JORGE ARIEL VIGO10
futuros de los recursos de acción, tanto para acatarlos como para ex-
tenderlos.
Es relativamente sencillo trazar una campaña estratégica de
bombardeo, pero es tácticamente complejo realizarla produciendo el
mínimo daño colateral y previendo el amparo de los cientos de refu-
giados que ella producirá. Una estrategia de armas combinadas puede
llevar a un gran ejército a Bagdad, pero si no se atiende a la respuesta
táctica obvia del enemigo derrotado -la guerrilla y el terror- de nada
valdrá la victoria pues el número de bajas propias será superior des-
pués del cese de fuego.
La Táctica es la disciplina que provee a la estrategia no sólo del
medio de acción, sino también de parte de la información necesaria
para actuar. El problema de los refugiados de guerra es muy antiguo y
los hombres involucrados en los sitios lo conocían: Vercingetórix en
Alesia (52 a.C.) expulsó a los no combatientes de su posición por falta
de alimentos, y en repetidos sitios medievales se registran nubes de
refugiados entre las murallas de los sitiados y las trincheras de los
sitiadores. El recurso del terror y la guerrilla es repetidamente habi-
tual en un vencido, bástenos con recordar los movimientos de resis-
tencia surgidos en Francia, Holanda o Rusia durante la Segunda
Guerra Mundial.
En un estado nacional la política, asociada a la ética, traza los ob-
jetivos nacionales a partir de la identificación de los intereses vitales
de la nación. Nada dice la política acerca de cómo lograr esos objeti-
vos, pues esa es tarea de la estrategia. A ella le corresponde establecer
los caminos de acción para alcanzar las metas fijadas diciendo qué es
lo que hay que hacer. La táctica por su parte es el procedimiento de
la acción que recorre los rumbos trazados por la estrategia. La relación
sistémica de subordinación es entonces evidente.
El conocimiento Táctico resulta imprescindible para la elabora-
ción de una estrategia adecuada. No es aconsejable desarrollar estra-
tegias que empleen procedimientos tácticos poco conocidos o
desconocer los requerimientos operativos y sus consecuencias. Aun-
que es habitual admitir que los errores tácticos tienen solución en el
campo estratégico y que ese remedio no funciona a la inversa, no
podemos desconocer que en nuestra época donde los medios de co-
municación masiva han reducido la dimensión temporal de la estrate-
gia, los alcances y efectos de las acciones tácticas pueden comprender
rápidamente resultados irreversibles. La guerra opera hoy dentro de
la ética que marca el Derecho Internacional Humanitario, su conoci-
miento y manejo es imprescindible para todo militar profesional; en
FUEGO Y MANIOBRA 11
ese sentido una acción táctica que afecte los valores protegidos por
esas normas alcanzaría resultados dañosos en el ámbito estratégico
que podrían arruinar una campaña o todo el plan de guerra.
El conocimiento Táctico es entonces indispensable no sólo desde
la necesidad del combate sino también a partir de su manejo concep-
tual integrado al sistema estratégico. Esa integración sólo puede lo-
grarse mediante una cabal comprensión del fenómeno táctico y su
genética evolutiva. Ésta responde al modelo social en que se aplica la
Táctica; modelo que determina a su vez el diseño del instrumento
militar y su empleo Estratégico, lo que permite una apropiada com-
posición sistémica de ambos fenómenos.
Para comprender el fenómeno táctico debemos integrar las con-
diciones sociales, económicas y políticas donde éste se produce, reco-
nocer su manifestación procedimental e identificar las causas que
generaron su creación. Con relación al primer requerimiento hemos
decidido dosificar su análisis a sus más destacadas influencias. En
referencia al resto expondremos en detalle los métodos y formas de
empleo tácticos así como sus organizaciones, siguiendo las causas y
efectos en miras a relacionarlos de forma evolutiva y continuada.
Con este enfoque emprendemos el estudio histórico de la Táctica
a través de su evolución y desarrollo. Antes de avanzar en tal sentido
es conveniente que establezcamos cuáles son los elementos esencia-
les que integran el combate y con qué términos y alcances nos referi-
remos a ellos.
Los Elementos del Combate
Encarar un estudio de historia militar exige previamente un
acuerdo terminológico y conceptual del léxico básico con que se des-
criben las acciones de guerra. En tal sentido palabras como Estrate-
gia, Operacional, Táctica, Logística, Inteligencia, Mando, Comando,
Conducción y Principios de la Conducción requieren una conceptua-
lización operativa.
Las definiciones que a continuación se consignan son esencial-
mente descriptivas y pretenden ser lo suficientemente elásticas como
para poder aplicarse hábilmente a cualquier período histórico. For-
mulamos esta aclaración porque los conceptos técnico-militares han
variado con el tiempo así como su aplicación y emplear la conceptua-
lización actual podría resultar un acto ahistórico.
JORGE ARIEL VIGO12
Estrategia
Es este uno de los conceptos más difíciles de tratar. En su aplica-
ción más amplia podemos coincidir con Williamson Murray en que la
“…estrategia es un proceso, una constante adaptación a los cambios
de condiciones y circunstancias en un mundo donde el azar, la incer-
tidumbre y la ambigüedad dominan.”1
Focalizándonos en la estrategia militar podemos decir que esta es
“…el arte y ciencia del empleo de las fuerzas armadas de una nación
o alianza para asegurar objetivos políticos mediante la aplicación o
amenaza de la fuerza.”2, definición que coincide con la de Liddell
Hart “el arte de distribuir y aplicar los medios militares para alcanzar
los fines de la política.”3 En igual sentido Clausewitz la definía como
“el arte de emplear las batallas como medios para ganar el objetivo de
guerra.”
La estrategia militar será entonces el arte y ciencia de responder a
los objetivos fijados por el poder político mediante el empleo de las
batallas y más específicamente se referirá a la disposición de los ele-
mentos del instrumento militar antes y después de las batallas. La
estrategia militar será el criterio con que un comandante debe guiar
sus tropas para que alcancen el campo de batalla en la situación más
ventajosa posible.
Operacional
Esta última concepción de la estrategia es de aplicación a un con-
cepto relativamente nuevo que es el del arte operacional. Hasta antes
de la Segunda Guerra Mundial no se distinguían de la estrategia cues-
tiones como la situación que debía producirse en el teatro de guerra
para alcanzar el objetivo estratégico, qué acciones producían esa si-
tuación o con qué recursos se alcanzaba. Después de ese evento béli-
co se creó a instancias de la doctrina soviética la categoría operacional
que en suma consistirá en “…el empleo de las fuerzas militares para
alcanzar objetivos estratégicos en un teatro de guerra o teatro de ope-
raciones a través del diseño, organización, y conducción de campañas
y operaciones mayores.”4
1 Murray, W., 1994 “The Making of Strategy. Rulers, States and War”, pg 1,
New York, Cambridge University Press
2 Department of Army, 1986, FM 100-5 Operations, pg 9, Washington
3 Liddell Hart, B.H., 1954, “Strategy”, pg 321, New York, Meridian
4 Department of Army, 1986, FM 100-5 Operations, pg 10, Washington
FUEGO Y MANIOBRA 13
En este sentido el nivel más bajo de la estrategia se confunde con
el nivel operacional pudiendo lograrse su separación sólo en la aplica-
ción a un caso concreto.
Táctica
Por debajo del nivel operacional hace su aparición la táctica como
“…la disposición para, y control de, fuerzas militares y técnicas en el
combate …estrategia es el arte de conducir la guerra, táctica es el arte
de pelear.”5
Antiguamente en Grecia taktika se refería solamente al ordena-
miento de las tropas en batalla. Con el tiempo la evolución y la nece-
sidad ampliaron su alcance orientándola hacia la obtención de
ventajas para explotar las vulnerabilidades del enemigo dentro del
campo de batalla. Así incluye técnicas ofensivas y defensivas, el em-
pleo de las armas, la movilidad y dispocición de las tropas en comba-
te. El Mariscal Marmont la definía como el “arte de manejar las
tropas sobre el campo de batalla, y maniobrarlas sin confusión…es la
ciencia de la aplicación de las maniobras.”6
En la actualidad se reconocen dos niveles tácticos, el superior que
involucra la coordinación de operaciones de grandes unidades y el
inferior que refiere a los métodos de empleo de las unidades en com-
bate. El nivel superior ocupa una zona de definición dinámica con el
operacional.
Los niveles estratégico, operacional y táctico se integran dentro
de un sistema donde los objetivos superiores determinan la identifi-
cación de los objetivos inferiores. Mientras la estrategia identificará el
mejor objetivo para el empleo del instrumento militar en miras a
ganar la guerra en los términos buscados por la política, el nivel ope-
racional establecerá el lugar y el tiempo en que las batallas deban
librarse para lograr las metas estratégicas y la táctica fijará el método
de combate a aplicar en las batallas formuladas por el nivel operacio-
nal. Del mismo modo que los objetivos de cada nivel se hallan entre-
lazados, también deben guardar relación los procedimientos y
métodos de cada categoría.
En el análisis histórico generalmente se ditinguen las situaciones
estratégicas y las tácticas, los restantes niveles corresponden a necesi-
5 Montgomery, B., 1968, “A history of warfare”, pg 14, London, Collins
6 Nosworthy, B., 1996, “With musket, cannon and sword”, pg 23, New York,
Sarpedon
JORGE ARIEL VIGO14
dades operativas o académicas de enseñanza. Sin perjuicio de que los
niveles intermedios son de aplicación a la historia militar es aconseja-
ble aplicarlos a temas específicos y a épocas asociadas con esos con-
ceptos. Para una obra como la presente el modelo simple estrategia-
táctica resulta más práctico, sin perjudicar la calidad del análisis.
Logística
La logística es el arte de abastecer y transportar a las fuerzas ar-
madas. Es uno de los elementos críticos de la ciencia militar. No es
posible desarrollar ni siquiera un plan bélico de cualquier nivel sin
tener en cuenta los alcances y limitaciones que la logística impone.
Como reza un viejo adagio los aficionados hablan de estrategia, los
profesionales estudian la logística.
Inteligencia
Es el procesamiento, análisis y distribución de la información ne-
cesaria para emprender una operación militar. Comprende los tres
niveles básicos: inteligencia estratégica, operacional y táctica.
Mando
“Es la acción que ejerce el jefe sobre los hombres que le están
subordinados con el objeto de dirigirlos, persuadirlos e influir sobre
ellos de tal manera de obtener su voluntaria obediencia, confianza,
respeto y leal y activa cooperación tanto en el desempeño de una
función como en el cumplimiento de una misión.”7
Comando
“Es el ejercicio de la autoridad y responsabilidades legales sobre
una organización militar. Es una función del grado y cargo que está
prescripta, regulada y limitada taxativamente por las leyes y regla-
mentos militares.” 8
7 Ejército Argentino, 1960, “M-65-1 Ejercicio del mando”, pg II, Argentina
8 Ejército Argentino, 1960, “M-65-1 Ejercicio del mando”, pg II, Argentina
FUEGO Y MANIOBRA 15
Conducción
“Es la aplicación del comando a la solución de un problema mili-
tar. La conducción es un arte, una actividad libre y creadora que se
apoya sobre bases científicas. Cada tipo de problema militar a resol-
ver, requerirá la aplicación de técnicas particulares.”9 Tal vez debiera
incluirse en el concepto la gravitación del mando en la conducción.
Principios de la Conducción
“Los principios de la guerra son los que han orientado a los gran-
des Capitanes de quienes la historia nos ha transmitido los grandes
hechos.” (Napoleón).”A causa de la falta de principios firmes y sensa-
tos, se cae en los cambios continuos, sea que se trate de organización,
de formaciones, de maniobras.” (Lloyd).10
Originalmente conocidos como los principios de la guerra y mo-
dernamente llamados de la conducción, consisten en un número de
guías que contienen la esencia de los mejores consejos para la con-
ducción de acciones militares. En nuestro país son once:11
Voluntad de Vencer
Disposición para empeñar todos los recursos disponibles en la
búsqueda del éxito. Implica empeño moral y vocación de sacrificio.
Objetivo
Propósito o finalidad que se persigue alcanzar. Debe estar clara-
mente definido y comunicado. Debe ser decisivo y obtenible con los
medios disponibles
Ofensiva
Disposición para actuar contra el enemigo, buscando destruirlo o
capturarlo en toda circunstancia, aún en la inferioridad numérica o de
condiciones.
9 Ejército Argentino, 1960, “M-65-1 Ejercicio del mando”, pg II, Argentina
10 Foch, F., 1900, “Los Principios de la Guerra”, Biblioteca del Oficial Vol
300, pg 30-31, Buenos Aires, Círculo Militar
11 Ejército Argentino,1992, “ROB-00-01 Reglamento de Conducción para el
Instrumento Militar Terrestre”pg 7-11, Argentina
JORGE ARIEL VIGO16
Maniobra
Ejecución de un conjunto de actividades mediante las cuales se
buscará colocar en situación ventajosa a las propias tropas frente al
enemigo.
Libertad de Acción
Facultad de aplicar el poder de combate disponible según la pro-
pia intención, sin que el enemigo pueda impedir que así suceda.
Unidad de Comando
Conferir a un único comandante toda la autoridad necesaria para
asegurar la unidad de esfuerzos.
Economía de Fuerzas
Dosificar cuidadosamente el poder de combate disponible.
Masa
Aplicación de un mayor poder de combate relativo en el momen-
to y lugar apropiados para obtener resultados decisivos.
Sorpresa
Actuar contra el enemigo en un momento, lugar, forma y/o me-
dios inesperados.
Seguridad
Conjunto de medidas destinadas a prevenir la sorpresa, preservar
la libertad de acción y negar al enemigo información.
Simplicidad
Evitar todo aquello que resulte complicado y superfluo, tanto en
la concepción como en la ejecución de las operaciones, de modo que
se reduzcan los riesgos de desentendimiento y confusión propios del
combate.
FUEGO Y MANIOBRA 17
Otras consideraciones acerca del Combate
El coronel Trevor Dupuy ha producido un interesante elenco de
características operativas acerca del combate, aunque no creo que
deban tomarse como “las verdades eternas de la guerra” como él las
llama, sí considero que deben tenerse en cuenta para planear, ejecu-
tar o analizar una acción bélica. Son ellas:
1. La acción ofensiva es esencial para el resultado positivo del
combate
2. La fuerza defensiva es mayor que la fuerza ofensiva
3. La actitud defensiva es necesaria cuando no es posible atacar
con éxito
4. El ataque de flanco o por la retaguardia tiene más probabili-
dades de éxito que el ataque frontal
5. La iniciativa permite la aplicación de una potencia de com-
bate predominante
6. Las posibilidades de éxito del defensor son directamente
proporcionales a la solidez de su fortificación
7. Un atacante, si está dispuesto a pagar el precio, puede siem-
pre romper las defensas más fuertes
8. La defensa requiere profundidad y reservas para tener éxito
9. La superior potencia de combate vence siempre
10. La sorpresa aumenta sustancialmente la potencia de combate
11. El fuego mata, desorganiza, neutraliza y causa dispersión
12. Las acciones en combate son siempre más lentas, menos
productivas y menos eficientes de lo previsto
13. El combate es demasiado complejo para contenerse en un
simple y único aforismo12
Liddell Hart por su parte considera que los principios que rigen
la guerra se resumen en la palabra ‘concentración’, refiriéndose a la
‘concentración de la fortaleza contra la debilidad’. Del mismo modo
enuncia sus propios axiomas:
12 Dupuy, T.N., 1987, “La Comprensión de la Guerra – Historia y teoría del
combate”, pg 27-36, Madrid, Ediciones Ejército
JORGE ARIEL VIGO18
1. Positivos
a. Ajuste sus fines a sus medios
b. Tenga su objetivo siempre en mente
c. Elija la línea de menor expectativa
d. Explote la línea de menor resistencia
e. Tome la línea de operaciones que ofrezca objetivos alternativos
f. Asegúrese que tanto el plan como sus disposiciones sean flexi-
bles, adaptables a las circunstancias
2. Negativos
g. No se arroje a la lucha mientras su oponente esta en guardia
h. No renueve un ataque a través de la misma línea o en la misma
forma después de que el primero ha fallado13
Más allá del acuerdo o no con estas consideraciones, las mismas
demuestran que el análisis del combate permite obtener conclusiones
útiles acerca de la actitud que debe asumirse frente a él.
Pero nuestro interés va más allá, lo que buscamos es establecer
una dinámica del combate que complete los conceptos reseñados en
un sistema integrador. Ese sistema mostrará los mecanismos evoluti-
vos de la táctica de combate y nos orientará acerca de los nuevos
adelantos.
LA TÁCTICA EVOLUTIVA
La táctica es un sistema cuyo fin es el de multiplicar la potencia
de combate de una unidad militar.
La táctica consiste en el empleo, despliegue, dirección y coordi-
nación de fuerzas militares con el objeto de derrotar al enemigo. Para
el logro de este cometido se deben considerar algunos elementos
esenciales a su operación. La manera en que las tropas se formen para
combatir, el modo en que una fuerza emplee su potencia de lucha, la
capacidad para desplazarse en el campo de batalla y la habilidad para
detectar al enemigo y en lo posible no ser detectado, conforman estos
componentes fundamentales cuya combinación adecuada hacen de la
táctica un procedimiento óptimo.
13 Liddell Hart, B.H., 1954, “Strategy”, pg 335-337, New York, Meridian
FUEGO Y MANIOBRA 19
Todos estos elementos se encuentran interrelacionados y de nada
sirve concentrarse en el empleo táctico de uno solo de ellos sin tener
en cuenta los restantes. Como veremos más adelante un empeño
semejante ha llevado en la historia a repetidos fracasos.
La formación de las tropas depende de la capacidad de fuego del
enemigo, de la mejor habilidad de combate de la propia tropa y de su
defensa disponible, así como también de la movilidad que se requiera
y de la exposición u ocultamiento que deba presentarse al adversario.
Bajo estas condiciones las formaciones tácticas se rigen por el criterio
de dispersión / concentración, el que podemos ejemplificar con dos
modelos opuestos: la falange griega es un patrón de concentración,
mientras que el moderno tirador individual es un arquetipo de dis-
persión.
La potencia de lucha tiene dos manifestaciones esenciales. Por
un lado el combate mediante armas arrojadizas que permiten impac-
tar a distancia sobre el enemigo, que como señala Clausewitz buscan
la destrucción física del mismo y el combate cuerpo a cuerpo cuyo fin
es el de la derrota moral del oponente. Según la manifestación de
potencia que se emplee será también el tipo de formación que se
debe diseñar.
La capacidad para desplazarse en el campo de batalla está en re-
lación con la potencia de lucha del enemigo, su alcance y efectividad.
Si esas características de potencia son altas la movilidad podrá verse
restringida, y seguramente deberá recurrir a formaciones dispersas
para evitar presentar un blanco fácilmente adquirible. En este caso la
elección de una formación deberá equilibrar la movilidad buscada con
los medios de defensa con que pueda contener el ataque enemigo.
La habilidad para detectar al oponente u ocultarse son esenciales
para determinar la formación, la movilidad y la aplicación de la poten-
cia de combate. No será igual el procedimiento táctico para combatir
contra un enemigo virtualmente invisible que para enfrentar a tropas
expuestas. Del mismo modo el no ser detectado permitirá el empleo
de procedimientos tácticos desde una situación más ventajosa.
Los procedimientos de combate están o deben estar siempre
orientados hacia la aplicación de estos elementos de forma que su
potencia actúe con el máximo de eficacia y plenitud. Una formación
de combate debe estar dirigida hacia lograr la mayor concentración de
fuerza posible, equilibrándola con una defensa que permita mantener
esa concentración el mayor tiempo viable y con la capacidad de poder
trasladarse lo más rápido permitido, ofreciendo la menor detección
aceptable.
JORGE ARIEL VIGO20
En este sentido, la táctica como sistema debe ser sinergizante, es
decir ofrecer "una suma mayor que las partes". Sin embargo no puede
perderse de vista que al mismo tiempo esa suma es inferior a la de
todas las aptitudes individuales, pues la combinación de esfuerzos
obliga a renunciar a algunas características particulares. Cuando el
modelo táctico de la falange sumeria se impone a la horda la suma de
la fuerza individual de cada combatiente concentrada en la formación
compacta es mayor que la adición de la misma fuerza dispuesta en la
horda. Sin embargo para lograr esa sinergia la falange renuncia a la
movilidad y velocidad en el campo de batalla.
La historia de la táctica es la de su evolución a través de la com-
binación de sus componentes principales: la relación Dispersión /
Concentración, el Fuego, la Maniobra y la Detectabilidad. Conocer
este desarrollo es comprender la clave fundamental del problema
táctico, que no se encuentra en axiomas o principios. Mientras que
éstos sólo atienden a la teoría de la táctica, su proceso evolutivo
muestra la dinámica del fenómeno dándole un significado práctico
aplicativo y asignado sentido a los aforismos.
Este sistema táctico tiene por supuesto otros subsistemas compo-
nentes de relevancia entre los que se destacan la calidad del soldado
y el comandante. En este sentido afirmamos que ningún sistema es
mejor que sus operadores. En repetidas ocasiones han sido los hom-
bres los que otorgaron viabilidad al modelo táctico. Admitiendo esta
circunstancia la incluiremos en los casos que resulten prominentes,
pero nuestro punto focal será el sistema mismo.
El tratado de las relaciones de mando, conducción y hombres en
combate exige de una tarea específica que sólo debe intentarse una
vez identificada la evolución de la táctica, pues ella ofrece el escena-
rio donde las acciones humanas adquieren sentido. El complejo man-
do-conducción-obediencia no puede ser tomado en abstracto, sino
circunstanciado a la época y el paradigma táctico en uso. De lo contra-
rio caeríamos en el anacronismo de considerar relevantes acciones
aisladas. Por ejemplo, subrayar que un comandante incluyese en su
unidad médicos y una lavandería para evitar infecciones, es hoy una
cuestión tan elemental que sólo destaca por su ausencia. Sin embargo
si ese mismo hecho lo situamos durante la Tercera Cruzada es un
mayúsculo encomio para el ejercicio del mando de Ricardo Corazón
de León. En interés de un avance metódico y prolijo preferimos es-
tablecer primero el análisis del sistema táctico en esta obra, dejando
el de sus operadores para un trabajo posterior.
FUEGO Y MANIOBRA 21
Finalmente, aunque la evolución táctica reconoce una continui-
dad temporal, sus avances son individualmente desparejos y presen-
tan algunos sincronismos. Trataremos de seguirlos lo más prolijo que
nos sea posible. También en ese sentido debemos tener en cuenta
que ningún avance táctico es realmente reemplazado por otro, lo que
sucede es que el nuevo entra en vigor mientras el viejo se reserva
para cuando resulte útil. Los modelos tácticos así responden no a su
“modernidad”, sino a su “efectividad”, de allí que los veamos repetir-
se y combinarse con tenaz constancia.
23
LA CONCENTRACION DE
FUEGO Y MANIOBRA
LA GUERRA PRIMITIVA
En la vida del hombre prehistórico la guerra tenía un carácter
ocasional. La abundancia de territorios de los cuales obtener recursos
y la escasez de pobladores del planeta hacía que los encuentros entre
individuos fueran esporádicos, y más ocasional aún que se disputasen
la posesión tierras o riquezas.
Cuando estos encuentros ocurrían asumían un formato particular
que estaba íntimamente ligado a las sociedades en conflicto, caracte-
rística ésta permanente en la definición de las guerras. Las sociedades
primitivas, hasta donde se ha podido conocer y especular, no tenían
capacidad para centralizar sus acciones y decisiones, es decir que
podían concentrar sólo alguno de sus recursos en la obtención de un
logro específico e inmediato. La descentralización las privaba de
poder formular políticas que respondieran integralmente a las necesi-
dades de la sociedad, de allí que los intereses involucrados en los
conflictos fuesen generalmente individuales y fragmentarios basados
en principio en la ofensa al jefe o a algún tabú tribal14. La incapacidad
de formular ideas y criterios unificadores impedía la enunciación de
cualquier concepto estratégico o táctico, implicando entonces la im-
posibilidad de determinar objetivos y de establecer los métodos para
alcanzarlos.
14 Ver el, interesante análisis de Dawson, D., 1996, “The origins of western
warfare”, Boulder, Colorado, Westview Press
JORGE ARIEL VIGO24
Para compensar estas falencias dado que se debía actuar de todas
formas, los pueblos primitivos habrían recurrido a la fijación de ritua-
les que determinaban las conductas a seguir en una guerra sin impor-
tar las circunstancias reales que ésta manifestaba. Así se conoce que
habría habido combates regidos por árbitros, luchas que reconocían
etapas de escalada que iban de los gritos a la violencia física, guerras
que concluían una vez alcanzado cierto número de bajas o conflictos
resueltos por la lucha entre campeones.15 Aunque estos rituales pue-
dan parecernos extraños, algunos de ellos y la idea de la ritualización
de la guerra se repiten en la historia de la humanidad.
Mientras la guerra resultó ocasional y las sociedades se mantuvie-
ron en estado primitivo estos procedimientos para hacer la guerra
conservaron su vigencia. No queremos decir con esto que el hombre
primitivo fuese más respetuoso de la vida humana que lo que somos
hoy, pues también sabemos que las emboscadas, las razias sobre pue-
blos indefensos y el asesinato eran moneda corriente, pero el conflicto
elevado al nivel de grupo social, tenía como proceso resolutorio la
aplicación del protocolo ritual.
Cuando estas sociedades prehistóricas evolucionaron al punto de
poder establecer una estructura política y una continuidad en su su-
pervivencia la forma en que enfrentaron la guerra también cambió.
Ahora los objetivos perseguidos estaban íntimamente vinculados con
la subsistencia de la sociedad, se los podía además reconocer por to-
dos y se lograban establecer procedimientos para alcanzarlos. Esto
que tenía validez en la paz, en la guerra dio lugar a la creación de las
primeras organizaciones destinadas estrictamente a ella y a la apari-
ción de la primitiva doctrina de combate.
El cambio se produjo además en el momento en que los aún po-
cos pobladores de la tierra comenzaban a migrar hacia las regiones
más ricas en recursos, como la Mesopotamia Asiática, los Deltas del
Nilo y el Río Amarillo y la Cuenca Noroeste de Sudamérica. La con-
centración de habitantes trajo consigo una convivencia a la que los
distintos grupos no estaban acostumbrados, produciendo inevitables
conflictos sobre el apoderamiento de los recursos de la región y la
guerra entonces se transformó en un fenómeno endémico y, al menos
en principio, en uno de los lenguajes en que los pueblos manejan sus
relaciones exteriores.
15 Ver Keegan, J, 1987, “The mask of command”, New York, Penguin Books
y 1993, “Historia de la Guerra”, Barcelona, Editorial Planeta
FUEGO Y MANIOBRA 25
Al adquirir la guerra un carácter regular se volvió un fenómeno
persistente, complejo y específico. Esta evolución no fue apreciada
de inmediato sino que fue aprendida con la práctica bélica.
Los estados primitivos hicieron la guerra continuando con las
mismas estructuras organizacionales que aplicaban al combate ritual.
Estas organizaciones eran ad hoc y se basaban en el orden social de
forma directa afectando a todos los individuos. Su líder concentraba
sobre sí todos los aspectos de la conducción de la fuerza militar y la
sociedad, sin que se distinguiesen claramente unas funciones de
otras, ni entre combatientes y no combatientes. Como soldados ope-
raban de forma dispersa, con una táctica que podríamos llamar intui-
tiva y con un limitado poder de dañar a distancia. El combate era en
lo que se conoce como en horda, sin formación específica y su resul-
tado era el producto de los combates individuales que se sucedían al
chocar las masa de las fuerzas en conflicto.
Participar en un combate de estas características limita en mucho
la posibilidad de asegurar el éxito mediante la preparación previa,
salvo la de disponer más soldados que el enemigo. Es posible que
esta preocupación haya movido a nuestros ancestros a elaborar algún
cambio en las fuerzas militares.
Para comprender la naturaleza del ciclo de cambios en los ejérci-
tos y su doctrina se debe tener siempre presente que la guerra es un
fenómeno dialéctico, y que como tal plantea necesariamente un in-
tercambio entre dos partes. Las modificaciones y desarrollos militares
aparecen como respuesta a una variación en conducta del otro; a su
vez incorporan una nueva situación que dará lugar a nuevas evolucio-
nes. Cada avance en el arte militar responde a este circuito de allí que
la historia militar sea una de las bases de la comprensión del arte de la
guerra.
LA EVOLUCIÓN DE LA DOCTRINA EN
LA ANTIGÜEDAD
Una de las primeras preocupaciones de los antiguos soldados de-
bió ser cómo enfrentar un evento tan peligroso y constante como la
guerra. La respuesta fue la de tomar en consideración estas caracterís-
ticas, además de su complejidad y especialidad y crear ejércitos per-
manentes. Es decir personal cuya única función fuese la de trabajar
en y para la guerra.
JORGE ARIEL VIGO26
Con ejércitos de esta categoría en 3370 a.C. Semerkhet, rey de
Egipto, invade por primera vez el Sinaí y años después en 2872 a.C.
Sargón partiendo de Akkad conquista el Elam en oriente y alcanza las
costas del Mediterráneo llegando hasta Chipre en occidente.16 En el
antiguo Egipto, la fijación de un ejército permanente, favoreció el
florecimiento de la profesión militar, sobretodo a partir de la XIX
Dinastía donde el ejército era visto “…como un medio para progresar
social y materialmente, tanto para ricos como para pobres”17. Esta
profesionalización, sin embargo, no alcanzó a una verdadera especiali-
zación debido a lo primitivo del estado del arte de la guerra.
La introducción de los ejércitos permanentes no solucionaba el
desorden del combate. El guerrero de la antigüedad debió entonces
dar por primera vez una respuesta a los problemas recurrentes del arte
de hacer la guerra. Por una parte establecer la relación entre organiza-
ción, fuego y maniobra. Por la otra, pero no ajeno a esta relación, ele-
gir cuál sería la aptitud principal de sus fuerzas la defensa o el ataque.
Estos problemas tienen aún hoy vigencia en razón que no admiten
una respuesta única y permanente, sino que varían y evolucionan con
los cambios sociales, tecnológicos, etc.
La horda presenta una estructura de dispersión de tropas, descen-
tralización en el control de la maniobra y en el empleo del fuego,
resultado de la preeminencia del combate individual. Su aptitud es
ofensiva, pues la defensa exige de cierto orden. Una horda carece
entonces de los mecanismos de guía para conducirla y su dinámica de
desorden puede llevarla a la atomización de su potencia de combate.
La respuesta a enfrentar la horda, pero al mismo tiempo mejorarla
fue la creación de la Falange Sumeria. Esta formación consistía en la
reunión de los soldados en filas hombro con hombro, disponiendo de
varias de ellas en profundidad. Esta falange presentaba entonces un
sólido frente contra el cual la horda se deshacía por no tener una masa
de choque lo suficientemente potente. La falange debía ser muy
lenta para conservar la formación y reconocía como maniobra única el
avance hacia el frente, no podía girar ni retroceder. Poseía una nula
capacidad de fuego, privilegiando la lanza como arma de combate
cercano. Esto permitió el desarrollo de una táctica centralizada: todos
16 Bernard Montgomery, Mariscal, 1975, “A history of Warfare”, Cuarta
Edición pg. 33Ed. London, Collins, St Jame’s Place
17 Healy, Mark, “Qadesh 1300 A.C.”, Ediciones del Prado, España, 1995,
pgs. 29
FUEGO Y MANIOBRA 27
los soldados actúan de la misma manera, en la misma dirección y
ejecutando una única maniobra.
Esta solución de suprimir la dispersión por la concentración física
de las tropas era posible en razón de que la capacidad de daño a dis-
tancia de la horda era reducida, pues la misma carecía de la aptitud de
concentrar el fuego de sus flechas y jabalinas.
La Falange Sumeria otorgó a sus creadores la ventaja en el com-
bate hasta que sus adversarios comenzaron a imitarla. Una vez que
todos los ejércitos de la región combatían en la forma de esta falange
el resultado del combate dependía de la cantidad de soldados dispo-
nible para soportar el choque y el combate entre las dos formaciones.
Nuevamente estamos entonces en que la esperanza de victoria de
basa en la mayor cantidad de medios disponibles.
La Falange Sumeria igualmente tenía dos debilidades una capa-
cidad de fuego nula y su lentitud e incapacidad para realizar giros o
movimientos laterales, pues esto rompía la formación. Para resolver el
problema del fuego los ejércitos primitivos comenzaron a incluir por
delante de las falanges a tropas en formación dispersa, con equipo
liviano y cuya única función era la de emplear sus armas arrojadizas
contra el enemigo y no combatir cuerpo a cuerpo con él. Siendo la
falange un blanco voluminoso estas tropas ligeras podían fácilmente
concentrar su fuego, debilitando a la formación enemiga antes del
choque con la propia tropa. La introducción de este tipo de tropa
constituyó un freno al superioridad de la falange.
Solucionado el fenómeno del fuego la movilidad requirió de la
incorporación de nuevos recursos: la domesticación de animales que
se produce entre el 3.000 y el 2.000 a.C. y la introducción del carro de
guerra. Ambos elementos en distintas épocas actuaron en los flancos
de la falange protegiéndola y también perturbando el movimiento de
las formaciones enemigas por medio del empleo de armas arrojadizas.
Los carros constituían plataformas móviles de fuego, portando lance-
ros y arqueros.
El modelo final se integraba con la falange como núcleo, la infan-
tería ligera por delante para debilitar al enemigo y los cuerpos móvi-
les en los flancos para protección y acciones de desgaste. El concepto
central, desarrollado en Persia, era que las tropas ligeras de caballería
al atacar a la infantería pesada la obligasen a detenerse para poder
efectuar una defensa, debilitándola mientras con arqueros, honderos
y jabalineros. Este estilo se mejoró y perfeccionó en las guerras de los
imperios de medio oriente y Egipto.
JORGE ARIEL VIGO28
Las tropas ligeras cumplían además una función defensiva que
era la de rechazar a su igual del campo contrario, impidiendo que se
desgastara a la propia falange.
Los ejércitos se componían entonces de cuatro clases de comba-
tientes. La Infantería Pesada, cuyo objeto era el combate cuerpo a
cuerpo y fijar en el campo de batalla una posición en la cual el ejérci-
to podía anclar sus acciones; la Infantería Liviana o Ligera que com-
batía por medio de armas arrojadizas; la Caballería Pesada capaz de
emplearse para el combate de choque; y la Caballería Ligera que
actuaba también en el combate a distancia. Existían además tropas y
equipos de ingenieros, y servicios logísticos bastante avanzados para
la época.
Operativamente cada tropa actuaba por separado es decir no ha-
bía ningún criterio doctrinario para la acción combinada. Así los ejér-
citos de la región confiaron cada vez más en la lucha a distancia por el
fuego, lo que los llevó a reducir las piezas de protección de las tropas
de la falange haciéndolas más ligeras. Igualmente la “…maniobra era
más materia de chance que de plan.”18 Las batallas se decidían por el
desequilibrio en el número de tropas o por la primera fuerza que
entraba en pánico y huía.
La estabilización de esta forma de hacer la guerra daba preemi-
nencia al desgaste por el fuego como método principal de lucha, ya
que con una falange menos protegida el combate cuerpo a cuerpo
podía resultar incierto. Igualmente las batallas aunque sangrientas no
resultaban decisivas pues la lentitud del cuerpo principal y el agota-
miento de la infantería ligera y la caballería durante la lucha prácti-
camente impedían toda persecución. Debemos destacar con relación
a esto que no existe todavía el concepto de reserva, es decir la preser-
vación de una porción de las fuerzas para aplicarse a dar el golpe de
gracia al enemigo, o explotar una oportunidad de combate o para
efectuar su persecución.
18 Trevor N. Dupuy, 1984, “The Evolution of Weapons and Warfare”, pg 6 ,
New York, Da Capo
FUEGO Y MANIOBRA 29
JORGE ARIEL VIGO30
EL NACIMIENTO DEL ARTE DE LA
GUERRA
La Guerra Helénica
Los guerreros griegos más antiguos, como los de la legendaria
Guerra de Troya, alrededor del 1.200 a.C. poseían ejércitos similares
a los antes descriptos y aún conservaban ciertos rasgos rituales, como
la lucha entre campeones relatada en varios pasajes de la Ilíada de
Homero.
Cuando Grecia devino en una multitud de ciudades-estado, se
atomizaron con ellas los recursos disponibles, no se poseían los gran-
des medios económicos de los que disfrutaban los imperios orienta-
les. Egipto, Persia y otros antes que ellos dominaban grandes
territorios proveedores de recursos para la guerra, entre ellos una gran
población. Las ciudades-estado griegas no gozaban de estos medios y
sus soldados eran los mismos ciudadanos cuyo trabajo sostenía la
economía de la ciudad.
Esta situación aporta dos elementos nuevos sobre la guerra, por
un lado el soldado combatiente es ahora también un decisor de la
política del estado y por el otro la doble función económica y militar
del ciudadano reduce el tiempo disponible para la guerra.
Los griegos combinaron estos elementos en una organización
llamada falange diferente a la falange sumeria. La Falange Griega
formaba igual que su antecesora pero la cohesión de la formación
estaba basada en que sus integrantes eran todos ciudadanos con dere-
chos iguales y que confiaban en el apoyo mutuo que se brindaban. Es
esta la característica fundamental de la falange griega, el soldado
pelea por su sociedad. En cuanto a la restricción temporal los griegos
dejaron de lado la lucha por desgaste y establecieron el criterio de
que la guerra debe ser feroz, rápida y decisiva. El griego no va a lu-
char para hacer huir a su enemigo sino para destruirlo.
El soldado griego se llamaba Hoplita. Contaba con una armadura
de torso de metal o lino, grebas, y casco de metal. Portaba un escudo
redondo capas de cubrirlo desde la barbilla hasta las rodillas, y de
proteger el flanco libre del soldado a su lado. En principio sus armas
FUEGO Y MANIOBRA 31
eran dos lanzas arrojadizas, pero luego se adoptó la lanza larga y la
espada.
Este modelo de una formación concentrada con una alta moral y
espíritu de cuerpo y una doctrina de combate cercano resultó tre-
mendamente eficaz contra las tropas persas venidas de Asia por
ejemplo en las batallas de Marathon en 490 a.C. y Platea en 479 a.C.
Estos combates sucedidos durante las Guerras Médicas coincidie-
ron con la etapa en que Grecia despertaba al pensamiento filosófico y
científico generándose tres disciplinas militares. La Hoplomachia, o
arte del Hoplita, es decir la lucha cuerpo a cuerpo y el uso de las ar-
mas. Esta disciplina comprendía la esgrima que a su vez era una de
las prácticas del Gimnasio Griego. Por encima de la Hoplomachia y
más importante en los estudios militares están la Taktika y la Strate-
gika .La Taktika comprendía el arte de ordenar y formar las tropas,
mientras que la Strategika era el arte del generalato.
Se distinguen en Grecia tres modelos principales de falanges.
Una básica integrada por milicias, lo que limitaba su accionar y que
tenía las restricciones conocidas en cuanto a sus desplazamientos en
el terreno, además mostraba una particularidad. El soldado griego
portando la lanza en su mano derecha y el escudo en su brazo iz-
quierdo tendía a desviar el rumbo de la falange hacia la derecha ofre-
ciendo al enemigo el lado del escudo. Esto hacía que las falanges al
chocar no lo hicieran por todo su frente, pero que además no pudieran
impulsar el envolvimiento por su incapacidad de girar.
La Falange Espartana vino a solucionar este problema. Para tener
mayor flexibilidad de acción se organizó en subunidades dependien-
tes. La menor de 18 soldados se llamaba Enomotia, cuatro de ellas
formaban un Pentekostys, dos agrupados integraban un Lochos y
cuatro Lochos una Mora. Varias Moras integraban un ejército. Con
esta organización y un mejor entrenamiento pues, el ciudadano espar-
tano era durante toda su vida un soldado, se logró establecer una
maniobra en el campo de batalla. Mientras el grueso de la falange
espartana continuaba su desplazamiento desviado hacia la derecha,
una parte se desprendía con frente al flanco derecho propio y avanza-
ba en esa dirección hasta separarse de la fuerza madre. Luego giraba
90 grados a su izquierda y avanzaba hasta ponerse al flanco siniestro
de su adversario, para girar nuevamente en 90 grados y atacarlo.
Esta exitosa maniobra probablemente la primera ejecutada en la
historia dentro del campo de batalla, tuvo su contramedida en al Fa-
lange Tebana. Esta formación fue creada por Epaminondas y em-
pleada por primera vez en la batalla de Leuctra en 371 a.C. consistía
JORGE ARIEL VIGO32
en formar el ejército adelgazando la profundidad de las falanges del
centro y la derecha, y dándole profundidad a la falange del ala iz-
quierda. Además detrás de ésta se disponía una fuerza de 300 tropas
escogidas denominadas la Banda Sagrada.
En combate el ala izquierda avanzaba con el centro y la derecha
retrasadas, de esta forma aunque se hacía evidente la amenaza por un
ala el defensor no podía concentrar sus fuerzas contra ella pues los
cuerpos retrasados aferraban las tropas propias. Cuando la falange
espartana realizaba su maniobra se encontraba no sólo con una falan-
ge más fuerte y profunda sino que además era contraatacada por el
flanco por la Banda Sagrada.
Este exitoso dispositivo se lo conoce como Orden Oblicuo y tiene
la virtud de aplicar en la acción tres principios de conducción: la eco-
nomía de fuerzas, por la asignación de efectivos; la masa por la con-
centración de fuerzas en el punto decisivo; y la libertad de acción
obtenida por el aferramiento de las fuerzas enemigas.
Como vemos desde la desaparición de la guerra ritual, el combate
fue evolucionando dando distintas respuestas a la combinación de
fuego y maniobra, y a cada solución le surgió una contramedida. Aún
así debemos apreciar que la fuerza principal de lucha reside en el
empleo de la masa concentrada de tropas y que el combate por el
fuego es aún limitado. Aunque los griegos con el tiempo incorporaron
infantería ligera y caballería no desarrollaron una doctrina de armas
combinadas.
Filipo y Alejandro
Los soldados de la antigüedad eran de tres categorías: los Milicia-
nos, reclutados voluntariamente como en Grecia o por la fuerza como
en los antiguos imperios, que prestaban servicio ocasionalmente y
ante la inminencia de un hecho bélico; los Soldados Profesionales que
servían a su estado haciendo de ello su medio de vida y los Mercena-
rios que vendían sus servicios a quien los necesitase. Los tres tipos
combatían en conjunto en los ejércitos de la época pues era raro en-
contrar una fuerza absolutamente pura. Además en la reunión de las
fuerzas combatientes todavía se atendía más a la capacidad y calidad
de lucha que el soldado podía aportar que a los perfiles morales de
cohesión que cada categoría proporcionaba.
Probablemente el primero que comprendió que cada categoría
poseía una fuerza moral propia fue Filipo de Macedonia. Este rey
FUEGO Y MANIOBRA 33
creó un ejército que luego sería el instrumento de conquista de su
hijo Alejandro Magno, eligiendo como base al soldado profesional,
modelo que tomó del ejército Persa. Este soldado podía ser adiestra-
do minuciosamente y generaba un espíritu de cuerpo con cierta rapi-
dez por la continuidad de su permanencia en las filas.
De Persia también tomó la caballería, tanto pesada como ligera,
mejorando la primera en el adiestramiento del uso de la lanza. En
esta época en que el jinete montaba sin estribos el choque de su lanza
podía fácilmente desmontarlo. Filipo entrenó a su caballería pesada
para que soltara la lanza al momento de impactar contra el adversario
retomándola inmediatamente para continuar el combate con ella o
abandonarla desenvainando su espada.
Para su infantería Filipo tomó el modelo de la falange griega me-
jorándola y adaptando el sistema de Epaminondas. El hoplita mace-
donio tenía un equipo protector más liviano y su arma principal era
una lanza de seis metros de alto llamada Sarissa. La falange macedó-
nica tenía una unidad táctica de 256 hoplitas formados en 16 filas por
16 columnas y llamada Syntagma. Las Syntagmas integraban la falan-
ge en un número variable y le permitían a ésta adoptar distintos dis-
positivos sin perder formación; así podían tomar la posición de la línea
tradicional o formar en diagonal al enemigo, en cuña, cuadro o semi-
círculo sin perder la solidez de la falange.
El ejército macedónico formaba de la siguiente manera: en pri-
mera línea la infantería ligera o Psiloi, a sus flancos la caballería ligera.
Por detrás de estas tropas y de izquierda a derecha se disponía un
cuerpo de infantería ligera, la caballería pesada de Tesalia, varias
falanges macedónicas, la infantería pesada de elite o Hypaspistes.
Luego los Compañeros o Hetairoi, que era la caballería pesada mace-
dónica de elite y finalmente otro cuerpo de infantería ligera; por de-
trás de ésta formación se plantaba la infantería ligera aliada. Este
dispositivo en principio no sorprende, plantea como de costumbre la
infantería en el centro y la caballería en las alas, pero su doctrina de
empleo lo hace magnífico.
El ejército macedónico va a amenazar a su enemigo con el centro
y el ala izquierda, mientras las tropas escogidas de su ala derecha van
a rodearlo por el flanco y atacarlo por allí o por su retaguardia, aplas-
tándolo contra el grueso de la propia tropa. Esto es lo que se conoce
como el sistema del Yunque y el Martillo; el primero es el grueso de
las fuerzas que atrae y aferra al enemigo, el segundo la fuerza móvil
que lo golpea por detrás.
JORGE ARIEL VIGO34
Esta táctica es probablemente la primera de armas combinadas de
la historia pues no espera a que cada categoría de tropas obtenga un
resultado para que luego otro actúe, sino que las acciones de una
facilitan los movimientos simultáneos de la otra. Con esta doctrina
Alejandro estableció su imperio y es fácil identificarla pues invaria-
blemente las fuerzas macedónicas realizan sus operaciones de envol-
vimiento por la derecha.
La falange se constituyó en la formación militar básica de la anti-
güedad, sufriendo algunas modificaciones y adaptaciones según el
pueblo que la emplease. De estas transformaciones tal vez la más
notoria sea la de combinarla además de con las tropas tradicionales,
con elefantes de guerra. Así lo hacía Pyrro que los formaba a su iz-
quierda, Antíoco III que los prefería en las alas o Aníbal que los colo-
caba en el centro de su dispositivo por delante de la infantería pesada.
Indudablemente el arte de la guerra había evolucionado, la com-
binación de las armas, la integración de nuevos sistemas y la tenden-
cia creciente a emplear la maniobra en el campo de batalla son
importantes progresos. Sin embargo el núcleo de las fuerzas, es decir
la falange pese a sus mejoras seguía siendo una organización bastante
rígida y de poca movilidad. Era curiosamente muy sólida y muy frágil,
podía resistir a pie firme fuertes ataques pero ante la más mínima
desorganización de sus filas se quebraba. Estos defectos llevaron a
otro pueblo a crear una nueva formación que fue empleada para con-
quistar el mundo conocido.
FUEGO Y MANIOBRA 35
JORGE ARIEL VIGO36
Roma
Como decíamos la falange romana había incorporado todo el sis-
tema de armas griego con alguna adaptación local. En primer lugar el
equipamiento del soldado era irregular dependiendo de su fortuna
personal, así las clases altas adineradas nutrieron la caballería, las
clases medias a la infantería pesada y las clases pobres a las tropas
ligeras. Es esto una distinción que viene de la profundidad de la his-
toria, ya en Asiria y Akad existían estas distinciones sociales que per-
durarán por siglos.
Como rasgo particular en busca de facilitar el reclutamiento, el
ejército se organizó en “Centurias” como unidad administrativa y en
“Legiones” como unidad de combate, reuniendo cada legión 40 cen-
turias, es decir unos 4.000 soldados.
Tácticamente operaban como la falange griega, con poca movili-
dad, una capacidad de maniobra casi nula y confiados en que la soli-
dez y cohesión de los soldados era la llave del éxito; el ejército que se
mantuviese unido por más tiempo tenía asegurada la victoria. Esta
formación resultaba útil para combatir contra los enemigos locales,
incluso aquellos que contaban con profusa caballería.
Esta adopción de la falange debe ser comprendida a la luz de una
monarquía donde los ciudadanos tenían una participación importante,
del mismo modo que sucedía en los modelos políticos griegos. No
olvidemos que la cohesión de la falange depende de la fe y la con-
fianza que une a sus integrantes, y eso sólo se consigue contando con
ciudadanos-soldados.
Hacia el 406 a.C. Roma comenzó una guerra contra los etruscos
de la ciudad de Veii. Esta ciudad estaba fortificada lo que obligó a
establecer un sitio que duró por años. Los reclamos plebeyos forzaron
al estado a instaurar un salario para los soldados. Esto constituyó el
primer paso hacia la profesionalización del soldado romano. Además
permitió la estandarización de las armas y equipos, el servicio militar
de largo plazo y, con él, la promoción de rangos sobre la base de la
capacidad y habilidad, y no en la riqueza del soldado.
Este cambio se atribuye a Furius Camillus, responsable también
del cambio de la Falange-Legión a la Legión Manipular. Las guerras
sostenidas por Roma desde sus comienzos se habían librado sobre la
Italia costera, en planicies que favorecían el uso de la falange. Sin
embargo cuando las luchas los llevaron hacia el interior de la penín-
sula, las regiones montañosas restaban eficacia a la rigidez de la falan-
FUEGO Y MANIOBRA 37
ge. Esto se hizo especialmente cierto en las Guerras Samnitas entre
326 y 290 a.C. Para resolver el problema los romanos reformaron la
legión abandonando la rigidez por medio del fraccionamiento en
subunidades dependientes tácticas capaces de desplazarse y actuar
por separado. Estas subunidades se conocen con el nombre de “Ma-
nípulos” y están formadas cada una de ellas por dos Centurias inte-
gradas entre 30 y 60 hombres.
La Legión Manipular estaba constituida por tres categorías de
soldados diferenciados por sus habilidades. En la primera línea se
formaban diez manípulos de 120 “Hastati”, los más jóvenes soldados,
seguidos de una segunda también de diez manípulos iguales integra-
da por los “Principes”, o tropas novatas; en la tercera línea formaban
los “Triarii”, o veteranos reunidos en diez manípulos de 60 soldados.
Acompañaban a estas tropas fuerzas ligeras en número de 1.200 y
caballería formada en diez escuadrones de 80 jinetes.
La infantería pesada estaba equipada con casco, peto espaldar y
grebas de protección y usaban un escudo ovalado de un metro veinte
de largo. El armamento regular de todos los soldados era la espada
corta o “Gladius” de unos 50 centímetros de hoja de doble filo. Mien-
tras que los“Triarii” usaban lanzas largas tipo falange, los “Hastati”y
los “Principes” portaban dos pequeñas lanzas arrojadizas llamadas
“pillum” o “pila”. Esta arma se utilizaba a distancia y era arrojada
contra el enemigo con la idea de que se clavase en su escudo; el “pi-
llum” tenía una larga punta de hierro dulce que se doblaba y quedaba
enganchada en el escudo enemigo, como además en el engarce con-
taba con una pesada pieza de hierro el manejo del escudo se hacía
imposible obligando al enemigo a dejarlo y, junto con él la protección
que brindaba.
Las tres líneas formaban, se cree, en forma de tablero de ajedrez
de manera tal que los espacios entre los manípulos de la primera fila
eran cubiertos por los de la segunda y los de ésta por la tercera. En
combate la lucha comenzaba con el ataque de las tropas ligeras, que
luego marchaban a retaguardia, seguido del lanzamiento de la primera
fila de pillum y el ataque de los Hastati; si este ataque no resultaba, la
primera línea retrocedía para integrarse con la segunda o ésta avanza-
ba para cubrir los claros. Finalmente los Triarii actuaban dando el
golpe final o formando la última línea de resistencia.
La adopción del pillum, pero sobretodo la elección del combate a
espada hizo que la legión adoptase una formación más abierta que la
falange dando a cada soldado un frente de un metro. Esta formación
facilitaba el movimiento, especialmente en terreno difícil, del mismo
JORGE ARIEL VIGO38
modo que la organización manipular permitía el fraccionamiento de la
Legión para cumplir diversas tareas.
Tratándose de un ejército de milicianos es llamativo que tuviesen
éxito en el uso de una formación compleja como la Legión que exige
de mucho entrenamiento y práctica; pero sucede que las guerras
constantes, la paga y la posibilidad del servicio militar prolongado
proveían a Roma de soldados con experiencia suficiente.
Un ejército para la época de la República se constituía con dos
Legiones regulares y otras dos Auxiliares formadas por aliados pero
bajo el mando de jefes romanos. Esta configuración se lograba gracias
a la expansión constante de Roma sobre la península itálica, lo que le
proveía de una fuente de recluta extraordinaria.
Esa fuente de recursos humanos fue lo que permitió a Roma de-
rrotar a los cartagineses en la Guerras Púnicas. Sin embargo ese cho-
que también puso en duda la validez del ejército de milicias, que
aunque hábil no alcanzaba la calidad de las tropas profesionales que
integraban las falanges de Aníbal.
El ejército enfrentaba en la época un problema particular, no se
hallaban reclutas aptos para el servicio. Esto llama la atención pues a
primera vista Roma se había extendido territorialmente e incorporado
como ciudadanos a muchos de los habitantes de las regiones añadidas,
pero el problema del reclutamiento no se debía a la masa de hombres
disponibles sino a las limitaciones legales para su alistamiento.
Como antes mencionáramos los soldados sufragaban los gastos de
su equipamiento, por ello el pago de la soldada permitió al estado
exigir su uniformidad. Pero la garantía de calidad del equipo, su reno-
vación y mantenimiento residía en la capacidad económica del solda-
do, por ello la ley romana exigía aún que el soldado debía disponer de
un mínimo de recursos. Esta precalificación excluía del servicio a las
clases más pobres y significaba una carga sobre los pequeños terrate-
nientes y agricultores. Éstos habían casi desaparecido como clase
después de los cambios poblacionales generados durante las Guerras
Púnicas, aún así el Senado se resistía a levantar la traba de acceso a la
milicia privando a los despojados agricultores de una opción. Esta
ceguera a la realidad social se vio matizada por sucesivas rebajas del
límite económico y la aceptación del estado de hacerse cargo del
equipamiento de los soldados hacia el 120 a.C.
Esta era la situación cuando Cayo Mario debió reunir tropas para
enfrentar la Guerra Jugurta (111-106 a.C.) y las invasiones Germanas
de los años 102 y 101 a.C. Para resolver el problema de la imposibili-
dad de reclutamiento Mario eliminó el límite económico y el sistema
FUEGO Y MANIOBRA 39
de conscripción, promoviendo el enrolamiento voluntario. De este
modo el servicio militar romano pasaba de ser un deber cívico a una
profesión de largo plazo.
Las reformas de Mario fueron también de organización, adiestra-
miento y logísticas. Había advertido durante las campañas contra los
germanos que los manípulos no poseían la masa de tropa suficiente
para lidiar contra las formaciones bárbaras, decidió entonces introdu-
cir una subunidad diferente en la Legión: la “Cohorte”. Esta nueva
formación estaba integrada por seis centurias oscilando su efectivo
entre los 500 y 600 soldados; diez cohortes conformaban ahora una
Legión. Se eliminaron las tropas ligeras como componente orgánico y
se dejó de lado la formación en tablero.
Aprovechando el perfil profesional que adquiría el ejército, Mario
estableció un régimen de entrenamiento más exigente que no sólo
elevaba los estándares de rendimiento del soldado, sino que también
permitía una selección de los mejores y más experimentados para ser
designados como Centuriones.
El tren de bagajes de los ejércitos romanos era grande y lento, lo
que disminuía, cuando no impedía, el libre movimiento de las tropas.
Mario decidió reducirlo y para ello hizo que cada legionario cargase
con su propia impedimenta, consistente en sus armas, piezas de pro-
tección, capote, manta, marmita y equipo de cocina, raciones, una
canasta para remover tierra, herramientas para atrincheramiento y dos
estacas para la empalizada del campamento que se levantaba todos
los días luego de la marcha. En total la carga era de unos 45 kilos y,
debido a las protestas que generó su aceptación los legionarios fueron
llamados “las mulas de Mario”.
Finalmente Mario se encargó de mejorar el espíritu de cuerpo y
la moral de las tropas otorgando a cada legión un estandarte que pro-
veía de identificación y establecía lazos de pertenencia entre los le-
gionarios.
En su tiempo César introdujo una nueva modificación, prefería
tener en cada legión un cuerpo más fuerte o de élite, por ello la pri-
mera cohorte la integró con seis centurias de 160 hombres cada una,
mientras que las restantes nueve empleaban centurias de 80 soldados.
Esta práctica se consolidó en el Principado estabilizando el número
de cada legión entre 5.200 y 6.000 efectivos. Entre ellos se contaban
además de los legionarios 120 jinetes y los sirvientes de 10 catapultas
y balistas ligeras.
El aporte de Roma al arte de la guerra lo constituye la creación de
la legión que como unidad de combate poseía una flexibilidad tal que
JORGE ARIEL VIGO40
incluso podía actuar fraccionándose en subunidades autónomas. Con-
servaba así la concentración de la masa pero la podía emplear y com-
binar de manera más versátil.La legión era un pequeño ejército capaz
de ser empleado en la defensa, el ataque y las tareas de sitio.
Con esta herramienta el ejército romano conquistó el mundo co-
nocido, triunfó sobre casi todos sus enemigos, construyó caminos y
fortalezas, sostuvo sitios impensables y mantuvo la Pax Romana por
siglos. Pero al mismo tiempo generó un estancamiento en el arte de al
guerra.
El ejército romano era un ejército de infantería basado en la dis-
ciplina, el duro entrenamiento y el combate en formación. La caballe-
ría era sólo accesoria, ya que las operaciones romanas siempre se
basaron en el empleo de las tropas a pie. Esto echó por tierra el con-
cepto de armas combinadas criterio al que nadie dio importancia en
función del éxito permanente de las armas romanas. Igualmente esto
constituía una debilidad pues cuando debieron enfrentar ejércitos
montados como el de los Parthos las armas romanas siempre salieron
mal paradas.
Esta característica de ejército de infantería, junto con la regulari-
dad del pago a los soldados eran las claves del éxito de las armas ro-
manas pero también una de las causales de su destrucción. Cuando el
modelo económico romano comenzó a decrecer debido al drenaje de
oro hacia India y China y por el comercio con los pueblos bárbaros
que retenían el oro que percibían por las transacciones, en razón que
valoraban más el metal que la moneda acuñada, todo el sistema co-
menzó a resentirse al punto que debieron de reducirse los impuestos
para poder colectarse.19
La base de la profesionalización del ejército romano era la regula-
ridad del pago de soldada. La disminución de moneda del estado hizo
que esa regularidad no pudiera mantenerse y se recurriera a solucio-
nes alternativas. Primero se aplicó el sistema de pagar a los soldados
con tierras en las fronteras. Hacia fines del segundo siglo el Empera-
dor Septimio Severo autorizó que las familias de los soldados viviesen
con ellos concentrando el consumo de la unidad familiar y permitien-
do el desvío de las provisiones del ejército. Veinte años después el
Emperador Alejandro Severo decretaba que las tierras que ocupaban
los soldados de las fronteras para su explotación podían ser legadas a
sus herederos si éstos también entraban en el ejército.
19 Hans Delbrück, “History of the Art of War, Volume II: The Barbarians
Invasions”, University of Nebraska Press, Lincoln, pg. 213
FUEGO Y MANIOBRA 41
Con estas reformas los legionarios que guarnecían las fronteras
imperiales o limes, tornaron de soldados profesionales a milicianos, se
redujo el estado de alerta y los períodos de entrenamiento se adapta-
ron a los tiempos de cosecha; con todo ello las legiones perdieron su
disciplina militar que era su mejor ventaja de combate frente al valor
salvaje de los bárbaros20.
Junto con estas legiones fronterizas o limitanei, subsistieron otras
que aunque mantenían el aspecto tradicional en realidad estaban
formadas por bárbaros romanizados y tropas mercenarias. Esta incor-
poración étnica modificó definitivamente la estructura militar roma-
na; los bárbaros reemplazaron la disciplina militar por su salvajismo y,
en razón de que el estado no tenía recursos para reforzar el modelo
militar tradicional, terminaron imponiendo su forma y organización
en el combate.
El sistema militar que llevó a Roma a ser dueña del mundo occi-
dental fue el mismo que favoreció su desmembramiento y destruc-
ción. Roma confiaba tanto en la profesionalidad del ejército que
nunca se ocupó de generar entusiasmo local por las tradiciones milita-
res, ni en generar milicias regionales; igual sucedía con valores como
el patriotismo o la fidelidad al Emperador que por su excesivo cen-
tralismo nunca fueron más que un lejano concepto que se hacía más
débil cuanto más apartado de la ciudad de Roma se estaba21. Al no
poder sostener ese ejército profesional Roma entregó su defensa a los
bárbaros romanizados quienes con el tiempo impusieron su modelo
de milicia local con fuertes lazos regionales y étnicos; de allí al des-
membramiento del Imperio hubo sólo unos pocos pasos más que dar.
La desaparición de Roma implicó la de su modelo militar, pero
arrastró además todas las concepciones y avances de la falange y sis-
temas militares anteriores. Las nuevas formaciones militares se re-
formularán sobre la base de tradiciones locales, prácticas y
costumbres, rompiéndose la continuidad de evolución que venía
manifestándose desde Sumeria.
20 Hans Delbrück, “History of the Art of War, Volume II: The Barbarians
Invasions”, University of Nebraska Press, Lincoln, pg. 217
21 Jones, Archer, The Art of War in the Western World, Oxford University
Press, Oxford, pg. 93
JORGE ARIEL VIGO42
FUEGO Y MANIOBRA 43
EVENTOS DESTACABLES
Meggido 1479 a. C.
Tutmosis III, probablemente el primer verdadero Faraón con ap-
titudes de General, comienza campañas de expansión invadiendo
Palestina, Israel y Siria. Crea un Ejército con un adiestramiento más
regular y permanente y lo organiza en cuatro cuerpos con asiento en
cuatro ciudades: el Cuerpo Amón en Tebas; el Cuerpo Re en Helió-
polis; el Cuerpo Ptah en Memphis y el Cuerpo Seth en Pi-Ramsés.
Este ejército permanente tenía capacidades de inteligencia e ingenie-
ros y un sistema de Comando desarrollado. La logística comprendía
almacenes avanzados y el ejército contaban con sus propios medios
de transporte de víveres y materiales22.
En esta época las intenciones estratégicas eran de carácter públi-
co debido a que los gobernantes no ocultaban sus decisiones a sus
gobernados, ni disimulaban sus movimientos militares; por otra parte
esas maniobras hubieran resultado inútiles en razón que los lentos
movimientos y las grandes distancias hacían imposible la ocultación
durante el tiempo necesario de las decisiones estratégicas.
Desplazándose unos 400 kilómetros desde su base por tierras
principalmente áridas Tutmosis III llega a Meggido en el norte de
Israel y descubre anticipadamente la concentración enemiga y los
accesos posibles al campo de batalla La inteligencia táctica se recoge-
ría de las vanguardias del ejército, recordemos que en aquellas épocas
la exploración y el reconocimiento no eran actividades que se desa-
rrollaran con método y en la mayoría de los casos se destacan por su
ausencia. Los ejércitos antiguos habitualmente se “buscan” el uno al
otro sobre vías de comunicación directa y alrededor de ciudades o
lugares considerados importantes para ambos bandos; todo ello armo-
niza con un modelo táctico primitivo y de escasa creatividad. De he-
cho las avanzadas eran innecesarias debido a que los combates eran
casi concertados toda vez que entre el avistamiento del enemigo y la
preparación del dispositivo de combate pasaban horas, lo que impedía
la sorpresa.
22 Étienne Drioton, Jaques Vandier, “Historia de Egipto”, EUDEBA, Bue-
nos Aires 1977, pg 394
JORGE ARIEL VIGO44
“Cuando se acercaban al enemigo, Tutmosis III reunió a sus ofi-
ciales y realizó un consejo de guerra …Desde Yehem a la planicie de
Meggido podía llegarse a través de tres rutas: una directa pero difícil,
ya que tomaba por un desfiladero estrecho, y dos rutas más largas
pero más cómodas, las que desembocaban una al norte y otra al sur de
Meggido. A pesar de la opinión de su Estado Mayor, el rey decidió
tomar la primera ruta”23 . Tutmosis pudo atravesar el desfiladero,
desplegar su ejército sin ser descubierto y vencer a sus enemigos. La
mención de “Estado Mayor” corresponde a un uso sinónimo equivo-
cado del “Consejo de Guerra”. Así ganará la batalla de Meggido en
1479 a.c., y luego sitiará la ciudad durante siete meses con trabajos de
ingeniería realizados por su ejército.
Qadesh 1300 a. C.
Ramsés III emprendió la campaña de Qadesh con un ejército or-
ganizado como hemos descrito. De esa campaña es interesante apre-
ciar que la información tomada a pasantes y prisioneros fue recogida
por interrogatorios realizados por el propio Faraón.24
El ejército había avanzado en una línea de dirección sur a norte,
según su tradicional división de cuatro cuerpos separados éstos por
una distancia de unos 10 kilómetros. El Faraón acampaba con el pri-
mer cuerpo de marcha, Amón, cuando conoció de la cercanía de las
tropas hititas en Qadesh; en ese momento las avanzadas de carros
enemigas atacaban el flanco y prácticamente desbandaban al segundo
cuerpo Re. La vanguardia de este cuerpo huyó hacia delante para
alcanzar el campo del Faraón; al recibirlos ya se apreciaba hacia el
oeste el avance de los carros hititas reorganizados después del ataque.
En esta situación el Faraón ordena al cuerpo Amón preparase para
recibir el golpe, mientras él mismo se pone al frente de los carros para
contraatacar. Estando en eso ordena que se llame en ayuda a los res-
tantes cuerpos; se envía al Visir, con orden de supervisar la marcha
del tercer cuerpo antes de recurrir al cuarto.25
23 Étienne Drioton, Jaques Vandier, “Historia de Egipto”, EUDEBA, Bue-
nos Aires 1977, pg 347
24 Healy, Mark, “Qadesh 1300 A.C.”, Ediciones del Prado, España, 1995,
pgs. 47 y 51
25 Healy, Mark, “Qadesh 1300 A.C.”, Ediciones del Prado, España, 1995,
pgs. 51 y 52
FUEGO Y MANIOBRA 45
Mientras los hititas se apoderaban del campamento del Faraón y
lo saqueaban, éste salía con sus carros e infantería para contraatacarlos
aprovechando su desorganización. Este asalto y la aproximación de
los restantes cuerpos definieron la batalla.
De estas batallas podemos observar que los itinerarios de Tutmo-
sis y Ramsés en sus avances hacia Medio Oriente que resultan prácti-
camente idénticos, es decir que no había un desarrollo o
preocupación por encubrir los movimientos estratégicos. Coherente-
mente con este pobre desarrollo el planeamiento era también muy
limitado. Con escasa información del enemigo y con fuerzas de lento
alistamiento el planeamiento quedaba restringido a la elección de un
camino u otro, a presentar batalla o retirarse, o levantar un sitio. En
batalla estas debilidades fuerzan la existencia de un comando centra-
lizado donde el único control real es el que se ejerce a la distancia de
la vista y el sonido. Sin perjuicio de ello debemos tener en cuenta
que batallas como las de Meggido o Qadesh son excepciones en cuan-
to a planes, control y dirección.
Marathon 490 a. C.
Durante la Primera Guerra Médica las tropas persas habían con-
seguido ocupar Tracia y Macedonia en el 492 a. C., dos años después
una fuerza al mando de Datis y Artafernes compuesta de 14.000 sol-
dados a pie y 1.000 jinetes desembarcaba en las playas de Marathon a
40km de Atenas. Estas playas están rodeadas de montañas con esca-
sos accesos, lo que facilitaba el desembarco cubriendo cada uno de
ellos con unos pocos arqueros.
Los griegos reunieron 10.000 hoplitas atenienses y 1.000 plateos,
bajo el mando del Polemarca (Comandante en Jefe) Calímaco y diri-
gidas por el Strategos (General) ateniense Milcíades. Alcanzaron la
concentración persa el 12 de septiembre de 490 a. C.
Milcíades sabía que si exponía sus flancos, la caballería persa po-
dría atacarlos y destruir a su ejército mientras los arqueros a pie lo
batían con sus flechas. La debilidad de la falange y la falta de caballe-
ría hizo que buscase en el terreno una posición desde donde combatir
con ventaja. Se aproximó a los persas a través del valle de Vrana que
se interponía en el camino hacia Atenas, y decidió apoyar los flancos
en sus laderas. “El valle era…muy ancho para el pequeño ejército
ateniense, a pesar de los abatíes, Milcíades no podía dar a la falange la
profundidad que deseaba, pero hizo el centro más débil y las dos alas
JORGE ARIEL VIGO46
más fuertes, con ello, cuando saliese de su posición protegida, las alas
podían oponerse a los posibles ataques de flanco de la caballería per-
sa”26 Desde esta posición decidió esperar los refuerzos solicitados a
Esparta.
Los persas asumieron un dispositivo linear similar pero mante-
niendo equilibrados centro y alas. Bloqueados en las playas los persas
tenían algunas alternativas. Una posibilidad era aprovechar la flota,
reembarcar y buscar otra playa, pero podían ser atacados mientras
subían a los barcos. Otra alternativa era dividir sus fuerzas e intentar
salir por otro paso y luego atacar a los griegos por detrás, era una al-
ternativa interesante pero las fuerzas estaban muy equilibradas y
hubiese sido necesario casi el doble de tropas para evitar los riesgos
de una ataque. La única alternativa viable era atacar frontalmente a
los atenienses, contando que hasta el momento ninguna fuerza griega
había resistido el embate persa..
La mayoría de los soldados asiáticos eran arqueros y los griegos
carecían de ellos, por lo que para aprovechar la ventaja del cuerpo a
cuerpo los atenienses debían atravesar rápidamente el campo de tiro
persa. Milcíades esperó a que los asiáticos se moviesen se pusieran
ambas fuerzas a tiro de flecha, unos 150 metros. Según parece los
griegos avanzaron entonces a paso veloz ya que es dudoso que hayan
corrido pues eso habría desbaratado la formación en falange. El centro
ateniense llevó la peor parte siendo contenido por los persas, pero
ello facilitó la penetración por las alas reforzadas que, luego de desba-
ratar las enemigas se volvieron hacia el centro envolviéndolo. La
caballería persa no alcanzó a reponerse de choque y el centro perma-
neció inmóvil igualmente estremecido.
Las perdidas persas alcanzaron los 6.400 muertos, los griegos per-
dieron unos 1.000 hombres entre ellos Calímaco.
En esta batalla se aprecian los dos sistemas enfrentados: la lucha
por el fuego y el combate cuerpo a cuerpo. El fuego cobró su privile-
gio contra el centro griego más débil, sin embargo las alas más nume-
rosas pudieron soportar las bajas hasta alcanzar el combate a corta
distancia. El atravesar el campo de fuego enemigo es otro de los pro-
blemas fundamentales del arte táctico de la guerra y lo veremos repe-
tirse en la historia con frecuencia.
26 Hans Delbrück, “History of the Art of War, Volume I: Warfare in Antiq-
uity”, 1990, University of Nebraska Press, Lincoln, pg. 77
FUEGO Y MANIOBRA 47
Platea 479 a. C.
Después de Marathon Xerxes, el rey persa, abandonó Grecia de-
jando a Mardonio al mando de un ejército de 80.000 hombres, entre
los que se contaba la caballería pesada y hoplitas mercenarios de gre-
cia, para que lanzase una nueva campaña contra Atenas y el Pelopo-
neso.
Los griegos reunieron una fuerza de 5.000 hopitas espartanos,
8.000 atenienses y 23.500 de otras ciudades acompañados por 35.000
soldados de infantería ligera, en total 68.500 soldados al mando del
general espartano Pausanias. El plan estratégico consistía en llevar
este ejército hasta el monte Cithaeron cerca de Platea al sur de Te-
bas, interponiéndose al avance persa hacia el sur. Una predicción del
oráculo decía que los persas serían derrotados en suelo ateniense por
lo que los plateos removieron las piedras que señalaban el límite
entre las dos ciudades.
Ambos ejércitos se encontraron en el sitio fijado por los griegos
separados por el curso de agua del Asopos. Los griegos contaban con
la ventaja de un terreno difícil para la caballería, pero los persas goza-
ban de la superioridad táctica de poder combatir en campo abierto.
Aprovechando esta ventaja la caballería persa atacó a las fuerzas grie-
gas antes de que alcanzasen a desplegar completamente, pero sin el
apoyo de la infantería debieron retirarse y regresar a su campamento
del otro lado del Asopos. Los ejércitos permanecieron así vigilantes
durante algunos días.
Los griegos estaban cortos de agua por lo que Pausanias decidió
adelantar su posición más cerca del río y apoderarse del pozo de agua
de Gargafia. La maniobra no resultó feliz, los arqueros persas desde el
río dominaban el pozo y la caballería podía lanzar pequeños golpes de
mano para interceptar los suministros provenientes de Atenas.
Pausanias, que mandaba un ejercito formado principalmente por
milicianos que estaban ansiosos de regresar a casa, sabía que no podía
sostenerse en ese lugar por lo que decidió retomar su antiguo lugar de
batalla. Para evitar ser atacado el ejercito griego se replegaría durante
la noche. La marcha se realizaría en tres grupos el ala derecha com-
puesta de espartanos sería la vanguardia, el centro integrado por los
soldados de varias ciudades la seguiría, y los atenienses cerrarían la
marcha. De este modo conservarían sus posiciones de combate.
Al caer la noche el grupo central se extravió terminó frente a los
muros de Platea. Los atenienses no se movieron pues los espartanos
JORGE ARIEL VIGO48
permanecían en sus puestos. Esto se debió a que uno de sus jefes de
Lochos se negaba a retirarse en la cara del enemigo, solicitaba al me-
nos se le permitiera quedarse a cubrir la retirada del ejército. La dis-
cusión llevó la noche y con las primeras luces Pausanias vio que su
centro había desaparecido, ordenando entonces a los atenienses a
acercarse a él y cerrar la brecha.
Mientras esto ocurría Mardonio podía ver al cuerpo espartano
marchar hacia el monte Cithaeron solo, pues las crestas le impedían
ver a los atenienses. De inmediato envió a su caballería al ataque
aprovechando la oportunidad de hallar al ejército griego dividido y sin
formación.
Pausanias atacado por los jinetes arqueros asiáticos, pidió ayuda
Arístides, jefe de los atenienses, pero éste estaba ya siendo atacado
por la caballería persa y la infantería mercenaria griega. En esta situa-
ción desesperante las tropas de megara del contingente central llega-
ron por la izquierda ateniense y rechazaron a la caballería,
permitiendo a Arístides deshacer alas falanges mercenarias en una
lucha clásica entre hoplitas.
Los espartanos en tanto soportaban una lluvia de flechas sin ata-
car hasta que Pausanias, invocando la diosa Hera de Platea puso en
marcha a la falange. Esta invocación ritual, que tuvo un fuerte impac-
to psicológico en las tropas, no era más que una maniobra bien calcu-
lada. Pausanias necesitaba tener cerca la masa persa para destruirla,
por ello esperó a que se acercase antes de atacarla, aprovechando
además el desorden producido por tener que cruzar el río y trepar por
el terreno ribereño. Se trabó entonces un combate feroz al que se
sumaron los peloponesios del grupo central. Los persas fueron disper-
sados con fuertes bajas entre las que se contaba Mardonio.
Con las alas destruidas, el comandante del centro Persa Artabazos
no participa del combate y se retira. Las bajas alcazaron a uno 10.000
asiáticos y 3.000 griegos.
Los persas lanzaron ataques de oportunidad y sin coordinación
entre las armas lo que les impidió conseguir algún resultado favora-
ble. Los griegos en tanto con su ejército de una sola arma supieron
conservar la calma y aprovechar los errores del enemigo. Es notable
también la invocación ritual al oráculo y a los dioses como acción para
ejercer el control de las tropas.
FUEGO Y MANIOBRA 49
Issus 333 a.C.
En el 334 a.C. Alejandro Magno cruzó el Helesponto invadiendo
el Imperio Persa. En su avance derrotó en Granico y Mileto a las
tropas asiáticas que se oponían a su avance. Para intentar detenerlo el
Rey Darío reunió un ejército numeroso, que algunos estiman en
600.000 soldados y marchó a su encuentro. Es probable que el Rey
Persa apoyase su operación contra Alejandro en la diferencia numéri-
ca de efectivos, pues este ultimo contaba con sólo 40.000 hombres.
Darío pensaba que los macedonios se sentirían aterrorizados con el
poderío Persa y que intentarían huir ante su presencia, por lo que
debía posicionar su ejército en una situación en la que su enemigo
quedase atrapado y no pudiera escapar.
En su avance Alejandro encontró en las Puertas de Cilicia a tro-
pas persas que dispersó sin problemas, alcanzando así la ciudad de
Tarsus. En esta ciudad Alejandro cayó enfermo lo que detuvo la mar-
cha del ejército, señal que Darío interpretó como temor frente a la
posibilidad de una batalla. El Rey Persa reunió sus fuerzas en Sochi y
marchó hacia el norte para encontrar a su enemigo en las planicies
sirias, sin embargo, luego prosiguió su camino más allá de esa región.
En tanto Alejandro había reanudado la marcha alcanzando suce-
sivamente Mallus, Issus y las Puertas Sirias en Myriandros, bordean-
do toda la costa del golfo de Iskanderun.
Darío aprovechó este avance y decidió alcanzar la retaguardia
Macedonia en Issus. Al llegar allí encontró sólo un hospital donde
fueron masacrados los heridos y enfermos. Si bien la maniobra consi-
guió el objetivo de Darío de atravesarse en la línea de retirada mace-
dónica, por otra parte colocaba a su numeroso ejército en un terreno
estrecho flanqueado por el mar y las montañas donde su caballería
tenia poco espacio para maniobrar.
Alejandro, conociendo el movimiento persa comenzó a deshacer
el camino andado para presentar batalla, lo que Darío interpretó como
un intento de huida. Los ejércitos se encontraron frente a frente se-
parados por un torrente de escaso caudal conocido como rió Pinaro.
Darío en la ribera Norte decidió librar una batalla defensiva, pues
su intención era contener la supuesta retirada Macedonica, para ello
fortificó su posición con una estacada. Contaba con 30.000 mercena-
rios griegos de infantería pesada y 60.000 mercenarios persas que
constituían su centro, disponía además de 30.000 jinetes y 20.000
hombres de infantería ligera. La infantería pesada formó en el centro
JORGE ARIEL VIGO50
en tres formaciones sucesivas y muy densas por falta de espacio, la
mayor parte de la caballería fue colocada en el ala derecha con algu-
nos cuerpos al sur del rió Pinaro, en su ala izquierda colocó pequeñas
formaciones de caballería e infantería ligera en las pendientes de las
montañas para evitar un envolvimiento en ese sector.
Alejandro formó a su izquierda a parte de la caballería y a las fa-
langes en el centro, todo ello al mando de Parmenio, en el ala derecha
dispuso a tropas ligeras y arqueros y en ese mismo sector, él desplegó
la caballería bajo su mando, que incluía las tropas de elite llamadas
Compañeros.
Los macedonios iniciaron su ataque por la izquierda dispersando
el ala derecha persa, que huyó hacia las montañas. Reforzó entonces
con dos escuadrones de Compañeros su ala izquierda suponiendo que
por allí Darío lanzaría su ataque principal, pues el terreno favorecía el
movimiento de la caballería. Así fue como reaccionó Darío mientras
el resto del ejército macedonio lentamente avanzaba atravesando el
Pinaro, cuando se hallaban a distancia de fuego Alejandro se lanzó al
ataque provocando una brecha entre su posición y las falanges del
centro. Por esa brecha se lanzaron los mercenarios griegos de Darío
contra las tropas macedonias.
Una característica del ejército macedonio es su absoluta discipli-
na, control y obediencia, lo que permitió a Alejandro en plena victo-
ria, retener a la caballería y dirigirla contra el flanco de los
mercenarios griegos, obligándolos a retirarse y dando la oportunidad a
sus falanges de lanzarse sobre ellos. El centro persa comenzó a ceder
y a deshacerse. La caballería persa del ala derecha que se hallaba en
un fiero combate, al ver la retirada del resto del ejército, también se
retiró abandonando la batalla. Viendo esto, el propio Darío emprendió
su huída. Se estima que las bajas persas alcanzaron el 70 por ciento de
sus efectivos.
Después de la batalla, Alejandro asistió al entierro de sus hom-
bres caídos y visitó a los heridos, además de felicitar y conferir re-
compensas a los más valientes en batalla. Todo ello antes de atender
sus propias heridas.
Gaugamela – Arbelas 331 a.C.
Luego de ocupar Asia Menor, Siria, Palestina y Egipto, Alejandro
marchó hacia el corazón del Imperio Persa, donde luego de cruzar el
rió Tigris tuvo noticias de la presencia de Darío y su ejército. El nue-
FUEGO Y MANIOBRA 51
vo ejército persa contaba con 40.000 jinetes, 1.000.000 de infantes,
200 carros y 15 elefantes. (revisar los números)
Darío que recordaba el error cometido en Issus de encajonar su
ejército, decidió esta vez combatir en una planicie que lo favoreciera,
para ello avanzó su ejército hasta Gaugamela a 120 kilómetros al este
de Arbela. Allí formó su ejército y estableció su campamento. Dis-
puesto a encontrar esta vez la victoria, ordenó que el campo de batalla
fuera alisado y nivelado para facilitar el movimiento de sus carros de
guerra.
Alejandro al conocer de la presencia del ejército persa detuvo su
marcha para preparar un campamento fortificado que contaba con
empalizada y pozo. Allí bajo una guardia dejó a toda la impedimenta,
animales y no combatientes y emprendió una marcha nocturna con
sus soldados portando sólo su equipo de combate. En este momento
los campamentos se encontraban a 112 kilómetros de distancia, la
marcha nocturna cubrió aproximadamente la mitad desde donde
Alejandro pudo observar las posiciones persas. Decidió allí vivaquear
con su ejército en formación de batalla. Durante la noche con un
cuerpo de Compañeros reconoció el terreno. Celebró a continuación
un consejo de guerra donde Parmenio propuso atacar de inmediato,
pero Alejandro decidió atacar a la luz del día.
Los persas también pasaron la noche en formación de combate,
pero más alertas porque esperaban un ataque nocturno.
Su dispositivo de batalla se desplegaba en tres líneas de la si-
guiente forma: en el ala derecha la caballería en primera y segunda
línea con 50 carros; el centro en primea línea los elefantes, 50 carros y
la caballería de la guardia, detrás los mercenarios griegos y Darío con
su guardia y en tercera línea el resto de la infantería, en el ala izquier-
da una primera línea con 100 carros y caballería pesada y la segunda
con caballería.
Alejandro enfrentaba una difícil situación en la que debía resolver
dos cuestiones, por una parte el peligro que significaba la diferencia
numérica y por la otra, aunque muy ligado a ello la habitual situación
de que su ala derecha, más poderosa y móvil tendía a separarse del
centro generando una brecha. Decidió entonces aceptar el riesgo de
que sus falanges pudieran quedar aisladas para lo cual formó en el
centro a sus unidades principales de infantería pesada. Las falanges
macedónicas en el frente y las de mercenarios y aliados a distancia
detrás de éstas. La idea era que si el aislamiento se producía las fa-
langes de la segunda línea estuvieran en condiciones de dar cara a
retaguardia y proveer así una defensa de 360 grados, la que se com-
JORGE ARIEL VIGO52
pletaba con dos cuerpos de arqueros curvados en las alas de las tropas
macedónicas.
En las alas propiamente dichas se dispuso, a la derecha los Com-
pañeros, la caballería mercenaria de Menidas y y la de Peonia de
Aretas, bajo el mando directo de Alejandro; a la izquierda formó la
caballería de Tracia y Tesalia a órdenes de Parmenio.
La batalla comenzó con el sol alto, las tropas de Darío sobrepasa-
ban por los flancos la extensión del ejército macedonio. Alejandro con
la intención de flanquear al enemigo comenzó a desplazar su caballe-
ría hacia su derecha, imitada por la caballería persa que moviéndose
en la misma dirección evitaba el envolvimiento. Esta maniobra lleva-
ba a parte del ejército persa fuera del terreno que Darío había prepa-
rado especialmente para el combate. Mientras esto ocurría el resto de
la línea macedonia avanzaba hacia el enemigo.
Al no poder realizar el envolvimiento Alejandro envió al ataque a
su caballería mercenaria, la caballería pesada persa contraatacó obli-
gando a Alejandro a comprometer a la caballería de Peonia con lo que
se estabilizó la situación. Pese a la superioridad del enemigo la caba-
llería de Alejandro se lanzó repetidamente al ataque hasta que logró
quebrar a los jinetes persas.
Mientras esto ocurría, Darío lanzó sus carros contra la derecha del
centro macedonio. Al igual que en la batalla de Cunaxa las tropas
occidentales abrieron filas para dejar pasar los carros mientras los
atacaban con flechas y jabalinas, lo que terminó por deshacer comple-
tamente el ataque.
Al apreciar Darío el fracaso de sus carros y el rechazo de su ala iz-
quierda, lanzó contra ese sector, por donde avanzaba Alejandro, a la
caballería persa del centro. Esta maniobra provocó una brecha en la
línea oriental la que Alejandro aprovechó lanzándose a través de ella
con parte de su caballería, seguido por la infantería macedonia del
centro. La caballería persa era pronto dispersada por los jinetes al
mando de Aretas.
Mientras tanto en el flanco izquierdo Parmenio no había tenido
tanta suerte. El ataque de Alejandro había abierto una brecha entre el
centro y el ala izquierda por la cual la caballería persa se lanzó al ata-
que, una parte se dirigió hacia el campamento macedonio para sa-
quearlo y otra tomó por su flanco interno a Parmenio; este ataque
recibió el apoyo de más caballería oriental que atacaba por el frente.
En esta situación Parmenio solicitó ayuda a Alejandro, el que con su
caballería marchó a través del campo de batalla en su auxilio. En
tanto la segunda línea de infantería pesada macedonia se había divi-
FUEGO Y MANIOBRA 53
dido, una parte en apoyo de Parmenio y otra en dirección al campa-
mento para evitar su saqueo.
En su marcha de auxilio Alejandro se encontró librando una feroz
batalla de caballería en el centro del campo de combate, de la que
salió victorioso y continuó su marcha hacia el norte.
La penetración en la línea persa continuaba exitosamente lo que
provocó que Darío abandonara el combate y a sus tropas. Cuando esto
se supo entre las tropas de Mazaeus, que atacaban a Parmenio , el
asalto perdió fuerza y comenzó a debilitarse, la desmoralización per-
mitió a la caballería de Tesalia contraatacar y poner en fuga a los per-
sas.
La persecución comenzó de inmediato y continuó hasta la me-
dianoche. Las bajas persas se estiman en 300.000, la mayoría durante
la persecución, los macedonios perdieron 500 hombres.
Hydaspes 326 a.C.
Luego de apoderarse del imperio persa, Alejandro marchó hacia
la India donde a orillas del río Hydaspes encontró al ejército del Rey
Porus. Este río es una corriente ancha y profunda que tolera incluso la
navegación, motivo por el cual debía cruzarse antes de dar batalla. Así
ambos ejércitos permanecieron a la vista en orillas opuestas.
El ejército indio contaba con unos 30.000 infantes, 3.000 jinetes,
150 elefantes y 300 carros. Los macedonios disponían de 35.000 in-
fantes y 5.000 jinetes entre los que se contaban arqueros montados.
Los elefantes representaban el mayor inconveniente táctico pues su
presencia aterraba a los caballos haciendo imposible cualquier manio-
bra montada, por lo tanto era imprescindible para el Magno evadir la
confrontación con ellos.
Para el cruce del río hizo transportar en carretas los barcos y gale-
ras que usó para cruzar el Indo. Las naves fueron cortadas en dos y
tres partes para facilitar el traslado. En tanto Alejandro durante sema-
nas movió ostentosamente su ejército amenazando el cruce en diver-
sos sitios, lo que mantuvo en vilo a Porus, quién también se movía
para evitar el cruce. Esta maniobra tenía por fin debilitar el alerta y la
vigilancia de Porus pues en ningún momento Alejandro tenía decidi-
do cruzar en esta etapa. De hecho además de engañar al enemigo
aprovechó el movimiento para reconocer los posibles lugares de cru-
ce. La distracción tuvo tanto éxito que Alejandro pudo cruzar sin ser
molestado.
JORGE ARIEL VIGO54
En el campamento principal dejó Alejandro a Craterus con 5.000
hombres y órdenes de cruzar el río en caso de que Porus abandonase
la ribera. Con el resto del ejército marchó hacia el norte en busca del
lugar elegido para el cruce. Para no ser visto eligió una ruta alejada
del litoral y cubrió 30 kilómetros durante una noche de fuertes llu-
vias. A medio camino dejó una fuerza similar a la de Craterus al man-
do de Meleager, Attalus y Gorgias con órdenes de cruzar en cuanto
tuvieran oportunidad.
El cruce se realizó en tres etapas y cuando Alejandro se adentró
en lo que suponía era la orilla opuesta del río se apercibió de que en
realidad se hallaba en una isla. Afortunadamente el otro brazo del río
permitía el cruce de los hombres con el agua al cuello. Alejandro
finalmente logró reunir 6.000 infantes, 5.000 jinetes y 1.000 arqueros
montados con los que marchó contra Porus.
Advertido el Rey indio del cruce envió inmediatamente contra
Alejandro a su hijo al mando de 2.000 jinetes y 120 carros. Esta fuerza
fue rechazada por los macedonios, muriendo en combate el joven
príncipe.
Porus dejó una guardia en la ribera y marchó con su ejército hacia
el norte. Avistado por Alejandro, éste ordenó un alto para permitir
descansar a su infantería mientras la caballería ofrecía seguridad al
ejército. En tanto el ejército indio formaba con su caballería y carros
en las alas y su infantería y elefantes en el centro. Alejandro desplegó
su infantería en el centro en cuatro formaciones separadas unas de
otras con arqueros por delante y hacia los extremos, a la izquierda
dispuso un pequeño cuerpo de caballería de escaso valor concentran-
do la principal y a sus arqueros montados en el ala derecha.
Alejandro inició el ataque por su derecha encabezándolo con los
arqueros montados, los que pronto dieron cuenta de los carros indios.
Estos carros portaban seis hombres de los cuales sólo dos llevaban
escudos, por lo que podemos estimar que debían ser lentos, grandes y
vulnerables. Se inició luego una batalla de caballería a la que Porus
pretendió sumar sus jinetes del ala derecha; los envió atravesando el
campo de batalla por delante de su dispositivo para caer sobre el flan-
co de la caballería macedonia. Frente a esta acción una parte de la
caballería de Alejandro se desprendió del combate y marchando por
detrás de su infantería se lanzó contra el nuevo ataque indio. La ca-
ballería de Porus atacada desde dos direcciones no pudo reaccionar y
se retiró hacia sus elefantes en busca de protección. Esta protección
en principio dio resultado pero pronto los paquidermos perdieron el
control y comenzaron a dañar a sus propios hombres.
FUEGO Y MANIOBRA 55
La infantería macedonia alcanzó entonces a su igual india luego
de que la infantería ligera de Alejandro diera cuenta de la fuerza de
elefantes. Los infantes indios privados de su caballería y elefantes
resultaron fácil presa de la falange. Antes de ser cercado Porus logró
mover a su ejército en dirección al sur, sólo para encontrarse con la
fuerza de Craterus que había logrado cruzar el río. Porus luchó hasta
el final y abandonó la lucha después de haber sido herido y reconocer
que nada más tenía por hacer.
Los indios perdieron 3.000 jinetes, 20.000 infantes y todos sus ca-
rros.
Heraclea 280 a. C. y Ascullum 279 a. C.
El rey de Epiro Pyrro alcanzó la península itálica para socorrer a
los tarentinos en su lucha con Roma. Su ejército comprendía 20.000
infantes, 2.000 arqueros, 500 honderos, 3.000 soldados de caballería
pesada, 3.000 de caballería ligera y 20 elefantes.
Marchando de Tarento hacia el norte encontró al ejército romano
del Cónsul Valerio Laevinus cerca de Heraclea formado en la ribera
opuesta del río Siris. Los romanos contaban con uno 40.000 hombres
en un dispositivo que disponía a dos legiones-manipulares en el cen-
tro, una legión auxiliar en cada ala y en sus extremos dos contingentes
de caballería. Para poder formar sus tropas Pyrro lanzó personalmente
un ataque con su caballería.
Habiendo ganado el tiempo necesario formó su ejército con la ca-
ballería a su izquierda adelantada y tres falanges, dos propias y una de
aliados, sesgadas como en orden oblicuo, colocando a sus elefantes
detrás del ala derecha. El combate debió ser tremendo pues Plutarco
señala que por siete veces amabas fuerzas se atacaron y repulsaron.
Finalmente Pyrro lanzó al ataque a su caballería pesada que des-
bandó a la pobre caballería romana y empleo sus elefantes, bestias
nunca antes vistas en Italia, provocando el pánico en la infantería.
Esta batalla muestra cómo el empleo combinado de las armas es
superior a la confianza en una sola de ellas. Además se aprecia cómo
un elemento nuevo y desconocido, el elefante, puede desequilibrar
un combate entre iguales.
Al año siguiente los romanos se prepararon para combatir contra
los elefantes en Ascullum. Construyeron unos carros de cuatro ruedas
empujados por bueyes; por delante contaban con lanzas para herir las
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar
Breve historia del arte táctico militar

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

La actualidad más candente (14)

El rostro cambiante de la guerra
El rostro cambiante de la guerraEl rostro cambiante de la guerra
El rostro cambiante de la guerra
 
GUERRA DE CUARTA GENERACION
GUERRA DE CUARTA GENERACIONGUERRA DE CUARTA GENERACION
GUERRA DE CUARTA GENERACION
 
La contra insurgencia en el siglo xxi y su critica mindef de arg.
La contra insurgencia en el siglo xxi  y su critica   mindef de arg.La contra insurgencia en el siglo xxi  y su critica   mindef de arg.
La contra insurgencia en el siglo xxi y su critica mindef de arg.
 
Guerra de cuarta generación
Guerra de cuarta generaciónGuerra de cuarta generación
Guerra de cuarta generación
 
El Poder Factico En Honduras
El Poder Factico En HondurasEl Poder Factico En Honduras
El Poder Factico En Honduras
 
Desarme y acuerdos internacionales
Desarme y acuerdos internacionalesDesarme y acuerdos internacionales
Desarme y acuerdos internacionales
 
Guerra de cuarta generación
Guerra de cuarta generaciónGuerra de cuarta generación
Guerra de cuarta generación
 
Las intenciones del tio sam
Las intenciones del tio samLas intenciones del tio sam
Las intenciones del tio sam
 
La Resistencia Militar como Resistencia Política, caso ELN-carlos medina gal...
 La Resistencia Militar como Resistencia Política, caso ELN-carlos medina gal... La Resistencia Militar como Resistencia Política, caso ELN-carlos medina gal...
La Resistencia Militar como Resistencia Política, caso ELN-carlos medina gal...
 
La guerra moderna – guerra asimetrica
La guerra moderna – guerra asimetricaLa guerra moderna – guerra asimetrica
La guerra moderna – guerra asimetrica
 
La era de las superpotencias
La era de las superpotenciasLa era de las superpotencias
La era de las superpotencias
 
Armas silenciosas para_guerras_tranquilas
Armas silenciosas para_guerras_tranquilasArmas silenciosas para_guerras_tranquilas
Armas silenciosas para_guerras_tranquilas
 
La guerra fría
La guerra fría La guerra fría
La guerra fría
 
La guerra fría
La guerra fríaLa guerra fría
La guerra fría
 

Destacado

Bolívar compilaciones
Bolívar compilacionesBolívar compilaciones
Bolívar compilacionesTibisay Garcia
 
2 evolucion hist mil
2 evolucion hist mil2 evolucion hist mil
2 evolucion hist milarmando1957
 
1 resist indigena
1 resist indigena1 resist indigena
1 resist indigenaarmando1957
 
3 doctrinas universales
3 doctrinas universales3 doctrinas universales
3 doctrinas universalesarmando1957
 
2 mov preindependistas
2 mov preindependistas2 mov preindependistas
2 mov preindependistasarmando1957
 
3 guerras venezolanas
3 guerras venezolanas3 guerras venezolanas
3 guerras venezolanasarmando1957
 
Cálculo logisticos abast
Cálculo logisticos abastCálculo logisticos abast
Cálculo logisticos abastarmando1957
 
COMPRENSION DE LA REALIDAD NACIONAL.
COMPRENSION DE LA REALIDAD NACIONAL.COMPRENSION DE LA REALIDAD NACIONAL.
COMPRENSION DE LA REALIDAD NACIONAL.Tibisay Garcia
 
1 el pensamiento militar
1 el pensamiento militar1 el pensamiento militar
1 el pensamiento militararmando1957
 

Destacado (9)

Bolívar compilaciones
Bolívar compilacionesBolívar compilaciones
Bolívar compilaciones
 
2 evolucion hist mil
2 evolucion hist mil2 evolucion hist mil
2 evolucion hist mil
 
1 resist indigena
1 resist indigena1 resist indigena
1 resist indigena
 
3 doctrinas universales
3 doctrinas universales3 doctrinas universales
3 doctrinas universales
 
2 mov preindependistas
2 mov preindependistas2 mov preindependistas
2 mov preindependistas
 
3 guerras venezolanas
3 guerras venezolanas3 guerras venezolanas
3 guerras venezolanas
 
Cálculo logisticos abast
Cálculo logisticos abastCálculo logisticos abast
Cálculo logisticos abast
 
COMPRENSION DE LA REALIDAD NACIONAL.
COMPRENSION DE LA REALIDAD NACIONAL.COMPRENSION DE LA REALIDAD NACIONAL.
COMPRENSION DE LA REALIDAD NACIONAL.
 
1 el pensamiento militar
1 el pensamiento militar1 el pensamiento militar
1 el pensamiento militar
 

Similar a Breve historia del arte táctico militar

Presentación planeacion
Presentación planeacionPresentación planeacion
Presentación planeacionhectomo10
 
114437142 guerra-de-todo-el-pueblo
114437142 guerra-de-todo-el-pueblo114437142 guerra-de-todo-el-pueblo
114437142 guerra-de-todo-el-puebloJhonny Perez
 
Mario roberto santucho el marxismo y la cuestión del poder
Mario roberto santucho   el marxismo y la cuestión del poderMario roberto santucho   el marxismo y la cuestión del poder
Mario roberto santucho el marxismo y la cuestión del poderPraxisfhycs
 
DOCUMENTO RECTOR16NOV23.pptx de la universidad
DOCUMENTO RECTOR16NOV23.pptx de la universidadDOCUMENTO RECTOR16NOV23.pptx de la universidad
DOCUMENTO RECTOR16NOV23.pptx de la universidadReynerLeon1
 
De la Guerra (asimétrica)
De la Guerra (asimétrica)De la Guerra (asimétrica)
De la Guerra (asimétrica)César Pintado
 
Manual de Planificación Estratégica Universidad de Chile.
Manual de Planificación Estratégica Universidad de Chile.Manual de Planificación Estratégica Universidad de Chile.
Manual de Planificación Estratégica Universidad de Chile.Nelson Leiva®
 
Planificacion estrategica Universidad de Chile
Planificacion estrategica Universidad de ChilePlanificacion estrategica Universidad de Chile
Planificacion estrategica Universidad de ChileMaría Janeth Ríos C.
 
Resoluciones del cuarto congreso
Resoluciones del cuarto congresoResoluciones del cuarto congreso
Resoluciones del cuarto congresoalfredozitarrosa
 
Apuntes sobre teoría de la estrategia
Apuntes sobre teoría de la estrategiaApuntes sobre teoría de la estrategia
Apuntes sobre teoría de la estrategiaJorge lainfiesta
 
Modelos De Defensa Y Alternativas Noviolentas
Modelos De Defensa Y Alternativas NoviolentasModelos De Defensa Y Alternativas Noviolentas
Modelos De Defensa Y Alternativas Noviolentasescapista
 
Las estrategias son tanto planes para el futuro como patrones del pasado
Las estrategias son tanto planes para el futuro como patrones del pasadoLas estrategias son tanto planes para el futuro como patrones del pasado
Las estrategias son tanto planes para el futuro como patrones del pasadoGloria Garcia Galindo
 

Similar a Breve historia del arte táctico militar (20)

Estrategia
EstrategiaEstrategia
Estrategia
 
Presentación planeacion
Presentación planeacionPresentación planeacion
Presentación planeacion
 
1º clase estrategia
1º clase estrategia1º clase estrategia
1º clase estrategia
 
114437142 guerra-de-todo-el-pueblo
114437142 guerra-de-todo-el-pueblo114437142 guerra-de-todo-el-pueblo
114437142 guerra-de-todo-el-pueblo
 
Mario roberto santucho el marxismo y la cuestión del poder
Mario roberto santucho   el marxismo y la cuestión del poderMario roberto santucho   el marxismo y la cuestión del poder
Mario roberto santucho el marxismo y la cuestión del poder
 
La_Tactica.docx
La_Tactica.docxLa_Tactica.docx
La_Tactica.docx
 
DOCUMENTO RECTOR16NOV23.pptx de la universidad
DOCUMENTO RECTOR16NOV23.pptx de la universidadDOCUMENTO RECTOR16NOV23.pptx de la universidad
DOCUMENTO RECTOR16NOV23.pptx de la universidad
 
De la Guerra (asimétrica)
De la Guerra (asimétrica)De la Guerra (asimétrica)
De la Guerra (asimétrica)
 
Manual de Planificación Estratégica Universidad de Chile.
Manual de Planificación Estratégica Universidad de Chile.Manual de Planificación Estratégica Universidad de Chile.
Manual de Planificación Estratégica Universidad de Chile.
 
Planificacion estrategica Universidad de Chile
Planificacion estrategica Universidad de ChilePlanificacion estrategica Universidad de Chile
Planificacion estrategica Universidad de Chile
 
Planificacion estrategica
Planificacion estrategicaPlanificacion estrategica
Planificacion estrategica
 
Planificacion estrategica
Planificacion estrategicaPlanificacion estrategica
Planificacion estrategica
 
Resoluciones del cuarto congreso
Resoluciones del cuarto congresoResoluciones del cuarto congreso
Resoluciones del cuarto congreso
 
Planificación
Planificación Planificación
Planificación
 
1 planificación
1 planificación 1 planificación
1 planificación
 
REVISTA MARINA CHILE 2006
REVISTA MARINA CHILE 2006REVISTA MARINA CHILE 2006
REVISTA MARINA CHILE 2006
 
Apuntes sobre teoría de la estrategia
Apuntes sobre teoría de la estrategiaApuntes sobre teoría de la estrategia
Apuntes sobre teoría de la estrategia
 
Modelos De Defensa Y Alternativas Noviolentas
Modelos De Defensa Y Alternativas NoviolentasModelos De Defensa Y Alternativas Noviolentas
Modelos De Defensa Y Alternativas Noviolentas
 
Militares Comunicados
Militares ComunicadosMilitares Comunicados
Militares Comunicados
 
Las estrategias son tanto planes para el futuro como patrones del pasado
Las estrategias son tanto planes para el futuro como patrones del pasadoLas estrategias son tanto planes para el futuro como patrones del pasado
Las estrategias son tanto planes para el futuro como patrones del pasado
 

Último

La Función tecnológica del tutor.pptx
La  Función  tecnológica  del tutor.pptxLa  Función  tecnológica  del tutor.pptx
La Función tecnológica del tutor.pptxJunkotantik
 
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIA
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIATRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIA
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIAAbelardoVelaAlbrecht1
 
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxc3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxMartín Ramírez
 
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADODECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADOJosé Luis Palma
 
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARONARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFAROJosé Luis Palma
 
Uses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsUses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsConsueloSantana3
 
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIARAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIACarlos Campaña Montenegro
 
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfEstrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfromanmillans
 
Procesos Didácticos en Educación Inicial .pptx
Procesos Didácticos en Educación Inicial .pptxProcesos Didácticos en Educación Inicial .pptx
Procesos Didácticos en Educación Inicial .pptxMapyMerma1
 
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...Baker Publishing Company
 
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxPPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxOscarEduardoSanchezC
 
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...fcastellanos3
 
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxLINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxdanalikcruz2000
 
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfTEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfDannyTola1
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxYeseniaRivera50
 
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfMapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfvictorbeltuce
 
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptxOLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptxjosetrinidadchavez
 

Último (20)

La Función tecnológica del tutor.pptx
La  Función  tecnológica  del tutor.pptxLa  Función  tecnológica  del tutor.pptx
La Función tecnológica del tutor.pptx
 
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIA
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIATRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIA
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIA
 
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxc3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
 
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADODECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
 
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARONARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
 
Uses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsUses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressions
 
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIARAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
 
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfEstrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
 
Procesos Didácticos en Educación Inicial .pptx
Procesos Didácticos en Educación Inicial .pptxProcesos Didácticos en Educación Inicial .pptx
Procesos Didácticos en Educación Inicial .pptx
 
Sesión La luz brilla en la oscuridad.pdf
Sesión  La luz brilla en la oscuridad.pdfSesión  La luz brilla en la oscuridad.pdf
Sesión La luz brilla en la oscuridad.pdf
 
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
 
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxPPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
 
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
 
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxLINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
 
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfTEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
 
TL/CNL – 2.ª FASE .
TL/CNL – 2.ª FASE                       .TL/CNL – 2.ª FASE                       .
TL/CNL – 2.ª FASE .
 
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfMapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
 
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptxOLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
 
Power Point: "Defendamos la verdad".pptx
Power Point: "Defendamos la verdad".pptxPower Point: "Defendamos la verdad".pptx
Power Point: "Defendamos la verdad".pptx
 

Breve historia del arte táctico militar

  • 1.
  • 2. FUEGO Y MANIOBRA BREVE HISTORIA DEL ARTE TÁCTICO
  • 3. JORGE ARIEL VIGO FUEGO Y MANIOBRA BREVE HISTORIA DEL ARTE TÁCTICO Folglore Ediciones
  • 4. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titula- res del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendi- dos la fotocopia y el tratamiento informático. © 2005, Jorge Ariel Vigo © 2005, Folglore Ediciones (de ELALEPH.COM S.R.L.) contacto@elaleph.com http://www.elaleph.com Primera edición ISBN Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Impreso en el mes de abril de 2005 en Docuprint S.A., Rivadavia 701, Buenos Aires, Argentina.
  • 5. “Uno debe entender el mecanismo y el poder del soldado individual, luego el de una compañía, un batallón, una brigada y así en más, an- tes de que uno pueda aventurarse a agrupar divisiones y mover un ejército. Creo que debo mi éxito a la atención que siempre presté a la parte inferior de la táctica como oficial regimental. Hay muy pocos oficiales en el ejército que conozcan esos detalles mejor que yo; son la fundamentación de todo el conocimiento militar” MariscaldeCampoArthurWellesley,DuquedeWellington
  • 6.
  • 7. 9 FUEGO Y MANIOBRA INTRODUCCIÓN La Estrategia tiene un magnetismo especial para los expertos y el público en general. Tratados acerca de su evolución, volúmenes ex- plicativos, desarrollos teóricos y escritos descriptivos acerca de ella se encuentran por doquier abarcando diversas disciplinas. Estrategia militar, diplomática, empresarial, legal, comercial son moneda co- rriente en la literatura académica y en el lenguaje de profesores, polí- ticos, hombres de armas, periodistas o deportistas. Su hermana menor, la Táctica goza de un empleo oral semejante pero no ha recibido un igual trato erudito. Las obras que la estudian la refieren a períodos o conflictos específicos circunscribiendo el aná- lisis a su empleo circunstancial sin alegar nada respecto de su genéti- ca y evolución. De similar manera los documentos técnicos, esencialmente reglamentos militares, sólo tratan de sus métodos y procedimientos actuales. Esta desigualdad se ha traducido en una desventaja operativa. Cada vez que se plantea un nuevo conflicto se levantan voces estra- tégicas para explicar la forma de encararlo y arribar a una pronta solu- ción del mismo; pero nada escuchamos acerca de cómo se realizarán las tareas que, en conjunto nos llevaran a ese objetivo. Cierto es que corresponde a la táctica establecer esos procedimientos, ya que la táctica es acción. Pero la estrategia, que es idea, no debe apartarse tanto del hacer como para no distinguir lo posibles de lo simplemente imaginado. Si la estrategia es, como dice Alonso Baquer, “el decir de un hacer” corresponde que conozca los límites posibles, actuales y
  • 8. JORGE ARIEL VIGO10 futuros de los recursos de acción, tanto para acatarlos como para ex- tenderlos. Es relativamente sencillo trazar una campaña estratégica de bombardeo, pero es tácticamente complejo realizarla produciendo el mínimo daño colateral y previendo el amparo de los cientos de refu- giados que ella producirá. Una estrategia de armas combinadas puede llevar a un gran ejército a Bagdad, pero si no se atiende a la respuesta táctica obvia del enemigo derrotado -la guerrilla y el terror- de nada valdrá la victoria pues el número de bajas propias será superior des- pués del cese de fuego. La Táctica es la disciplina que provee a la estrategia no sólo del medio de acción, sino también de parte de la información necesaria para actuar. El problema de los refugiados de guerra es muy antiguo y los hombres involucrados en los sitios lo conocían: Vercingetórix en Alesia (52 a.C.) expulsó a los no combatientes de su posición por falta de alimentos, y en repetidos sitios medievales se registran nubes de refugiados entre las murallas de los sitiados y las trincheras de los sitiadores. El recurso del terror y la guerrilla es repetidamente habi- tual en un vencido, bástenos con recordar los movimientos de resis- tencia surgidos en Francia, Holanda o Rusia durante la Segunda Guerra Mundial. En un estado nacional la política, asociada a la ética, traza los ob- jetivos nacionales a partir de la identificación de los intereses vitales de la nación. Nada dice la política acerca de cómo lograr esos objeti- vos, pues esa es tarea de la estrategia. A ella le corresponde establecer los caminos de acción para alcanzar las metas fijadas diciendo qué es lo que hay que hacer. La táctica por su parte es el procedimiento de la acción que recorre los rumbos trazados por la estrategia. La relación sistémica de subordinación es entonces evidente. El conocimiento Táctico resulta imprescindible para la elabora- ción de una estrategia adecuada. No es aconsejable desarrollar estra- tegias que empleen procedimientos tácticos poco conocidos o desconocer los requerimientos operativos y sus consecuencias. Aun- que es habitual admitir que los errores tácticos tienen solución en el campo estratégico y que ese remedio no funciona a la inversa, no podemos desconocer que en nuestra época donde los medios de co- municación masiva han reducido la dimensión temporal de la estrate- gia, los alcances y efectos de las acciones tácticas pueden comprender rápidamente resultados irreversibles. La guerra opera hoy dentro de la ética que marca el Derecho Internacional Humanitario, su conoci- miento y manejo es imprescindible para todo militar profesional; en
  • 9. FUEGO Y MANIOBRA 11 ese sentido una acción táctica que afecte los valores protegidos por esas normas alcanzaría resultados dañosos en el ámbito estratégico que podrían arruinar una campaña o todo el plan de guerra. El conocimiento Táctico es entonces indispensable no sólo desde la necesidad del combate sino también a partir de su manejo concep- tual integrado al sistema estratégico. Esa integración sólo puede lo- grarse mediante una cabal comprensión del fenómeno táctico y su genética evolutiva. Ésta responde al modelo social en que se aplica la Táctica; modelo que determina a su vez el diseño del instrumento militar y su empleo Estratégico, lo que permite una apropiada com- posición sistémica de ambos fenómenos. Para comprender el fenómeno táctico debemos integrar las con- diciones sociales, económicas y políticas donde éste se produce, reco- nocer su manifestación procedimental e identificar las causas que generaron su creación. Con relación al primer requerimiento hemos decidido dosificar su análisis a sus más destacadas influencias. En referencia al resto expondremos en detalle los métodos y formas de empleo tácticos así como sus organizaciones, siguiendo las causas y efectos en miras a relacionarlos de forma evolutiva y continuada. Con este enfoque emprendemos el estudio histórico de la Táctica a través de su evolución y desarrollo. Antes de avanzar en tal sentido es conveniente que establezcamos cuáles son los elementos esencia- les que integran el combate y con qué términos y alcances nos referi- remos a ellos. Los Elementos del Combate Encarar un estudio de historia militar exige previamente un acuerdo terminológico y conceptual del léxico básico con que se des- criben las acciones de guerra. En tal sentido palabras como Estrate- gia, Operacional, Táctica, Logística, Inteligencia, Mando, Comando, Conducción y Principios de la Conducción requieren una conceptua- lización operativa. Las definiciones que a continuación se consignan son esencial- mente descriptivas y pretenden ser lo suficientemente elásticas como para poder aplicarse hábilmente a cualquier período histórico. For- mulamos esta aclaración porque los conceptos técnico-militares han variado con el tiempo así como su aplicación y emplear la conceptua- lización actual podría resultar un acto ahistórico.
  • 10. JORGE ARIEL VIGO12 Estrategia Es este uno de los conceptos más difíciles de tratar. En su aplica- ción más amplia podemos coincidir con Williamson Murray en que la “…estrategia es un proceso, una constante adaptación a los cambios de condiciones y circunstancias en un mundo donde el azar, la incer- tidumbre y la ambigüedad dominan.”1 Focalizándonos en la estrategia militar podemos decir que esta es “…el arte y ciencia del empleo de las fuerzas armadas de una nación o alianza para asegurar objetivos políticos mediante la aplicación o amenaza de la fuerza.”2, definición que coincide con la de Liddell Hart “el arte de distribuir y aplicar los medios militares para alcanzar los fines de la política.”3 En igual sentido Clausewitz la definía como “el arte de emplear las batallas como medios para ganar el objetivo de guerra.” La estrategia militar será entonces el arte y ciencia de responder a los objetivos fijados por el poder político mediante el empleo de las batallas y más específicamente se referirá a la disposición de los ele- mentos del instrumento militar antes y después de las batallas. La estrategia militar será el criterio con que un comandante debe guiar sus tropas para que alcancen el campo de batalla en la situación más ventajosa posible. Operacional Esta última concepción de la estrategia es de aplicación a un con- cepto relativamente nuevo que es el del arte operacional. Hasta antes de la Segunda Guerra Mundial no se distinguían de la estrategia cues- tiones como la situación que debía producirse en el teatro de guerra para alcanzar el objetivo estratégico, qué acciones producían esa si- tuación o con qué recursos se alcanzaba. Después de ese evento béli- co se creó a instancias de la doctrina soviética la categoría operacional que en suma consistirá en “…el empleo de las fuerzas militares para alcanzar objetivos estratégicos en un teatro de guerra o teatro de ope- raciones a través del diseño, organización, y conducción de campañas y operaciones mayores.”4 1 Murray, W., 1994 “The Making of Strategy. Rulers, States and War”, pg 1, New York, Cambridge University Press 2 Department of Army, 1986, FM 100-5 Operations, pg 9, Washington 3 Liddell Hart, B.H., 1954, “Strategy”, pg 321, New York, Meridian 4 Department of Army, 1986, FM 100-5 Operations, pg 10, Washington
  • 11. FUEGO Y MANIOBRA 13 En este sentido el nivel más bajo de la estrategia se confunde con el nivel operacional pudiendo lograrse su separación sólo en la aplica- ción a un caso concreto. Táctica Por debajo del nivel operacional hace su aparición la táctica como “…la disposición para, y control de, fuerzas militares y técnicas en el combate …estrategia es el arte de conducir la guerra, táctica es el arte de pelear.”5 Antiguamente en Grecia taktika se refería solamente al ordena- miento de las tropas en batalla. Con el tiempo la evolución y la nece- sidad ampliaron su alcance orientándola hacia la obtención de ventajas para explotar las vulnerabilidades del enemigo dentro del campo de batalla. Así incluye técnicas ofensivas y defensivas, el em- pleo de las armas, la movilidad y dispocición de las tropas en comba- te. El Mariscal Marmont la definía como el “arte de manejar las tropas sobre el campo de batalla, y maniobrarlas sin confusión…es la ciencia de la aplicación de las maniobras.”6 En la actualidad se reconocen dos niveles tácticos, el superior que involucra la coordinación de operaciones de grandes unidades y el inferior que refiere a los métodos de empleo de las unidades en com- bate. El nivel superior ocupa una zona de definición dinámica con el operacional. Los niveles estratégico, operacional y táctico se integran dentro de un sistema donde los objetivos superiores determinan la identifi- cación de los objetivos inferiores. Mientras la estrategia identificará el mejor objetivo para el empleo del instrumento militar en miras a ganar la guerra en los términos buscados por la política, el nivel ope- racional establecerá el lugar y el tiempo en que las batallas deban librarse para lograr las metas estratégicas y la táctica fijará el método de combate a aplicar en las batallas formuladas por el nivel operacio- nal. Del mismo modo que los objetivos de cada nivel se hallan entre- lazados, también deben guardar relación los procedimientos y métodos de cada categoría. En el análisis histórico generalmente se ditinguen las situaciones estratégicas y las tácticas, los restantes niveles corresponden a necesi- 5 Montgomery, B., 1968, “A history of warfare”, pg 14, London, Collins 6 Nosworthy, B., 1996, “With musket, cannon and sword”, pg 23, New York, Sarpedon
  • 12. JORGE ARIEL VIGO14 dades operativas o académicas de enseñanza. Sin perjuicio de que los niveles intermedios son de aplicación a la historia militar es aconseja- ble aplicarlos a temas específicos y a épocas asociadas con esos con- ceptos. Para una obra como la presente el modelo simple estrategia- táctica resulta más práctico, sin perjudicar la calidad del análisis. Logística La logística es el arte de abastecer y transportar a las fuerzas ar- madas. Es uno de los elementos críticos de la ciencia militar. No es posible desarrollar ni siquiera un plan bélico de cualquier nivel sin tener en cuenta los alcances y limitaciones que la logística impone. Como reza un viejo adagio los aficionados hablan de estrategia, los profesionales estudian la logística. Inteligencia Es el procesamiento, análisis y distribución de la información ne- cesaria para emprender una operación militar. Comprende los tres niveles básicos: inteligencia estratégica, operacional y táctica. Mando “Es la acción que ejerce el jefe sobre los hombres que le están subordinados con el objeto de dirigirlos, persuadirlos e influir sobre ellos de tal manera de obtener su voluntaria obediencia, confianza, respeto y leal y activa cooperación tanto en el desempeño de una función como en el cumplimiento de una misión.”7 Comando “Es el ejercicio de la autoridad y responsabilidades legales sobre una organización militar. Es una función del grado y cargo que está prescripta, regulada y limitada taxativamente por las leyes y regla- mentos militares.” 8 7 Ejército Argentino, 1960, “M-65-1 Ejercicio del mando”, pg II, Argentina 8 Ejército Argentino, 1960, “M-65-1 Ejercicio del mando”, pg II, Argentina
  • 13. FUEGO Y MANIOBRA 15 Conducción “Es la aplicación del comando a la solución de un problema mili- tar. La conducción es un arte, una actividad libre y creadora que se apoya sobre bases científicas. Cada tipo de problema militar a resol- ver, requerirá la aplicación de técnicas particulares.”9 Tal vez debiera incluirse en el concepto la gravitación del mando en la conducción. Principios de la Conducción “Los principios de la guerra son los que han orientado a los gran- des Capitanes de quienes la historia nos ha transmitido los grandes hechos.” (Napoleón).”A causa de la falta de principios firmes y sensa- tos, se cae en los cambios continuos, sea que se trate de organización, de formaciones, de maniobras.” (Lloyd).10 Originalmente conocidos como los principios de la guerra y mo- dernamente llamados de la conducción, consisten en un número de guías que contienen la esencia de los mejores consejos para la con- ducción de acciones militares. En nuestro país son once:11 Voluntad de Vencer Disposición para empeñar todos los recursos disponibles en la búsqueda del éxito. Implica empeño moral y vocación de sacrificio. Objetivo Propósito o finalidad que se persigue alcanzar. Debe estar clara- mente definido y comunicado. Debe ser decisivo y obtenible con los medios disponibles Ofensiva Disposición para actuar contra el enemigo, buscando destruirlo o capturarlo en toda circunstancia, aún en la inferioridad numérica o de condiciones. 9 Ejército Argentino, 1960, “M-65-1 Ejercicio del mando”, pg II, Argentina 10 Foch, F., 1900, “Los Principios de la Guerra”, Biblioteca del Oficial Vol 300, pg 30-31, Buenos Aires, Círculo Militar 11 Ejército Argentino,1992, “ROB-00-01 Reglamento de Conducción para el Instrumento Militar Terrestre”pg 7-11, Argentina
  • 14. JORGE ARIEL VIGO16 Maniobra Ejecución de un conjunto de actividades mediante las cuales se buscará colocar en situación ventajosa a las propias tropas frente al enemigo. Libertad de Acción Facultad de aplicar el poder de combate disponible según la pro- pia intención, sin que el enemigo pueda impedir que así suceda. Unidad de Comando Conferir a un único comandante toda la autoridad necesaria para asegurar la unidad de esfuerzos. Economía de Fuerzas Dosificar cuidadosamente el poder de combate disponible. Masa Aplicación de un mayor poder de combate relativo en el momen- to y lugar apropiados para obtener resultados decisivos. Sorpresa Actuar contra el enemigo en un momento, lugar, forma y/o me- dios inesperados. Seguridad Conjunto de medidas destinadas a prevenir la sorpresa, preservar la libertad de acción y negar al enemigo información. Simplicidad Evitar todo aquello que resulte complicado y superfluo, tanto en la concepción como en la ejecución de las operaciones, de modo que se reduzcan los riesgos de desentendimiento y confusión propios del combate.
  • 15. FUEGO Y MANIOBRA 17 Otras consideraciones acerca del Combate El coronel Trevor Dupuy ha producido un interesante elenco de características operativas acerca del combate, aunque no creo que deban tomarse como “las verdades eternas de la guerra” como él las llama, sí considero que deben tenerse en cuenta para planear, ejecu- tar o analizar una acción bélica. Son ellas: 1. La acción ofensiva es esencial para el resultado positivo del combate 2. La fuerza defensiva es mayor que la fuerza ofensiva 3. La actitud defensiva es necesaria cuando no es posible atacar con éxito 4. El ataque de flanco o por la retaguardia tiene más probabili- dades de éxito que el ataque frontal 5. La iniciativa permite la aplicación de una potencia de com- bate predominante 6. Las posibilidades de éxito del defensor son directamente proporcionales a la solidez de su fortificación 7. Un atacante, si está dispuesto a pagar el precio, puede siem- pre romper las defensas más fuertes 8. La defensa requiere profundidad y reservas para tener éxito 9. La superior potencia de combate vence siempre 10. La sorpresa aumenta sustancialmente la potencia de combate 11. El fuego mata, desorganiza, neutraliza y causa dispersión 12. Las acciones en combate son siempre más lentas, menos productivas y menos eficientes de lo previsto 13. El combate es demasiado complejo para contenerse en un simple y único aforismo12 Liddell Hart por su parte considera que los principios que rigen la guerra se resumen en la palabra ‘concentración’, refiriéndose a la ‘concentración de la fortaleza contra la debilidad’. Del mismo modo enuncia sus propios axiomas: 12 Dupuy, T.N., 1987, “La Comprensión de la Guerra – Historia y teoría del combate”, pg 27-36, Madrid, Ediciones Ejército
  • 16. JORGE ARIEL VIGO18 1. Positivos a. Ajuste sus fines a sus medios b. Tenga su objetivo siempre en mente c. Elija la línea de menor expectativa d. Explote la línea de menor resistencia e. Tome la línea de operaciones que ofrezca objetivos alternativos f. Asegúrese que tanto el plan como sus disposiciones sean flexi- bles, adaptables a las circunstancias 2. Negativos g. No se arroje a la lucha mientras su oponente esta en guardia h. No renueve un ataque a través de la misma línea o en la misma forma después de que el primero ha fallado13 Más allá del acuerdo o no con estas consideraciones, las mismas demuestran que el análisis del combate permite obtener conclusiones útiles acerca de la actitud que debe asumirse frente a él. Pero nuestro interés va más allá, lo que buscamos es establecer una dinámica del combate que complete los conceptos reseñados en un sistema integrador. Ese sistema mostrará los mecanismos evoluti- vos de la táctica de combate y nos orientará acerca de los nuevos adelantos. LA TÁCTICA EVOLUTIVA La táctica es un sistema cuyo fin es el de multiplicar la potencia de combate de una unidad militar. La táctica consiste en el empleo, despliegue, dirección y coordi- nación de fuerzas militares con el objeto de derrotar al enemigo. Para el logro de este cometido se deben considerar algunos elementos esenciales a su operación. La manera en que las tropas se formen para combatir, el modo en que una fuerza emplee su potencia de lucha, la capacidad para desplazarse en el campo de batalla y la habilidad para detectar al enemigo y en lo posible no ser detectado, conforman estos componentes fundamentales cuya combinación adecuada hacen de la táctica un procedimiento óptimo. 13 Liddell Hart, B.H., 1954, “Strategy”, pg 335-337, New York, Meridian
  • 17. FUEGO Y MANIOBRA 19 Todos estos elementos se encuentran interrelacionados y de nada sirve concentrarse en el empleo táctico de uno solo de ellos sin tener en cuenta los restantes. Como veremos más adelante un empeño semejante ha llevado en la historia a repetidos fracasos. La formación de las tropas depende de la capacidad de fuego del enemigo, de la mejor habilidad de combate de la propia tropa y de su defensa disponible, así como también de la movilidad que se requiera y de la exposición u ocultamiento que deba presentarse al adversario. Bajo estas condiciones las formaciones tácticas se rigen por el criterio de dispersión / concentración, el que podemos ejemplificar con dos modelos opuestos: la falange griega es un patrón de concentración, mientras que el moderno tirador individual es un arquetipo de dis- persión. La potencia de lucha tiene dos manifestaciones esenciales. Por un lado el combate mediante armas arrojadizas que permiten impac- tar a distancia sobre el enemigo, que como señala Clausewitz buscan la destrucción física del mismo y el combate cuerpo a cuerpo cuyo fin es el de la derrota moral del oponente. Según la manifestación de potencia que se emplee será también el tipo de formación que se debe diseñar. La capacidad para desplazarse en el campo de batalla está en re- lación con la potencia de lucha del enemigo, su alcance y efectividad. Si esas características de potencia son altas la movilidad podrá verse restringida, y seguramente deberá recurrir a formaciones dispersas para evitar presentar un blanco fácilmente adquirible. En este caso la elección de una formación deberá equilibrar la movilidad buscada con los medios de defensa con que pueda contener el ataque enemigo. La habilidad para detectar al oponente u ocultarse son esenciales para determinar la formación, la movilidad y la aplicación de la poten- cia de combate. No será igual el procedimiento táctico para combatir contra un enemigo virtualmente invisible que para enfrentar a tropas expuestas. Del mismo modo el no ser detectado permitirá el empleo de procedimientos tácticos desde una situación más ventajosa. Los procedimientos de combate están o deben estar siempre orientados hacia la aplicación de estos elementos de forma que su potencia actúe con el máximo de eficacia y plenitud. Una formación de combate debe estar dirigida hacia lograr la mayor concentración de fuerza posible, equilibrándola con una defensa que permita mantener esa concentración el mayor tiempo viable y con la capacidad de poder trasladarse lo más rápido permitido, ofreciendo la menor detección aceptable.
  • 18. JORGE ARIEL VIGO20 En este sentido, la táctica como sistema debe ser sinergizante, es decir ofrecer "una suma mayor que las partes". Sin embargo no puede perderse de vista que al mismo tiempo esa suma es inferior a la de todas las aptitudes individuales, pues la combinación de esfuerzos obliga a renunciar a algunas características particulares. Cuando el modelo táctico de la falange sumeria se impone a la horda la suma de la fuerza individual de cada combatiente concentrada en la formación compacta es mayor que la adición de la misma fuerza dispuesta en la horda. Sin embargo para lograr esa sinergia la falange renuncia a la movilidad y velocidad en el campo de batalla. La historia de la táctica es la de su evolución a través de la com- binación de sus componentes principales: la relación Dispersión / Concentración, el Fuego, la Maniobra y la Detectabilidad. Conocer este desarrollo es comprender la clave fundamental del problema táctico, que no se encuentra en axiomas o principios. Mientras que éstos sólo atienden a la teoría de la táctica, su proceso evolutivo muestra la dinámica del fenómeno dándole un significado práctico aplicativo y asignado sentido a los aforismos. Este sistema táctico tiene por supuesto otros subsistemas compo- nentes de relevancia entre los que se destacan la calidad del soldado y el comandante. En este sentido afirmamos que ningún sistema es mejor que sus operadores. En repetidas ocasiones han sido los hom- bres los que otorgaron viabilidad al modelo táctico. Admitiendo esta circunstancia la incluiremos en los casos que resulten prominentes, pero nuestro punto focal será el sistema mismo. El tratado de las relaciones de mando, conducción y hombres en combate exige de una tarea específica que sólo debe intentarse una vez identificada la evolución de la táctica, pues ella ofrece el escena- rio donde las acciones humanas adquieren sentido. El complejo man- do-conducción-obediencia no puede ser tomado en abstracto, sino circunstanciado a la época y el paradigma táctico en uso. De lo contra- rio caeríamos en el anacronismo de considerar relevantes acciones aisladas. Por ejemplo, subrayar que un comandante incluyese en su unidad médicos y una lavandería para evitar infecciones, es hoy una cuestión tan elemental que sólo destaca por su ausencia. Sin embargo si ese mismo hecho lo situamos durante la Tercera Cruzada es un mayúsculo encomio para el ejercicio del mando de Ricardo Corazón de León. En interés de un avance metódico y prolijo preferimos es- tablecer primero el análisis del sistema táctico en esta obra, dejando el de sus operadores para un trabajo posterior.
  • 19. FUEGO Y MANIOBRA 21 Finalmente, aunque la evolución táctica reconoce una continui- dad temporal, sus avances son individualmente desparejos y presen- tan algunos sincronismos. Trataremos de seguirlos lo más prolijo que nos sea posible. También en ese sentido debemos tener en cuenta que ningún avance táctico es realmente reemplazado por otro, lo que sucede es que el nuevo entra en vigor mientras el viejo se reserva para cuando resulte útil. Los modelos tácticos así responden no a su “modernidad”, sino a su “efectividad”, de allí que los veamos repetir- se y combinarse con tenaz constancia.
  • 20.
  • 21. 23 LA CONCENTRACION DE FUEGO Y MANIOBRA LA GUERRA PRIMITIVA En la vida del hombre prehistórico la guerra tenía un carácter ocasional. La abundancia de territorios de los cuales obtener recursos y la escasez de pobladores del planeta hacía que los encuentros entre individuos fueran esporádicos, y más ocasional aún que se disputasen la posesión tierras o riquezas. Cuando estos encuentros ocurrían asumían un formato particular que estaba íntimamente ligado a las sociedades en conflicto, caracte- rística ésta permanente en la definición de las guerras. Las sociedades primitivas, hasta donde se ha podido conocer y especular, no tenían capacidad para centralizar sus acciones y decisiones, es decir que podían concentrar sólo alguno de sus recursos en la obtención de un logro específico e inmediato. La descentralización las privaba de poder formular políticas que respondieran integralmente a las necesi- dades de la sociedad, de allí que los intereses involucrados en los conflictos fuesen generalmente individuales y fragmentarios basados en principio en la ofensa al jefe o a algún tabú tribal14. La incapacidad de formular ideas y criterios unificadores impedía la enunciación de cualquier concepto estratégico o táctico, implicando entonces la im- posibilidad de determinar objetivos y de establecer los métodos para alcanzarlos. 14 Ver el, interesante análisis de Dawson, D., 1996, “The origins of western warfare”, Boulder, Colorado, Westview Press
  • 22. JORGE ARIEL VIGO24 Para compensar estas falencias dado que se debía actuar de todas formas, los pueblos primitivos habrían recurrido a la fijación de ritua- les que determinaban las conductas a seguir en una guerra sin impor- tar las circunstancias reales que ésta manifestaba. Así se conoce que habría habido combates regidos por árbitros, luchas que reconocían etapas de escalada que iban de los gritos a la violencia física, guerras que concluían una vez alcanzado cierto número de bajas o conflictos resueltos por la lucha entre campeones.15 Aunque estos rituales pue- dan parecernos extraños, algunos de ellos y la idea de la ritualización de la guerra se repiten en la historia de la humanidad. Mientras la guerra resultó ocasional y las sociedades se mantuvie- ron en estado primitivo estos procedimientos para hacer la guerra conservaron su vigencia. No queremos decir con esto que el hombre primitivo fuese más respetuoso de la vida humana que lo que somos hoy, pues también sabemos que las emboscadas, las razias sobre pue- blos indefensos y el asesinato eran moneda corriente, pero el conflicto elevado al nivel de grupo social, tenía como proceso resolutorio la aplicación del protocolo ritual. Cuando estas sociedades prehistóricas evolucionaron al punto de poder establecer una estructura política y una continuidad en su su- pervivencia la forma en que enfrentaron la guerra también cambió. Ahora los objetivos perseguidos estaban íntimamente vinculados con la subsistencia de la sociedad, se los podía además reconocer por to- dos y se lograban establecer procedimientos para alcanzarlos. Esto que tenía validez en la paz, en la guerra dio lugar a la creación de las primeras organizaciones destinadas estrictamente a ella y a la apari- ción de la primitiva doctrina de combate. El cambio se produjo además en el momento en que los aún po- cos pobladores de la tierra comenzaban a migrar hacia las regiones más ricas en recursos, como la Mesopotamia Asiática, los Deltas del Nilo y el Río Amarillo y la Cuenca Noroeste de Sudamérica. La con- centración de habitantes trajo consigo una convivencia a la que los distintos grupos no estaban acostumbrados, produciendo inevitables conflictos sobre el apoderamiento de los recursos de la región y la guerra entonces se transformó en un fenómeno endémico y, al menos en principio, en uno de los lenguajes en que los pueblos manejan sus relaciones exteriores. 15 Ver Keegan, J, 1987, “The mask of command”, New York, Penguin Books y 1993, “Historia de la Guerra”, Barcelona, Editorial Planeta
  • 23. FUEGO Y MANIOBRA 25 Al adquirir la guerra un carácter regular se volvió un fenómeno persistente, complejo y específico. Esta evolución no fue apreciada de inmediato sino que fue aprendida con la práctica bélica. Los estados primitivos hicieron la guerra continuando con las mismas estructuras organizacionales que aplicaban al combate ritual. Estas organizaciones eran ad hoc y se basaban en el orden social de forma directa afectando a todos los individuos. Su líder concentraba sobre sí todos los aspectos de la conducción de la fuerza militar y la sociedad, sin que se distinguiesen claramente unas funciones de otras, ni entre combatientes y no combatientes. Como soldados ope- raban de forma dispersa, con una táctica que podríamos llamar intui- tiva y con un limitado poder de dañar a distancia. El combate era en lo que se conoce como en horda, sin formación específica y su resul- tado era el producto de los combates individuales que se sucedían al chocar las masa de las fuerzas en conflicto. Participar en un combate de estas características limita en mucho la posibilidad de asegurar el éxito mediante la preparación previa, salvo la de disponer más soldados que el enemigo. Es posible que esta preocupación haya movido a nuestros ancestros a elaborar algún cambio en las fuerzas militares. Para comprender la naturaleza del ciclo de cambios en los ejérci- tos y su doctrina se debe tener siempre presente que la guerra es un fenómeno dialéctico, y que como tal plantea necesariamente un in- tercambio entre dos partes. Las modificaciones y desarrollos militares aparecen como respuesta a una variación en conducta del otro; a su vez incorporan una nueva situación que dará lugar a nuevas evolucio- nes. Cada avance en el arte militar responde a este circuito de allí que la historia militar sea una de las bases de la comprensión del arte de la guerra. LA EVOLUCIÓN DE LA DOCTRINA EN LA ANTIGÜEDAD Una de las primeras preocupaciones de los antiguos soldados de- bió ser cómo enfrentar un evento tan peligroso y constante como la guerra. La respuesta fue la de tomar en consideración estas caracterís- ticas, además de su complejidad y especialidad y crear ejércitos per- manentes. Es decir personal cuya única función fuese la de trabajar en y para la guerra.
  • 24. JORGE ARIEL VIGO26 Con ejércitos de esta categoría en 3370 a.C. Semerkhet, rey de Egipto, invade por primera vez el Sinaí y años después en 2872 a.C. Sargón partiendo de Akkad conquista el Elam en oriente y alcanza las costas del Mediterráneo llegando hasta Chipre en occidente.16 En el antiguo Egipto, la fijación de un ejército permanente, favoreció el florecimiento de la profesión militar, sobretodo a partir de la XIX Dinastía donde el ejército era visto “…como un medio para progresar social y materialmente, tanto para ricos como para pobres”17. Esta profesionalización, sin embargo, no alcanzó a una verdadera especiali- zación debido a lo primitivo del estado del arte de la guerra. La introducción de los ejércitos permanentes no solucionaba el desorden del combate. El guerrero de la antigüedad debió entonces dar por primera vez una respuesta a los problemas recurrentes del arte de hacer la guerra. Por una parte establecer la relación entre organiza- ción, fuego y maniobra. Por la otra, pero no ajeno a esta relación, ele- gir cuál sería la aptitud principal de sus fuerzas la defensa o el ataque. Estos problemas tienen aún hoy vigencia en razón que no admiten una respuesta única y permanente, sino que varían y evolucionan con los cambios sociales, tecnológicos, etc. La horda presenta una estructura de dispersión de tropas, descen- tralización en el control de la maniobra y en el empleo del fuego, resultado de la preeminencia del combate individual. Su aptitud es ofensiva, pues la defensa exige de cierto orden. Una horda carece entonces de los mecanismos de guía para conducirla y su dinámica de desorden puede llevarla a la atomización de su potencia de combate. La respuesta a enfrentar la horda, pero al mismo tiempo mejorarla fue la creación de la Falange Sumeria. Esta formación consistía en la reunión de los soldados en filas hombro con hombro, disponiendo de varias de ellas en profundidad. Esta falange presentaba entonces un sólido frente contra el cual la horda se deshacía por no tener una masa de choque lo suficientemente potente. La falange debía ser muy lenta para conservar la formación y reconocía como maniobra única el avance hacia el frente, no podía girar ni retroceder. Poseía una nula capacidad de fuego, privilegiando la lanza como arma de combate cercano. Esto permitió el desarrollo de una táctica centralizada: todos 16 Bernard Montgomery, Mariscal, 1975, “A history of Warfare”, Cuarta Edición pg. 33Ed. London, Collins, St Jame’s Place 17 Healy, Mark, “Qadesh 1300 A.C.”, Ediciones del Prado, España, 1995, pgs. 29
  • 25. FUEGO Y MANIOBRA 27 los soldados actúan de la misma manera, en la misma dirección y ejecutando una única maniobra. Esta solución de suprimir la dispersión por la concentración física de las tropas era posible en razón de que la capacidad de daño a dis- tancia de la horda era reducida, pues la misma carecía de la aptitud de concentrar el fuego de sus flechas y jabalinas. La Falange Sumeria otorgó a sus creadores la ventaja en el com- bate hasta que sus adversarios comenzaron a imitarla. Una vez que todos los ejércitos de la región combatían en la forma de esta falange el resultado del combate dependía de la cantidad de soldados dispo- nible para soportar el choque y el combate entre las dos formaciones. Nuevamente estamos entonces en que la esperanza de victoria de basa en la mayor cantidad de medios disponibles. La Falange Sumeria igualmente tenía dos debilidades una capa- cidad de fuego nula y su lentitud e incapacidad para realizar giros o movimientos laterales, pues esto rompía la formación. Para resolver el problema del fuego los ejércitos primitivos comenzaron a incluir por delante de las falanges a tropas en formación dispersa, con equipo liviano y cuya única función era la de emplear sus armas arrojadizas contra el enemigo y no combatir cuerpo a cuerpo con él. Siendo la falange un blanco voluminoso estas tropas ligeras podían fácilmente concentrar su fuego, debilitando a la formación enemiga antes del choque con la propia tropa. La introducción de este tipo de tropa constituyó un freno al superioridad de la falange. Solucionado el fenómeno del fuego la movilidad requirió de la incorporación de nuevos recursos: la domesticación de animales que se produce entre el 3.000 y el 2.000 a.C. y la introducción del carro de guerra. Ambos elementos en distintas épocas actuaron en los flancos de la falange protegiéndola y también perturbando el movimiento de las formaciones enemigas por medio del empleo de armas arrojadizas. Los carros constituían plataformas móviles de fuego, portando lance- ros y arqueros. El modelo final se integraba con la falange como núcleo, la infan- tería ligera por delante para debilitar al enemigo y los cuerpos móvi- les en los flancos para protección y acciones de desgaste. El concepto central, desarrollado en Persia, era que las tropas ligeras de caballería al atacar a la infantería pesada la obligasen a detenerse para poder efectuar una defensa, debilitándola mientras con arqueros, honderos y jabalineros. Este estilo se mejoró y perfeccionó en las guerras de los imperios de medio oriente y Egipto.
  • 26. JORGE ARIEL VIGO28 Las tropas ligeras cumplían además una función defensiva que era la de rechazar a su igual del campo contrario, impidiendo que se desgastara a la propia falange. Los ejércitos se componían entonces de cuatro clases de comba- tientes. La Infantería Pesada, cuyo objeto era el combate cuerpo a cuerpo y fijar en el campo de batalla una posición en la cual el ejérci- to podía anclar sus acciones; la Infantería Liviana o Ligera que com- batía por medio de armas arrojadizas; la Caballería Pesada capaz de emplearse para el combate de choque; y la Caballería Ligera que actuaba también en el combate a distancia. Existían además tropas y equipos de ingenieros, y servicios logísticos bastante avanzados para la época. Operativamente cada tropa actuaba por separado es decir no ha- bía ningún criterio doctrinario para la acción combinada. Así los ejér- citos de la región confiaron cada vez más en la lucha a distancia por el fuego, lo que los llevó a reducir las piezas de protección de las tropas de la falange haciéndolas más ligeras. Igualmente la “…maniobra era más materia de chance que de plan.”18 Las batallas se decidían por el desequilibrio en el número de tropas o por la primera fuerza que entraba en pánico y huía. La estabilización de esta forma de hacer la guerra daba preemi- nencia al desgaste por el fuego como método principal de lucha, ya que con una falange menos protegida el combate cuerpo a cuerpo podía resultar incierto. Igualmente las batallas aunque sangrientas no resultaban decisivas pues la lentitud del cuerpo principal y el agota- miento de la infantería ligera y la caballería durante la lucha prácti- camente impedían toda persecución. Debemos destacar con relación a esto que no existe todavía el concepto de reserva, es decir la preser- vación de una porción de las fuerzas para aplicarse a dar el golpe de gracia al enemigo, o explotar una oportunidad de combate o para efectuar su persecución. 18 Trevor N. Dupuy, 1984, “The Evolution of Weapons and Warfare”, pg 6 , New York, Da Capo
  • 28. JORGE ARIEL VIGO30 EL NACIMIENTO DEL ARTE DE LA GUERRA La Guerra Helénica Los guerreros griegos más antiguos, como los de la legendaria Guerra de Troya, alrededor del 1.200 a.C. poseían ejércitos similares a los antes descriptos y aún conservaban ciertos rasgos rituales, como la lucha entre campeones relatada en varios pasajes de la Ilíada de Homero. Cuando Grecia devino en una multitud de ciudades-estado, se atomizaron con ellas los recursos disponibles, no se poseían los gran- des medios económicos de los que disfrutaban los imperios orienta- les. Egipto, Persia y otros antes que ellos dominaban grandes territorios proveedores de recursos para la guerra, entre ellos una gran población. Las ciudades-estado griegas no gozaban de estos medios y sus soldados eran los mismos ciudadanos cuyo trabajo sostenía la economía de la ciudad. Esta situación aporta dos elementos nuevos sobre la guerra, por un lado el soldado combatiente es ahora también un decisor de la política del estado y por el otro la doble función económica y militar del ciudadano reduce el tiempo disponible para la guerra. Los griegos combinaron estos elementos en una organización llamada falange diferente a la falange sumeria. La Falange Griega formaba igual que su antecesora pero la cohesión de la formación estaba basada en que sus integrantes eran todos ciudadanos con dere- chos iguales y que confiaban en el apoyo mutuo que se brindaban. Es esta la característica fundamental de la falange griega, el soldado pelea por su sociedad. En cuanto a la restricción temporal los griegos dejaron de lado la lucha por desgaste y establecieron el criterio de que la guerra debe ser feroz, rápida y decisiva. El griego no va a lu- char para hacer huir a su enemigo sino para destruirlo. El soldado griego se llamaba Hoplita. Contaba con una armadura de torso de metal o lino, grebas, y casco de metal. Portaba un escudo redondo capas de cubrirlo desde la barbilla hasta las rodillas, y de proteger el flanco libre del soldado a su lado. En principio sus armas
  • 29. FUEGO Y MANIOBRA 31 eran dos lanzas arrojadizas, pero luego se adoptó la lanza larga y la espada. Este modelo de una formación concentrada con una alta moral y espíritu de cuerpo y una doctrina de combate cercano resultó tre- mendamente eficaz contra las tropas persas venidas de Asia por ejemplo en las batallas de Marathon en 490 a.C. y Platea en 479 a.C. Estos combates sucedidos durante las Guerras Médicas coincidie- ron con la etapa en que Grecia despertaba al pensamiento filosófico y científico generándose tres disciplinas militares. La Hoplomachia, o arte del Hoplita, es decir la lucha cuerpo a cuerpo y el uso de las ar- mas. Esta disciplina comprendía la esgrima que a su vez era una de las prácticas del Gimnasio Griego. Por encima de la Hoplomachia y más importante en los estudios militares están la Taktika y la Strate- gika .La Taktika comprendía el arte de ordenar y formar las tropas, mientras que la Strategika era el arte del generalato. Se distinguen en Grecia tres modelos principales de falanges. Una básica integrada por milicias, lo que limitaba su accionar y que tenía las restricciones conocidas en cuanto a sus desplazamientos en el terreno, además mostraba una particularidad. El soldado griego portando la lanza en su mano derecha y el escudo en su brazo iz- quierdo tendía a desviar el rumbo de la falange hacia la derecha ofre- ciendo al enemigo el lado del escudo. Esto hacía que las falanges al chocar no lo hicieran por todo su frente, pero que además no pudieran impulsar el envolvimiento por su incapacidad de girar. La Falange Espartana vino a solucionar este problema. Para tener mayor flexibilidad de acción se organizó en subunidades dependien- tes. La menor de 18 soldados se llamaba Enomotia, cuatro de ellas formaban un Pentekostys, dos agrupados integraban un Lochos y cuatro Lochos una Mora. Varias Moras integraban un ejército. Con esta organización y un mejor entrenamiento pues, el ciudadano espar- tano era durante toda su vida un soldado, se logró establecer una maniobra en el campo de batalla. Mientras el grueso de la falange espartana continuaba su desplazamiento desviado hacia la derecha, una parte se desprendía con frente al flanco derecho propio y avanza- ba en esa dirección hasta separarse de la fuerza madre. Luego giraba 90 grados a su izquierda y avanzaba hasta ponerse al flanco siniestro de su adversario, para girar nuevamente en 90 grados y atacarlo. Esta exitosa maniobra probablemente la primera ejecutada en la historia dentro del campo de batalla, tuvo su contramedida en al Fa- lange Tebana. Esta formación fue creada por Epaminondas y em- pleada por primera vez en la batalla de Leuctra en 371 a.C. consistía
  • 30. JORGE ARIEL VIGO32 en formar el ejército adelgazando la profundidad de las falanges del centro y la derecha, y dándole profundidad a la falange del ala iz- quierda. Además detrás de ésta se disponía una fuerza de 300 tropas escogidas denominadas la Banda Sagrada. En combate el ala izquierda avanzaba con el centro y la derecha retrasadas, de esta forma aunque se hacía evidente la amenaza por un ala el defensor no podía concentrar sus fuerzas contra ella pues los cuerpos retrasados aferraban las tropas propias. Cuando la falange espartana realizaba su maniobra se encontraba no sólo con una falan- ge más fuerte y profunda sino que además era contraatacada por el flanco por la Banda Sagrada. Este exitoso dispositivo se lo conoce como Orden Oblicuo y tiene la virtud de aplicar en la acción tres principios de conducción: la eco- nomía de fuerzas, por la asignación de efectivos; la masa por la con- centración de fuerzas en el punto decisivo; y la libertad de acción obtenida por el aferramiento de las fuerzas enemigas. Como vemos desde la desaparición de la guerra ritual, el combate fue evolucionando dando distintas respuestas a la combinación de fuego y maniobra, y a cada solución le surgió una contramedida. Aún así debemos apreciar que la fuerza principal de lucha reside en el empleo de la masa concentrada de tropas y que el combate por el fuego es aún limitado. Aunque los griegos con el tiempo incorporaron infantería ligera y caballería no desarrollaron una doctrina de armas combinadas. Filipo y Alejandro Los soldados de la antigüedad eran de tres categorías: los Milicia- nos, reclutados voluntariamente como en Grecia o por la fuerza como en los antiguos imperios, que prestaban servicio ocasionalmente y ante la inminencia de un hecho bélico; los Soldados Profesionales que servían a su estado haciendo de ello su medio de vida y los Mercena- rios que vendían sus servicios a quien los necesitase. Los tres tipos combatían en conjunto en los ejércitos de la época pues era raro en- contrar una fuerza absolutamente pura. Además en la reunión de las fuerzas combatientes todavía se atendía más a la capacidad y calidad de lucha que el soldado podía aportar que a los perfiles morales de cohesión que cada categoría proporcionaba. Probablemente el primero que comprendió que cada categoría poseía una fuerza moral propia fue Filipo de Macedonia. Este rey
  • 31. FUEGO Y MANIOBRA 33 creó un ejército que luego sería el instrumento de conquista de su hijo Alejandro Magno, eligiendo como base al soldado profesional, modelo que tomó del ejército Persa. Este soldado podía ser adiestra- do minuciosamente y generaba un espíritu de cuerpo con cierta rapi- dez por la continuidad de su permanencia en las filas. De Persia también tomó la caballería, tanto pesada como ligera, mejorando la primera en el adiestramiento del uso de la lanza. En esta época en que el jinete montaba sin estribos el choque de su lanza podía fácilmente desmontarlo. Filipo entrenó a su caballería pesada para que soltara la lanza al momento de impactar contra el adversario retomándola inmediatamente para continuar el combate con ella o abandonarla desenvainando su espada. Para su infantería Filipo tomó el modelo de la falange griega me- jorándola y adaptando el sistema de Epaminondas. El hoplita mace- donio tenía un equipo protector más liviano y su arma principal era una lanza de seis metros de alto llamada Sarissa. La falange macedó- nica tenía una unidad táctica de 256 hoplitas formados en 16 filas por 16 columnas y llamada Syntagma. Las Syntagmas integraban la falan- ge en un número variable y le permitían a ésta adoptar distintos dis- positivos sin perder formación; así podían tomar la posición de la línea tradicional o formar en diagonal al enemigo, en cuña, cuadro o semi- círculo sin perder la solidez de la falange. El ejército macedónico formaba de la siguiente manera: en pri- mera línea la infantería ligera o Psiloi, a sus flancos la caballería ligera. Por detrás de estas tropas y de izquierda a derecha se disponía un cuerpo de infantería ligera, la caballería pesada de Tesalia, varias falanges macedónicas, la infantería pesada de elite o Hypaspistes. Luego los Compañeros o Hetairoi, que era la caballería pesada mace- dónica de elite y finalmente otro cuerpo de infantería ligera; por de- trás de ésta formación se plantaba la infantería ligera aliada. Este dispositivo en principio no sorprende, plantea como de costumbre la infantería en el centro y la caballería en las alas, pero su doctrina de empleo lo hace magnífico. El ejército macedónico va a amenazar a su enemigo con el centro y el ala izquierda, mientras las tropas escogidas de su ala derecha van a rodearlo por el flanco y atacarlo por allí o por su retaguardia, aplas- tándolo contra el grueso de la propia tropa. Esto es lo que se conoce como el sistema del Yunque y el Martillo; el primero es el grueso de las fuerzas que atrae y aferra al enemigo, el segundo la fuerza móvil que lo golpea por detrás.
  • 32. JORGE ARIEL VIGO34 Esta táctica es probablemente la primera de armas combinadas de la historia pues no espera a que cada categoría de tropas obtenga un resultado para que luego otro actúe, sino que las acciones de una facilitan los movimientos simultáneos de la otra. Con esta doctrina Alejandro estableció su imperio y es fácil identificarla pues invaria- blemente las fuerzas macedónicas realizan sus operaciones de envol- vimiento por la derecha. La falange se constituyó en la formación militar básica de la anti- güedad, sufriendo algunas modificaciones y adaptaciones según el pueblo que la emplease. De estas transformaciones tal vez la más notoria sea la de combinarla además de con las tropas tradicionales, con elefantes de guerra. Así lo hacía Pyrro que los formaba a su iz- quierda, Antíoco III que los prefería en las alas o Aníbal que los colo- caba en el centro de su dispositivo por delante de la infantería pesada. Indudablemente el arte de la guerra había evolucionado, la com- binación de las armas, la integración de nuevos sistemas y la tenden- cia creciente a emplear la maniobra en el campo de batalla son importantes progresos. Sin embargo el núcleo de las fuerzas, es decir la falange pese a sus mejoras seguía siendo una organización bastante rígida y de poca movilidad. Era curiosamente muy sólida y muy frágil, podía resistir a pie firme fuertes ataques pero ante la más mínima desorganización de sus filas se quebraba. Estos defectos llevaron a otro pueblo a crear una nueva formación que fue empleada para con- quistar el mundo conocido.
  • 34. JORGE ARIEL VIGO36 Roma Como decíamos la falange romana había incorporado todo el sis- tema de armas griego con alguna adaptación local. En primer lugar el equipamiento del soldado era irregular dependiendo de su fortuna personal, así las clases altas adineradas nutrieron la caballería, las clases medias a la infantería pesada y las clases pobres a las tropas ligeras. Es esto una distinción que viene de la profundidad de la his- toria, ya en Asiria y Akad existían estas distinciones sociales que per- durarán por siglos. Como rasgo particular en busca de facilitar el reclutamiento, el ejército se organizó en “Centurias” como unidad administrativa y en “Legiones” como unidad de combate, reuniendo cada legión 40 cen- turias, es decir unos 4.000 soldados. Tácticamente operaban como la falange griega, con poca movili- dad, una capacidad de maniobra casi nula y confiados en que la soli- dez y cohesión de los soldados era la llave del éxito; el ejército que se mantuviese unido por más tiempo tenía asegurada la victoria. Esta formación resultaba útil para combatir contra los enemigos locales, incluso aquellos que contaban con profusa caballería. Esta adopción de la falange debe ser comprendida a la luz de una monarquía donde los ciudadanos tenían una participación importante, del mismo modo que sucedía en los modelos políticos griegos. No olvidemos que la cohesión de la falange depende de la fe y la con- fianza que une a sus integrantes, y eso sólo se consigue contando con ciudadanos-soldados. Hacia el 406 a.C. Roma comenzó una guerra contra los etruscos de la ciudad de Veii. Esta ciudad estaba fortificada lo que obligó a establecer un sitio que duró por años. Los reclamos plebeyos forzaron al estado a instaurar un salario para los soldados. Esto constituyó el primer paso hacia la profesionalización del soldado romano. Además permitió la estandarización de las armas y equipos, el servicio militar de largo plazo y, con él, la promoción de rangos sobre la base de la capacidad y habilidad, y no en la riqueza del soldado. Este cambio se atribuye a Furius Camillus, responsable también del cambio de la Falange-Legión a la Legión Manipular. Las guerras sostenidas por Roma desde sus comienzos se habían librado sobre la Italia costera, en planicies que favorecían el uso de la falange. Sin embargo cuando las luchas los llevaron hacia el interior de la penín- sula, las regiones montañosas restaban eficacia a la rigidez de la falan-
  • 35. FUEGO Y MANIOBRA 37 ge. Esto se hizo especialmente cierto en las Guerras Samnitas entre 326 y 290 a.C. Para resolver el problema los romanos reformaron la legión abandonando la rigidez por medio del fraccionamiento en subunidades dependientes tácticas capaces de desplazarse y actuar por separado. Estas subunidades se conocen con el nombre de “Ma- nípulos” y están formadas cada una de ellas por dos Centurias inte- gradas entre 30 y 60 hombres. La Legión Manipular estaba constituida por tres categorías de soldados diferenciados por sus habilidades. En la primera línea se formaban diez manípulos de 120 “Hastati”, los más jóvenes soldados, seguidos de una segunda también de diez manípulos iguales integra- da por los “Principes”, o tropas novatas; en la tercera línea formaban los “Triarii”, o veteranos reunidos en diez manípulos de 60 soldados. Acompañaban a estas tropas fuerzas ligeras en número de 1.200 y caballería formada en diez escuadrones de 80 jinetes. La infantería pesada estaba equipada con casco, peto espaldar y grebas de protección y usaban un escudo ovalado de un metro veinte de largo. El armamento regular de todos los soldados era la espada corta o “Gladius” de unos 50 centímetros de hoja de doble filo. Mien- tras que los“Triarii” usaban lanzas largas tipo falange, los “Hastati”y los “Principes” portaban dos pequeñas lanzas arrojadizas llamadas “pillum” o “pila”. Esta arma se utilizaba a distancia y era arrojada contra el enemigo con la idea de que se clavase en su escudo; el “pi- llum” tenía una larga punta de hierro dulce que se doblaba y quedaba enganchada en el escudo enemigo, como además en el engarce con- taba con una pesada pieza de hierro el manejo del escudo se hacía imposible obligando al enemigo a dejarlo y, junto con él la protección que brindaba. Las tres líneas formaban, se cree, en forma de tablero de ajedrez de manera tal que los espacios entre los manípulos de la primera fila eran cubiertos por los de la segunda y los de ésta por la tercera. En combate la lucha comenzaba con el ataque de las tropas ligeras, que luego marchaban a retaguardia, seguido del lanzamiento de la primera fila de pillum y el ataque de los Hastati; si este ataque no resultaba, la primera línea retrocedía para integrarse con la segunda o ésta avanza- ba para cubrir los claros. Finalmente los Triarii actuaban dando el golpe final o formando la última línea de resistencia. La adopción del pillum, pero sobretodo la elección del combate a espada hizo que la legión adoptase una formación más abierta que la falange dando a cada soldado un frente de un metro. Esta formación facilitaba el movimiento, especialmente en terreno difícil, del mismo
  • 36. JORGE ARIEL VIGO38 modo que la organización manipular permitía el fraccionamiento de la Legión para cumplir diversas tareas. Tratándose de un ejército de milicianos es llamativo que tuviesen éxito en el uso de una formación compleja como la Legión que exige de mucho entrenamiento y práctica; pero sucede que las guerras constantes, la paga y la posibilidad del servicio militar prolongado proveían a Roma de soldados con experiencia suficiente. Un ejército para la época de la República se constituía con dos Legiones regulares y otras dos Auxiliares formadas por aliados pero bajo el mando de jefes romanos. Esta configuración se lograba gracias a la expansión constante de Roma sobre la península itálica, lo que le proveía de una fuente de recluta extraordinaria. Esa fuente de recursos humanos fue lo que permitió a Roma de- rrotar a los cartagineses en la Guerras Púnicas. Sin embargo ese cho- que también puso en duda la validez del ejército de milicias, que aunque hábil no alcanzaba la calidad de las tropas profesionales que integraban las falanges de Aníbal. El ejército enfrentaba en la época un problema particular, no se hallaban reclutas aptos para el servicio. Esto llama la atención pues a primera vista Roma se había extendido territorialmente e incorporado como ciudadanos a muchos de los habitantes de las regiones añadidas, pero el problema del reclutamiento no se debía a la masa de hombres disponibles sino a las limitaciones legales para su alistamiento. Como antes mencionáramos los soldados sufragaban los gastos de su equipamiento, por ello el pago de la soldada permitió al estado exigir su uniformidad. Pero la garantía de calidad del equipo, su reno- vación y mantenimiento residía en la capacidad económica del solda- do, por ello la ley romana exigía aún que el soldado debía disponer de un mínimo de recursos. Esta precalificación excluía del servicio a las clases más pobres y significaba una carga sobre los pequeños terrate- nientes y agricultores. Éstos habían casi desaparecido como clase después de los cambios poblacionales generados durante las Guerras Púnicas, aún así el Senado se resistía a levantar la traba de acceso a la milicia privando a los despojados agricultores de una opción. Esta ceguera a la realidad social se vio matizada por sucesivas rebajas del límite económico y la aceptación del estado de hacerse cargo del equipamiento de los soldados hacia el 120 a.C. Esta era la situación cuando Cayo Mario debió reunir tropas para enfrentar la Guerra Jugurta (111-106 a.C.) y las invasiones Germanas de los años 102 y 101 a.C. Para resolver el problema de la imposibili- dad de reclutamiento Mario eliminó el límite económico y el sistema
  • 37. FUEGO Y MANIOBRA 39 de conscripción, promoviendo el enrolamiento voluntario. De este modo el servicio militar romano pasaba de ser un deber cívico a una profesión de largo plazo. Las reformas de Mario fueron también de organización, adiestra- miento y logísticas. Había advertido durante las campañas contra los germanos que los manípulos no poseían la masa de tropa suficiente para lidiar contra las formaciones bárbaras, decidió entonces introdu- cir una subunidad diferente en la Legión: la “Cohorte”. Esta nueva formación estaba integrada por seis centurias oscilando su efectivo entre los 500 y 600 soldados; diez cohortes conformaban ahora una Legión. Se eliminaron las tropas ligeras como componente orgánico y se dejó de lado la formación en tablero. Aprovechando el perfil profesional que adquiría el ejército, Mario estableció un régimen de entrenamiento más exigente que no sólo elevaba los estándares de rendimiento del soldado, sino que también permitía una selección de los mejores y más experimentados para ser designados como Centuriones. El tren de bagajes de los ejércitos romanos era grande y lento, lo que disminuía, cuando no impedía, el libre movimiento de las tropas. Mario decidió reducirlo y para ello hizo que cada legionario cargase con su propia impedimenta, consistente en sus armas, piezas de pro- tección, capote, manta, marmita y equipo de cocina, raciones, una canasta para remover tierra, herramientas para atrincheramiento y dos estacas para la empalizada del campamento que se levantaba todos los días luego de la marcha. En total la carga era de unos 45 kilos y, debido a las protestas que generó su aceptación los legionarios fueron llamados “las mulas de Mario”. Finalmente Mario se encargó de mejorar el espíritu de cuerpo y la moral de las tropas otorgando a cada legión un estandarte que pro- veía de identificación y establecía lazos de pertenencia entre los le- gionarios. En su tiempo César introdujo una nueva modificación, prefería tener en cada legión un cuerpo más fuerte o de élite, por ello la pri- mera cohorte la integró con seis centurias de 160 hombres cada una, mientras que las restantes nueve empleaban centurias de 80 soldados. Esta práctica se consolidó en el Principado estabilizando el número de cada legión entre 5.200 y 6.000 efectivos. Entre ellos se contaban además de los legionarios 120 jinetes y los sirvientes de 10 catapultas y balistas ligeras. El aporte de Roma al arte de la guerra lo constituye la creación de la legión que como unidad de combate poseía una flexibilidad tal que
  • 38. JORGE ARIEL VIGO40 incluso podía actuar fraccionándose en subunidades autónomas. Con- servaba así la concentración de la masa pero la podía emplear y com- binar de manera más versátil.La legión era un pequeño ejército capaz de ser empleado en la defensa, el ataque y las tareas de sitio. Con esta herramienta el ejército romano conquistó el mundo co- nocido, triunfó sobre casi todos sus enemigos, construyó caminos y fortalezas, sostuvo sitios impensables y mantuvo la Pax Romana por siglos. Pero al mismo tiempo generó un estancamiento en el arte de al guerra. El ejército romano era un ejército de infantería basado en la dis- ciplina, el duro entrenamiento y el combate en formación. La caballe- ría era sólo accesoria, ya que las operaciones romanas siempre se basaron en el empleo de las tropas a pie. Esto echó por tierra el con- cepto de armas combinadas criterio al que nadie dio importancia en función del éxito permanente de las armas romanas. Igualmente esto constituía una debilidad pues cuando debieron enfrentar ejércitos montados como el de los Parthos las armas romanas siempre salieron mal paradas. Esta característica de ejército de infantería, junto con la regulari- dad del pago a los soldados eran las claves del éxito de las armas ro- manas pero también una de las causales de su destrucción. Cuando el modelo económico romano comenzó a decrecer debido al drenaje de oro hacia India y China y por el comercio con los pueblos bárbaros que retenían el oro que percibían por las transacciones, en razón que valoraban más el metal que la moneda acuñada, todo el sistema co- menzó a resentirse al punto que debieron de reducirse los impuestos para poder colectarse.19 La base de la profesionalización del ejército romano era la regula- ridad del pago de soldada. La disminución de moneda del estado hizo que esa regularidad no pudiera mantenerse y se recurriera a solucio- nes alternativas. Primero se aplicó el sistema de pagar a los soldados con tierras en las fronteras. Hacia fines del segundo siglo el Empera- dor Septimio Severo autorizó que las familias de los soldados viviesen con ellos concentrando el consumo de la unidad familiar y permitien- do el desvío de las provisiones del ejército. Veinte años después el Emperador Alejandro Severo decretaba que las tierras que ocupaban los soldados de las fronteras para su explotación podían ser legadas a sus herederos si éstos también entraban en el ejército. 19 Hans Delbrück, “History of the Art of War, Volume II: The Barbarians Invasions”, University of Nebraska Press, Lincoln, pg. 213
  • 39. FUEGO Y MANIOBRA 41 Con estas reformas los legionarios que guarnecían las fronteras imperiales o limes, tornaron de soldados profesionales a milicianos, se redujo el estado de alerta y los períodos de entrenamiento se adapta- ron a los tiempos de cosecha; con todo ello las legiones perdieron su disciplina militar que era su mejor ventaja de combate frente al valor salvaje de los bárbaros20. Junto con estas legiones fronterizas o limitanei, subsistieron otras que aunque mantenían el aspecto tradicional en realidad estaban formadas por bárbaros romanizados y tropas mercenarias. Esta incor- poración étnica modificó definitivamente la estructura militar roma- na; los bárbaros reemplazaron la disciplina militar por su salvajismo y, en razón de que el estado no tenía recursos para reforzar el modelo militar tradicional, terminaron imponiendo su forma y organización en el combate. El sistema militar que llevó a Roma a ser dueña del mundo occi- dental fue el mismo que favoreció su desmembramiento y destruc- ción. Roma confiaba tanto en la profesionalidad del ejército que nunca se ocupó de generar entusiasmo local por las tradiciones milita- res, ni en generar milicias regionales; igual sucedía con valores como el patriotismo o la fidelidad al Emperador que por su excesivo cen- tralismo nunca fueron más que un lejano concepto que se hacía más débil cuanto más apartado de la ciudad de Roma se estaba21. Al no poder sostener ese ejército profesional Roma entregó su defensa a los bárbaros romanizados quienes con el tiempo impusieron su modelo de milicia local con fuertes lazos regionales y étnicos; de allí al des- membramiento del Imperio hubo sólo unos pocos pasos más que dar. La desaparición de Roma implicó la de su modelo militar, pero arrastró además todas las concepciones y avances de la falange y sis- temas militares anteriores. Las nuevas formaciones militares se re- formularán sobre la base de tradiciones locales, prácticas y costumbres, rompiéndose la continuidad de evolución que venía manifestándose desde Sumeria. 20 Hans Delbrück, “History of the Art of War, Volume II: The Barbarians Invasions”, University of Nebraska Press, Lincoln, pg. 217 21 Jones, Archer, The Art of War in the Western World, Oxford University Press, Oxford, pg. 93
  • 41. FUEGO Y MANIOBRA 43 EVENTOS DESTACABLES Meggido 1479 a. C. Tutmosis III, probablemente el primer verdadero Faraón con ap- titudes de General, comienza campañas de expansión invadiendo Palestina, Israel y Siria. Crea un Ejército con un adiestramiento más regular y permanente y lo organiza en cuatro cuerpos con asiento en cuatro ciudades: el Cuerpo Amón en Tebas; el Cuerpo Re en Helió- polis; el Cuerpo Ptah en Memphis y el Cuerpo Seth en Pi-Ramsés. Este ejército permanente tenía capacidades de inteligencia e ingenie- ros y un sistema de Comando desarrollado. La logística comprendía almacenes avanzados y el ejército contaban con sus propios medios de transporte de víveres y materiales22. En esta época las intenciones estratégicas eran de carácter públi- co debido a que los gobernantes no ocultaban sus decisiones a sus gobernados, ni disimulaban sus movimientos militares; por otra parte esas maniobras hubieran resultado inútiles en razón que los lentos movimientos y las grandes distancias hacían imposible la ocultación durante el tiempo necesario de las decisiones estratégicas. Desplazándose unos 400 kilómetros desde su base por tierras principalmente áridas Tutmosis III llega a Meggido en el norte de Israel y descubre anticipadamente la concentración enemiga y los accesos posibles al campo de batalla La inteligencia táctica se recoge- ría de las vanguardias del ejército, recordemos que en aquellas épocas la exploración y el reconocimiento no eran actividades que se desa- rrollaran con método y en la mayoría de los casos se destacan por su ausencia. Los ejércitos antiguos habitualmente se “buscan” el uno al otro sobre vías de comunicación directa y alrededor de ciudades o lugares considerados importantes para ambos bandos; todo ello armo- niza con un modelo táctico primitivo y de escasa creatividad. De he- cho las avanzadas eran innecesarias debido a que los combates eran casi concertados toda vez que entre el avistamiento del enemigo y la preparación del dispositivo de combate pasaban horas, lo que impedía la sorpresa. 22 Étienne Drioton, Jaques Vandier, “Historia de Egipto”, EUDEBA, Bue- nos Aires 1977, pg 394
  • 42. JORGE ARIEL VIGO44 “Cuando se acercaban al enemigo, Tutmosis III reunió a sus ofi- ciales y realizó un consejo de guerra …Desde Yehem a la planicie de Meggido podía llegarse a través de tres rutas: una directa pero difícil, ya que tomaba por un desfiladero estrecho, y dos rutas más largas pero más cómodas, las que desembocaban una al norte y otra al sur de Meggido. A pesar de la opinión de su Estado Mayor, el rey decidió tomar la primera ruta”23 . Tutmosis pudo atravesar el desfiladero, desplegar su ejército sin ser descubierto y vencer a sus enemigos. La mención de “Estado Mayor” corresponde a un uso sinónimo equivo- cado del “Consejo de Guerra”. Así ganará la batalla de Meggido en 1479 a.c., y luego sitiará la ciudad durante siete meses con trabajos de ingeniería realizados por su ejército. Qadesh 1300 a. C. Ramsés III emprendió la campaña de Qadesh con un ejército or- ganizado como hemos descrito. De esa campaña es interesante apre- ciar que la información tomada a pasantes y prisioneros fue recogida por interrogatorios realizados por el propio Faraón.24 El ejército había avanzado en una línea de dirección sur a norte, según su tradicional división de cuatro cuerpos separados éstos por una distancia de unos 10 kilómetros. El Faraón acampaba con el pri- mer cuerpo de marcha, Amón, cuando conoció de la cercanía de las tropas hititas en Qadesh; en ese momento las avanzadas de carros enemigas atacaban el flanco y prácticamente desbandaban al segundo cuerpo Re. La vanguardia de este cuerpo huyó hacia delante para alcanzar el campo del Faraón; al recibirlos ya se apreciaba hacia el oeste el avance de los carros hititas reorganizados después del ataque. En esta situación el Faraón ordena al cuerpo Amón preparase para recibir el golpe, mientras él mismo se pone al frente de los carros para contraatacar. Estando en eso ordena que se llame en ayuda a los res- tantes cuerpos; se envía al Visir, con orden de supervisar la marcha del tercer cuerpo antes de recurrir al cuarto.25 23 Étienne Drioton, Jaques Vandier, “Historia de Egipto”, EUDEBA, Bue- nos Aires 1977, pg 347 24 Healy, Mark, “Qadesh 1300 A.C.”, Ediciones del Prado, España, 1995, pgs. 47 y 51 25 Healy, Mark, “Qadesh 1300 A.C.”, Ediciones del Prado, España, 1995, pgs. 51 y 52
  • 43. FUEGO Y MANIOBRA 45 Mientras los hititas se apoderaban del campamento del Faraón y lo saqueaban, éste salía con sus carros e infantería para contraatacarlos aprovechando su desorganización. Este asalto y la aproximación de los restantes cuerpos definieron la batalla. De estas batallas podemos observar que los itinerarios de Tutmo- sis y Ramsés en sus avances hacia Medio Oriente que resultan prácti- camente idénticos, es decir que no había un desarrollo o preocupación por encubrir los movimientos estratégicos. Coherente- mente con este pobre desarrollo el planeamiento era también muy limitado. Con escasa información del enemigo y con fuerzas de lento alistamiento el planeamiento quedaba restringido a la elección de un camino u otro, a presentar batalla o retirarse, o levantar un sitio. En batalla estas debilidades fuerzan la existencia de un comando centra- lizado donde el único control real es el que se ejerce a la distancia de la vista y el sonido. Sin perjuicio de ello debemos tener en cuenta que batallas como las de Meggido o Qadesh son excepciones en cuan- to a planes, control y dirección. Marathon 490 a. C. Durante la Primera Guerra Médica las tropas persas habían con- seguido ocupar Tracia y Macedonia en el 492 a. C., dos años después una fuerza al mando de Datis y Artafernes compuesta de 14.000 sol- dados a pie y 1.000 jinetes desembarcaba en las playas de Marathon a 40km de Atenas. Estas playas están rodeadas de montañas con esca- sos accesos, lo que facilitaba el desembarco cubriendo cada uno de ellos con unos pocos arqueros. Los griegos reunieron 10.000 hoplitas atenienses y 1.000 plateos, bajo el mando del Polemarca (Comandante en Jefe) Calímaco y diri- gidas por el Strategos (General) ateniense Milcíades. Alcanzaron la concentración persa el 12 de septiembre de 490 a. C. Milcíades sabía que si exponía sus flancos, la caballería persa po- dría atacarlos y destruir a su ejército mientras los arqueros a pie lo batían con sus flechas. La debilidad de la falange y la falta de caballe- ría hizo que buscase en el terreno una posición desde donde combatir con ventaja. Se aproximó a los persas a través del valle de Vrana que se interponía en el camino hacia Atenas, y decidió apoyar los flancos en sus laderas. “El valle era…muy ancho para el pequeño ejército ateniense, a pesar de los abatíes, Milcíades no podía dar a la falange la profundidad que deseaba, pero hizo el centro más débil y las dos alas
  • 44. JORGE ARIEL VIGO46 más fuertes, con ello, cuando saliese de su posición protegida, las alas podían oponerse a los posibles ataques de flanco de la caballería per- sa”26 Desde esta posición decidió esperar los refuerzos solicitados a Esparta. Los persas asumieron un dispositivo linear similar pero mante- niendo equilibrados centro y alas. Bloqueados en las playas los persas tenían algunas alternativas. Una posibilidad era aprovechar la flota, reembarcar y buscar otra playa, pero podían ser atacados mientras subían a los barcos. Otra alternativa era dividir sus fuerzas e intentar salir por otro paso y luego atacar a los griegos por detrás, era una al- ternativa interesante pero las fuerzas estaban muy equilibradas y hubiese sido necesario casi el doble de tropas para evitar los riesgos de una ataque. La única alternativa viable era atacar frontalmente a los atenienses, contando que hasta el momento ninguna fuerza griega había resistido el embate persa.. La mayoría de los soldados asiáticos eran arqueros y los griegos carecían de ellos, por lo que para aprovechar la ventaja del cuerpo a cuerpo los atenienses debían atravesar rápidamente el campo de tiro persa. Milcíades esperó a que los asiáticos se moviesen se pusieran ambas fuerzas a tiro de flecha, unos 150 metros. Según parece los griegos avanzaron entonces a paso veloz ya que es dudoso que hayan corrido pues eso habría desbaratado la formación en falange. El centro ateniense llevó la peor parte siendo contenido por los persas, pero ello facilitó la penetración por las alas reforzadas que, luego de desba- ratar las enemigas se volvieron hacia el centro envolviéndolo. La caballería persa no alcanzó a reponerse de choque y el centro perma- neció inmóvil igualmente estremecido. Las perdidas persas alcanzaron los 6.400 muertos, los griegos per- dieron unos 1.000 hombres entre ellos Calímaco. En esta batalla se aprecian los dos sistemas enfrentados: la lucha por el fuego y el combate cuerpo a cuerpo. El fuego cobró su privile- gio contra el centro griego más débil, sin embargo las alas más nume- rosas pudieron soportar las bajas hasta alcanzar el combate a corta distancia. El atravesar el campo de fuego enemigo es otro de los pro- blemas fundamentales del arte táctico de la guerra y lo veremos repe- tirse en la historia con frecuencia. 26 Hans Delbrück, “History of the Art of War, Volume I: Warfare in Antiq- uity”, 1990, University of Nebraska Press, Lincoln, pg. 77
  • 45. FUEGO Y MANIOBRA 47 Platea 479 a. C. Después de Marathon Xerxes, el rey persa, abandonó Grecia de- jando a Mardonio al mando de un ejército de 80.000 hombres, entre los que se contaba la caballería pesada y hoplitas mercenarios de gre- cia, para que lanzase una nueva campaña contra Atenas y el Pelopo- neso. Los griegos reunieron una fuerza de 5.000 hopitas espartanos, 8.000 atenienses y 23.500 de otras ciudades acompañados por 35.000 soldados de infantería ligera, en total 68.500 soldados al mando del general espartano Pausanias. El plan estratégico consistía en llevar este ejército hasta el monte Cithaeron cerca de Platea al sur de Te- bas, interponiéndose al avance persa hacia el sur. Una predicción del oráculo decía que los persas serían derrotados en suelo ateniense por lo que los plateos removieron las piedras que señalaban el límite entre las dos ciudades. Ambos ejércitos se encontraron en el sitio fijado por los griegos separados por el curso de agua del Asopos. Los griegos contaban con la ventaja de un terreno difícil para la caballería, pero los persas goza- ban de la superioridad táctica de poder combatir en campo abierto. Aprovechando esta ventaja la caballería persa atacó a las fuerzas grie- gas antes de que alcanzasen a desplegar completamente, pero sin el apoyo de la infantería debieron retirarse y regresar a su campamento del otro lado del Asopos. Los ejércitos permanecieron así vigilantes durante algunos días. Los griegos estaban cortos de agua por lo que Pausanias decidió adelantar su posición más cerca del río y apoderarse del pozo de agua de Gargafia. La maniobra no resultó feliz, los arqueros persas desde el río dominaban el pozo y la caballería podía lanzar pequeños golpes de mano para interceptar los suministros provenientes de Atenas. Pausanias, que mandaba un ejercito formado principalmente por milicianos que estaban ansiosos de regresar a casa, sabía que no podía sostenerse en ese lugar por lo que decidió retomar su antiguo lugar de batalla. Para evitar ser atacado el ejercito griego se replegaría durante la noche. La marcha se realizaría en tres grupos el ala derecha com- puesta de espartanos sería la vanguardia, el centro integrado por los soldados de varias ciudades la seguiría, y los atenienses cerrarían la marcha. De este modo conservarían sus posiciones de combate. Al caer la noche el grupo central se extravió terminó frente a los muros de Platea. Los atenienses no se movieron pues los espartanos
  • 46. JORGE ARIEL VIGO48 permanecían en sus puestos. Esto se debió a que uno de sus jefes de Lochos se negaba a retirarse en la cara del enemigo, solicitaba al me- nos se le permitiera quedarse a cubrir la retirada del ejército. La dis- cusión llevó la noche y con las primeras luces Pausanias vio que su centro había desaparecido, ordenando entonces a los atenienses a acercarse a él y cerrar la brecha. Mientras esto ocurría Mardonio podía ver al cuerpo espartano marchar hacia el monte Cithaeron solo, pues las crestas le impedían ver a los atenienses. De inmediato envió a su caballería al ataque aprovechando la oportunidad de hallar al ejército griego dividido y sin formación. Pausanias atacado por los jinetes arqueros asiáticos, pidió ayuda Arístides, jefe de los atenienses, pero éste estaba ya siendo atacado por la caballería persa y la infantería mercenaria griega. En esta situa- ción desesperante las tropas de megara del contingente central llega- ron por la izquierda ateniense y rechazaron a la caballería, permitiendo a Arístides deshacer alas falanges mercenarias en una lucha clásica entre hoplitas. Los espartanos en tanto soportaban una lluvia de flechas sin ata- car hasta que Pausanias, invocando la diosa Hera de Platea puso en marcha a la falange. Esta invocación ritual, que tuvo un fuerte impac- to psicológico en las tropas, no era más que una maniobra bien calcu- lada. Pausanias necesitaba tener cerca la masa persa para destruirla, por ello esperó a que se acercase antes de atacarla, aprovechando además el desorden producido por tener que cruzar el río y trepar por el terreno ribereño. Se trabó entonces un combate feroz al que se sumaron los peloponesios del grupo central. Los persas fueron disper- sados con fuertes bajas entre las que se contaba Mardonio. Con las alas destruidas, el comandante del centro Persa Artabazos no participa del combate y se retira. Las bajas alcazaron a uno 10.000 asiáticos y 3.000 griegos. Los persas lanzaron ataques de oportunidad y sin coordinación entre las armas lo que les impidió conseguir algún resultado favora- ble. Los griegos en tanto con su ejército de una sola arma supieron conservar la calma y aprovechar los errores del enemigo. Es notable también la invocación ritual al oráculo y a los dioses como acción para ejercer el control de las tropas.
  • 47. FUEGO Y MANIOBRA 49 Issus 333 a.C. En el 334 a.C. Alejandro Magno cruzó el Helesponto invadiendo el Imperio Persa. En su avance derrotó en Granico y Mileto a las tropas asiáticas que se oponían a su avance. Para intentar detenerlo el Rey Darío reunió un ejército numeroso, que algunos estiman en 600.000 soldados y marchó a su encuentro. Es probable que el Rey Persa apoyase su operación contra Alejandro en la diferencia numéri- ca de efectivos, pues este ultimo contaba con sólo 40.000 hombres. Darío pensaba que los macedonios se sentirían aterrorizados con el poderío Persa y que intentarían huir ante su presencia, por lo que debía posicionar su ejército en una situación en la que su enemigo quedase atrapado y no pudiera escapar. En su avance Alejandro encontró en las Puertas de Cilicia a tro- pas persas que dispersó sin problemas, alcanzando así la ciudad de Tarsus. En esta ciudad Alejandro cayó enfermo lo que detuvo la mar- cha del ejército, señal que Darío interpretó como temor frente a la posibilidad de una batalla. El Rey Persa reunió sus fuerzas en Sochi y marchó hacia el norte para encontrar a su enemigo en las planicies sirias, sin embargo, luego prosiguió su camino más allá de esa región. En tanto Alejandro había reanudado la marcha alcanzando suce- sivamente Mallus, Issus y las Puertas Sirias en Myriandros, bordean- do toda la costa del golfo de Iskanderun. Darío aprovechó este avance y decidió alcanzar la retaguardia Macedonia en Issus. Al llegar allí encontró sólo un hospital donde fueron masacrados los heridos y enfermos. Si bien la maniobra consi- guió el objetivo de Darío de atravesarse en la línea de retirada mace- dónica, por otra parte colocaba a su numeroso ejército en un terreno estrecho flanqueado por el mar y las montañas donde su caballería tenia poco espacio para maniobrar. Alejandro, conociendo el movimiento persa comenzó a deshacer el camino andado para presentar batalla, lo que Darío interpretó como un intento de huida. Los ejércitos se encontraron frente a frente se- parados por un torrente de escaso caudal conocido como rió Pinaro. Darío en la ribera Norte decidió librar una batalla defensiva, pues su intención era contener la supuesta retirada Macedonica, para ello fortificó su posición con una estacada. Contaba con 30.000 mercena- rios griegos de infantería pesada y 60.000 mercenarios persas que constituían su centro, disponía además de 30.000 jinetes y 20.000 hombres de infantería ligera. La infantería pesada formó en el centro
  • 48. JORGE ARIEL VIGO50 en tres formaciones sucesivas y muy densas por falta de espacio, la mayor parte de la caballería fue colocada en el ala derecha con algu- nos cuerpos al sur del rió Pinaro, en su ala izquierda colocó pequeñas formaciones de caballería e infantería ligera en las pendientes de las montañas para evitar un envolvimiento en ese sector. Alejandro formó a su izquierda a parte de la caballería y a las fa- langes en el centro, todo ello al mando de Parmenio, en el ala derecha dispuso a tropas ligeras y arqueros y en ese mismo sector, él desplegó la caballería bajo su mando, que incluía las tropas de elite llamadas Compañeros. Los macedonios iniciaron su ataque por la izquierda dispersando el ala derecha persa, que huyó hacia las montañas. Reforzó entonces con dos escuadrones de Compañeros su ala izquierda suponiendo que por allí Darío lanzaría su ataque principal, pues el terreno favorecía el movimiento de la caballería. Así fue como reaccionó Darío mientras el resto del ejército macedonio lentamente avanzaba atravesando el Pinaro, cuando se hallaban a distancia de fuego Alejandro se lanzó al ataque provocando una brecha entre su posición y las falanges del centro. Por esa brecha se lanzaron los mercenarios griegos de Darío contra las tropas macedonias. Una característica del ejército macedonio es su absoluta discipli- na, control y obediencia, lo que permitió a Alejandro en plena victo- ria, retener a la caballería y dirigirla contra el flanco de los mercenarios griegos, obligándolos a retirarse y dando la oportunidad a sus falanges de lanzarse sobre ellos. El centro persa comenzó a ceder y a deshacerse. La caballería persa del ala derecha que se hallaba en un fiero combate, al ver la retirada del resto del ejército, también se retiró abandonando la batalla. Viendo esto, el propio Darío emprendió su huída. Se estima que las bajas persas alcanzaron el 70 por ciento de sus efectivos. Después de la batalla, Alejandro asistió al entierro de sus hom- bres caídos y visitó a los heridos, además de felicitar y conferir re- compensas a los más valientes en batalla. Todo ello antes de atender sus propias heridas. Gaugamela – Arbelas 331 a.C. Luego de ocupar Asia Menor, Siria, Palestina y Egipto, Alejandro marchó hacia el corazón del Imperio Persa, donde luego de cruzar el rió Tigris tuvo noticias de la presencia de Darío y su ejército. El nue-
  • 49. FUEGO Y MANIOBRA 51 vo ejército persa contaba con 40.000 jinetes, 1.000.000 de infantes, 200 carros y 15 elefantes. (revisar los números) Darío que recordaba el error cometido en Issus de encajonar su ejército, decidió esta vez combatir en una planicie que lo favoreciera, para ello avanzó su ejército hasta Gaugamela a 120 kilómetros al este de Arbela. Allí formó su ejército y estableció su campamento. Dis- puesto a encontrar esta vez la victoria, ordenó que el campo de batalla fuera alisado y nivelado para facilitar el movimiento de sus carros de guerra. Alejandro al conocer de la presencia del ejército persa detuvo su marcha para preparar un campamento fortificado que contaba con empalizada y pozo. Allí bajo una guardia dejó a toda la impedimenta, animales y no combatientes y emprendió una marcha nocturna con sus soldados portando sólo su equipo de combate. En este momento los campamentos se encontraban a 112 kilómetros de distancia, la marcha nocturna cubrió aproximadamente la mitad desde donde Alejandro pudo observar las posiciones persas. Decidió allí vivaquear con su ejército en formación de batalla. Durante la noche con un cuerpo de Compañeros reconoció el terreno. Celebró a continuación un consejo de guerra donde Parmenio propuso atacar de inmediato, pero Alejandro decidió atacar a la luz del día. Los persas también pasaron la noche en formación de combate, pero más alertas porque esperaban un ataque nocturno. Su dispositivo de batalla se desplegaba en tres líneas de la si- guiente forma: en el ala derecha la caballería en primera y segunda línea con 50 carros; el centro en primea línea los elefantes, 50 carros y la caballería de la guardia, detrás los mercenarios griegos y Darío con su guardia y en tercera línea el resto de la infantería, en el ala izquier- da una primera línea con 100 carros y caballería pesada y la segunda con caballería. Alejandro enfrentaba una difícil situación en la que debía resolver dos cuestiones, por una parte el peligro que significaba la diferencia numérica y por la otra, aunque muy ligado a ello la habitual situación de que su ala derecha, más poderosa y móvil tendía a separarse del centro generando una brecha. Decidió entonces aceptar el riesgo de que sus falanges pudieran quedar aisladas para lo cual formó en el centro a sus unidades principales de infantería pesada. Las falanges macedónicas en el frente y las de mercenarios y aliados a distancia detrás de éstas. La idea era que si el aislamiento se producía las fa- langes de la segunda línea estuvieran en condiciones de dar cara a retaguardia y proveer así una defensa de 360 grados, la que se com-
  • 50. JORGE ARIEL VIGO52 pletaba con dos cuerpos de arqueros curvados en las alas de las tropas macedónicas. En las alas propiamente dichas se dispuso, a la derecha los Com- pañeros, la caballería mercenaria de Menidas y y la de Peonia de Aretas, bajo el mando directo de Alejandro; a la izquierda formó la caballería de Tracia y Tesalia a órdenes de Parmenio. La batalla comenzó con el sol alto, las tropas de Darío sobrepasa- ban por los flancos la extensión del ejército macedonio. Alejandro con la intención de flanquear al enemigo comenzó a desplazar su caballe- ría hacia su derecha, imitada por la caballería persa que moviéndose en la misma dirección evitaba el envolvimiento. Esta maniobra lleva- ba a parte del ejército persa fuera del terreno que Darío había prepa- rado especialmente para el combate. Mientras esto ocurría el resto de la línea macedonia avanzaba hacia el enemigo. Al no poder realizar el envolvimiento Alejandro envió al ataque a su caballería mercenaria, la caballería pesada persa contraatacó obli- gando a Alejandro a comprometer a la caballería de Peonia con lo que se estabilizó la situación. Pese a la superioridad del enemigo la caba- llería de Alejandro se lanzó repetidamente al ataque hasta que logró quebrar a los jinetes persas. Mientras esto ocurría, Darío lanzó sus carros contra la derecha del centro macedonio. Al igual que en la batalla de Cunaxa las tropas occidentales abrieron filas para dejar pasar los carros mientras los atacaban con flechas y jabalinas, lo que terminó por deshacer comple- tamente el ataque. Al apreciar Darío el fracaso de sus carros y el rechazo de su ala iz- quierda, lanzó contra ese sector, por donde avanzaba Alejandro, a la caballería persa del centro. Esta maniobra provocó una brecha en la línea oriental la que Alejandro aprovechó lanzándose a través de ella con parte de su caballería, seguido por la infantería macedonia del centro. La caballería persa era pronto dispersada por los jinetes al mando de Aretas. Mientras tanto en el flanco izquierdo Parmenio no había tenido tanta suerte. El ataque de Alejandro había abierto una brecha entre el centro y el ala izquierda por la cual la caballería persa se lanzó al ata- que, una parte se dirigió hacia el campamento macedonio para sa- quearlo y otra tomó por su flanco interno a Parmenio; este ataque recibió el apoyo de más caballería oriental que atacaba por el frente. En esta situación Parmenio solicitó ayuda a Alejandro, el que con su caballería marchó a través del campo de batalla en su auxilio. En tanto la segunda línea de infantería pesada macedonia se había divi-
  • 51. FUEGO Y MANIOBRA 53 dido, una parte en apoyo de Parmenio y otra en dirección al campa- mento para evitar su saqueo. En su marcha de auxilio Alejandro se encontró librando una feroz batalla de caballería en el centro del campo de combate, de la que salió victorioso y continuó su marcha hacia el norte. La penetración en la línea persa continuaba exitosamente lo que provocó que Darío abandonara el combate y a sus tropas. Cuando esto se supo entre las tropas de Mazaeus, que atacaban a Parmenio , el asalto perdió fuerza y comenzó a debilitarse, la desmoralización per- mitió a la caballería de Tesalia contraatacar y poner en fuga a los per- sas. La persecución comenzó de inmediato y continuó hasta la me- dianoche. Las bajas persas se estiman en 300.000, la mayoría durante la persecución, los macedonios perdieron 500 hombres. Hydaspes 326 a.C. Luego de apoderarse del imperio persa, Alejandro marchó hacia la India donde a orillas del río Hydaspes encontró al ejército del Rey Porus. Este río es una corriente ancha y profunda que tolera incluso la navegación, motivo por el cual debía cruzarse antes de dar batalla. Así ambos ejércitos permanecieron a la vista en orillas opuestas. El ejército indio contaba con unos 30.000 infantes, 3.000 jinetes, 150 elefantes y 300 carros. Los macedonios disponían de 35.000 in- fantes y 5.000 jinetes entre los que se contaban arqueros montados. Los elefantes representaban el mayor inconveniente táctico pues su presencia aterraba a los caballos haciendo imposible cualquier manio- bra montada, por lo tanto era imprescindible para el Magno evadir la confrontación con ellos. Para el cruce del río hizo transportar en carretas los barcos y gale- ras que usó para cruzar el Indo. Las naves fueron cortadas en dos y tres partes para facilitar el traslado. En tanto Alejandro durante sema- nas movió ostentosamente su ejército amenazando el cruce en diver- sos sitios, lo que mantuvo en vilo a Porus, quién también se movía para evitar el cruce. Esta maniobra tenía por fin debilitar el alerta y la vigilancia de Porus pues en ningún momento Alejandro tenía decidi- do cruzar en esta etapa. De hecho además de engañar al enemigo aprovechó el movimiento para reconocer los posibles lugares de cru- ce. La distracción tuvo tanto éxito que Alejandro pudo cruzar sin ser molestado.
  • 52. JORGE ARIEL VIGO54 En el campamento principal dejó Alejandro a Craterus con 5.000 hombres y órdenes de cruzar el río en caso de que Porus abandonase la ribera. Con el resto del ejército marchó hacia el norte en busca del lugar elegido para el cruce. Para no ser visto eligió una ruta alejada del litoral y cubrió 30 kilómetros durante una noche de fuertes llu- vias. A medio camino dejó una fuerza similar a la de Craterus al man- do de Meleager, Attalus y Gorgias con órdenes de cruzar en cuanto tuvieran oportunidad. El cruce se realizó en tres etapas y cuando Alejandro se adentró en lo que suponía era la orilla opuesta del río se apercibió de que en realidad se hallaba en una isla. Afortunadamente el otro brazo del río permitía el cruce de los hombres con el agua al cuello. Alejandro finalmente logró reunir 6.000 infantes, 5.000 jinetes y 1.000 arqueros montados con los que marchó contra Porus. Advertido el Rey indio del cruce envió inmediatamente contra Alejandro a su hijo al mando de 2.000 jinetes y 120 carros. Esta fuerza fue rechazada por los macedonios, muriendo en combate el joven príncipe. Porus dejó una guardia en la ribera y marchó con su ejército hacia el norte. Avistado por Alejandro, éste ordenó un alto para permitir descansar a su infantería mientras la caballería ofrecía seguridad al ejército. En tanto el ejército indio formaba con su caballería y carros en las alas y su infantería y elefantes en el centro. Alejandro desplegó su infantería en el centro en cuatro formaciones separadas unas de otras con arqueros por delante y hacia los extremos, a la izquierda dispuso un pequeño cuerpo de caballería de escaso valor concentran- do la principal y a sus arqueros montados en el ala derecha. Alejandro inició el ataque por su derecha encabezándolo con los arqueros montados, los que pronto dieron cuenta de los carros indios. Estos carros portaban seis hombres de los cuales sólo dos llevaban escudos, por lo que podemos estimar que debían ser lentos, grandes y vulnerables. Se inició luego una batalla de caballería a la que Porus pretendió sumar sus jinetes del ala derecha; los envió atravesando el campo de batalla por delante de su dispositivo para caer sobre el flan- co de la caballería macedonia. Frente a esta acción una parte de la caballería de Alejandro se desprendió del combate y marchando por detrás de su infantería se lanzó contra el nuevo ataque indio. La ca- ballería de Porus atacada desde dos direcciones no pudo reaccionar y se retiró hacia sus elefantes en busca de protección. Esta protección en principio dio resultado pero pronto los paquidermos perdieron el control y comenzaron a dañar a sus propios hombres.
  • 53. FUEGO Y MANIOBRA 55 La infantería macedonia alcanzó entonces a su igual india luego de que la infantería ligera de Alejandro diera cuenta de la fuerza de elefantes. Los infantes indios privados de su caballería y elefantes resultaron fácil presa de la falange. Antes de ser cercado Porus logró mover a su ejército en dirección al sur, sólo para encontrarse con la fuerza de Craterus que había logrado cruzar el río. Porus luchó hasta el final y abandonó la lucha después de haber sido herido y reconocer que nada más tenía por hacer. Los indios perdieron 3.000 jinetes, 20.000 infantes y todos sus ca- rros. Heraclea 280 a. C. y Ascullum 279 a. C. El rey de Epiro Pyrro alcanzó la península itálica para socorrer a los tarentinos en su lucha con Roma. Su ejército comprendía 20.000 infantes, 2.000 arqueros, 500 honderos, 3.000 soldados de caballería pesada, 3.000 de caballería ligera y 20 elefantes. Marchando de Tarento hacia el norte encontró al ejército romano del Cónsul Valerio Laevinus cerca de Heraclea formado en la ribera opuesta del río Siris. Los romanos contaban con uno 40.000 hombres en un dispositivo que disponía a dos legiones-manipulares en el cen- tro, una legión auxiliar en cada ala y en sus extremos dos contingentes de caballería. Para poder formar sus tropas Pyrro lanzó personalmente un ataque con su caballería. Habiendo ganado el tiempo necesario formó su ejército con la ca- ballería a su izquierda adelantada y tres falanges, dos propias y una de aliados, sesgadas como en orden oblicuo, colocando a sus elefantes detrás del ala derecha. El combate debió ser tremendo pues Plutarco señala que por siete veces amabas fuerzas se atacaron y repulsaron. Finalmente Pyrro lanzó al ataque a su caballería pesada que des- bandó a la pobre caballería romana y empleo sus elefantes, bestias nunca antes vistas en Italia, provocando el pánico en la infantería. Esta batalla muestra cómo el empleo combinado de las armas es superior a la confianza en una sola de ellas. Además se aprecia cómo un elemento nuevo y desconocido, el elefante, puede desequilibrar un combate entre iguales. Al año siguiente los romanos se prepararon para combatir contra los elefantes en Ascullum. Construyeron unos carros de cuatro ruedas empujados por bueyes; por delante contaban con lanzas para herir las