3. Origen
El término de esparto se suele utilizar para
nombrar las hojas; mientras que a la planta
en general se le denomina Atocha o
Espartera. Ésta comenzó a utilizarse en una
primitiva industria en cordeles, aparejos de
naves, capazos, espuertas, útiles agrarios y
materiales de cambio.
Los fenicios y especialmente los púnicos lo
comercializaron por todo el Mediterráneo.
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5. Desarrollo de la industria del esparto
La actividad del esparto fue adquiriendo gran importancia a
nivel nacional, hasta el punto de que Carlos III prohibió su
importación. Pero tras su muerte, adquirió un gran valor
en el mercado exterior, especialmente en Inglaterra, país
consumidor por excelencia.
A mediados del siglo XIX ya era una industria floreciente y
la materia prima abundaba en los montes de algunas
comarcas de la Región, por lo que comenzó una época de
desarrollo.
Los obreros arrancaban el esparto y después lo vendían por
peso en fardos, kilos o arrobas (unos 11,5 kilos). Al
principio se trabajaba tal y como se recogía del campo, y se
trenzaba para hacer cestos, capazas, serás, etc., que
después servían para la recolección de frutos y verduras o
para el transporte de otras materias.
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7. Actividad actual
Aunque la preparación y el trenzado del esparto se realiza
hoy mayoritariamente en grandes fábricas de forma
industrial, aún subsisten pequeños artesanos que
continúan la tradición.
Junto al esparto existen otras fibras como el cáñamo, el
yute o la pita (estas dos últimas en menor proporción) con
las que los artesanos murcianos elaboran cestos,
alpargatas, esparteñas, soplillos de la lumbre y otros
objetos.
Con caña y palmito se fabrican escobas, jaulas para
pequeños animales y una gran variedad de cestería, sector
muy importante dentro de la artesanía popular murciana.
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9. Su maduración
• La maduración de la planta de esparto tiene
lugar en primavera, siendo su fruto anual y
su cantidad variable según el régimen de las
lluvias de invierno y primavera. Durante la
primera edad y hasta el tercer año, la planta
es muy sensible al frío intenso y las heladas.
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11. Transformación del esparto
El proceso de transformación del esparto comienza en el monte,
arrancando las matas de esparto o atochas. Los esparteros se ayudan
de palillos para llevar a cabo la recolección, para después realizar la
llamada 'tendía' en el monte, es decir, el esparto arrancado se extiende
en el suelo del monte para que se seque.
El siguiente paso responde al nombre de 'cocío': el esparto se sumerge
en balsas de agua para que la fibra se ablande, y al cabo de treinta o
cuarenta días, se tiende para su secado.
Después comienza el 'picao', por el que el esparto se somete a un
aplastamiento en los mazos para desprender la parte leñosa de la
fibra. Esta tarea ha sido tradicionalmente elaborada por las mujeres,
denominadas 'picaoras'.
A continuación, comienza el 'rastrillao', un proceso por el que se
peinan las fibras de esparto en rastrillos de púas de acero que separan
los haces de fibra de sus hojas, despojándolos de sus partes leñosas.
Y por último, el 'hilao', que consiste en una rueda de madera movida
por un menaor que hacía girar unas carruchas donde se enganchaban
las fibras de esparto. Sobre ellas, los hilaores iban añadiendo más fibra
rastrillada formando hilos de un cabo ( filástica) que luego se
corchaban con la gavia, componiendo la diferente cordelería.
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13. Zonas productoras
Las principales áreas productoras de esparto a
mediados del siglo XIX y principios del XX
eran Cieza, Abarán, Cehegín, Lorca, Bullas,
Abanilla, Águilas, Albudeite, Campo de
Cartagena, etc...
Actualmente la industria del esparto en la
Región de Murcia es prácticamente residual,
aunque todavía hoy existen algunos artesanos
dedicados a esta labor tradicional.
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15. Tipos de esparto
Esparto verde: se trenza recién cogido, antes de que
se seque, cuando aún está fresco. Con este tipo de
esparto se suelen hacer: ramales, cuerdas trenzadas
con tres hilos para amarrar haces de trigo o cebada,
etc.
Esparto cocido: una vez recogidos los manojos, se
dejan secar. Para ello, se atan los espartos y se abren
las manos para que se aireen bien; después se ponen a
la sombra y cuando están secos se introducen en una
balsa llena de agua (cocedores). Allí permanecen
durante tres semanas, y después se secan bien al sol
para evitar que cojan humedad.