Introducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
Análisis de poemas de Henri Michaux sobre la vida y la muerte
1. ISFD. Renée Trettel de Fabián
Literatura en el Nivel Primario
Trabajo práctico N°4: Poesía e infancia
Estudiante: Lucía Giovanola, 3ro A
1- El corpus de textos poéticos seleccionados para el presente trabajo pertenece a Henri
Michaux, un poeta, pintor y trotamundos belga (nacionalizado francés) que vivió entre los
años 1899 y 1984. Los poemas elegidos permiten recrear un recorrido histórico, ya que
fueron escritos entre los años 20 y los 70, pero que no es lineal sino totalmente arbitrario, y
sin dudas omite otras posibles lecturas, miradas y viajes que se puedan encontrar en el resto
de su antología poética. El criterio de selección tiene que ver con una idea recurrente en la
poética de Michaux: el paso por la vida hacia la muerte como un pasar inestable, intenso y
en movimiento, a su vez lleno de instantes a los que se intenta capturar.
2- Viajar la vida y partir la muerte
La poética de Henri Michaux nos permite experimentar un fluir intenso, a veces
instantáneo, dinámico y crítico, y otras veces estático pero siempre inestable. En sus
poemas leemos la posibilidad de reconstruir poéticamente la vida, las personas, la muerte,
los viajes, en definitiva, la existencia misma.
El poemario que construimos para este trabajo presenta la vida como un pasar inestable, en
constante movimiento; como un mar, un río, una corriente, un hilito o un chorro de agua,
que en definitiva, son las distintas maneras según las cuales la vida puede correr, y cortarse,
ahogarse o precipitarse: “el poema es, ante todo, la realidad por excelencia que viene a
suscitar, en lo más profundo y auténtico de nosotros, un imperativo movimiento vital”
(AGUIRRE: 1976). Este movimiento vital del mundo que miramos está repleto de
inquietudes: inquietud porque hay movimiento pero también hay preocupación y
cuestionamiento.
La vida comienza como un despertar, y una conversación que se inicia sin saber cómo. En
el instante en el que despertamos a la vida, el lenguaje es vínculo y encuentro. “Una noche,
éramos entonces setenta fetos que conversábamos/de vientre a vientre y a distancia, no sé
2. muy bien de qué manera” (1927: 17). Este primer y necesario movimiento de vínculo y
palabra incierta, nos permite comprender que la escritura poética también es parte de ese
acto de despertar, y de atravesar estados de quietud, pero luchando por generar
inestabilidad y movimiento. En la cama (1935) es un poema en el que ocurre la tensión
vital entre quietud/inquietud, ante estados intensos de quietud, como lo son la enfermedad,
como lo es la muerte. La imaginación o como plantea Canseco, “el derroche verbal”
(CANSECO: 2006), propio de la palabra poética que trasciende los límites del discurso, se
observa en este acto en el que el yo poético manifiesta crudamente: “Aplasto mi cráneo y lo
extiendo delante mío tan lejos como sea posible” (1935: 61).
Algunos instantes relatados en los poemas son instantes intensos, que reflejan las tensiones
propias del conflicto entre la vida y la muerte, movimiento que de alguna manera
intensifica la vida, como en los poemas En el camino de la muerte (1938), que relata la
muerte de su madre y Nosotros dos aún (1948), la muerte de su mujer. En ambos poemas es
clara esta imagen de Edmond Jabés: “La poesía es, a veces, la conmoción del agua, causada
por la caída de una piedra insólita” (JABÉS:1987). La muerte es esta piedra insólita que
conmueve los ríos de la vida. Es también una evidente opacidad que ahoga en la oscuridad.
“Ciega, a través de la larga barrera del sufrimiento, durante un mes remonta el río de la
vida, navegación atroz” (1948: 119)
Más que hablar del momento antes de morir, es el movimiento antes de morir: zambullirse
en un movimiento de desesperación. La vida es intensa hasta en esos momentos. Ambos
poemas relatan hechos concretos, no para explicarlos o contarlos, constituyen en sí mismos
la experiencia de la muerte. Entendemos que esto convierte al poema en un “fenómeno
vital”, en algo “que nos ocurre” (AGUIRRE: 1976).
Finalmente, esta selección de poemas presenta la simple idea de partir. Si la vida es un
viaje, morir es una manera de partir. Nacemos para ser desparramados por el viento, “hace
ciento ochenta mil años se nacía/ya para podrirse, para perecer, para sufrir” (1973: 222).
“De todos modos partir” (1973: 222). De todos modos, no con un sentido de resignación,
sino de aceptación de la existencia y de la inexistencia humana.
3. 3- Para mantener el poemario planteado para este trabajo, optaría por un taller de lectura de
poesía para y con adultos (en lo posible alfabetizados), y abordaría la lectura y la escritura a
partir del eje del “fenómeno de la vida”, con sus intensidades, inquietudes y tensiones.
En primer lugar abordaría la lectura de la autobiografía cronológica escrita por Michaux, no
para encontrar paralelismos con sus poemas, sino para adentrarnos en cómo construye un
sujeto su propia existencia: de hecho, la autobiografía tiene el título de ALGUNOS DATOS
SOBRE CINCUENTA Y NUEVE AÑOS DE EXISTENCIA, lo cual invita a pensar en la
propia existencia de los adultos que participen del taller.
Luego, la lectura de los poemas a modo de desglose de los mismos teniendo en cuenta lo
siguiente: la vida y la muerte como un viaje; tensiones vitales como lo quieto/lo inquieto;
presencia/ausencia, existencia/inexistencia, vida/muerte. Incorporaría algunos dibujos de
Michaux porque forman parte de su experiencia vital y mantienen esa idea recurrente en su
obra que es la intensidad y la inestabilidad como maneras de habitar el mundo.
Por otro lado, me parece necesario acompañar la lectura con prácticas de escritura que
pongan palabras a su experiencia lectora, ya sea en forma de poemas, de opiniones o
reflexiones.
Finalmente, abordaría un recorrido personal y escolar en torno a la poesía para analizar el
sentido común y los prejuicios en torno al texto poético, para luego poder construir un
nuevo sentido/significado de la poesía a partir de constituirnos como lectores de poesía y no
como “descifradores de significados”.
4. Bibliografía
• Aguirre, Raul Gustavo. (Agosto de 1976) Cinco tesis sobre la poesía. Revista El
lagrimal trifurca.
URL: http://mojarradesnuda.com.ar/inicio/index.php/9-sin-categoria/150-raul-
gustavo-aguirre-cinco-tesis-sobre-poesia
• Canseco, Adriana. (Mayo de 2009) La cacería imperfecta (infancia, poesía y
lenguaje). Revista Cuatrogatos. URL: http://www.cuatrogatos.org/show.php?
item=185
• Jabés, Edmond. (Enero de 1987) La poesía: palabra del silencio. Revista Vuelta.
México
• Michaux, Henri. (2014) Antología poética. 1927-1986. Traducción Silvio Mattoni.
Adriana Hidalgo editora. Buenos Aires.
5. Anexo
Corpus de textos poéticos de Henri Michaux
Yo era un feto…, 1927
Yo era un feto.
Mi madre me despertaba cuando le venía a la mente el
señor de Riez.
Al mismo tiempo, a veces se despertaban otros fetos, hijos
de madres golpeadas o que tomaban alcohol o estaban ocupadas
en el confesionario.
Una noche, éramos entonces setenta fetos que conversábamos
de vientre a vientre y a distancia, no sé muy bien de qué manera.
Después nunca nos volvimos a encontrar.
EN LA CAMA, 1935
La enfermedad que tengo me condena a una inmovilidad absoluta en la cama. Cuando mi
aburrimiento alcanza proporciones excesivas y que van a desequilibrarme si no interviene, esto es lo
que hago:
Aplasto mi cráneo y lo extiendo delante mío tan lejos como sea posible y, cuando está bien chato,
saco a mi caballería. Los cascos golpean nítidamente sobre ese suelo firme y amarillento. Los
escuadrones de inmediato se ponen a trotar, y se piafa, y se lanzan coces. Y ese ruido, ese ritmo
claro y múltiple, ese ardor que respira el combate y la Victoria, encantan el alma de quien está
clavado en la cama y no puede hacer un movimiento.
EN EL CAMINO DE LA MUERTE, 1938
En el camino de la Muerte
Mi madre encontró un gran banco de hielo;
Quiso hablar,
Pero ya era tarde,
Una gran iceberg de guata.
Nos miró a mi hermano y a mí,
Y luego lloró.
6. Le dijimos –mentira realmente absurda– que lo entendíamos.
Ella mostró entonces esa sonrisa tan graciosa de joven muchacha,
Que era verdaderamente ella
Una tan linda sonrisa casi traviesa;
Después fue apresada en lo Opaco.
Nosotros dos aún, 1948
Aire del fuego, no supiste jugar.
Arrojaste sobre mi casa una tela negra. ¿Qué es esta opacidad en todas partes? Es la opacidad que
ha tapado mi cielo. ¿Qué es este silencio en todas partes? Es el silencio que hizo callar mi canto.
*
De esperanza, me hubiera bastado un arroyito. Pero te lo llevaste todo. El sonido que vibra me fue
quitado.
*
No supiste jugar. Atrapaste las cuerdas. Pero no supiste tocar. Lo destrozaste todo en seguida.
Rompiste el violín. Arrojaste una llama sobre la piel de seda para formar un horrible pantano de
sangre.
*
Su felicidad reía en su alma. Pero era todo un engaño. No duró mucho esa risa.
*
Ella estaba en un tren que rodaba hacia el mar. Estaba en un cohete que enfilaba hacia las piedras.
Se abalanzaba aunque inmóvil hacia la serpiente de fuego que iba a consumirla. Y de pronto estuvo
allí, sorprendiendo a la confiada mientras peinaba su cabellera y contemplaba su dicha en el espejo.
*
Y cuando vio que esa llama subía hacia ella, oh...
*
Al instante, la copa le fue arrancada. Sus manos ya no sostuvieron nada. Ella vio que la encerraban
en un rincón. Se demoró en ello como en un enorme tema de meditación para resolver antes que
nada. Dos segundos más tarde, dos segundos demasiado tarde, huía hacia la ventana pidiendo
auxilio.
Toda la llama entonces la rodeó.
*
7. Se despierta en una cama donde el sufrimiento sube hasta el cielo, hasta el cielo, sin encontrar a
ningún dios... donde el sufrimiento baja hasta el fondo del infierno, hasta el fondo del infierno sin
encontrar a ningún demonio.
*
El hospital duerme. La quemadura despierta. Su cuerpo, como un parque abandonado...
*
Desalojada de sí misma, busca cómo volver. El vacío donde maniobra no responde a sus
movimientos.
*
Lentamente, en el granero, su trigo arde.
*
Ciega, a través de la larga barrera del sufrimiento, durante un mes remonta el río de la vida,
navegación atroz.
Paciente, en lo innombrable tumefacto vuelve a trazar sus formas elegantes, teje de nuevo la camisa
de su piel fina. Es la curación. Mañana caerá el último vendaje. Mañana...
*
Aire de la sangre, no supiste jugar. Tampoco tú supiste. Arrojaste súbitamente, estúpidamente, tu
necio coágulo obstructor en medio de una nueva aurora.
En ese instante, ella no encontró más un lugar. Tuvo que dirigirse hacia la Muerte.
Apenas si llegó a ver la ruta.
Un segundo abrió el abismo. El siguiente la precipitó en él.
*
De este lado quedamos aturdidos. No tuvimos tiempo de decir adiós. No tuvimos tiempo para una
promesa.
Ella había desaparecido de la película de esta tierra.
Lou
Lou
Lou, en el retrovisor de un breve instante
Lou, ¿no me ves?
Lou, el destino de estar juntos para siempre
en el que tanto confiabas
¿Y entonces?
No vas a ser como las otras que ya nunca más hacen señas,
8. sepultadas en el silencio.
No, no debe bastarte con una muerte para quitarte tu amor.
En la pompa horrible
que te distancia hasta yo no sé qué milésima disolución
todavía buscas, nos buscas un lugar
Pero tengo miedo
No hemos tomado bastantes precauciones
Debimos haber estado mejor informados,
Alguien me escribe que serás tú, mártir, quien velará por mí ahora.
¡Oh! Lo dudo.
Cuando toco tu fluido tan delicado,
demorado en tu cuarto y tus objetos familiares que aprieto entre mis manos
ese fluido tenue al que siempre había que proteger
Oh, lo dudo, lo dudo y tengo miedo por ti,
impetuosa y frágil, ofrecida a las catástrofes
sin embargo, voy a las oficinas en busca de certificados
derrochando momentos preciosos
que más bien debería emplear para nosotros, precipitadamente
mientras tiritas
esperando con tu maravillosa confianza que yo llegue y
te ayude a salir de allí, pensando "Seguro que vendrá
Habrá tenido algo que hacer, pero no se va a demorar
Vendrá, lo conozco
No me va a dejar sola
No es posible
No va a dejar sola a su pobre Lou..."
*
Yo desconocía mi vida. Mi vida pasaba a través tuyo. Se volvía simple este gran asunto
complicado. Se volvía simple a pesar de la preocupación.
Tu debilidad, cuando se apoyaba en mí me sentía fortalecido.
*
Dime, ¿de verdad no volveremos a encontrarnos nunca más?
*
9. Lou, hablo una lengua muerta ahora que ya no te hablo. Tus grandes esfuerzos de liana en mí, lo
ves, han tenido éxito. ¿Lo ves al menos? Es verdad que nunca lo dudaste. Hacía falta un ciego como
yo, le hacía falta tiempo, le hacía falta tu larga enfermedad, tu belleza resurgiendo de la delgadez y
las fiebres, hacía falta esa luz en ti, esa fe, para horadar al fin la pared caprichosa de su autonomía.
*
Tarde lo vi. Tarde lo supe. Tarde aprendí "juntos" lo que no parecía estar en mi destino. Aunque no
demasiado tarde. Los años pasaron para nosotros, no contra nosotros.
*
Nuestras sombras respiraron juntas. Debajo de nosotros las aguas del río de los acontecimientos
fluían casi en silencio.
Nuestras sombras respiraban juntas, y todo era cubierto por ellas.
*
Tuve frío con tu frío. Bebí sorbos de tu dolor. Nos perdíamos en el lago de nuestros intercambios.
*
Rico con un amor inmerecido, rico que ignoraba serlo con la inconciencia de los poseedores, perdí
ser amado. Mi fortuna me consumió en un día.
*
Árida, se reanuda mi vida. Pero no me repongo. Mi cuerpo sigue estando en tu cuerpo delicioso y
unas antenas plumosas en mi pecho me hacen sufrir con el soplo de la resaca. La que ya no está,
aferra, y su ausencia devoradora me invade y me corroe.
*
Añoro los días de tu sufrimiento atroz en la cama del hospital, cuando yo llegaba por los pasillos
nauseabundos, surcados de gemidos hasta la momia gruesa de tu cuerpo vendado y escuchaba de
pronto emerger como el "la" de nuestra alianza, tu voz, suave, musical, modulada, resistiendo con
orgullo a la fealdad de la desesperación, cuando a tu vez escuchabas mis pasos y murmurabas,
liberada "Ah, aquí estás".
Yo apoyaba mi mano en tu rodilla por encima de la frazada sucia y entonces todo desaparecía, el
mal olor, la horrible indecencia del cuerpo tratado como un barril o como un alcantarilla por unos
extraños atareados y cuidadosos, todo quedaba atrás, dejando que nuestros dos fluidos se
reencontraran a través de las vendas, uniéndose, mezclándose en un aturdimiento del corazón, en el
colmo de la desgracia, en el colmo de la dulzura.
Las enfermeras, el médico de guardia sonreían; tus ojos llenos de fe apagaban los de los otros.
*
10. El que está solo, de noche se vuelve hacia la pared para hablarte. Sabe lo que te animaba. Viene a
compartir el día. Ha observado con tus ojos. Ha escuchado con tus oídos. Siempre tiene cosas para
decirte.
*
¿No me responderás algún día?
*
Pero acaso tu persona se haya vuelto como un aire de época de nieve que entra por esa ventana que
uno vuelve a cerrar presa de temblores o de un malestar vaticinador de un drama, como me sucedió
hace unas semanas. El frío cayó rápido sobre mis hombros y me tapé precipitadamente, me aparté
cuando tal vez eras tú y lo más cálida que podías ponerte, esperando ser bien recibida; tú, tan lúcida,
ya no podías expresarte de otro modo. Quién sabe si en este mismo momento no esperas ansiosa
que yo al fin comprensa y vaya, lejos de la vida donde ya no estás, a reunirme contigo, pobremente,
de verdad pobremente, sin medios, pero nosotros dos aún, nosotros dos...
EL DÍA, LOS DÍAS, EL FIN DE LOS DÍAS, 1973
Sin que hablen, lapidado por sus pensamientos
Un día más de menor nivel. Gestos sin sombras
¿A qué siglo hay que asomarse para darse cuenta?
Helechos, helechos, suspiros diríamos, en todas partes suspiros
El viento desparrama las hojas sueltas
Firmeza de las camillas, hace ciento ochenta mil años se nacía
ya para podrirse, para perecer, para sufrir
Aquel día ya tuvimos semejantes
cantidad de semejantes
día en que el viento se abalanza
día de insostenibles pensamientos
Veo a los hombres inmóviles
acostados en barcazas
Partir.
De todos modos partir.
El largo cuchillo del chorro de agua detendrá la palabra.