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10 Factor humano como origen de la crisis

En este capítulo se tratan los aspectos y particularidades de la conducta humana, que condiciona la
relación y las vivencias entre personas y es el desencadenante de las crisis, así como de su resolución,
con la mayor eficacia y eficiencia.

La perturbación que altera la normalidad puede iniciarse en una u otra de las partes enfrentadas (entre
pasajeros, entre pasaje y tripulantes), con inicial intervención o no de miembros de la tripulación con
responsabilidades de control, pero en cualquier caso, éstos deberán intervenir en el incidente hasta
lograr la tranquilidad. En dicha fase o periodo, la capacidad de análisis para la identificación de la
situación y las posibles conductas de las personas implicadas para responder al nivel requerido para
el control del incidente puede lograrse por medio de una habilidad innata propia de los responsables
(aunque es imposible poder tratar todas las posibilidades que brinda el término security), o por la apli-
cación de técnicas y procedimientos de eficacia ampliamente demostrada y utilizada por los expertos
en estos temas.


10.1 La personalidad

Hay una forma frecuente de hablar de la personalidad asociándola con la posesión de cierto atractivo
social. Así, la gente dice de alguien que tiene personalidad o que tiene mucha personalidad querien-
do indicar que posee un cierto atractivo social o que tiene cualidades notables que la hacen resaltar
brillantemente sobre los demás o, en fin, que posee rasgos como seguridad en sí mismo, simpatía,
don de gentes, etc. Por eso es normal que todos aspiremos a tener personalidad. Todo esto, aunque
no está muy lejos del concepto psicológico de personalidad, es una forma coloquial y no científica de
definirla. De todas maneras, veremos cómo la personalidad realmente tiene que ver con las cualidades
que uno tiene y con lo que los demás piensan de nosotros.

La estructura de cada persona en concreto consta de una serie de dimensiones (somática, neurológica,
afectiva, temperamental, motivacional, de experiencias y aprendizajes) y se manifiesta por su modo
de pensar, sentir y expresarse, en sus actitudes, hábitos y conductas. Personalidad y carácter son
términos que se usan frecuentemente como equivalentes, pero que no son exactamente lo mismo.
Mientras la personalidad es el yo externo que aprecian los demás, el carácter define las creencias del
yo interno que marca la conducta en la toma de decisiones.

Recogemos tres reconocidas definiciones de personalidad:




                                            © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
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         1. Es el conjunto de propiedades estructurales y dinámicas de un persona, que organizan la
            experiencia humana y modelan las acciones y reacciones de una persona al ambiente. [Pervin].

         2. Es el conjunto de aspectos relativamente estables y permanentes del persona que lo distin-
            guen de los demás y, al mismo tiempo, forman la base de nuestras predicciones relativa a
            la futura conducta. [Wright].

         3. Es la organización dinámica, dentro de la persona, de aquellos sistemas psicológicos que
            determinan su conducta y su pensamiento característico. [Allport]1.


10.1.1 Tres aspectos de la personalidad

         A) Es un conjunto de elementos que constituyen en la persona como un sello peculiar y pro-
            pio. Esto es lo podríamos llamar, con algunos autores, talante o estilo personal. Es lo que
            de nosotros se trasluce y llega hasta los demás, siendo percibido por ellos.

         B) Es también la manera como una persona responde ante los estímulos y circunstancias de la
            vida, es decir, del ambiente que le rodea; éste se halla formado sobre todo por las personas
            con las que convive e interactúa en toda clase de relaciones, pero también por las cosas,
            como el sitio en que se vive, el trabajo que se realiza, etc. La forma de reaccionar una
            persona, el conjunto de reacciones que emite, permiten comprobar cómo unas cualidades
            destacan sobre otras, siendo las que caracterizan a la persona.

         C) Es el conjunto de las funciones psíquicas que tiene toda persona y que dan como resultado
            el comportamiento o conducta: esas reacciones a los estímulos.


10.1.2 Estructura y funcionamiento de la personalidad

La personalidad tiene una estructura y así lo entienden y explican las distintas escuelas psicológicas,
aunque cada una de ellas siga un modelo de explicación distinto. La personalidad es, pues, un conjun-
to estructurado de elementos que entran en su composición. A estos elementos les llaman dimensiones
de la personalidad. Pueden distinguirse las siguientes dimensiones:

         a) Dimensión somática:

                        - Morfológica: la talla, el peso, la conformación esquelética y muscular, etc.

                        - Fisiológica: pulso, respiración, aspectos hormonales, etc.

         b) Dimensiones neurológicas

              Se refiere al sistema nervioso central (SSNC) y su funcionamiento. Este sistema es funda-
    1
      Sus aportaciones constituyen las primeras teorías humanísticas que influenciaron a otros muchos, incluyendo a Nelly, Maslow y Rogers
(Montezuma, Indiana en 1897, Cambridge, Massachussets en 1967).




                                                   © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
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            mental en la persona y absolutamente decisivo en su vida psíquica. Es el centro de aspectos
            tan importantes como el pensamiento, la memoria o la recepción. En general, toda la vida
            psíquica de una persona está regida por esa especie de superordenador que es el cerebro.

        c) Dimensión cognitiva.

            Incluye todo lo que tiene que ver con el pensamiento, la percepción, la memoria y la aten-
            ción. Son los procesos sociales, cognitivos (de conocimiento) y distinguen al ser humano
            de otros animales. A ellos está ligado todo lo que tiene que ver con cualquiera de apren-
            dizajes humanos, como por ejemplo aprender a conducir un coche o lo que el lector está
            haciendo al leer esto: aprender este tema.

        d) Dimensión afectiva

            Tiene que ver con los sentimientos, las emociones, los afectos en general. Todos ellos son
            conductas, acciones y reacciones, vivencias que tienen la persona, que, por un lado, depen-
            den (en su expresión y relación) de su forma de ser y, por otro, contribuyen a configurar
            esa manera de ser. Se emociona o se siente en función de su manera de ser, pero también el
            conjunto de emociones de una persona hacen que uno sea de una forma u otra, por ejemplo
            más o menos sereno, más o menos controlado ante una situación de crisis, etc.

        e) Dimensión temperamental

            Se refiere a ciertas disposiciones, ligadas a nuestra constitución física (biotipo), que llevan
            a la persona a actuar de una forma determinada (psicotipo). Ya desde la antigüedad clásica
            griega (Platón y otros) se hablaba de diversos temperamentos, estructurando a las personas
            en grupos según su tendencia a actuar de una forma u otra. Todo el mundo ha oído hablar
            de un temperamento nervioso o flemático, colérico o sanguíneo. Otros muchos autores han
            establecido distintas clasificaciones temperamentales, si bien no se puede negar que existen
            ciertas predisposiciones o tendencias en cada persona a obrar en una u otra dirección. En
            cualquier caso es una variable a tener en cuenta a la hora de hablar de la personalidad como
            conjunto, basada en una unidad biopsíquica, simbiosis de soma (cuerpo) y psique (psiquis-
            mo) que es todo ser humano.

        f) Dimensión motival

            Incluye los aspectos motores de las acciones humanas. Las conductas están motivadas, se
            deben a motivos. Entre las bases motivacionales cabe destacar:

        •   Necesidades: orgánicas, sociales, etc. Una necesidad ha de ser saciada mediante la acción,
            pues de lo contrario se produce un desequilibrio. Ejemplo: la sed, el hambre o entre las
            sociales, la necesidad de relación humana.

        •   Intereses: focos que polarizan nuestra atención y nuestra conducta. Nos dirigimos, ten-
            demos a hacer aquello que nos interesa. Así lo explican las diversiones, los hobbies, las
            aficiones culturales, etc.




                                            © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
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       •   Actitudes: Son tomas de posición ante aspectos importantes de la vida, que influyen en nues-
           tras conductas y las explican. Están ligadas a los hábitos de conducta. Podemos hablar de ac-
           titudes políticas, sociales o religiosas, que explican nuestra postura y conductas en esas áreas.

       g) Dimensión de experiencia y aprendizaje

           Constituye el conjunto de aprendizajes (en cualquier área) y de experiencias (de toda clase)
           que la persona ha ido acumulando a través del tiempo. Forman un bagaje que le pertenece
           y que forman parte de uno mismo. Aquí se incluyen la educación (familiar, escolar), las
           influencias recibidas de distintas personas, las experiencias con personas, cosas y situa-
           ciones, los problemas o crisis resueltas o no, etc. Incluyen los aprendizajes que se han
           realizado y que constituyen la formación, en un sentido amplio. No en vano se dice que una
           persona es también historia. El ser humano es un ser en evolución, y las distintas etapas por
           las que ha pasado, sus experiencias y aprendizajes forman parte de su personalidad.


10.1.3 Teorías de la personalidad

La conducta humana es compleja y está determinada no por un factor, sino por una red compleja de
factores. Ello explica que haya tantas y tan diferentes concepciones acerca de la personalidad humana.
Los psicólogos han establecido variados sistemas de observación de conducta, con distintos instru-
mentos de medida, diversos puntos de partida científicos, y ello da lugar a las diversas teorías sobre
la personalidad. Las más relevantes y útiles al propósito de este tema son:

A)     Teorías del tipo

       El principal representante es Sheldon [Sheldon]. Parte de la hipótesis de que existe una co-
       rrespondencia entre el somatotipo y el psicotipo de una persona. El somatipo representa la
       estructura física este autor señala tres tipos básicos: el endoformo (voluminoso), el mesoformo
       (muscular) y el ectomorfo (delgado). Cada persona tiene una tendencia hacia cada uno de estos
       tipos somáticos, aunque no existen los tipos puros, sino que un persona tiene mayor proporción
       de uno u otro.

En correspondencia con los tres somatotipos, se establecieron tres psicotipos o tipos psicológicos.

Así, establecía el iscerotónico (endomorfo), personas caracterizadas por el gusto de placeres corpora-
les y comodidad, deseo de tratar con la gente y ánimo estable; el somatotónico, relacionado con el mo-
vimiento corporal, el gusto por la acción y la aventura y la seguridad en sí mismo; y el cerebrotónico
(ectomorfo), caracterizado por la inhibición social, elevada conciencia de sí mismo y fatiga crónica.

B)     Teoría del rasgo

       Los rasgos son propiedad de la persona como características permanentes, subyacentes a sus
       manifestaciones de conducta. Son las conductas las que nos hacen descubrir los rasgos de una
       persona, de los cuales dependen. Estos rasgos, así como la conducta humana, están estructura-
       dos jerárquicamente.




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10 Factor humano como origen de la crisis                                                            161




El principal representante de esta teoría es Eysenck [Eysenck]2. Fundamentalmente establece dos
grandes dimensiones de la personalidad: extroversión-introversión y neuroticismo-estabilidad.

La persona extrovertida es sociable, prefiere estar haciendo cosas y es impulsiva; despreocupada,
altruista, le gusta el cambio, muda de humor fácilmente y no controla bien sus sentimientos. El in-
trovertido es una persona tranquila, introspectiva y más distante para las relaciones interpersonales,
planifica por adelantado, no le gusta la excitación, toma la vida con seriedad, controla bien sus senti-
mientos, es fiable, algo pesimista y da gran valor a los criterios éticos. Rara vez una persona se sitúa
en el extremo de esos dos polos, siendo lo habitual la posición intermedia entre uno y otro. La mayoría
de las personas no son ni totalmente introvertidos ni totalmente extrovertidos, aunque se inclinen más
a un polo que a otro.

El rasgo de neuroticismo se asemeja a la inestabilidad emocional. Los situados en este polo son ten-
dentes a la ansiedad, se sienten fácilmente perturbados, con dolores frecuentes de cabeza y dificulta-
des en el sueño o en la comida. En el polo opuesto estaría la estabilidad emocional.

Los factores de personalidad no se heredan directamente, sino que cada persona hereda un tipo de
sistema nervioso que le predispone a desarrollarse en una dirección determinada. Esa predisposición
y la interacción con el ambiente a lo largo de la vida determinan la configuración final de la persona-
lidad.


10.1.4 Personalidad integrada, madura y realizada

A.          Una personalidad integrada constituye realmente un ideal, tal vez nunca alcanzado del todo,
            pero al que uno puede ir encaminándose mediante el esfuerzo constante, el aprendizaje y la
            autocrítica. Una imagen aproximada de personalidad integrada sería aquella que tuviera los
            siguientes rasgos, a reconocer por sus obras, por sus conductas, por su manera de actuar:

            a) Se conoce bien a sí misma, sus capacidades y limitaciones, sabiendo aceptar éstas.

            b) Sus necesidades y satisfacciones o logros están bien armonizados, de manera que no se
               encuentra en estado de conflicto interior permanente. Está en paz consigo misma, lo que le
               produce una sensación de felicidad íntima.

            c) Es productiva y sabe canalizar sus inquietudes por cauces oportunos de actividad y descan-
               so, administrándolos bien.

            d) Se relaciona satisfactoriamente con los demás en los ambientes familiares, de trabajo y
               sociales en general.

Frente a esta imagen, existen muchas clases de personalidades no integradas y ello por muchos mo-
tivos, lo cual da lugar a diversos o desequilibrios. Hay que tener en cuenta que no se trata de nivel


2
    H.J. Eysenck (Berlin, 4.3.16 / Londres 4.9.97)




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intelectual. Se puede ser muy inteligente, incluso tener éxito (artístico, político, social, etc.) y tener
una personalidad no equilibrada, falta de integración.

Por el contrario, existen personalidades con menos talento o con menos formación que son totalmente
equilibradas, seguras de sí mismas, se sienten felices y todo ello se trasluce en su conducta.

B.           El término madurez o maduración se aplica a la personalidad por analogía con los frutos o
             con los procesos biológicos. Hemos de tener en cuenta que no todas las personas maduran
             de la misma manera, con igual ritmo o a la misma edad. Cuando observamos una falta de
             adecuación entre la edad cronológica de un sujeto y lo que psicológicamente es “normal”
             o se supone de alguien a esa edad, hablamos de personalidad inmadura. Los rasgos o
             criterios de madurez son los siguientes, a juicio de los autores más representativos (Allport,
             Maslow3):

             e) Extensión del yo. Esto equivale a tener intereses propios e independientes, con capacidad
                para participar con rigor y esfuerzo en toda empresa o actividad que tiene valor para uno.
                Supone tener metas en la vida y trazarse objetivos a cumplir. Supone capacidad para amar,
                compartir la intimidad con otra persona y respetar la dignidad de todos los demás.

             f) Autoobjetivación. Es lo mismo que realismo en el conocimiento de sí mismo y de los
                demás, a la hora de trazarse metas, o en los juicios y valoraciones que realiza. Incluye el
                sentido del humor que es una manera adulta de ser realista y objetivar las cosas.

             g) Filosofía de vida. Es decir, una manera de entender y encauzar la propia existencia, lo
                cual le otorga estabilidad emocional. Por ello tolera bien las frustraciones inevitables que
                a todos nos ocurren y expresa libremente sus convicciones y sentimientos. Espontaneidad,
                que es sinónimo de sencillez, naturalidad y ausencia de teatralidad y fingimientos en sus
                comportamientos.

             h) Autonomía, como independencia del medio físico y social. Esto hace que conserve la sere-
                nidad, el dominio de sí y una felicidad relativa en medio de circunstancias que impulsarían
                a otros a la indefensión o a la derrota.

             i) Relaciones interpersonales profundas y mayor capacidad para identificarse con los demás.

             j) Amor a la vida en su más amplio y profundo sentido.

Por el contrario, la personalidad inmadura suele tener todos o bastantes de estos rasgos:

             a) Conocimiento superficial o equivocado de sí

             b) Incoherencia en sus planteamientos

             c) Objetivos de vida no bien perfilados o inexistentes

      3
          Abraham Maslow (Brooklyn 1.4.1908, California 8.6.1970)




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        d) Poca estabilidad emocional

        e) Intolerancia a la frustración

        f) Dificultad para dar y recibir amor

        g) Falta de control emocional

        h) Inconstancia, por carecer de una verdadera filosofía de vida

        i) Conducta frecuentes de intolerancia e inflexibilidad

        j) Exagerada influencia de las opiniones ajenas

        k) El presente es casi lo único que cuenta para ella

        l) Tendencia a actuar por impulsos momentáneos (hago lo que me apetece)

        m) Falta de responsabilidad y de fuerza de voluntad

        n) Dificultad para aceptarse a sí misma, a los demás y en general las realidades de la vida

        o) Tendencia a huir del mundo real a través de la imaginación, a través de un mundo de fan-
           tasías

        p) Falta de autonomía y de independencia

C.      Decimos que una persona está realizada cuando ha logrado estabilidad en sus distintas facetas,
        consiguiendo (o con bases firmes para ello) satisfacer sus anhelos y realizar la mayoría de sus
        proyectos. Esto trae ventajas tales como libertad, autonomía, dominio de la situación y equili-
        brio consigo y con el exterior.

Ahora bien, la realización tiene mucho de subjetivo, ya que los individuos se proponen metas distintas
y lo que para unos es un logro para otros no es suficiente. La realización personal tiene que ver con el
concepto de vocación como sinónimo de entrega a un quehacer que da sentido a la vida y que la llena
suficientemente.

De todas formas, persona realizada no es simplemente aquella que ha logrado un nivel o status social
y profesional elevado, etc., sino aquella que se siente contenta con lo que hace, que tiene ambiciones
positivas que le incitan a seguir superándose, pero sin angustias comparativas por lo que le ha dado el
destino, la mala suerte, las circunstancias inevitables, de todo lo cual, en definitiva, no se siente respon-
sable; es algo que se escapa de las manos. Con el control de la conducta fuera de nuestro alcance, fuera
de nosotros, pueden y de hecho suelen producirse en nosotros reacciones tales como la frustración, o
reacciones exculpatorias, depresivas, etc. Si por el contrario, percibimos el acontecimiento como algo
dependiente de nosotros, de nuestra manera de ser, de nuestra conducta, el control se sitúa en nuestra
propia persona, sintiéndonos entonces los responsables de los acontecimientos.




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Todo esto tiene relación con la llamada teoría de la atribución. Lo que nos pasa a nosotros lo atribui-
mos a algo. Y esa atribución es a veces errónea. Es erróneo por ejemplo atribuir un fracaso a razones
personales (individuos tendente a culpabilizarse fácilmente) cuando el fallo es de otros o debido a cir-
cunstancias inevitables. Y es erróneo igualmente que un estudiante, por ejemplo, culpe a la severidad
del profesor, o a la mala suerte, de un fracaso cuya verdadera razón está en no haber estudiado lo nece-
sario. Es frecuente que un mismo individuo que se ha visto envuelto en un accidente de tráfico enjuicie
el hecho culpando a las circunstancias y no a su impericia o imprudencia, mientras que si enjuicia el
accidente de otra persona tenderá a atribuirlo a los fallos personales y no a las circunstancias.

La persona que posee un buen autocontrol es aquella capaz de atribuir correctamente unas causas o
motivos a unos hechos y esas causas pueden a veces estar en nosotros, a veces fuera de nosotros, o a
veces en ambos lugares. La persona con buen autocontrol sabe distinguir bien dónde está el lugar que
origina su conducta, según los casos. Y desde luego es aquella que procura controlar lo que a ella le
afecta desde dentro, desde sí misma.


10.1.5 Teoría del yo

El representante principal de esta teoría es C. Rogers [Rogers]. Parte de una fe en el hombre al que
considera que en el fondo se mueve siempre en la dirección del progreso y de la madurez. Una perso-
na normal -frente al neurótico, que actúa por impulsos irracionales y agresivos- es libre para vivir y
realizar su naturaleza básica que le hace ser social, digno de confianza y constructivo.

El concepto clave es el sí mismo. El hombre tiende a autorrealizarse movido por un impulso funda-
mental. Tiende a ir de la dependencia a la independencia, de la rigidez al cambio, de la fijeza a la
libre expresión y creatividad. También se destaca la autoconciencia y la congruencia entre el yo y la
experiencia, característica que define a la persona psicológicamente sana. Consiste en conocerse bien
y ser coherente entre lo que es uno y lo que hace uno. La visión de Rogers es claramente optimista
y se centra en la persona como capaz de hacerse a sí misma, confiando ciegamente en sus posibi-
lidades. Esto tiene claras aplicaciones a la educación y terapia.

A) Teorías psicoanalíticas

Las diversas teorías derivadas de S. Freud parten de las experiencias de la infancia, y singularmente
de la relación con la madre, marcan la personalidad de una persona en positivo (evolución adecuada)
o en negativo (enfermedades, problemas psicológicos). La persona actúa por motivos tanto conscien-
tes como inconscientes y en ella se distinguen estas capas o estratos psicológicos: Ello, Yo, Superyo.
El logro de una personalidad madura y equilibrada es el triunfo del yo sobre los requerimientos im-
pulsivos del Ello y la censura del Superyo. Consiste en ganar ámbitos de conciencia y en superar los
diversos conflictos y vicisitudes por los que la libido (fuerza o instinto erótico) transcurre a través de
los diversos estadios de desarrollo de la personalidad.

B) Teoría evolutiva de Erikson [Erikson]

El ser humano no tiene nunca una personalidad terminada, siempre está desarrollando su personali-
dad. Este desarrollo se realiza a través de fases sucesivas en continuo crecimiento. Cada fase es un




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momento crítico, que la persona resuelve de manera más o menos satisfactoria. La solución favorable
facilita el acceso a la fase siguiente mientras que la solución negativa compromete su habilidad para
enfrentarse a las fases posteriores y, por tanto, dificulta el desarrollo general.

Dos supuestos básicos, según este autor, subyacen a las fases de desarrollo:

        -   La personalidad se desarrolla de acuerdo con la creciente capacidad de la persona para
            interactuar con el ambiente.

        -   La sociedad supone para toda persona una invitación a esa interacción.

La personalidad sana es aquella que domina el ambiente, ha integrado bien los elementos que lo com-
ponen y es realista sobre el yo y el mundo.


10.2 Cuadros clínicos de respuesta humana

        A. Neurótico. En la neurosis, la persona tiene un gran superyo, está muy reprimido, no suele
           ser delincuente, tiene muy en cuenta la moral y la ética. Es un sujeto bloqueado por las
           normas, esto le genera ansiedad y depresión.

        B. Psicópata. Todo lo contrario al anterior; predomina el ello, actúa de forma impulsiva, sin
           pensar. No se plantea la moral, no tiene sentimientos de culpa, no diferencia entre el bien
           y el mal. Alterna con mujeres u hombres, gasta mucho dinero, no medita, es imprevisible.
           Es importante no confundir psicópata con psicótico. Es un trastorno antisocial de la perso-
           nalidad, que conserva el sentido de la realidad.

        C. Psicótico. Pierde el sentido de la realidad, con el yo alterado, es un enajenado mental, pre-
           senta incoherencias y tiene delirios o alucinaciones.


10.2.1 Neurosis de ansiedad o de angustia

La ansiedad es un estado emocional que incluye muchos aspectos y manifestaciones diferentes.
Constituye uno de los trastornos emocionales más comunes.

Sólo el hombre es capaz de planificar el futuro lejano, gracias a su capacidad mental de anticipación.
De ahí que sólo el hombre pueda experimentar ansiedad. La ansiedad acompaña a la actividad inte-
lectual y a la curiosidad como la sombra al cuerpo.

La naturaleza misma de la vida actual es fuente de ansiedad. El hombre lucha constantemente para
encontrarse a sí mismo. Su futuro está limitado por el hecho innegable de su muerte inminente. Así nos
desplazamos incesantemente de nuestro futuro al pasado, de las anticipaciones y los planes a los recuer-
dos, a las añoranzas y a los remordimientos, y todo ello está teñido de ansiedad. Sólo el hombre puede
tomar decisiones, y cada decisión configura un riesgo. Está constantemente rodeado de incertidumbre y
poseído por ella. Por consiguiente, la ansiedad es esencialmente la temerosa anticipación del peligro.




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Normalmente existe en el inconsciente y no penetra en el consciente hasta que conocemos la
cosa temida y el temor. Por ejemplo, un peligro inesperado provoca un estado normal de an-
siedad. Si el peligro es real, y no podemos actuar con eficacia, sentimos temor. Esta tensión se
transforma entonces en ansiedad normal. La ansiedad puede estar provocada por el sentimiento
de absoluto aislamiento, de separación, de exclusión respecto a la marcha general de las cosas.
La ansiedad puede reflejar también temor a ser destruido, sin posibilidad de defensa. Se trata
de una actitud neurótica, en cuanto carece de objeto definido al cual adherirse. Es el temor a lo
desconocido y a lo incognoscible, a lo desusado, a lo indefinido, a lo misterioso. Este desagra-
dable estado suscita un sentimiento de impotencia, ya que contra un peligro desconocido no es
posible una reacción definida.

Es el fenómeno universal de nuestra época. De la mano con la ansiedad aparece el sentimiento de
inseguridad y de incertidumbre con respecto al futuro. La ansiedad normal nos mantiene vigilantes y
conscientes de las dificultades que debemos afrontar. Pero se convierte en un fenómeno inquietante y
perjudicial cuando reaparece una y otra vez en situaciones inoportunas.

Con frecuencia la ansiedad provoca desagradables y dolorosas sensaciones corporales. Las más
comunes son: dificultades de la respiración, dolor en la región del corazón, palpitaciones, mareos,
aumento de la transpiración, debilidad y agotamiento generales, dolores y calambres estomacales y
jaquecas. Una persona ansiosa se quejará de temor a un peligro indescriptible, temor a una enferme-
dad inminente, irritabilidad, insomnio, inquietud, pérdida del apetito, escasa claridad del pensamien-
to, sentimiento de confusión.

Presentará, como signos más comunes: manos y pies fríos y húmedos, sequedad de la boca y de los
labios, variaciones del pulso, variaciones de presión sanguínea, tensión, inmovilidad y tensión de los
músculos abdominales, sensibilidad del colon, exageración de los reflejos.


10.2.2 Fobias

La fobia es el temor a algo que objetivamente no constituye una fuente de peligro, pero ante lo cual
la persona reacciona con auténtico temor, a pesar de que comprende que su reacción es inapropiada.
Una fobia es un temor persistente y sin base real, cuyo origen ha sido olvidado.

Con respecto al origen de las fobias hay dos teorías: la teoría del condicionamiento y la teoría de la
interpretación dinámica.

       A. De acuerdo con la teoría del condicionamiento, en las fobias hay un episodio emocional
          traumático, un sentimiento de culpa, represión de la conciencia de lo experimentado.
          Posteriormente hay trastornos, cada vez que la persona se ve nuevamente expuesto a las
          circunstancias del trauma emotivo original.

       B. En general la teoría dinámica sostiene que la fobia es un mecanismo de defensa, a través
          del cual la persona se desembaraza de la ansiedad que suscita un impulso. Un impulso
          inconsciente suscita un estado emocional: el impulso es reprimido, pero el estado emo-
          cional continúa.




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La persona procura explicar sus propias tensiones viscerales de origen emocional, y atribuye la causa
de aquéllas a cierto objeto, o situación, o idea. Se puede encarar una situación real evitándola, en
cambio, el impulso es inconsciente, y por lo tanto no se puede abordarlo.

Por consiguiente, la persona que padece una fobia se libera de la ansiedad evitando ciertos objetos
o situaciones. Los ataques de ansiedad se presentan en muchas situaciones, y cada una de ellas sirve
como explicación del ataque. A su tiempo, si el ataque continúa, el paciente se convierte en un prisio-
nero de la fobia.

En resumen, la fobia es un temor mórbido provocado por cierta experiencia anterior. Es un mecanis-
mo defensivo contra la ansiedad severa y permanente. Por ejemplo, un hombre tiene miedo a subir a
los ascensores, a estar en espacios reducidos, etc. Es decir, tiene claustrofobia, con una terapia ade-
cuada se puede descubrir que la raíz de su problema radica en la época de la infancia, debido a que su
padre lo castigaba encerrándolo en una habitación oscura. Puede ser que la claustrofobia le venga a
los 20 o 25 años sin haber sentido miedo antes.


10.2.3 Histeria

La palabra histeria deriva de la palabra griega votépa, que significa útero. Los griegos creían que
esta dolencia era exclusiva de las mujeres y que era una enfermedad del útero. La teoría perdió toda
validez durante la Primera Guerra Mundial, cuando muchos soldados presentaron los síntomas típicos
de la histeria. La actual concepción de la histeria ve en ella una tentativa espontánea y no premeditada
de adaptación a problemas cuya magnitud desborda las fuerzas individuales, mediante la fuga hacia la
incapacidad.

Esta pérdida de función puede ser física o psicológica. Sin embargo, no debe ser considerada como
una tentativa consciente y deliberada de esquivar situaciones o de fingir, pues la persona que presenta
el cuadro histérico no tiene conciencia de los verdaderos motivos que los impulsan. Los síntomas fí-
sicos frecuentemente incluyen parálisis, tics, temblores y contracciones. Así tenemos la “anestesia del
guante” y la “anestesia de la media”. En estos casos la persona pierde la capacidad de sentir la mano
hasta la muñeca o los pies hasta los tobillos.

En histeria de conversión también pueden existir perturbaciones visuales. La gama de estas perturba-
ciones va desde ciertos síntomas menores, como la “visión en túnel”, en la que el paciente sólo puede
ver en línea recta, hasta la ceguera total. En ciertos casos, el deseo de huir de una situación puede re-
vestir la forma de pérdida de memoria. Algo importante que destacar y que está dentro de las neurosis
es la hipocondría, que es más frecuente de lo que se cree en la sociedad actual, y puede llegar a afectar
al desarrollo de la actividad abordo si algún pasajero la sufre.


10.2.4 Hipocondría

Actualmente no se considera como una enfermedad, es una actitud que se adopta ante la enfermedad.
El hipocondríaco está constantemente sometido a introspección, minuciosamente preocupado por sus
funciones fisiológicas (digestiones, estreñimientos, etc) y con posibles síntomas de enfermedad. El




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hipocondríaco, además, al centrar su atención en una determinada función y cargarla emocionalmen-
te, puede provocarse alteraciones y crear síntomas reales, funcionales u orgánicos debido al impacto
psicológico.

El síntoma primordial es la preocupación que siente por su salud. Medita constantemente sobre sus sínto-
mas, llega a tener en cuenta signos que escapan habitualmente a la consciencia; intensidad de los latidos
cardíacos, pulso, funciones digestivas, con qué agua mineral hace mejor la digestión, qué temperatura
exacta le conviene, etc. Desarrolla una sutil captación de sus funciones intracorporales (cenestésicas).

Describe su cuadro clínico con todo detalle, aclara repetidas veces sus descripciones de los síntomas,
ante el médico y ante los demás, ya que es su tema predilecto de conversación. La sintomatología más
típica en estos casos es la sugestiva, que experimentan junto a una alteración negativa del estado de
ánimo, que le hace colocarse en una actitud fóbica frente a sus molestias, de las que siempre cree que
son el comienzo de enfermedades graves. El hipocondríaco acaba renunciando a todo para dedicarse
a cuidar su “enfermedad”.

Un hipocondríaco como pasajero puede causar diferentes molestias al estar continuamente pidiendo
cosas que él cree que necesita, aunque normalmente irán provistos de ellas; pastillas para el mareo,
agua, que no se encuentra bien, etc. En trayectos sin médico abordo, esto puede generar una crisis si
lo solicita y se entera que no dispone de este servicio. Captará toda nuestra atención impidiéndonos
realizar otras tareas o atender a otros pasajeros que puedan necesitar nuestra ayuda, sobre todo en caso
de accidente a bordo.


10.2.5 Psicópata

El psicópata “nace, no se hace”. Los penalistas no saben como actuar con esta serie de personas
porque no hay tratamiento para ellos, la única solución es la privación de la libertad porque son un
peligro y saben lo que hacen. Actúan a conciencia, con premeditación y nunca se arrepienten. Son
muy inteligentes, actúan mediante engaño, seducen a sus víctimas. Se dejan llevar por lo que ven y
sienten y les apetece, por lo que les parece mejor en cada momento.

Los principales rasgos son:

       •   No se suicidan nunca, se quieren demasiado a sí mismos para perder la vida

       •   Inconstantes, no siguen pautas

       •   Mentirosos. No tienen sentimientos de culpa ni de vergüenza

       •   Inadaptación social, están mal en todas partes

       •   No aprenden de la experiencia, son insensibles al castigo

       •   Egocentrismo, sólo se quiere a sí mismo, es incapaz de amar, todos los seres de su entorno
           son triviales. Vida promiscua.




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        •   No planifica las consecuencias de los hechos que realiza, le da igual

        •   Búsqueda constante de emociones

        •   Tendencia a la toxicomanía

        •   Falta de respeto a la autoridad, no hace caso a nadie, sólo a sus instintos

        •   Agresividad

Cada vez más se tiende a seguir la línea americana que no distingue entre neuróticos y psicópatas y
habla de trastornos de la personalidad.


10.2.6 Paranoide

Es una persona desconfiada, muy orgullosa y con una gran autoestima, por lo que se siente fácilmente
humillado y cree que todo el mundo le quiere fastidiar. No debe confundirse con la persona paranoi-
ca. Por ejemplo, en un caso de celos, en el que se pone a seguir a su mujer sin fundamento, al para-
noide se le puede hacer ver que está equivocado, que sus sospechas son injustificadas. A un paranoico
nunca. Creerá su realidad siempre. El peligro del paranoide está en consumir drogas, mediante las cuales
sus creencias se verán aumentadas.


10.2.7 Trastorno esquizoide

No es un esquizofrénico ni, por tanto, un psicótico, ya que no tiene alucinaciones ni delirios, es frío,
poco expresivo e introvertido, no tiene contacto social, no suele delinquir porque se encierra en sí
mismos y no se mete con nadie. El peligro es también el consumo de drogas, ya que pueden tener
psicosis breves (psicosis tóxica). Es decir, se pueden psicotizar (irracionalidad) y entrarle manías
persecutorias, llegando a agredir a alguien, debido al miedo que siente en los periodos psicóticos.


10.2.8 Trastorno esquizotípico

Estas personas tienen un trastorno parecido a los rasgos esquizofrénicos. Se caracterizan por tener
ideas raras, sensaciones extrañas, experiencias inusuales (cree en los extraterrestres, espíritus, etc.),
no suelen ser conflictivos, algunos de ellos sobre los 16/17 años pueden sufrir un brote esquizofréni-
co, otros no llegan a la esquizofrenia, pero son muy raros.


10.2.9 Trastorno límite de la personalidad

Son personas que tienen una imagen muy negativa de sí mismos, son inestables, impulsivos, se abu-
rren siempre. El sentimiento de vacío lo superan comiendo mucho, bulimia, alcoholismo, etc. Cuando
juegan, lo hacen hasta el límite. No controlan sus impulsos.




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10.2.10 Trastorno histriónico de la personalidad

Les gusta ser el centro de atención, seductores, superficiales, utilizan el físico para llamar la atención.
Son teatrales, exagerados. Es frecuente que hagan “intentos” de suicidio para llamar la atención, a
diferencia del depresivo, que se suicida de verdad.


10.2.11 Trastorno narcisista de la personalidad

El narcisista se caracteriza por los sentimientos de éxito, de soberbia. Es mentiroso para demostrar
su grandiosidad, es un “fantasma”, se llega a creer sus propias mentiras, es un mentiroso patológico.
Se cree especial y único. Tiene el límite fantasía–realidad muy desdibujado. Tiene necesidad de ser
admirados, visten de forma muy llamativa.


10.2.12 Trastorno por evitación

Es el tímido patológico, se esconde, tiene miedo al contacto social. Tiene el sentimiento de que no va
a agradar a los demás, miedo a ser criticado, hipersensible. Normalmente, son personas con antece-
dentes en la infancia de que sus progenitores o tutores los han valorado poco.


10.2.13 Trastorno por dependencia

Personas incapaces de asumir sus propias decisiones; prefieren que los demás decidan por ellos, ne-
cesitan que alguien les confirme las decisiones que toma. Todo ello es debido a una infancia marcada
por un padre y una madre autoritarios.


10.2.14 Trastorno obsesivo-compulsivo

Este trastorno es muy habitual y se cuenta entre las más severas neurosis. La más clara característica
es la búsqueda de la seguridad. Obsesión: idea fija que no se puede alejar o erradicar de la mente. (Eje:
orden, limpieza). Compulsión: el comportamiento, las conductas. (Eje: gastar).

Según Maslow, “los obsesivos compulsivos procuran frenéticamente ordenar y estabilizar el mundo,
con el propósito de evitar la reaparición de peligros incontrolables, inesperados y desusados. Se ro-
dean de toda suerte de ceremonias, reglas y fórmulas, para anticipar cualquier contingencia posible,
y evitar la aparición de otras nuevas.”

En términos generales, la conducta obsesivo-compulsiva es una compulsión repetitiva. A decir
verdad, esta característica es típica en todas las neurosis y refleja la incapacidad del neurótico para
modificar su conducta. En sentido específico, la conducta obsesiva-compulsiva se refiere a las acti-
vidades ritualizadas. La neurosis obsesivo-compulsiva incluye el lavado de manos y otras conductas
rituales carentes de sentido; el temor obsesivo a la suciedad, a los gérmenes o a lesionar involunta-
riamente a otra persona.




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Las obsesiones van generalmente acompañadas de precauciones ritualizadas; las manos deben ser
lavadas cierto número de veces por día, el material debe ser dispuesto de cierto modo, etc.

Estas obsesiones y compulsiones son tentativas para rechazar sentimientos de culpa provocados por
deseos sexuales o agresivos de carácter inconsciente, o de corregirlos y repararlos.

El propósito esencial de la actividad obsesivo-compulsiva es impedir la aparición de síntomas más
graves. Por lo tanto, puede afirmarse que la neurosis compulsiva es una línea secundaria de defensa
contra la activación del material reprimido. Es decir, se sigue el ritual de lavado de manos o se com-
pran cosas inútiles impulsivamente para evitar la tensión que produce el desequilibrio, para impedir
que se agudice. A medida que el desequilibrio se acentúa, pueden desarrollarse síntomas característi-
cos de la histeria, la esquizofrenia, la paranoia, etc.

Características propias de las neurosis obsesivo-compulsivas: ritos compulsivos (eje: rito de lavarse
las manos), el temor obsesivo a la suciedad y a los gérmenes (acompañado por ritos de limpieza y de
pulcritud), el temor obsesivo a una lesión que el paciente podría inferir a alguien (acompañado por
ritos precautorios), la necesidad compulsiva de contar, o de repetir fórmulas verbales, la cavilación
obsesiva sobre asuntos triviales o sin relación con el problema principal, la necesidad compulsiva de
trabajar o de atarearse en determinada actividad, la atención compulsiva al detalle, a menudo a expen-
sas de los aspectos más generales y más importantes de la tarea, la adhesión compulsiva a elevadas
normas de trabajo, o de moral, o reglamentarias, las seudotentativas compulsivas de suicidio, la ten-
dencia compulsiva a evitar situaciones temidas (por ejemplo, las multitudes) o el temor compulsivo a
ciertas situaciones, hábitos o amaneramientos compulsivos (por ejemplo, los tics), la hipocondría ob-
sesiva, la tendencia compulsiva a evitar a la gente, o el temor obsesivo de la gente, el temor obsesivo
a ser envenenado, estafado o atacado, las dudas, vacilaciones y preocupaciones obsesivas, la conducta
sexual compulsiva (por ejemplo, la masturbación), los estallidos agresivos o emocionales de carácter
compulsivo (por ejemplo, accesos de cólera o de regaños).


10.2.15 Los trastornos afectivos

Son alteraciones del estado del ánimo, es decir, del humor o de otras emociones. Están englobadas las
depresiones, que cualquier ser humano sufrirá alguna vez a lo largo de su vida.

Se hace la distinción entre depresiones exógenas o depresiones endógenas, según si, se origina por
causas externas al sujeto, es decir, muerte de un familiar, mal momento en la vida, etc., o bien no se
produce por acontecimientos traumáticos en la biografía del sujeto, sino fundamentalmente por alte-
raciones bioquímicas a nivel cerebral (el primer neurotransmisor afectado es la serotonina).

Hay situaciones de alteración anímica que constituyen enfermedades, debido a que la tonalidad hu-
mor está patológicamente alterada, por ejemplo, si la tristeza es persistente se denomina distimia;
otras veces los cambios de humor son frecuentes pasándose con facilidad de la euforia a la depresión,
es la ciclotimia.

Las profundas depresiones que se alternan con fases de exaltación maníaca son las llamadas psicosis
maniaco-depresivas.




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10.2.16 Psicosis maníaco-depresiva

Dado que la felicidad y el dolor son aspectos evidentes e importantes de la vida humana, no cabe
extrañarse de que sus contrapartidas patológicas, la manía y la melancolía, se contaran entre los pri-
meros síntomas mentales descubiertos por los estudiosos de la medicina.

No hay duda de que tanto la condición maníaca como la depresiva pueden coexistir simultáneamente
en la misma persona, aunque de ello no se deduce siempre que un estado sea seguido por otro. En cier-
tos casos de depresión no se advierte la tendencia a desarrollar la fase maníaca, y en otros la condición
maníaca es el único síntoma y no se complica con una condición depresiva.

Los trastornos depresivos o maníacos pueden padecerse como episodios únicos, ya sean maníacos o
depresivos, o bien mixtos (bipolares), alternándose épocas de depresión con otras épocas con manías.

Es una enfermedad que aparece de forma cíclica, dura varios meses (cada fase) y cuando finaliza el
episodio (depresivo o maníaco) el paciente vuelve a la normalidad sin que quede deterioro psíquico.
Suele iniciarse un poco más tarde que la esquizofrenia, sobre los 25-30 años. Hay un índice de un 1%
en la población de incidencia de esta enfermedad. Influye en su aparición el factor hereditario por el
que, si un progenitor la padece, el riesgo de padecerla del hijo es de un 23 %.

También hay causas bioquímicas, ya que se han encontrado alteraciones en los neurotransmisores del
cerebro. Los niveles de serotonina son muy bajos y de hecho los fármacos antidepresivos que incre-
mentan el nivel cerebral de serotonina mejoran el cuadro clínico. Hay además un descenso general del
nivel hormonal, en las glándulas tiroideas, gonadales y suprarrenales.


10.2.17 Manía

Durante la fase maníaca de la psicosis maníaco–depresiva, el paciente está dominado por el impulso
de movimiento (hipermotricidad). No puede relajarse ni mantenerse inactivo ni siquiera durante bre-
ves instantes. Concibe fugaces pensamientos (taquipsidia: rapidez de pensamientos), transformados
inmediatamente en acción y representados.

Si la persona no está internado en un hospital, es posible que aborde varios negocios al mismo tiem-
po, que encare dos o tres asuntos amorosos y, en general, que se sumerja en un torbellino de hipe-
ractividad. Gasta mucho dinero, que algunas veces ni tiene; algunos derrochan en esta fase todo el
patrimonio familiar.

Exaltación en todos los sentidos; tienen el impulso y la necesidad sexual muy elevada; desean salir,
beber, jugar, etc. Gran autoestima, sentimientos de grandiosidad.

Debido a su profusión de ideas, hay un flujo verbal sin inhibiciones. Si se le formula una pregunta, el pa-
ciente puede contestar correctamente, pero sus fugaces pensamientos y sus reacciones ante las situacio-
nes exteriores pronto lo impulsan a desviarse de la respuesta original, hasta que se encuentra enredado en
la confusión de sus propias ideas. Harán indiscreciones sexuales o propuestas indiscretas y disparatadas.
Tienen insomnio y falta de cansancio, pueden estar días sin dormir y a pleno rendimiento y actividad.




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Rara vez completa las frases, y el mero sonido de las palabras puede impulsarlo a reproducir y crear
rimas, bajo la forma de una palabra repetida incansablemente. En muchos aspectos, los pacientes ma-
níacos se parecen a los alcoholizados. En determinado momento se muestran felices y de buen humor,
y un instante después coléricos y hostiles. Generalmente la percepción falta o es defectuosa.


10.2.18 Depresión mayor

En la fase depresiva se observa la condición exactamente contraria a la del maníaco, como hipoacti-
vidad, falta de iniciativa y energía, y una actitud general de depresión son los síntomas comunes de
este aspecto de la psicosis.

Sienten tristeza, llanto fácil. Tiene una pérdida de ilusión y de interés por todo. Apatía. Pierden su
autoestima. Inhibición sexual. Ideas catastrofistas.

Gran número de pacientes se queja de su incapacidad para pensar y concentrarse. Pierden el poder
de expresarse y la capacidad de concebir ideas. Cuando se les formula alguna pregunta, contestan
correctamente, pero con mucha lentitud, cuidadosa y deliberadamente. Mientras se encuentran en este
estado depresivo, muchos pacientes consideran que el suicidio es la única solución. Nada esperan de
la vida, son seres inútiles, o que han pecado, o de un modo u otro son responsables del sufrimiento
que perciben en el mundo.

Muchos depresivos mayores (crónicos) terminan suicidándose; son depresiones endógenas, que como
hemos explicado anteriormente, vienen producidas por niveles muy bajos o falta de serotonina.
Normalmente se medica al paciente con fármacos que contengan litio (ya descubierto por los roma-
nos, que para el decaimiento y la tristeza comían ostras, debido a su gran contenido en litio), que
aumenta estos niveles.

Fármacos antidepresivos, Prozac, etc.

Hay otra forma de suicidio, el suicidio ampliado o por compasión, que ocurre estadísticamente con
cierta periodicidad en todo el mundo y en lugares diversos. Se trata de depresivos graves que ven ne-
gativo no sólo lo concerniente a ellos mismos, sino que también sienten catastrofismo por el futuro de
sus cónyuges e hijos. Por ello y para evitarles sufrimiento, dan muerte a sus familiares más próximos
y después se suicidan ellos.


10.3 Estrés ocupacional

Básicamente es el efecto de carecer del equilibrio necesario entre los requerimientos percibidos y la
capacidad individual percibida. Pero también cuando existe un desequilibrio entre los requerimientos
externos y la capacidad de la persona para lidiar con ellos.

El mayor nivel de stress alcanzado es por una situación externa que implique una amenaza para la
vida de una persona (o de sus allegados) y produce cambios fisiológicos, psicológicos, conductua-
les y sociales. Pero el stress acumulado día a día, como es el producido por los requerimientos del




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trabajo, puede ser devastador. De aquí la importancia de su tratamiento, ya que si pretendemos que
la tripulación se relacione con el pasaje, y además que en situación de emergencia pueda generar un
liderazgo claro para el control del público, su nivel de actividad debe encontrarse muy alejado de los
niveles peligrosos.

Los tripulantes no son máquinas. Para poder ser eficaces en situaciones de crisis, deben lidiar en pri-
mer lugar con sus miedos y controlar su nivel de tensión emocional. Si éste es en rutina ya muy alto,
les será mucho más difícil controlarlo en una situación de emergencia.
                                                            PERCEPCIÓN SUBJETIVA DE LA
                                                            INTENSIDAD DE LA AMENAZA

   LOS CAMBIOS
                                                            PROXIMIDAD
   VARÍAN DE
                                                            DEL PELIGRO
   PERSONA
   A PERSONA,
                                                            EXPERIENCIA
   PREVIA LA...

                                                            CONOCIMIENTO Y CONCIENCIA
                                                            DE CAPACIDADES

10.3.1 Conceptos relacionados con el stress ocupacional

Son propios de la actividad, el conflicto de rol, la ambigüedad de rol, la ambigüedad futura, la sobre
carga, el underload (bajo nivel de actividad) y las alteraciones psicológicas.

Están relacionadas con la función, la amenaza a la integridad física, las condiciones físicas de traba-
jo, las características personales. Son factores externos el estigma/estereotipo, la prensa, los aspectos
legales, conflictos, familia en contra del trabajo.

Son factores organizacionales, el mal entrenamiento, las relaciones interpersonales, la competencia,
la falta de integración, el salario, la burocracia, el recorte de presupuesto. El tripulante no siempre
es capaz de dejar sus problemas fuera del buque, se los lleva a bordo, vive con ellos y se ve con-
dicionado por sus consecuencias en muchas de las manifestaciones de la personalidad. A modo de
ejemplo, se presenta un listado de eventos que producen determinados niveles de estrés, obtenidos
de encuestas.

               Evento                                                                      Nivel de stress

               Muerte del cónyuge                                                                 100
               Divorcio                                                                            73
               Muerte de un pariente cercano                                                       63
               Enfermedad severa o daño físico                                                     53
               Casamiento                                                                          50




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                 Despido o cese laboral                                                 47
                 Enfermedad o cambio de status de salud                                 44
                 Embarazo                                                               40
                 Dificultades sexuales                                                   39
                 Cambio de lugar de trabajo                                             39
                 Cambio en status económico / nivel de ingresos                         38
                 Cambio de campo laboral                                                36
                 Cambio de hábitos / discusiones entre cónyuges                         35
                 Cambio en el ámbito de responsabilidad laboral                         29
                 Éxito personal                                                         28
                 Comienzo o finalización de un empleo (del cónyuge)                      26
                 Comienzo o finalización de estudios                                     26
                 Cambio en condiciones de vida                                          25
                 Cambio de hábitos personales                                           24
                 Problemas con el jefe                                                  23
                 Cambio en las condiciones u horas laborales                            20
                 Cambio de domicilio                                                    20
                 Cambio en hábitos vacacionales                                         19
                 Cambio en hábitos de dormir                                            16
                 Cambio en frecuencia de reuniones familiares                           15
                 Cambio en hábitos alimenticios                                         15
                 Salida de vacaciones                                                   13
                 Navidad                                                                12
                 Violaciones “leves” de la ley                                          11

Como se puede observar, la mayor parte de las causas referidas en esta macroencuesta son sinónimo
de cambios en la vida de las personas. Incluso cambios en principio alegres son percibidos como es-
tresantes. Una situación de estrés sufrida por la tripulación se puede afrontar con éxito o inhibirse ante
ella. En ambos casos no suelen presentarse síntomas, pero cuando se fracasa aparecen:

        1. Síntomas físicos: taquicardia, palpitaciones, hipertensión arterial, falta de aire, dolores de
           cabeza, gastritis, diarreas, estreñimiento, dolores musculares.

        2. Síntomas psicológicos: agresividad, irritabilidad, ansiedad, miedo, depresión, dificultad
           para concentrarse, fatiga.

        3. Alteraciones de la conducta: alteraciones del sueño, alteraciones sexuales, alteraciones del
           apetito (anorexia, bulimia), consumo de drogas.


10.4 Manejo y prevención

Ante la aparición de estos trastornos el miembro de la tripulación, si puede ser ayudado por algún pro-
fesional, médico o psicólogo, evaluará todos los factores generadores para intentar averiguar cuáles
son los que están produciendo el desequilibrio. Se debe tener en cuenta la situación de aislamiento que
se tiene a bordo de un buque durante una travesía de larga duración. Hay que mejorar la resistencia




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a través de técnicas de relajación y aprendizaje de formas de afrontar los problemas, que son en la
actualidad los métodos más empleados.


10.4.1 Situaciones críticas

El 35% de los miembros masculinos de tripulaciones de buques de pasaje y el 25% de los femeninos
refirieron haber vivido una situación en la que su vida estuvo en peligro. En estas personas que han
sufrido estas situaciones, la ansiedad era evidentemente mayor. Estos datos se refieren a tripulantes
con más de 10 años de experiencia y miles de horas de navegación.


10.4.2 Comentarios

Que el miedo o la ansiedad durante la navegación existe abordo es una realidad que todos debemos
afrontar como algo normal, fisiológico, especialmente cuando hay una causa o incidente previos,
Por ejemplo, mala mar. El problema se torna importante cuando hay ansiedad pero no hay razón, o
cuando es exagerada o cuando es anticipatoria (sólo el hecho de pensar en embarcar el día anterior le
producía ansiedad).

Los tripulantes, incluso los pasajeros, deberían tener más información sobre cómo opera el buque y
especialmente sobre la estructura del mismo y la capacidad de resistencia en caso de fuerte temporal
y condiciones meteorológicas adversas. Debe haber mayor formación, entrenamiento conjunto en
emergencias, así como en técnicas de comunicación, para aumentar la confianza entre el puente, la
tripulación de máquinas y el resto de la tripulación más en contacto con el pasaje. Esto facilitará unas
buenas relaciones entre todos los grupos abordo. Debe haber mayor prevención a través de una mejor
selección, mejor diagnóstico y tratamiento rehabilitador (obviamente son funciones de un gabinete
de psicología si fuese necesario). Aquellos tripulantes que presenten alguna forma de ansiedad en
relación con el buque deben ser entrenados en las técnicas de relajación y deberán someterse a los
tratamientos adecuados.


10.5 Intoxicación por alcohol y drogas

El efecto sobre el sistema nervioso central y sobre otros órganos del cuerpo humano de las dosis
excesivas de las diferentes sustancias denominadas genéricamente drogas, entre las que se incluye
el alcohol etílico, es tremendamente complejo y en grandes detalles desconocido. Es habitual que
abordo la intoxicación, si es intencionada, se produzca por diversas sustancias con diferentes efectos,
lo que complica enormemente su diagnóstico y tratamiento.


10.5.1 Alcohol

Se emplea como sinónimo del etanol o alcohol etílico, que es una sustancia contenida en las deno-
minadas bebidas alcohólicas. La ingesta de una mayor cantidad de la que el organismo es capaz de
eliminar (30 ml por hora) produce síntomas claramente reconocibles: lenguaje torpe, dificultad de




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10 Factor humano como origen de la crisis                                                         177




movimientos, visión doble, alteraciones del comportamiento con actos agresivos y, a menudo, sin
frenos sociales, sensación de mareo, etc. A estos síntomas suele añadirse paulatinamente la somnolen-
cia, a la que fácilmente, si continúa la ingesta o sigue produciéndose su absorción desde el estómago,
puede seguir el coma.

El manejo de la intoxicación etílica depende, esencialmente, de la intensidad del cuadro, en lo refe-
rente al estado de consciencia del paciente.

Si no existe pérdida de consciencia, convendrá inducir el vómito con los procedimientos habitua-
les, para evitar que siga absorbiéndose el etanol. Posteriormente deberá procurarse que el paciente
descanse, bien abrigado, puesto que el tiempo es el mejor tratamiento de este tipo de problemas. En
ningún caso deberán realizarse baños de agua fría o tibia, ni administrarse medicamentos analgésicos,
vitaminas, tranquilizantes, etc.

Cuando el paciente se encuentre en coma, deberá remitirse a un centro hospitalario, procurando evitar
que la lengua obstaculice las vías aéreas o que aspire el contenido de un vómito.

El síndrome de abstinencia del alcohol puede ser de inicio temprano, y menos grave, o de inicio
tardío, pero más grave, delirium tremens. Suele incluir síntomas y signos de excitación, con sudor,
taquicardia, náuseas, vómitos, irritabilidad, agitación, ansiedad, insomnio. Se pueden usar sedantes
para manejar al pasajero hasta que sea conducido a un médico o centro hospitalario.

La intoxicación por alcohol no debe considerarse jamás un problema exclusivamente policial: es un
problema sanitario, a veces muy grave. La intoxicación por alcohol es muy frecuente, pero no todos
los trastornos de consciencia son debidos a ella.


10.5.2 Opiáceos

En las intoxicaciones producidas por la droga de abuso más popular, es decir la heroína o “caballo”,
lo habitual es que el paciente presente gran somnolencia y estupor; si es imposible despertarlo hay,
que pensar que se encuentra en coma. Al abrirle los ojos destaca el pequeño tamaño de las pupilas
(miosis). Además, suele acompañarse de bradipnea que, ocasionalmente, puede ser intensa (4-5 ci-
clos / minuto).

Estos tres síntomas (coma o somnolencia, miosis y bradipnea) son casi exclusivos de una sobredosis
de heroína y exigen la adopción de medidas urgentes.

Además de estos síntomas, puede observarse cianosis de manos, labios, orejas y pies, hipotermia y
relajación muscular importante.

En muchas ocasiones, el paciente fallece de forma súbita, especialmente cuando la dosis admi-
nistrada por vía intravenosa ha sido muy elevada; la causa de este fallecimiento suele ser el cese
de la función respiratoria, con la consiguiente ausencia de oxigenación de los tejidos. Debe pro-
curarse el traslado urgente bajo oxigenoterapia y medidas de apoyo vital, especialmente soporte
respiratorio.




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En caso de abstinencia, pasadas seis horas desde la última toma de heroína pueden aparecer los pri-
meros síntomas, que incluyen ansiedad, insomnio, rinorrea, lagrimeo, sudor, escalofríos, carne de
gallina. En estos casos y bajo control médico hasta que sea tratado en centro hospitalario, se pueden
usar sedantes para su control.


10.5.3 Anfetaminas

Son fármacos muy populares por su uso para estimular la memoria y suprimir el apetito, pero pueden
producir cuadros graves en caso de sobredosis, si bien es habitual que sólo se presenten en los inicios
de la adicción.

Los pacientes con intoxicación presentan un aspecto sudoroso, agitado, con temblor habitualmente
fino, son irritables y dicen ver, oír o tocar objetos, animales o personas que no existen. Suelen estar
confundidos y es frecuente que exista sensación de mareo y que se quejen de dolores, especialmente
en el pecho, y palpitaciones. Cuando se explora al sujeto es típica la presencia de elevación de la
tensión arterial y de alteraciones del ritmo cardíaco. En casos graves puede aparecer fiebre y con-
vulsiones.

El reconocimiento de este cuadro exigirá el traslado del paciente a un centro especializado, donde será
necesario proceder a su sedación, generalmente con tranquilizantes mayores, y a la vigilancia de la
función cardiaca, dado que a menudo las arritmias pueden producir graves consecuencias.

No debe intentarse el traslado utilizando medios violentos, salvo que se trate de personal con expe-
riencia, ya que el paciente puede sufrir crisis de agitación motora y de gran agresividad, que pondrá
en peligro su integridad física y la de aquellos que intentan realizar el traslado.


10.5.4 Cocaína

Este estimulante del sistema nervioso central es, quizás, la droga cuyo uso más se ha incrementado en
los últimos años, probablemente favorecida por la creencia popular de la escasez de problemas que
su uso crónico produce.

Se han descrito varios casos de muerte a bordo de personas que transportaban cocaína en bolsas, den-
tro del organismo (body packers), que súbitamente se han roto, produciendo una intoxicación mortal
por cocaína. Actualmente, además de estar absolutamente comprobados los graves daños que provo-
ca, es perfectamente conocido cómo la administración de una sobredosis por vía inhalatoria (esnifada)
o por vía venosa puede producir graves consecuencias. De hecho, muchas de las muertes atribuidas a
sobredosis de heroína son debidas realmente a sobredosis de cocaína.

La intoxicación aguda produce un cuadro similar al descrito en el caso de las anfetaminas, destacando
la agitación, euforia, sensaciones táctiles extrañas que incluyen intenso picor, presencia de bichos
sobre la piel, y que suelen condicionar que el paciente esté continuamente tocándose, pellizcando o
rascando distintas partes de su organismo. Son muy frecuentes las alteraciones del ritmo cardiaco y
la presencia de convulsiones.




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10 Factor humano como origen de la crisis                                                          179




El tratamiento de este tipo de procesos es similar al descrito en el caso de las anfetaminas, siendo
importante realizar el traslado del paciente a un centro de referencia para que reciba el oportuno tra-
tamiento, evitando en lo posible utilizar la violencia.


10.5.5 Barbitúricos y ansiolíticos

Junto con la sobredosis de opiáceos, la producida por los barbitúricos ocupa un lugar relevante en
relación con la posible gravedad de su pronóstico. Cuando la intoxicación ha sido ligera, el cuadro
clínico puede ser indistinguible de la intoxicación etílica, salvo por la ausencia de antecedentes de
ingesta de alcohol y del olor típico de su aliento.

En casos más graves, predomina la pérdida del nivel de conciencia, con somnolencia, confusión, que
puede alternarse con fases de irritación, especialmente cuando el paciente es estimulado. En estas
fases las pupilas pueden ser de tamaño pequeño.

Si el fármaco continúa penetrando en la sangre del intoxicado, se produce una reducción aún mayor
de la conciencia, apareciendo bradipnea, con la consiguiente presencia de cianosis en manos, pies y
cara, reduciéndose la tensión arterial y la temperatura corporal. El tratamiento de este tipo de sobre-
dosis debe llevarse a cabo, siempre, en un hospital, pero, entre tanto, se procederá a las habituales
maniobras de soporte vital.


10.5.6 Cannabis

Bajo este término se incluyen todos los posibles preparados de este producto (marihuana, grifa, hachís
(chocolate, costo), aceite de hachís, etc.). La intoxicación aguda produce un cuadro en el que predo-
minan las manifestaciones de excitación del sistema nervioso, alucinaciones y delirios, con sensación
de miedo o pánico, confusión, desorientación en el espacio y en el tiempo, y agitación. Además, puede
objetivarse cierto incremento de la frecuencia cardiaca, siendo muy típico el enrojecimiento ocular.

Este cuadro no suele precisar tratamiento inmediato, bastará con procurar que el paciente descanse
con el menor número de estímulos posibles.


10.5.7 LSD (dietilamina del ácido lisérgico)

Esta sustancia es uno de los alucinógenos más utilizados. La intoxicación aguda produce un gran
número de manifestaciones, entre las que destacan alucinaciones visuales, desorientación temporal,
dilatación de las pupilas, sudoración profusa, aumento de la tensión arterial y de la frecuencia car-
diaca, así como del número y profundidad de las respiraciones, erección del pelo, náuseas, vómitos y
gran sequedad en la boca.

Sin que existan causas de predisposición conocidas, es posible que la sobredosis conlleve la presencia
de crisis de miedo, pánico o terror y reacciones agresivas, sobre todo autoagresivas, que originan la
aparición de autolesiones e intentos suicidas.




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El tratamiento debe ser psicoterápico, a base de intentar tranquilizar al paciente, colocándolo –sin vio-
lencia de ningún tipo– en un lugar que tenga la menor cantidad de estímulos posibles y que acepte.

En general, el tratamiento de la sobredosis por drogas exige la atención de un médico, quien deberá
valorar su gravedad y establecer la indicación de ingreso hospitalario. De todas las intoxicaciones,
sólo las producidas por heroína, barbitúricos y cocaína precisan, si son graves, el traslado urgente y la
adopción de medidas agresivas de reanimación cardiorrespiratoria.

En las restantes bastará con intentar tranquilizar al paciente y evitar que se autolesione o lesione a
otras personas. Es evidente que, en estas fases, las recriminaciones tienen poco valor terapéutico y
además pueden resultar nocivas.


10.6 El pánico y sus efectos. El miedo y la ansiedad

Conviene definir y distinguir algunos conceptos relacionados entre sí, pero que no son exactamente lo
mismo y que responden a diversas manifestaciones psicológicas:

       a) Ansiedad: Es una expresión afectiva desagradable que se constituye como reacción ante
          un peligro inminente, aunque no necesariamente determinado. La angustia se percibe
          sobre todo a través de cambios o manifestaciones de carácter fisiológico. Por ejemplo,
          sudoración, ritmo cardíaco alterado, opresión en el estómago o en el pecho, “nudo en la
          garganta”, etc. Se produce una especie de paralización de la persona, que queda sobre-
          cogido.

           La ansiedad se percibe sobre todo en la esfera o ámbito psicológico. Constituye un con-
           junto de sensaciones más o menos difusas de algo desagradable, de estar indefenso, de
           tensión, de algo amenazante para el sujeto, incluso de que se va a morir. Aquí predominan
           el sobresalto y la inquietud, en lugar de la paralización, de manera que la persona más bien
           manifiesta inquietud de movimientos, agitación general, etc.

           Cuando la crisis de ansiedad aumenta progresivamente sin que nada la detenga, se llega
           a la situación de pánico. Hasta llegar a este extremo suele darse una escalada de síntomas
           y situaciones subjetivas que podríamos ejemplificar y sintetizar así: latidos cardíacos
           violentos que golpean el pecho, repercutiendo en cuello y cabeza y que desencadenan el
           primer pánico. El sujeto cree que es un infarto y piensa en la muerte. Ese miedo se in-
           crementa con nuevas sensaciones y síntomas, como mareo, ahogo, pérdida de equilibrio,
           pasa por momentos espantosos y no sabe si correr, huir, gritar. Si es atendido, por ejemplo
           en urgencias, normalmente sale aliviado al no habérsele detectado nada físico y el solo
           hecho de decirle que no tiene nada ya le tranquiliza. Aunque obviamente, sí tiene algo
           como es ese problema psicológico, con algunas causas (conocidas o no por el sujeto) que
           lo están generando.

       b) Angustia: Reacción de miedo ante un peligro inconcreto y desconocido. Se emplea también
          corno sinónimo de ansiedad extrema. Si aumenta su frecuencia e intensidad hasta hacerse
          crónica, hablamos de neurosis de angustia o neurosis de ansiedad.




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           c) Miedo: Es la reacción de carácter emocional frente a un peligro concreto y determinado,
              reconocido como tal de manera consciente.

           d) Pánico: Constituye el episodio agudo de los estados de ansiedad.


10.7 La agresividad

A) Las relaciones interpersonales adoptan a veces la forma de conductas agresivas. La palabra
agresividad etimológicamente significa ir contra alguien y se emplea normalmente para significar la
propensión atacar, destruir, hacer daño a alguien o a algo, aunque también se usa como sinónimo de
acometividad creadora, iniciativa, espíritu emprendedor, por ejemplo, cuando se habla de un “ejecu-
tivo agresivo” o una “política comercial agresiva”.

Cabría no obstante conocer la agresividad como una dimensión o componente humano, como algo
necesario para vivir o sobrevivir y como equivalente a hacer frente o afrontar, y en este sentido es
algo necesario, pues de lo contrario la persona no sería capaz de resolver muchos de los problemas
que se le presentan. Destructividad, sin embargo, sería la agresividad negativa, aniquiladora de cosas,
destructora de personas, incluido la propia persona cuando se agrede a sí misma (física o psíquica-
mente) mediante conductas autodestructivas.

En todo caso, a efectos de la seguridad de orden público, interesa considerar la agresividad en lo que tie-
ne de destructora, en lo que tiene de instinto o de fuerza no adecuadamente controlada por la persona.

B) Las principales teorías que tratan de explicar la agresividad son las siguientes:

           -    Teoría innatista: Supone que la agresividad es una disposición temperamental innata, aso-
                ciada a un determinado biotipo y psicotipo. Pero está demostrado que la agresividad es más
                un problema social que biológico y sus raíces y causas son, pues, sociales. También ha que-
                dado demostrado el escaso fundamento para vincular agresividad con aspectos genéticos
                (ligada incluso a un cromosoma específico, como definió Lombroso4 [Lombroso] al hablar
                del “criminal nato”.

           -    Teoría psicoanalítica: La agresividad es una energía psíquica de carácter destructivo, un
                instinto de muerte, frente al instinto de vida o libido. La persona, al agredir, reacciona fren-
                te a la frustración y los conflictos.

           -    Teoría de la frustración-agresión: Es una variante o continuidad de la anterior. Allí donde
                hay agresión hay que pensar que previamente se ha dado algún tipo de frustración. Una
                versión más reciente de esta teoría es la de Berkowitz [Berkowitz], cuyos postulados
                principales son los siguientes: “Hay estados emotivos que predisponen a la agresión. No
                hay agresión en la que no concurran factores extremos o claves desencadenantes. La agre-
                sividad se aprende y puede convertirse en conductas y hábitos que tiendan a reforzarse a
                través de modelos exhibidos socialmente (por ejemplo: en los medios de comunicación,
                televisión, cine) o como consecuencia de una permisividad mal entendida.”
    4
        Cessare Lombroso (Verona 06.11.1835, Turín 1909). Considerado como el padre de la Criminología.




                                                   © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
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       -   Teoría del aprendizaje social, cuyo representante principal es Bandura [Bandura]. Este
           autor ha subrayado la importancia de la imitación a la hora de adquirir las personas, pautas
           agresivas de comportamiento.

C) Pedagogía social frente a la agresividad

Una de las formas más adecuadas, y seguramente más eficaces a la larga, de hacer frente a la agresivi-
dad en la sociedad es la que constituyen una serie de principios y pautas de carácter educativo. Entre
ellos destacan:

       -   Evitar el refuerzo (es decir, el premio, la justificación o la exaltación) de conductas vio-
           lentas y por el contrario reforzar los comportamientos incompatibles con la violencia, por
           ejemplo: actitud de comprensión hacia el otro, de colaboración, etc.

       -   Informar sistemáticamente sobre los mecanismos que activan la agresividad y la violencia
           colectivas.

       -   Adquirir un sentido crítico ante el entorno social para no dar por bueno todo lo que se hace
           y se ve.

       -   Educar a las generaciones más jóvenes en un espíritu de tolerancia.

       -   Dar importancia a las experiencias de autosatisfacción que tienen como base el contacto
           afectivo, cálido, a partir del entorno familiar y muy en concreto en la relación padres-hijos.

Por lo tanto, como se puede observar, la reacción comportamental de una persona es muy compleja
en su origen y para poder comprenderlo un poco mejor se deben considerar los principales factores
psico-fisiológicos que intervienen en estas reacciones:

A. Personalidad

En todo lo visto anteriormente y en el aspecto del aprendizaje, entendido no solamente como la in-
formación que nos ha llegado a través de cualquier medio y que hemos retenido, sino también como
toda conducta originada a partir de asociaciones de experiencias vividas por la persona y que se han
visto reforzadas (positivamente o negativamente) por las consecuencias de sus actos, o fantasías que
han rodeado esa experiencia.

Ampliando un poco más el concepto de personalidad, cabe implicar algunos componentes prima-
rios del temperamento como son: los rasgos, por ejemplo: psicopático, obsesivo, impulsividad,
histérico, depresivo, hipocondríaco, apático, fóbico, etc. Esto es, el ser humano contiene en su
personalidad todos estos rasgos, pero el temperamento particular estará más marcado por uno o
varios de estos rasgos.

Con lo cual, podemos tener una persona con un ligero rasgo obsesivo en su temperamento
combinado con un marcado rasgo de estabilidad en su carácter y que, por tanto, será una
persona con buenas dotes de observación y que identificará rápidamente las señales de alar-




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ma en una situación de emergencia y podrá reaccionar positivamente y de una forma rápida,
dependiendo su actuación última de más aspectos (propios o de la situación), como pueden
ser:

        -   Su cociente de inteligencia (se le ocurrirán soluciones).

        -   Su edad (que interviene en su capacidad de reacción).

        -   Sus condiciones físicas (en lo que se refiere a la movilidad, por ejemplo).

        -   Las condiciones del lugar (si es un espacio cerrado, abierto, altamente frecuentado, con
            obstáculos naturales, visibilidad).

        -   Sexo (las mujeres suelen ser más prácticas, por ejemplo); y muchos más aspectos que ire-
            mos viendo más adelante.

Los rasgos de personalidad más interesantes para estudiar las situaciones de emergencia son:

a) Histérico: Este rasgo se caracteriza por producir conductas escandalosas, exageradas, infantiles y
primitivas.

Su nocividad consiste en el alto riesgo de contagio hacia los demás que posee. Su reconocimiento es
posible a través de una serie de características:

        -   Hipercoloración o decoloración de la piel de su rostro de una forma brusca y repentina (se
            altera su vascularización).

        -   Gesticulación exagerada y agitada

        -   Hiperverborrea

        -   Distonía en la emisión de la voz (aparecen chillidos o susurros de una manera alternativo

        -   Hiper o hipomotricidad (una elevada agitación o parálisis absoluta)

La forma de evitar la aparición de esta conducta, si se ha detectado con anterioridad el aislamiento del
sujeto (se evitará que tenga espectadores), así se impide que contagie a los demás. Si la conducta ya
se ha producido, la mejor táctica será demostrarle contundentemente que no va a ser el eje de atención
de manera exclusivista.

b) Depresivo: Este rasgo se caracteriza por presentar conductas pesimistas y desmoralizantes para el
propio individuo o para los demás.

Su nocividad consiste en el alto riesgo de aparición de conductas suicidas explícitas o implícitas
considerándolas, el propio individuo, como la única vía de salvación posible; puede hacer que otros
sujetos aumenten su grado de presentación de éste rasgo.




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Su reconocimiento se puede observar a través de las siguientes actuaciones:

       -   Motricidad lenta.

       -   Expresiones verbales desalentadoras y desesperanzadoras.

       -   Conductas apáticas.

       -   Gesticulación pobre y flácida.

       -   Emisión de voz en susurros y gimoteante.

La forma de evitar la aparición de esta conducta es prestándole un gran apoyo y calor humanos,
transmitiéndo calma e ideas evocativas de salvación. Hay que procurar que sea uno de los primeros
evacuados.

c) Obsesivón: Su característica principal es la presencia constante de ideas fijas, imposible de ser
rechazadas.

Su nocividad dependerá de la idea fija que se presente (puede ser de salvación o de destrucción).

Se reconocen fa se basará en que son personas machaconas, persistentes en un tema excesivamente
reiterativas y perfeccionistas.

En unos casos pueden ser muy útiles en tareas organizativas de evacuación y en otras ocasiones se-
rán peligrosas al no poder disuadirles de realizar una determinada acción (volver a entrar lugar del
siniestro, por ejemplo).

d) Autocontrol: Este rasgo en un grado muy acusado; presenta conductas rígidas, pero organizativas,
muy útiles para este tipo de situaciones. Sólo se verá necesitado de atención con posterioridad a la
evacuación.

e) Introversión: Se caracterizará por no mostrar conductas cooperativas, generalmente.

f) Hiperreactividad, que unida a la impulsividad puede llevar a conductas alocadas y a realizar actos
desatinados.

g) Inhibición, que junto a la apatía lleva a las personas a no realizar ningún acto y a abandonarse a
su suerte.

h) Culpabilidad y angustia: Conjuntamente, pueden dar lugar a actuaciones de heroicidad y altruismo im-
prudentes (volver a entrar para salvar a otros, a pesar de la presencia de los bomberos, por ejemplo).

La enumeración de actitudes es inacabable, por lo que se han expuesto los más relevantes y frecuen-
tes. En el comportamiento se deben combinar con los factores presentes en la emergencia, ya citados
anteriormente.




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B. Nivel de formación

Se ha podido observar que personas con mayores niveles de conocimientos muestran un comporta-
miento más autocontrolado, sereno e introvertido, así como actitudes más altruistas y solidarias en
casos de incapacidad.

Muestran una mayor seguridad en sí mismos y mayor dominio de sus impulsos primarios, con lo que
consiguen transmitir más calma a los demás. Suelen mostrar actitudes altamente organizativas y se
hacen dueños de la situación mediante roles de liderazgo. Esto será así siempre y cuando la persona
en cuestión no muestre acentuadamente en su personalidad un rasgo temperamental, de los anterior-
mente citados.

En caso contrario, ante bajos niveles de formación las conductas son, frecuentemente, de inseguridad,
desconcierto e histriónicas o depresivas, así como desbandadas (que provocan accidentes de atrope-
llamiento y aplastamiento), actitudes gregarias de hacinamiento y menor cooperativismo.

C. Sexo

Se ha podido observar, a consecuencia de un estudio sobre conductas realizadas por los siniestrados
en el momento de los hechos, que las mujeres tienden a atender más a las señales objetivas de alarma
(como presencia de humo, ruidos, voces, etc.) que los hombres, que atienden más a los datos que
preceptivamente puedan indicar una posible y subjetiva señal de alarma. Es decir, en este caso, las
mujeres se guiarían más por un sentido práctico de la situación y el hombre, por el contrario, por un
sentido previsor. Aunque ha de hacerse notar que en situaciones extremas la mujer suele tender más
que los hombres a actuar con comportamientos histriónicos, pero a su vez, éstos, muestran conductas
más impulsivas.

Las mujeres suelen detenerse para asegurar los objetos de valor; si bien es una conducta práctica,
siempre significa una pérdida de tiempo precioso para la evacuación o un obstáculo en las vías de
evacuación.5

D. Edad

Este factor es importante cuando existe una homogeneidad en la población que ocupa un determinado
recinto y han de realizarse tareas de evacuación.

         •   la cantidad de decibelios emitida por los sistemas acústicos (que es un poderoso excitante
             del sistema nervioso)

         •   las características psicológicas propias de la juventud (inestabilidad, impulsividad, extro-
             versión e histrionismo colectivo)

         •   la probable ingesta de estimulantes (alcohol, drogas, etc.)

    5
      John L. BRYAN: “An examinination analisis of the dynamics of the human behavior in the MGM Grand Hotel FIRE”, Clark County,
Nevada, November 21, 1980. NATIONAL FIRE PROTECTION ASSOCIATION.




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Estos hechos hacen más probable que aparezca una situación de emergencia como consecuencia de
una conducta generalizada de desinhibición de los instintos primarios, pudiendo llegar a desembocar
en una situación de pánico de masas, dado que está presente una gran tensión ambiental y una gran
capacidad de sugestibilidad reinante.

Si por el contrario, la edad media imperante en un colectivo de personas se sitúa en la época de la
madurez, este riesgo de conductas en masas descontroladas desciende vertiginosamente, la situación
de emergencia se desarrollará con un mayor grado de serenidad, autocontrol, conductas cooperativas
y una mayor organización y rapidez en la evacuación.

Por otro lado, se puede presentar que la edad media de los sujetos que ocupan un determinado espacio
se sitúe en una edad avanzada, con lo que ha de tenerse en cuenta que tendremos una población en la
que las características predominantes serán:

       •   baja capacidad de reacción

       •   lentitud en los movimientos e incluso, inhibición en los mismos

       •   actitudes estuporosas, desconcertadas y de desorientación temporo-espacial

       •   inseguridad en los movimientos y en el comportamiento

       •   ciertas tendencias suicidas a abandonarse a su suerte.

Por último, el grupo de edad que se sitúa en la infancia es más difícilmente dominable, dado que su
nivel de sugestionabilidad, irracionalidad, movilidad y descontrol es mayor. No se puede esperar
actitudes de cooperación, de evacuación y altruistas; los mensajes que se les transmitan han de
ser muy sencillos y comprensibles y además, con un gran poder de persuasión y transmisión de
serenidad.

Si la población ocupante del recinto del siniestro es heterogénea en la edad, las tareas evacuación
deberán ser dirigidas por personas estratégicamente situadas y que posean personalidades muy carac-
terísticas en las que predominen los rasgos carismáticos de un buen lider: claridad de ideas, capacidad
organizativa, autodominio, serenidad, seguridad, capacidad de imponer autoridad, conocimiento de la
situación, entrenamiento previo, etc.

E. Condiciones físicas de las personas

Aparte de las características anteriormente citadas, deben considerarse las derivadas de la senectud,
enfermedad (física psíquica), deficiencias físicas, deformidades, taras constitucionales.

Tienen una especial importancia en situaciones de emergencia a bordo al considerar:

       - dificultades de movimiento

       - apatía ante la vida




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        - deficiencias en la vista, oído, etc.

        - lentitud en el razonamiento

        - bajos niveles de atención y concentración

Todo lo anterior dificulta enormemente las tareas de evacuación, así como la improbable aparición de
comportamientos de pánico colectivo.

En cuanto a los enfermos embarcados, uno de los primeros pasos es evitar reacciones de histeria y
de angustia.

F.   Estado civil

En el estudio de la referencia anterior se pudo comprobar que existieron diferencias significativas en
el comportamiento, de prevención y evacuación, en función del estado civil y compañía que presen-
taban los huéspedes.

La actuación de los casados que estaban en compañía de sus cónyuges era mucho más organizada,
cooperativa (incluso para los huéspedes vecinos) y serena que la de aquellas personas que estaban
hospedadas en solitario.

Esto hace pensar que el hecho de disfrutar de la compañía de un ser conocido y querido es apoyo para
la persona y hace que presente conductas mucho más adaptadas a la situación y que sus actuaciones
vayan acompañadas de un mayor grado de serenidad y de autocontrol.

Es decir, la soledad sería un coadyuvante en la aparición de un sentimiento de inseguridad y de incer-
tidumbre que llevará, por tanto, a realizar actos descontrolados.

G. Tolerancia a la frustración

Es un hecho demostrado que toda frustración produce la aparición de conductas agresivas, siendo el
caldo de cultivo ideal para que se presenten comportamientos egoístas, incluso violentos, siendo uno
de los principales elementos constituyentes de los actos vandálicos y fenómenos de aplastamiento,
atropellamiento y agresiones de unos sujetos sobre otros.

La frustración es aquel sentimiento íntimo que nace a partir del impedimento de consecución de un
objeto porque existe un obstáculo para su obtención y, por tanto, imposibilita la satisfacción de una
necesidad creada.


10.8 Conclusiones

Las personas reaccionarán según su personalidad a partir de un momento dado (tiempo de respuesta),
según su carácter y la facilidad para controlar sus fobias, temores e inseguridades, presentando dife-
rentes niveles de manifestación, de una persona a otra.




                                            © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
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             CONDUCTA MANIFIESTA                                                     EJEMPLO

 Conducta extraña o bizarra                                       •    Verbalización fuera de contexto
                                                                  •    Expresión facial extraña
                                                                  •    Desarreglado en cuanto al aspecto personal
                                                                  •    Conducta incompatible con la situación.
 Disminución del funcionamiento                                   •    Dificultad al realizar tareas que
                                                                       generalmente realizaba sin dificultad
                                                                  •    Baja de autoestima.
 Dificultades preceptúales y confusión                             •    Pensamiento confuso, desorganizado, falta
                                                                       de concentración.
 Solitario                                                        •    Introvertido, sin amistades, triste, no crea
                                                                       lazos con el medio que lo rodea.
 Quejas físicas                                                   •    Gran cantidad de quejas somáticas sin
                                                                       evidencia de patología clara, desmayos,
                                                                       debilidad, dificultades respiratorias,
                                                                       enuresis, tartamudeo
 Depresión                                                        •    Estado de animo muy decaído, cambios
                                                                       bruscos en el estado de ánimo, tristeza
                                                                  •    Dificultades en hábitos de sueño, falta de
                                                                       apetito, apatía, llanto.
 Miedos                                                           •    Miedo de tocar armas
                                                                  •    Miedo a la oscuridad
                                                                  •    Miedo de estar en lugares cerrados, en
                                                                       público, en lugares altos.
 Conductas que sugieren intención suicida                         •    Repartición de objetos personales a amigos
                                                                  •    Juego con armas de fuego
                                                                  •    Discusiones filosóficas sobre la vida, la
                                                                       muerte, y el sentido de la vida
                                                                  •    Despedida, “herencia”
 Conductas suicidas                                               •    Amenazas “verbales” de atentar contra su
                                                                       integridad física
                                                                  •    Intentos suicidas: ingestión de substancias
                                                                       o medicinas, cortes, uso de armas de fuego,
                                                                       asfixia


Las personas con una personalidad natural que también dispongan de una estabilidad de carácter
estarán caracterizadas por ser observadoras y poder reaccionar bien en una situación de emergencia,
siempre y cuando sus condiciones físicas se lo permitan.

Los hechos que hacen más probable que aparezca una situación de emergencia como consecuencia de
una conducta generalizada de desinhibición de los instintos primarios, pudiendo llegar a desencade-
nar una situación de pánico de masas dado que está presente una gran tensión ambiental y una gran
capacidad de sugestibilidad reinante.




                                        © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
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  • 1. 10 Factor humano como origen de la crisis 157 10 Factor humano como origen de la crisis En este capítulo se tratan los aspectos y particularidades de la conducta humana, que condiciona la relación y las vivencias entre personas y es el desencadenante de las crisis, así como de su resolución, con la mayor eficacia y eficiencia. La perturbación que altera la normalidad puede iniciarse en una u otra de las partes enfrentadas (entre pasajeros, entre pasaje y tripulantes), con inicial intervención o no de miembros de la tripulación con responsabilidades de control, pero en cualquier caso, éstos deberán intervenir en el incidente hasta lograr la tranquilidad. En dicha fase o periodo, la capacidad de análisis para la identificación de la situación y las posibles conductas de las personas implicadas para responder al nivel requerido para el control del incidente puede lograrse por medio de una habilidad innata propia de los responsables (aunque es imposible poder tratar todas las posibilidades que brinda el término security), o por la apli- cación de técnicas y procedimientos de eficacia ampliamente demostrada y utilizada por los expertos en estos temas. 10.1 La personalidad Hay una forma frecuente de hablar de la personalidad asociándola con la posesión de cierto atractivo social. Así, la gente dice de alguien que tiene personalidad o que tiene mucha personalidad querien- do indicar que posee un cierto atractivo social o que tiene cualidades notables que la hacen resaltar brillantemente sobre los demás o, en fin, que posee rasgos como seguridad en sí mismo, simpatía, don de gentes, etc. Por eso es normal que todos aspiremos a tener personalidad. Todo esto, aunque no está muy lejos del concepto psicológico de personalidad, es una forma coloquial y no científica de definirla. De todas maneras, veremos cómo la personalidad realmente tiene que ver con las cualidades que uno tiene y con lo que los demás piensan de nosotros. La estructura de cada persona en concreto consta de una serie de dimensiones (somática, neurológica, afectiva, temperamental, motivacional, de experiencias y aprendizajes) y se manifiesta por su modo de pensar, sentir y expresarse, en sus actitudes, hábitos y conductas. Personalidad y carácter son términos que se usan frecuentemente como equivalentes, pero que no son exactamente lo mismo. Mientras la personalidad es el yo externo que aprecian los demás, el carácter define las creencias del yo interno que marca la conducta en la toma de decisiones. Recogemos tres reconocidas definiciones de personalidad: © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 2. 158 Seguridad pública en buques de pasaje 1. Es el conjunto de propiedades estructurales y dinámicas de un persona, que organizan la experiencia humana y modelan las acciones y reacciones de una persona al ambiente. [Pervin]. 2. Es el conjunto de aspectos relativamente estables y permanentes del persona que lo distin- guen de los demás y, al mismo tiempo, forman la base de nuestras predicciones relativa a la futura conducta. [Wright]. 3. Es la organización dinámica, dentro de la persona, de aquellos sistemas psicológicos que determinan su conducta y su pensamiento característico. [Allport]1. 10.1.1 Tres aspectos de la personalidad A) Es un conjunto de elementos que constituyen en la persona como un sello peculiar y pro- pio. Esto es lo podríamos llamar, con algunos autores, talante o estilo personal. Es lo que de nosotros se trasluce y llega hasta los demás, siendo percibido por ellos. B) Es también la manera como una persona responde ante los estímulos y circunstancias de la vida, es decir, del ambiente que le rodea; éste se halla formado sobre todo por las personas con las que convive e interactúa en toda clase de relaciones, pero también por las cosas, como el sitio en que se vive, el trabajo que se realiza, etc. La forma de reaccionar una persona, el conjunto de reacciones que emite, permiten comprobar cómo unas cualidades destacan sobre otras, siendo las que caracterizan a la persona. C) Es el conjunto de las funciones psíquicas que tiene toda persona y que dan como resultado el comportamiento o conducta: esas reacciones a los estímulos. 10.1.2 Estructura y funcionamiento de la personalidad La personalidad tiene una estructura y así lo entienden y explican las distintas escuelas psicológicas, aunque cada una de ellas siga un modelo de explicación distinto. La personalidad es, pues, un conjun- to estructurado de elementos que entran en su composición. A estos elementos les llaman dimensiones de la personalidad. Pueden distinguirse las siguientes dimensiones: a) Dimensión somática: - Morfológica: la talla, el peso, la conformación esquelética y muscular, etc. - Fisiológica: pulso, respiración, aspectos hormonales, etc. b) Dimensiones neurológicas Se refiere al sistema nervioso central (SSNC) y su funcionamiento. Este sistema es funda- 1 Sus aportaciones constituyen las primeras teorías humanísticas que influenciaron a otros muchos, incluyendo a Nelly, Maslow y Rogers (Montezuma, Indiana en 1897, Cambridge, Massachussets en 1967). © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 3. 10 Factor humano como origen de la crisis 159 mental en la persona y absolutamente decisivo en su vida psíquica. Es el centro de aspectos tan importantes como el pensamiento, la memoria o la recepción. En general, toda la vida psíquica de una persona está regida por esa especie de superordenador que es el cerebro. c) Dimensión cognitiva. Incluye todo lo que tiene que ver con el pensamiento, la percepción, la memoria y la aten- ción. Son los procesos sociales, cognitivos (de conocimiento) y distinguen al ser humano de otros animales. A ellos está ligado todo lo que tiene que ver con cualquiera de apren- dizajes humanos, como por ejemplo aprender a conducir un coche o lo que el lector está haciendo al leer esto: aprender este tema. d) Dimensión afectiva Tiene que ver con los sentimientos, las emociones, los afectos en general. Todos ellos son conductas, acciones y reacciones, vivencias que tienen la persona, que, por un lado, depen- den (en su expresión y relación) de su forma de ser y, por otro, contribuyen a configurar esa manera de ser. Se emociona o se siente en función de su manera de ser, pero también el conjunto de emociones de una persona hacen que uno sea de una forma u otra, por ejemplo más o menos sereno, más o menos controlado ante una situación de crisis, etc. e) Dimensión temperamental Se refiere a ciertas disposiciones, ligadas a nuestra constitución física (biotipo), que llevan a la persona a actuar de una forma determinada (psicotipo). Ya desde la antigüedad clásica griega (Platón y otros) se hablaba de diversos temperamentos, estructurando a las personas en grupos según su tendencia a actuar de una forma u otra. Todo el mundo ha oído hablar de un temperamento nervioso o flemático, colérico o sanguíneo. Otros muchos autores han establecido distintas clasificaciones temperamentales, si bien no se puede negar que existen ciertas predisposiciones o tendencias en cada persona a obrar en una u otra dirección. En cualquier caso es una variable a tener en cuenta a la hora de hablar de la personalidad como conjunto, basada en una unidad biopsíquica, simbiosis de soma (cuerpo) y psique (psiquis- mo) que es todo ser humano. f) Dimensión motival Incluye los aspectos motores de las acciones humanas. Las conductas están motivadas, se deben a motivos. Entre las bases motivacionales cabe destacar: • Necesidades: orgánicas, sociales, etc. Una necesidad ha de ser saciada mediante la acción, pues de lo contrario se produce un desequilibrio. Ejemplo: la sed, el hambre o entre las sociales, la necesidad de relación humana. • Intereses: focos que polarizan nuestra atención y nuestra conducta. Nos dirigimos, ten- demos a hacer aquello que nos interesa. Así lo explican las diversiones, los hobbies, las aficiones culturales, etc. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 4. 160 Seguridad pública en buques de pasaje • Actitudes: Son tomas de posición ante aspectos importantes de la vida, que influyen en nues- tras conductas y las explican. Están ligadas a los hábitos de conducta. Podemos hablar de ac- titudes políticas, sociales o religiosas, que explican nuestra postura y conductas en esas áreas. g) Dimensión de experiencia y aprendizaje Constituye el conjunto de aprendizajes (en cualquier área) y de experiencias (de toda clase) que la persona ha ido acumulando a través del tiempo. Forman un bagaje que le pertenece y que forman parte de uno mismo. Aquí se incluyen la educación (familiar, escolar), las influencias recibidas de distintas personas, las experiencias con personas, cosas y situa- ciones, los problemas o crisis resueltas o no, etc. Incluyen los aprendizajes que se han realizado y que constituyen la formación, en un sentido amplio. No en vano se dice que una persona es también historia. El ser humano es un ser en evolución, y las distintas etapas por las que ha pasado, sus experiencias y aprendizajes forman parte de su personalidad. 10.1.3 Teorías de la personalidad La conducta humana es compleja y está determinada no por un factor, sino por una red compleja de factores. Ello explica que haya tantas y tan diferentes concepciones acerca de la personalidad humana. Los psicólogos han establecido variados sistemas de observación de conducta, con distintos instru- mentos de medida, diversos puntos de partida científicos, y ello da lugar a las diversas teorías sobre la personalidad. Las más relevantes y útiles al propósito de este tema son: A) Teorías del tipo El principal representante es Sheldon [Sheldon]. Parte de la hipótesis de que existe una co- rrespondencia entre el somatotipo y el psicotipo de una persona. El somatipo representa la estructura física este autor señala tres tipos básicos: el endoformo (voluminoso), el mesoformo (muscular) y el ectomorfo (delgado). Cada persona tiene una tendencia hacia cada uno de estos tipos somáticos, aunque no existen los tipos puros, sino que un persona tiene mayor proporción de uno u otro. En correspondencia con los tres somatotipos, se establecieron tres psicotipos o tipos psicológicos. Así, establecía el iscerotónico (endomorfo), personas caracterizadas por el gusto de placeres corpora- les y comodidad, deseo de tratar con la gente y ánimo estable; el somatotónico, relacionado con el mo- vimiento corporal, el gusto por la acción y la aventura y la seguridad en sí mismo; y el cerebrotónico (ectomorfo), caracterizado por la inhibición social, elevada conciencia de sí mismo y fatiga crónica. B) Teoría del rasgo Los rasgos son propiedad de la persona como características permanentes, subyacentes a sus manifestaciones de conducta. Son las conductas las que nos hacen descubrir los rasgos de una persona, de los cuales dependen. Estos rasgos, así como la conducta humana, están estructura- dos jerárquicamente. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 5. 10 Factor humano como origen de la crisis 161 El principal representante de esta teoría es Eysenck [Eysenck]2. Fundamentalmente establece dos grandes dimensiones de la personalidad: extroversión-introversión y neuroticismo-estabilidad. La persona extrovertida es sociable, prefiere estar haciendo cosas y es impulsiva; despreocupada, altruista, le gusta el cambio, muda de humor fácilmente y no controla bien sus sentimientos. El in- trovertido es una persona tranquila, introspectiva y más distante para las relaciones interpersonales, planifica por adelantado, no le gusta la excitación, toma la vida con seriedad, controla bien sus senti- mientos, es fiable, algo pesimista y da gran valor a los criterios éticos. Rara vez una persona se sitúa en el extremo de esos dos polos, siendo lo habitual la posición intermedia entre uno y otro. La mayoría de las personas no son ni totalmente introvertidos ni totalmente extrovertidos, aunque se inclinen más a un polo que a otro. El rasgo de neuroticismo se asemeja a la inestabilidad emocional. Los situados en este polo son ten- dentes a la ansiedad, se sienten fácilmente perturbados, con dolores frecuentes de cabeza y dificulta- des en el sueño o en la comida. En el polo opuesto estaría la estabilidad emocional. Los factores de personalidad no se heredan directamente, sino que cada persona hereda un tipo de sistema nervioso que le predispone a desarrollarse en una dirección determinada. Esa predisposición y la interacción con el ambiente a lo largo de la vida determinan la configuración final de la persona- lidad. 10.1.4 Personalidad integrada, madura y realizada A. Una personalidad integrada constituye realmente un ideal, tal vez nunca alcanzado del todo, pero al que uno puede ir encaminándose mediante el esfuerzo constante, el aprendizaje y la autocrítica. Una imagen aproximada de personalidad integrada sería aquella que tuviera los siguientes rasgos, a reconocer por sus obras, por sus conductas, por su manera de actuar: a) Se conoce bien a sí misma, sus capacidades y limitaciones, sabiendo aceptar éstas. b) Sus necesidades y satisfacciones o logros están bien armonizados, de manera que no se encuentra en estado de conflicto interior permanente. Está en paz consigo misma, lo que le produce una sensación de felicidad íntima. c) Es productiva y sabe canalizar sus inquietudes por cauces oportunos de actividad y descan- so, administrándolos bien. d) Se relaciona satisfactoriamente con los demás en los ambientes familiares, de trabajo y sociales en general. Frente a esta imagen, existen muchas clases de personalidades no integradas y ello por muchos mo- tivos, lo cual da lugar a diversos o desequilibrios. Hay que tener en cuenta que no se trata de nivel 2 H.J. Eysenck (Berlin, 4.3.16 / Londres 4.9.97) © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 6. 162 Seguridad pública en buques de pasaje intelectual. Se puede ser muy inteligente, incluso tener éxito (artístico, político, social, etc.) y tener una personalidad no equilibrada, falta de integración. Por el contrario, existen personalidades con menos talento o con menos formación que son totalmente equilibradas, seguras de sí mismas, se sienten felices y todo ello se trasluce en su conducta. B. El término madurez o maduración se aplica a la personalidad por analogía con los frutos o con los procesos biológicos. Hemos de tener en cuenta que no todas las personas maduran de la misma manera, con igual ritmo o a la misma edad. Cuando observamos una falta de adecuación entre la edad cronológica de un sujeto y lo que psicológicamente es “normal” o se supone de alguien a esa edad, hablamos de personalidad inmadura. Los rasgos o criterios de madurez son los siguientes, a juicio de los autores más representativos (Allport, Maslow3): e) Extensión del yo. Esto equivale a tener intereses propios e independientes, con capacidad para participar con rigor y esfuerzo en toda empresa o actividad que tiene valor para uno. Supone tener metas en la vida y trazarse objetivos a cumplir. Supone capacidad para amar, compartir la intimidad con otra persona y respetar la dignidad de todos los demás. f) Autoobjetivación. Es lo mismo que realismo en el conocimiento de sí mismo y de los demás, a la hora de trazarse metas, o en los juicios y valoraciones que realiza. Incluye el sentido del humor que es una manera adulta de ser realista y objetivar las cosas. g) Filosofía de vida. Es decir, una manera de entender y encauzar la propia existencia, lo cual le otorga estabilidad emocional. Por ello tolera bien las frustraciones inevitables que a todos nos ocurren y expresa libremente sus convicciones y sentimientos. Espontaneidad, que es sinónimo de sencillez, naturalidad y ausencia de teatralidad y fingimientos en sus comportamientos. h) Autonomía, como independencia del medio físico y social. Esto hace que conserve la sere- nidad, el dominio de sí y una felicidad relativa en medio de circunstancias que impulsarían a otros a la indefensión o a la derrota. i) Relaciones interpersonales profundas y mayor capacidad para identificarse con los demás. j) Amor a la vida en su más amplio y profundo sentido. Por el contrario, la personalidad inmadura suele tener todos o bastantes de estos rasgos: a) Conocimiento superficial o equivocado de sí b) Incoherencia en sus planteamientos c) Objetivos de vida no bien perfilados o inexistentes 3 Abraham Maslow (Brooklyn 1.4.1908, California 8.6.1970) © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 7. 10 Factor humano como origen de la crisis 163 d) Poca estabilidad emocional e) Intolerancia a la frustración f) Dificultad para dar y recibir amor g) Falta de control emocional h) Inconstancia, por carecer de una verdadera filosofía de vida i) Conducta frecuentes de intolerancia e inflexibilidad j) Exagerada influencia de las opiniones ajenas k) El presente es casi lo único que cuenta para ella l) Tendencia a actuar por impulsos momentáneos (hago lo que me apetece) m) Falta de responsabilidad y de fuerza de voluntad n) Dificultad para aceptarse a sí misma, a los demás y en general las realidades de la vida o) Tendencia a huir del mundo real a través de la imaginación, a través de un mundo de fan- tasías p) Falta de autonomía y de independencia C. Decimos que una persona está realizada cuando ha logrado estabilidad en sus distintas facetas, consiguiendo (o con bases firmes para ello) satisfacer sus anhelos y realizar la mayoría de sus proyectos. Esto trae ventajas tales como libertad, autonomía, dominio de la situación y equili- brio consigo y con el exterior. Ahora bien, la realización tiene mucho de subjetivo, ya que los individuos se proponen metas distintas y lo que para unos es un logro para otros no es suficiente. La realización personal tiene que ver con el concepto de vocación como sinónimo de entrega a un quehacer que da sentido a la vida y que la llena suficientemente. De todas formas, persona realizada no es simplemente aquella que ha logrado un nivel o status social y profesional elevado, etc., sino aquella que se siente contenta con lo que hace, que tiene ambiciones positivas que le incitan a seguir superándose, pero sin angustias comparativas por lo que le ha dado el destino, la mala suerte, las circunstancias inevitables, de todo lo cual, en definitiva, no se siente respon- sable; es algo que se escapa de las manos. Con el control de la conducta fuera de nuestro alcance, fuera de nosotros, pueden y de hecho suelen producirse en nosotros reacciones tales como la frustración, o reacciones exculpatorias, depresivas, etc. Si por el contrario, percibimos el acontecimiento como algo dependiente de nosotros, de nuestra manera de ser, de nuestra conducta, el control se sitúa en nuestra propia persona, sintiéndonos entonces los responsables de los acontecimientos. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 8. 164 Seguridad pública en buques de pasaje Todo esto tiene relación con la llamada teoría de la atribución. Lo que nos pasa a nosotros lo atribui- mos a algo. Y esa atribución es a veces errónea. Es erróneo por ejemplo atribuir un fracaso a razones personales (individuos tendente a culpabilizarse fácilmente) cuando el fallo es de otros o debido a cir- cunstancias inevitables. Y es erróneo igualmente que un estudiante, por ejemplo, culpe a la severidad del profesor, o a la mala suerte, de un fracaso cuya verdadera razón está en no haber estudiado lo nece- sario. Es frecuente que un mismo individuo que se ha visto envuelto en un accidente de tráfico enjuicie el hecho culpando a las circunstancias y no a su impericia o imprudencia, mientras que si enjuicia el accidente de otra persona tenderá a atribuirlo a los fallos personales y no a las circunstancias. La persona que posee un buen autocontrol es aquella capaz de atribuir correctamente unas causas o motivos a unos hechos y esas causas pueden a veces estar en nosotros, a veces fuera de nosotros, o a veces en ambos lugares. La persona con buen autocontrol sabe distinguir bien dónde está el lugar que origina su conducta, según los casos. Y desde luego es aquella que procura controlar lo que a ella le afecta desde dentro, desde sí misma. 10.1.5 Teoría del yo El representante principal de esta teoría es C. Rogers [Rogers]. Parte de una fe en el hombre al que considera que en el fondo se mueve siempre en la dirección del progreso y de la madurez. Una perso- na normal -frente al neurótico, que actúa por impulsos irracionales y agresivos- es libre para vivir y realizar su naturaleza básica que le hace ser social, digno de confianza y constructivo. El concepto clave es el sí mismo. El hombre tiende a autorrealizarse movido por un impulso funda- mental. Tiende a ir de la dependencia a la independencia, de la rigidez al cambio, de la fijeza a la libre expresión y creatividad. También se destaca la autoconciencia y la congruencia entre el yo y la experiencia, característica que define a la persona psicológicamente sana. Consiste en conocerse bien y ser coherente entre lo que es uno y lo que hace uno. La visión de Rogers es claramente optimista y se centra en la persona como capaz de hacerse a sí misma, confiando ciegamente en sus posibi- lidades. Esto tiene claras aplicaciones a la educación y terapia. A) Teorías psicoanalíticas Las diversas teorías derivadas de S. Freud parten de las experiencias de la infancia, y singularmente de la relación con la madre, marcan la personalidad de una persona en positivo (evolución adecuada) o en negativo (enfermedades, problemas psicológicos). La persona actúa por motivos tanto conscien- tes como inconscientes y en ella se distinguen estas capas o estratos psicológicos: Ello, Yo, Superyo. El logro de una personalidad madura y equilibrada es el triunfo del yo sobre los requerimientos im- pulsivos del Ello y la censura del Superyo. Consiste en ganar ámbitos de conciencia y en superar los diversos conflictos y vicisitudes por los que la libido (fuerza o instinto erótico) transcurre a través de los diversos estadios de desarrollo de la personalidad. B) Teoría evolutiva de Erikson [Erikson] El ser humano no tiene nunca una personalidad terminada, siempre está desarrollando su personali- dad. Este desarrollo se realiza a través de fases sucesivas en continuo crecimiento. Cada fase es un © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 9. 10 Factor humano como origen de la crisis 165 momento crítico, que la persona resuelve de manera más o menos satisfactoria. La solución favorable facilita el acceso a la fase siguiente mientras que la solución negativa compromete su habilidad para enfrentarse a las fases posteriores y, por tanto, dificulta el desarrollo general. Dos supuestos básicos, según este autor, subyacen a las fases de desarrollo: - La personalidad se desarrolla de acuerdo con la creciente capacidad de la persona para interactuar con el ambiente. - La sociedad supone para toda persona una invitación a esa interacción. La personalidad sana es aquella que domina el ambiente, ha integrado bien los elementos que lo com- ponen y es realista sobre el yo y el mundo. 10.2 Cuadros clínicos de respuesta humana A. Neurótico. En la neurosis, la persona tiene un gran superyo, está muy reprimido, no suele ser delincuente, tiene muy en cuenta la moral y la ética. Es un sujeto bloqueado por las normas, esto le genera ansiedad y depresión. B. Psicópata. Todo lo contrario al anterior; predomina el ello, actúa de forma impulsiva, sin pensar. No se plantea la moral, no tiene sentimientos de culpa, no diferencia entre el bien y el mal. Alterna con mujeres u hombres, gasta mucho dinero, no medita, es imprevisible. Es importante no confundir psicópata con psicótico. Es un trastorno antisocial de la perso- nalidad, que conserva el sentido de la realidad. C. Psicótico. Pierde el sentido de la realidad, con el yo alterado, es un enajenado mental, pre- senta incoherencias y tiene delirios o alucinaciones. 10.2.1 Neurosis de ansiedad o de angustia La ansiedad es un estado emocional que incluye muchos aspectos y manifestaciones diferentes. Constituye uno de los trastornos emocionales más comunes. Sólo el hombre es capaz de planificar el futuro lejano, gracias a su capacidad mental de anticipación. De ahí que sólo el hombre pueda experimentar ansiedad. La ansiedad acompaña a la actividad inte- lectual y a la curiosidad como la sombra al cuerpo. La naturaleza misma de la vida actual es fuente de ansiedad. El hombre lucha constantemente para encontrarse a sí mismo. Su futuro está limitado por el hecho innegable de su muerte inminente. Así nos desplazamos incesantemente de nuestro futuro al pasado, de las anticipaciones y los planes a los recuer- dos, a las añoranzas y a los remordimientos, y todo ello está teñido de ansiedad. Sólo el hombre puede tomar decisiones, y cada decisión configura un riesgo. Está constantemente rodeado de incertidumbre y poseído por ella. Por consiguiente, la ansiedad es esencialmente la temerosa anticipación del peligro. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 10. 166 Seguridad pública en buques de pasaje Normalmente existe en el inconsciente y no penetra en el consciente hasta que conocemos la cosa temida y el temor. Por ejemplo, un peligro inesperado provoca un estado normal de an- siedad. Si el peligro es real, y no podemos actuar con eficacia, sentimos temor. Esta tensión se transforma entonces en ansiedad normal. La ansiedad puede estar provocada por el sentimiento de absoluto aislamiento, de separación, de exclusión respecto a la marcha general de las cosas. La ansiedad puede reflejar también temor a ser destruido, sin posibilidad de defensa. Se trata de una actitud neurótica, en cuanto carece de objeto definido al cual adherirse. Es el temor a lo desconocido y a lo incognoscible, a lo desusado, a lo indefinido, a lo misterioso. Este desagra- dable estado suscita un sentimiento de impotencia, ya que contra un peligro desconocido no es posible una reacción definida. Es el fenómeno universal de nuestra época. De la mano con la ansiedad aparece el sentimiento de inseguridad y de incertidumbre con respecto al futuro. La ansiedad normal nos mantiene vigilantes y conscientes de las dificultades que debemos afrontar. Pero se convierte en un fenómeno inquietante y perjudicial cuando reaparece una y otra vez en situaciones inoportunas. Con frecuencia la ansiedad provoca desagradables y dolorosas sensaciones corporales. Las más comunes son: dificultades de la respiración, dolor en la región del corazón, palpitaciones, mareos, aumento de la transpiración, debilidad y agotamiento generales, dolores y calambres estomacales y jaquecas. Una persona ansiosa se quejará de temor a un peligro indescriptible, temor a una enferme- dad inminente, irritabilidad, insomnio, inquietud, pérdida del apetito, escasa claridad del pensamien- to, sentimiento de confusión. Presentará, como signos más comunes: manos y pies fríos y húmedos, sequedad de la boca y de los labios, variaciones del pulso, variaciones de presión sanguínea, tensión, inmovilidad y tensión de los músculos abdominales, sensibilidad del colon, exageración de los reflejos. 10.2.2 Fobias La fobia es el temor a algo que objetivamente no constituye una fuente de peligro, pero ante lo cual la persona reacciona con auténtico temor, a pesar de que comprende que su reacción es inapropiada. Una fobia es un temor persistente y sin base real, cuyo origen ha sido olvidado. Con respecto al origen de las fobias hay dos teorías: la teoría del condicionamiento y la teoría de la interpretación dinámica. A. De acuerdo con la teoría del condicionamiento, en las fobias hay un episodio emocional traumático, un sentimiento de culpa, represión de la conciencia de lo experimentado. Posteriormente hay trastornos, cada vez que la persona se ve nuevamente expuesto a las circunstancias del trauma emotivo original. B. En general la teoría dinámica sostiene que la fobia es un mecanismo de defensa, a través del cual la persona se desembaraza de la ansiedad que suscita un impulso. Un impulso inconsciente suscita un estado emocional: el impulso es reprimido, pero el estado emo- cional continúa. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 11. 10 Factor humano como origen de la crisis 167 La persona procura explicar sus propias tensiones viscerales de origen emocional, y atribuye la causa de aquéllas a cierto objeto, o situación, o idea. Se puede encarar una situación real evitándola, en cambio, el impulso es inconsciente, y por lo tanto no se puede abordarlo. Por consiguiente, la persona que padece una fobia se libera de la ansiedad evitando ciertos objetos o situaciones. Los ataques de ansiedad se presentan en muchas situaciones, y cada una de ellas sirve como explicación del ataque. A su tiempo, si el ataque continúa, el paciente se convierte en un prisio- nero de la fobia. En resumen, la fobia es un temor mórbido provocado por cierta experiencia anterior. Es un mecanis- mo defensivo contra la ansiedad severa y permanente. Por ejemplo, un hombre tiene miedo a subir a los ascensores, a estar en espacios reducidos, etc. Es decir, tiene claustrofobia, con una terapia ade- cuada se puede descubrir que la raíz de su problema radica en la época de la infancia, debido a que su padre lo castigaba encerrándolo en una habitación oscura. Puede ser que la claustrofobia le venga a los 20 o 25 años sin haber sentido miedo antes. 10.2.3 Histeria La palabra histeria deriva de la palabra griega votépa, que significa útero. Los griegos creían que esta dolencia era exclusiva de las mujeres y que era una enfermedad del útero. La teoría perdió toda validez durante la Primera Guerra Mundial, cuando muchos soldados presentaron los síntomas típicos de la histeria. La actual concepción de la histeria ve en ella una tentativa espontánea y no premeditada de adaptación a problemas cuya magnitud desborda las fuerzas individuales, mediante la fuga hacia la incapacidad. Esta pérdida de función puede ser física o psicológica. Sin embargo, no debe ser considerada como una tentativa consciente y deliberada de esquivar situaciones o de fingir, pues la persona que presenta el cuadro histérico no tiene conciencia de los verdaderos motivos que los impulsan. Los síntomas fí- sicos frecuentemente incluyen parálisis, tics, temblores y contracciones. Así tenemos la “anestesia del guante” y la “anestesia de la media”. En estos casos la persona pierde la capacidad de sentir la mano hasta la muñeca o los pies hasta los tobillos. En histeria de conversión también pueden existir perturbaciones visuales. La gama de estas perturba- ciones va desde ciertos síntomas menores, como la “visión en túnel”, en la que el paciente sólo puede ver en línea recta, hasta la ceguera total. En ciertos casos, el deseo de huir de una situación puede re- vestir la forma de pérdida de memoria. Algo importante que destacar y que está dentro de las neurosis es la hipocondría, que es más frecuente de lo que se cree en la sociedad actual, y puede llegar a afectar al desarrollo de la actividad abordo si algún pasajero la sufre. 10.2.4 Hipocondría Actualmente no se considera como una enfermedad, es una actitud que se adopta ante la enfermedad. El hipocondríaco está constantemente sometido a introspección, minuciosamente preocupado por sus funciones fisiológicas (digestiones, estreñimientos, etc) y con posibles síntomas de enfermedad. El © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 12. 168 Seguridad pública en buques de pasaje hipocondríaco, además, al centrar su atención en una determinada función y cargarla emocionalmen- te, puede provocarse alteraciones y crear síntomas reales, funcionales u orgánicos debido al impacto psicológico. El síntoma primordial es la preocupación que siente por su salud. Medita constantemente sobre sus sínto- mas, llega a tener en cuenta signos que escapan habitualmente a la consciencia; intensidad de los latidos cardíacos, pulso, funciones digestivas, con qué agua mineral hace mejor la digestión, qué temperatura exacta le conviene, etc. Desarrolla una sutil captación de sus funciones intracorporales (cenestésicas). Describe su cuadro clínico con todo detalle, aclara repetidas veces sus descripciones de los síntomas, ante el médico y ante los demás, ya que es su tema predilecto de conversación. La sintomatología más típica en estos casos es la sugestiva, que experimentan junto a una alteración negativa del estado de ánimo, que le hace colocarse en una actitud fóbica frente a sus molestias, de las que siempre cree que son el comienzo de enfermedades graves. El hipocondríaco acaba renunciando a todo para dedicarse a cuidar su “enfermedad”. Un hipocondríaco como pasajero puede causar diferentes molestias al estar continuamente pidiendo cosas que él cree que necesita, aunque normalmente irán provistos de ellas; pastillas para el mareo, agua, que no se encuentra bien, etc. En trayectos sin médico abordo, esto puede generar una crisis si lo solicita y se entera que no dispone de este servicio. Captará toda nuestra atención impidiéndonos realizar otras tareas o atender a otros pasajeros que puedan necesitar nuestra ayuda, sobre todo en caso de accidente a bordo. 10.2.5 Psicópata El psicópata “nace, no se hace”. Los penalistas no saben como actuar con esta serie de personas porque no hay tratamiento para ellos, la única solución es la privación de la libertad porque son un peligro y saben lo que hacen. Actúan a conciencia, con premeditación y nunca se arrepienten. Son muy inteligentes, actúan mediante engaño, seducen a sus víctimas. Se dejan llevar por lo que ven y sienten y les apetece, por lo que les parece mejor en cada momento. Los principales rasgos son: • No se suicidan nunca, se quieren demasiado a sí mismos para perder la vida • Inconstantes, no siguen pautas • Mentirosos. No tienen sentimientos de culpa ni de vergüenza • Inadaptación social, están mal en todas partes • No aprenden de la experiencia, son insensibles al castigo • Egocentrismo, sólo se quiere a sí mismo, es incapaz de amar, todos los seres de su entorno son triviales. Vida promiscua. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 13. 10 Factor humano como origen de la crisis 169 • No planifica las consecuencias de los hechos que realiza, le da igual • Búsqueda constante de emociones • Tendencia a la toxicomanía • Falta de respeto a la autoridad, no hace caso a nadie, sólo a sus instintos • Agresividad Cada vez más se tiende a seguir la línea americana que no distingue entre neuróticos y psicópatas y habla de trastornos de la personalidad. 10.2.6 Paranoide Es una persona desconfiada, muy orgullosa y con una gran autoestima, por lo que se siente fácilmente humillado y cree que todo el mundo le quiere fastidiar. No debe confundirse con la persona paranoi- ca. Por ejemplo, en un caso de celos, en el que se pone a seguir a su mujer sin fundamento, al para- noide se le puede hacer ver que está equivocado, que sus sospechas son injustificadas. A un paranoico nunca. Creerá su realidad siempre. El peligro del paranoide está en consumir drogas, mediante las cuales sus creencias se verán aumentadas. 10.2.7 Trastorno esquizoide No es un esquizofrénico ni, por tanto, un psicótico, ya que no tiene alucinaciones ni delirios, es frío, poco expresivo e introvertido, no tiene contacto social, no suele delinquir porque se encierra en sí mismos y no se mete con nadie. El peligro es también el consumo de drogas, ya que pueden tener psicosis breves (psicosis tóxica). Es decir, se pueden psicotizar (irracionalidad) y entrarle manías persecutorias, llegando a agredir a alguien, debido al miedo que siente en los periodos psicóticos. 10.2.8 Trastorno esquizotípico Estas personas tienen un trastorno parecido a los rasgos esquizofrénicos. Se caracterizan por tener ideas raras, sensaciones extrañas, experiencias inusuales (cree en los extraterrestres, espíritus, etc.), no suelen ser conflictivos, algunos de ellos sobre los 16/17 años pueden sufrir un brote esquizofréni- co, otros no llegan a la esquizofrenia, pero son muy raros. 10.2.9 Trastorno límite de la personalidad Son personas que tienen una imagen muy negativa de sí mismos, son inestables, impulsivos, se abu- rren siempre. El sentimiento de vacío lo superan comiendo mucho, bulimia, alcoholismo, etc. Cuando juegan, lo hacen hasta el límite. No controlan sus impulsos. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 14. 170 Seguridad pública en buques de pasaje 10.2.10 Trastorno histriónico de la personalidad Les gusta ser el centro de atención, seductores, superficiales, utilizan el físico para llamar la atención. Son teatrales, exagerados. Es frecuente que hagan “intentos” de suicidio para llamar la atención, a diferencia del depresivo, que se suicida de verdad. 10.2.11 Trastorno narcisista de la personalidad El narcisista se caracteriza por los sentimientos de éxito, de soberbia. Es mentiroso para demostrar su grandiosidad, es un “fantasma”, se llega a creer sus propias mentiras, es un mentiroso patológico. Se cree especial y único. Tiene el límite fantasía–realidad muy desdibujado. Tiene necesidad de ser admirados, visten de forma muy llamativa. 10.2.12 Trastorno por evitación Es el tímido patológico, se esconde, tiene miedo al contacto social. Tiene el sentimiento de que no va a agradar a los demás, miedo a ser criticado, hipersensible. Normalmente, son personas con antece- dentes en la infancia de que sus progenitores o tutores los han valorado poco. 10.2.13 Trastorno por dependencia Personas incapaces de asumir sus propias decisiones; prefieren que los demás decidan por ellos, ne- cesitan que alguien les confirme las decisiones que toma. Todo ello es debido a una infancia marcada por un padre y una madre autoritarios. 10.2.14 Trastorno obsesivo-compulsivo Este trastorno es muy habitual y se cuenta entre las más severas neurosis. La más clara característica es la búsqueda de la seguridad. Obsesión: idea fija que no se puede alejar o erradicar de la mente. (Eje: orden, limpieza). Compulsión: el comportamiento, las conductas. (Eje: gastar). Según Maslow, “los obsesivos compulsivos procuran frenéticamente ordenar y estabilizar el mundo, con el propósito de evitar la reaparición de peligros incontrolables, inesperados y desusados. Se ro- dean de toda suerte de ceremonias, reglas y fórmulas, para anticipar cualquier contingencia posible, y evitar la aparición de otras nuevas.” En términos generales, la conducta obsesivo-compulsiva es una compulsión repetitiva. A decir verdad, esta característica es típica en todas las neurosis y refleja la incapacidad del neurótico para modificar su conducta. En sentido específico, la conducta obsesiva-compulsiva se refiere a las acti- vidades ritualizadas. La neurosis obsesivo-compulsiva incluye el lavado de manos y otras conductas rituales carentes de sentido; el temor obsesivo a la suciedad, a los gérmenes o a lesionar involunta- riamente a otra persona. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 15. 10 Factor humano como origen de la crisis 171 Las obsesiones van generalmente acompañadas de precauciones ritualizadas; las manos deben ser lavadas cierto número de veces por día, el material debe ser dispuesto de cierto modo, etc. Estas obsesiones y compulsiones son tentativas para rechazar sentimientos de culpa provocados por deseos sexuales o agresivos de carácter inconsciente, o de corregirlos y repararlos. El propósito esencial de la actividad obsesivo-compulsiva es impedir la aparición de síntomas más graves. Por lo tanto, puede afirmarse que la neurosis compulsiva es una línea secundaria de defensa contra la activación del material reprimido. Es decir, se sigue el ritual de lavado de manos o se com- pran cosas inútiles impulsivamente para evitar la tensión que produce el desequilibrio, para impedir que se agudice. A medida que el desequilibrio se acentúa, pueden desarrollarse síntomas característi- cos de la histeria, la esquizofrenia, la paranoia, etc. Características propias de las neurosis obsesivo-compulsivas: ritos compulsivos (eje: rito de lavarse las manos), el temor obsesivo a la suciedad y a los gérmenes (acompañado por ritos de limpieza y de pulcritud), el temor obsesivo a una lesión que el paciente podría inferir a alguien (acompañado por ritos precautorios), la necesidad compulsiva de contar, o de repetir fórmulas verbales, la cavilación obsesiva sobre asuntos triviales o sin relación con el problema principal, la necesidad compulsiva de trabajar o de atarearse en determinada actividad, la atención compulsiva al detalle, a menudo a expen- sas de los aspectos más generales y más importantes de la tarea, la adhesión compulsiva a elevadas normas de trabajo, o de moral, o reglamentarias, las seudotentativas compulsivas de suicidio, la ten- dencia compulsiva a evitar situaciones temidas (por ejemplo, las multitudes) o el temor compulsivo a ciertas situaciones, hábitos o amaneramientos compulsivos (por ejemplo, los tics), la hipocondría ob- sesiva, la tendencia compulsiva a evitar a la gente, o el temor obsesivo de la gente, el temor obsesivo a ser envenenado, estafado o atacado, las dudas, vacilaciones y preocupaciones obsesivas, la conducta sexual compulsiva (por ejemplo, la masturbación), los estallidos agresivos o emocionales de carácter compulsivo (por ejemplo, accesos de cólera o de regaños). 10.2.15 Los trastornos afectivos Son alteraciones del estado del ánimo, es decir, del humor o de otras emociones. Están englobadas las depresiones, que cualquier ser humano sufrirá alguna vez a lo largo de su vida. Se hace la distinción entre depresiones exógenas o depresiones endógenas, según si, se origina por causas externas al sujeto, es decir, muerte de un familiar, mal momento en la vida, etc., o bien no se produce por acontecimientos traumáticos en la biografía del sujeto, sino fundamentalmente por alte- raciones bioquímicas a nivel cerebral (el primer neurotransmisor afectado es la serotonina). Hay situaciones de alteración anímica que constituyen enfermedades, debido a que la tonalidad hu- mor está patológicamente alterada, por ejemplo, si la tristeza es persistente se denomina distimia; otras veces los cambios de humor son frecuentes pasándose con facilidad de la euforia a la depresión, es la ciclotimia. Las profundas depresiones que se alternan con fases de exaltación maníaca son las llamadas psicosis maniaco-depresivas. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 16. 172 Seguridad pública en buques de pasaje 10.2.16 Psicosis maníaco-depresiva Dado que la felicidad y el dolor son aspectos evidentes e importantes de la vida humana, no cabe extrañarse de que sus contrapartidas patológicas, la manía y la melancolía, se contaran entre los pri- meros síntomas mentales descubiertos por los estudiosos de la medicina. No hay duda de que tanto la condición maníaca como la depresiva pueden coexistir simultáneamente en la misma persona, aunque de ello no se deduce siempre que un estado sea seguido por otro. En cier- tos casos de depresión no se advierte la tendencia a desarrollar la fase maníaca, y en otros la condición maníaca es el único síntoma y no se complica con una condición depresiva. Los trastornos depresivos o maníacos pueden padecerse como episodios únicos, ya sean maníacos o depresivos, o bien mixtos (bipolares), alternándose épocas de depresión con otras épocas con manías. Es una enfermedad que aparece de forma cíclica, dura varios meses (cada fase) y cuando finaliza el episodio (depresivo o maníaco) el paciente vuelve a la normalidad sin que quede deterioro psíquico. Suele iniciarse un poco más tarde que la esquizofrenia, sobre los 25-30 años. Hay un índice de un 1% en la población de incidencia de esta enfermedad. Influye en su aparición el factor hereditario por el que, si un progenitor la padece, el riesgo de padecerla del hijo es de un 23 %. También hay causas bioquímicas, ya que se han encontrado alteraciones en los neurotransmisores del cerebro. Los niveles de serotonina son muy bajos y de hecho los fármacos antidepresivos que incre- mentan el nivel cerebral de serotonina mejoran el cuadro clínico. Hay además un descenso general del nivel hormonal, en las glándulas tiroideas, gonadales y suprarrenales. 10.2.17 Manía Durante la fase maníaca de la psicosis maníaco–depresiva, el paciente está dominado por el impulso de movimiento (hipermotricidad). No puede relajarse ni mantenerse inactivo ni siquiera durante bre- ves instantes. Concibe fugaces pensamientos (taquipsidia: rapidez de pensamientos), transformados inmediatamente en acción y representados. Si la persona no está internado en un hospital, es posible que aborde varios negocios al mismo tiem- po, que encare dos o tres asuntos amorosos y, en general, que se sumerja en un torbellino de hipe- ractividad. Gasta mucho dinero, que algunas veces ni tiene; algunos derrochan en esta fase todo el patrimonio familiar. Exaltación en todos los sentidos; tienen el impulso y la necesidad sexual muy elevada; desean salir, beber, jugar, etc. Gran autoestima, sentimientos de grandiosidad. Debido a su profusión de ideas, hay un flujo verbal sin inhibiciones. Si se le formula una pregunta, el pa- ciente puede contestar correctamente, pero sus fugaces pensamientos y sus reacciones ante las situacio- nes exteriores pronto lo impulsan a desviarse de la respuesta original, hasta que se encuentra enredado en la confusión de sus propias ideas. Harán indiscreciones sexuales o propuestas indiscretas y disparatadas. Tienen insomnio y falta de cansancio, pueden estar días sin dormir y a pleno rendimiento y actividad. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 17. 10 Factor humano como origen de la crisis 173 Rara vez completa las frases, y el mero sonido de las palabras puede impulsarlo a reproducir y crear rimas, bajo la forma de una palabra repetida incansablemente. En muchos aspectos, los pacientes ma- níacos se parecen a los alcoholizados. En determinado momento se muestran felices y de buen humor, y un instante después coléricos y hostiles. Generalmente la percepción falta o es defectuosa. 10.2.18 Depresión mayor En la fase depresiva se observa la condición exactamente contraria a la del maníaco, como hipoacti- vidad, falta de iniciativa y energía, y una actitud general de depresión son los síntomas comunes de este aspecto de la psicosis. Sienten tristeza, llanto fácil. Tiene una pérdida de ilusión y de interés por todo. Apatía. Pierden su autoestima. Inhibición sexual. Ideas catastrofistas. Gran número de pacientes se queja de su incapacidad para pensar y concentrarse. Pierden el poder de expresarse y la capacidad de concebir ideas. Cuando se les formula alguna pregunta, contestan correctamente, pero con mucha lentitud, cuidadosa y deliberadamente. Mientras se encuentran en este estado depresivo, muchos pacientes consideran que el suicidio es la única solución. Nada esperan de la vida, son seres inútiles, o que han pecado, o de un modo u otro son responsables del sufrimiento que perciben en el mundo. Muchos depresivos mayores (crónicos) terminan suicidándose; son depresiones endógenas, que como hemos explicado anteriormente, vienen producidas por niveles muy bajos o falta de serotonina. Normalmente se medica al paciente con fármacos que contengan litio (ya descubierto por los roma- nos, que para el decaimiento y la tristeza comían ostras, debido a su gran contenido en litio), que aumenta estos niveles. Fármacos antidepresivos, Prozac, etc. Hay otra forma de suicidio, el suicidio ampliado o por compasión, que ocurre estadísticamente con cierta periodicidad en todo el mundo y en lugares diversos. Se trata de depresivos graves que ven ne- gativo no sólo lo concerniente a ellos mismos, sino que también sienten catastrofismo por el futuro de sus cónyuges e hijos. Por ello y para evitarles sufrimiento, dan muerte a sus familiares más próximos y después se suicidan ellos. 10.3 Estrés ocupacional Básicamente es el efecto de carecer del equilibrio necesario entre los requerimientos percibidos y la capacidad individual percibida. Pero también cuando existe un desequilibrio entre los requerimientos externos y la capacidad de la persona para lidiar con ellos. El mayor nivel de stress alcanzado es por una situación externa que implique una amenaza para la vida de una persona (o de sus allegados) y produce cambios fisiológicos, psicológicos, conductua- les y sociales. Pero el stress acumulado día a día, como es el producido por los requerimientos del © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 18. 174 Seguridad pública en buques de pasaje trabajo, puede ser devastador. De aquí la importancia de su tratamiento, ya que si pretendemos que la tripulación se relacione con el pasaje, y además que en situación de emergencia pueda generar un liderazgo claro para el control del público, su nivel de actividad debe encontrarse muy alejado de los niveles peligrosos. Los tripulantes no son máquinas. Para poder ser eficaces en situaciones de crisis, deben lidiar en pri- mer lugar con sus miedos y controlar su nivel de tensión emocional. Si éste es en rutina ya muy alto, les será mucho más difícil controlarlo en una situación de emergencia. PERCEPCIÓN SUBJETIVA DE LA INTENSIDAD DE LA AMENAZA LOS CAMBIOS PROXIMIDAD VARÍAN DE DEL PELIGRO PERSONA A PERSONA, EXPERIENCIA PREVIA LA... CONOCIMIENTO Y CONCIENCIA DE CAPACIDADES 10.3.1 Conceptos relacionados con el stress ocupacional Son propios de la actividad, el conflicto de rol, la ambigüedad de rol, la ambigüedad futura, la sobre carga, el underload (bajo nivel de actividad) y las alteraciones psicológicas. Están relacionadas con la función, la amenaza a la integridad física, las condiciones físicas de traba- jo, las características personales. Son factores externos el estigma/estereotipo, la prensa, los aspectos legales, conflictos, familia en contra del trabajo. Son factores organizacionales, el mal entrenamiento, las relaciones interpersonales, la competencia, la falta de integración, el salario, la burocracia, el recorte de presupuesto. El tripulante no siempre es capaz de dejar sus problemas fuera del buque, se los lleva a bordo, vive con ellos y se ve con- dicionado por sus consecuencias en muchas de las manifestaciones de la personalidad. A modo de ejemplo, se presenta un listado de eventos que producen determinados niveles de estrés, obtenidos de encuestas. Evento Nivel de stress Muerte del cónyuge 100 Divorcio 73 Muerte de un pariente cercano 63 Enfermedad severa o daño físico 53 Casamiento 50 © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 19. 10 Factor humano como origen de la crisis 175 Despido o cese laboral 47 Enfermedad o cambio de status de salud 44 Embarazo 40 Dificultades sexuales 39 Cambio de lugar de trabajo 39 Cambio en status económico / nivel de ingresos 38 Cambio de campo laboral 36 Cambio de hábitos / discusiones entre cónyuges 35 Cambio en el ámbito de responsabilidad laboral 29 Éxito personal 28 Comienzo o finalización de un empleo (del cónyuge) 26 Comienzo o finalización de estudios 26 Cambio en condiciones de vida 25 Cambio de hábitos personales 24 Problemas con el jefe 23 Cambio en las condiciones u horas laborales 20 Cambio de domicilio 20 Cambio en hábitos vacacionales 19 Cambio en hábitos de dormir 16 Cambio en frecuencia de reuniones familiares 15 Cambio en hábitos alimenticios 15 Salida de vacaciones 13 Navidad 12 Violaciones “leves” de la ley 11 Como se puede observar, la mayor parte de las causas referidas en esta macroencuesta son sinónimo de cambios en la vida de las personas. Incluso cambios en principio alegres son percibidos como es- tresantes. Una situación de estrés sufrida por la tripulación se puede afrontar con éxito o inhibirse ante ella. En ambos casos no suelen presentarse síntomas, pero cuando se fracasa aparecen: 1. Síntomas físicos: taquicardia, palpitaciones, hipertensión arterial, falta de aire, dolores de cabeza, gastritis, diarreas, estreñimiento, dolores musculares. 2. Síntomas psicológicos: agresividad, irritabilidad, ansiedad, miedo, depresión, dificultad para concentrarse, fatiga. 3. Alteraciones de la conducta: alteraciones del sueño, alteraciones sexuales, alteraciones del apetito (anorexia, bulimia), consumo de drogas. 10.4 Manejo y prevención Ante la aparición de estos trastornos el miembro de la tripulación, si puede ser ayudado por algún pro- fesional, médico o psicólogo, evaluará todos los factores generadores para intentar averiguar cuáles son los que están produciendo el desequilibrio. Se debe tener en cuenta la situación de aislamiento que se tiene a bordo de un buque durante una travesía de larga duración. Hay que mejorar la resistencia © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 20. 176 Seguridad pública en buques de pasaje a través de técnicas de relajación y aprendizaje de formas de afrontar los problemas, que son en la actualidad los métodos más empleados. 10.4.1 Situaciones críticas El 35% de los miembros masculinos de tripulaciones de buques de pasaje y el 25% de los femeninos refirieron haber vivido una situación en la que su vida estuvo en peligro. En estas personas que han sufrido estas situaciones, la ansiedad era evidentemente mayor. Estos datos se refieren a tripulantes con más de 10 años de experiencia y miles de horas de navegación. 10.4.2 Comentarios Que el miedo o la ansiedad durante la navegación existe abordo es una realidad que todos debemos afrontar como algo normal, fisiológico, especialmente cuando hay una causa o incidente previos, Por ejemplo, mala mar. El problema se torna importante cuando hay ansiedad pero no hay razón, o cuando es exagerada o cuando es anticipatoria (sólo el hecho de pensar en embarcar el día anterior le producía ansiedad). Los tripulantes, incluso los pasajeros, deberían tener más información sobre cómo opera el buque y especialmente sobre la estructura del mismo y la capacidad de resistencia en caso de fuerte temporal y condiciones meteorológicas adversas. Debe haber mayor formación, entrenamiento conjunto en emergencias, así como en técnicas de comunicación, para aumentar la confianza entre el puente, la tripulación de máquinas y el resto de la tripulación más en contacto con el pasaje. Esto facilitará unas buenas relaciones entre todos los grupos abordo. Debe haber mayor prevención a través de una mejor selección, mejor diagnóstico y tratamiento rehabilitador (obviamente son funciones de un gabinete de psicología si fuese necesario). Aquellos tripulantes que presenten alguna forma de ansiedad en relación con el buque deben ser entrenados en las técnicas de relajación y deberán someterse a los tratamientos adecuados. 10.5 Intoxicación por alcohol y drogas El efecto sobre el sistema nervioso central y sobre otros órganos del cuerpo humano de las dosis excesivas de las diferentes sustancias denominadas genéricamente drogas, entre las que se incluye el alcohol etílico, es tremendamente complejo y en grandes detalles desconocido. Es habitual que abordo la intoxicación, si es intencionada, se produzca por diversas sustancias con diferentes efectos, lo que complica enormemente su diagnóstico y tratamiento. 10.5.1 Alcohol Se emplea como sinónimo del etanol o alcohol etílico, que es una sustancia contenida en las deno- minadas bebidas alcohólicas. La ingesta de una mayor cantidad de la que el organismo es capaz de eliminar (30 ml por hora) produce síntomas claramente reconocibles: lenguaje torpe, dificultad de © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 21. 10 Factor humano como origen de la crisis 177 movimientos, visión doble, alteraciones del comportamiento con actos agresivos y, a menudo, sin frenos sociales, sensación de mareo, etc. A estos síntomas suele añadirse paulatinamente la somnolen- cia, a la que fácilmente, si continúa la ingesta o sigue produciéndose su absorción desde el estómago, puede seguir el coma. El manejo de la intoxicación etílica depende, esencialmente, de la intensidad del cuadro, en lo refe- rente al estado de consciencia del paciente. Si no existe pérdida de consciencia, convendrá inducir el vómito con los procedimientos habitua- les, para evitar que siga absorbiéndose el etanol. Posteriormente deberá procurarse que el paciente descanse, bien abrigado, puesto que el tiempo es el mejor tratamiento de este tipo de problemas. En ningún caso deberán realizarse baños de agua fría o tibia, ni administrarse medicamentos analgésicos, vitaminas, tranquilizantes, etc. Cuando el paciente se encuentre en coma, deberá remitirse a un centro hospitalario, procurando evitar que la lengua obstaculice las vías aéreas o que aspire el contenido de un vómito. El síndrome de abstinencia del alcohol puede ser de inicio temprano, y menos grave, o de inicio tardío, pero más grave, delirium tremens. Suele incluir síntomas y signos de excitación, con sudor, taquicardia, náuseas, vómitos, irritabilidad, agitación, ansiedad, insomnio. Se pueden usar sedantes para manejar al pasajero hasta que sea conducido a un médico o centro hospitalario. La intoxicación por alcohol no debe considerarse jamás un problema exclusivamente policial: es un problema sanitario, a veces muy grave. La intoxicación por alcohol es muy frecuente, pero no todos los trastornos de consciencia son debidos a ella. 10.5.2 Opiáceos En las intoxicaciones producidas por la droga de abuso más popular, es decir la heroína o “caballo”, lo habitual es que el paciente presente gran somnolencia y estupor; si es imposible despertarlo hay, que pensar que se encuentra en coma. Al abrirle los ojos destaca el pequeño tamaño de las pupilas (miosis). Además, suele acompañarse de bradipnea que, ocasionalmente, puede ser intensa (4-5 ci- clos / minuto). Estos tres síntomas (coma o somnolencia, miosis y bradipnea) son casi exclusivos de una sobredosis de heroína y exigen la adopción de medidas urgentes. Además de estos síntomas, puede observarse cianosis de manos, labios, orejas y pies, hipotermia y relajación muscular importante. En muchas ocasiones, el paciente fallece de forma súbita, especialmente cuando la dosis admi- nistrada por vía intravenosa ha sido muy elevada; la causa de este fallecimiento suele ser el cese de la función respiratoria, con la consiguiente ausencia de oxigenación de los tejidos. Debe pro- curarse el traslado urgente bajo oxigenoterapia y medidas de apoyo vital, especialmente soporte respiratorio. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 22. 178 Seguridad pública en buques de pasaje En caso de abstinencia, pasadas seis horas desde la última toma de heroína pueden aparecer los pri- meros síntomas, que incluyen ansiedad, insomnio, rinorrea, lagrimeo, sudor, escalofríos, carne de gallina. En estos casos y bajo control médico hasta que sea tratado en centro hospitalario, se pueden usar sedantes para su control. 10.5.3 Anfetaminas Son fármacos muy populares por su uso para estimular la memoria y suprimir el apetito, pero pueden producir cuadros graves en caso de sobredosis, si bien es habitual que sólo se presenten en los inicios de la adicción. Los pacientes con intoxicación presentan un aspecto sudoroso, agitado, con temblor habitualmente fino, son irritables y dicen ver, oír o tocar objetos, animales o personas que no existen. Suelen estar confundidos y es frecuente que exista sensación de mareo y que se quejen de dolores, especialmente en el pecho, y palpitaciones. Cuando se explora al sujeto es típica la presencia de elevación de la tensión arterial y de alteraciones del ritmo cardíaco. En casos graves puede aparecer fiebre y con- vulsiones. El reconocimiento de este cuadro exigirá el traslado del paciente a un centro especializado, donde será necesario proceder a su sedación, generalmente con tranquilizantes mayores, y a la vigilancia de la función cardiaca, dado que a menudo las arritmias pueden producir graves consecuencias. No debe intentarse el traslado utilizando medios violentos, salvo que se trate de personal con expe- riencia, ya que el paciente puede sufrir crisis de agitación motora y de gran agresividad, que pondrá en peligro su integridad física y la de aquellos que intentan realizar el traslado. 10.5.4 Cocaína Este estimulante del sistema nervioso central es, quizás, la droga cuyo uso más se ha incrementado en los últimos años, probablemente favorecida por la creencia popular de la escasez de problemas que su uso crónico produce. Se han descrito varios casos de muerte a bordo de personas que transportaban cocaína en bolsas, den- tro del organismo (body packers), que súbitamente se han roto, produciendo una intoxicación mortal por cocaína. Actualmente, además de estar absolutamente comprobados los graves daños que provo- ca, es perfectamente conocido cómo la administración de una sobredosis por vía inhalatoria (esnifada) o por vía venosa puede producir graves consecuencias. De hecho, muchas de las muertes atribuidas a sobredosis de heroína son debidas realmente a sobredosis de cocaína. La intoxicación aguda produce un cuadro similar al descrito en el caso de las anfetaminas, destacando la agitación, euforia, sensaciones táctiles extrañas que incluyen intenso picor, presencia de bichos sobre la piel, y que suelen condicionar que el paciente esté continuamente tocándose, pellizcando o rascando distintas partes de su organismo. Son muy frecuentes las alteraciones del ritmo cardiaco y la presencia de convulsiones. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 23. 10 Factor humano como origen de la crisis 179 El tratamiento de este tipo de procesos es similar al descrito en el caso de las anfetaminas, siendo importante realizar el traslado del paciente a un centro de referencia para que reciba el oportuno tra- tamiento, evitando en lo posible utilizar la violencia. 10.5.5 Barbitúricos y ansiolíticos Junto con la sobredosis de opiáceos, la producida por los barbitúricos ocupa un lugar relevante en relación con la posible gravedad de su pronóstico. Cuando la intoxicación ha sido ligera, el cuadro clínico puede ser indistinguible de la intoxicación etílica, salvo por la ausencia de antecedentes de ingesta de alcohol y del olor típico de su aliento. En casos más graves, predomina la pérdida del nivel de conciencia, con somnolencia, confusión, que puede alternarse con fases de irritación, especialmente cuando el paciente es estimulado. En estas fases las pupilas pueden ser de tamaño pequeño. Si el fármaco continúa penetrando en la sangre del intoxicado, se produce una reducción aún mayor de la conciencia, apareciendo bradipnea, con la consiguiente presencia de cianosis en manos, pies y cara, reduciéndose la tensión arterial y la temperatura corporal. El tratamiento de este tipo de sobre- dosis debe llevarse a cabo, siempre, en un hospital, pero, entre tanto, se procederá a las habituales maniobras de soporte vital. 10.5.6 Cannabis Bajo este término se incluyen todos los posibles preparados de este producto (marihuana, grifa, hachís (chocolate, costo), aceite de hachís, etc.). La intoxicación aguda produce un cuadro en el que predo- minan las manifestaciones de excitación del sistema nervioso, alucinaciones y delirios, con sensación de miedo o pánico, confusión, desorientación en el espacio y en el tiempo, y agitación. Además, puede objetivarse cierto incremento de la frecuencia cardiaca, siendo muy típico el enrojecimiento ocular. Este cuadro no suele precisar tratamiento inmediato, bastará con procurar que el paciente descanse con el menor número de estímulos posibles. 10.5.7 LSD (dietilamina del ácido lisérgico) Esta sustancia es uno de los alucinógenos más utilizados. La intoxicación aguda produce un gran número de manifestaciones, entre las que destacan alucinaciones visuales, desorientación temporal, dilatación de las pupilas, sudoración profusa, aumento de la tensión arterial y de la frecuencia car- diaca, así como del número y profundidad de las respiraciones, erección del pelo, náuseas, vómitos y gran sequedad en la boca. Sin que existan causas de predisposición conocidas, es posible que la sobredosis conlleve la presencia de crisis de miedo, pánico o terror y reacciones agresivas, sobre todo autoagresivas, que originan la aparición de autolesiones e intentos suicidas. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 24. 180 Seguridad pública en buques de pasaje El tratamiento debe ser psicoterápico, a base de intentar tranquilizar al paciente, colocándolo –sin vio- lencia de ningún tipo– en un lugar que tenga la menor cantidad de estímulos posibles y que acepte. En general, el tratamiento de la sobredosis por drogas exige la atención de un médico, quien deberá valorar su gravedad y establecer la indicación de ingreso hospitalario. De todas las intoxicaciones, sólo las producidas por heroína, barbitúricos y cocaína precisan, si son graves, el traslado urgente y la adopción de medidas agresivas de reanimación cardiorrespiratoria. En las restantes bastará con intentar tranquilizar al paciente y evitar que se autolesione o lesione a otras personas. Es evidente que, en estas fases, las recriminaciones tienen poco valor terapéutico y además pueden resultar nocivas. 10.6 El pánico y sus efectos. El miedo y la ansiedad Conviene definir y distinguir algunos conceptos relacionados entre sí, pero que no son exactamente lo mismo y que responden a diversas manifestaciones psicológicas: a) Ansiedad: Es una expresión afectiva desagradable que se constituye como reacción ante un peligro inminente, aunque no necesariamente determinado. La angustia se percibe sobre todo a través de cambios o manifestaciones de carácter fisiológico. Por ejemplo, sudoración, ritmo cardíaco alterado, opresión en el estómago o en el pecho, “nudo en la garganta”, etc. Se produce una especie de paralización de la persona, que queda sobre- cogido. La ansiedad se percibe sobre todo en la esfera o ámbito psicológico. Constituye un con- junto de sensaciones más o menos difusas de algo desagradable, de estar indefenso, de tensión, de algo amenazante para el sujeto, incluso de que se va a morir. Aquí predominan el sobresalto y la inquietud, en lugar de la paralización, de manera que la persona más bien manifiesta inquietud de movimientos, agitación general, etc. Cuando la crisis de ansiedad aumenta progresivamente sin que nada la detenga, se llega a la situación de pánico. Hasta llegar a este extremo suele darse una escalada de síntomas y situaciones subjetivas que podríamos ejemplificar y sintetizar así: latidos cardíacos violentos que golpean el pecho, repercutiendo en cuello y cabeza y que desencadenan el primer pánico. El sujeto cree que es un infarto y piensa en la muerte. Ese miedo se in- crementa con nuevas sensaciones y síntomas, como mareo, ahogo, pérdida de equilibrio, pasa por momentos espantosos y no sabe si correr, huir, gritar. Si es atendido, por ejemplo en urgencias, normalmente sale aliviado al no habérsele detectado nada físico y el solo hecho de decirle que no tiene nada ya le tranquiliza. Aunque obviamente, sí tiene algo como es ese problema psicológico, con algunas causas (conocidas o no por el sujeto) que lo están generando. b) Angustia: Reacción de miedo ante un peligro inconcreto y desconocido. Se emplea también corno sinónimo de ansiedad extrema. Si aumenta su frecuencia e intensidad hasta hacerse crónica, hablamos de neurosis de angustia o neurosis de ansiedad. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 25. 10 Factor humano como origen de la crisis 181 c) Miedo: Es la reacción de carácter emocional frente a un peligro concreto y determinado, reconocido como tal de manera consciente. d) Pánico: Constituye el episodio agudo de los estados de ansiedad. 10.7 La agresividad A) Las relaciones interpersonales adoptan a veces la forma de conductas agresivas. La palabra agresividad etimológicamente significa ir contra alguien y se emplea normalmente para significar la propensión atacar, destruir, hacer daño a alguien o a algo, aunque también se usa como sinónimo de acometividad creadora, iniciativa, espíritu emprendedor, por ejemplo, cuando se habla de un “ejecu- tivo agresivo” o una “política comercial agresiva”. Cabría no obstante conocer la agresividad como una dimensión o componente humano, como algo necesario para vivir o sobrevivir y como equivalente a hacer frente o afrontar, y en este sentido es algo necesario, pues de lo contrario la persona no sería capaz de resolver muchos de los problemas que se le presentan. Destructividad, sin embargo, sería la agresividad negativa, aniquiladora de cosas, destructora de personas, incluido la propia persona cuando se agrede a sí misma (física o psíquica- mente) mediante conductas autodestructivas. En todo caso, a efectos de la seguridad de orden público, interesa considerar la agresividad en lo que tie- ne de destructora, en lo que tiene de instinto o de fuerza no adecuadamente controlada por la persona. B) Las principales teorías que tratan de explicar la agresividad son las siguientes: - Teoría innatista: Supone que la agresividad es una disposición temperamental innata, aso- ciada a un determinado biotipo y psicotipo. Pero está demostrado que la agresividad es más un problema social que biológico y sus raíces y causas son, pues, sociales. También ha que- dado demostrado el escaso fundamento para vincular agresividad con aspectos genéticos (ligada incluso a un cromosoma específico, como definió Lombroso4 [Lombroso] al hablar del “criminal nato”. - Teoría psicoanalítica: La agresividad es una energía psíquica de carácter destructivo, un instinto de muerte, frente al instinto de vida o libido. La persona, al agredir, reacciona fren- te a la frustración y los conflictos. - Teoría de la frustración-agresión: Es una variante o continuidad de la anterior. Allí donde hay agresión hay que pensar que previamente se ha dado algún tipo de frustración. Una versión más reciente de esta teoría es la de Berkowitz [Berkowitz], cuyos postulados principales son los siguientes: “Hay estados emotivos que predisponen a la agresión. No hay agresión en la que no concurran factores extremos o claves desencadenantes. La agre- sividad se aprende y puede convertirse en conductas y hábitos que tiendan a reforzarse a través de modelos exhibidos socialmente (por ejemplo: en los medios de comunicación, televisión, cine) o como consecuencia de una permisividad mal entendida.” 4 Cessare Lombroso (Verona 06.11.1835, Turín 1909). Considerado como el padre de la Criminología. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 26. 182 Seguridad pública en buques de pasaje - Teoría del aprendizaje social, cuyo representante principal es Bandura [Bandura]. Este autor ha subrayado la importancia de la imitación a la hora de adquirir las personas, pautas agresivas de comportamiento. C) Pedagogía social frente a la agresividad Una de las formas más adecuadas, y seguramente más eficaces a la larga, de hacer frente a la agresivi- dad en la sociedad es la que constituyen una serie de principios y pautas de carácter educativo. Entre ellos destacan: - Evitar el refuerzo (es decir, el premio, la justificación o la exaltación) de conductas vio- lentas y por el contrario reforzar los comportamientos incompatibles con la violencia, por ejemplo: actitud de comprensión hacia el otro, de colaboración, etc. - Informar sistemáticamente sobre los mecanismos que activan la agresividad y la violencia colectivas. - Adquirir un sentido crítico ante el entorno social para no dar por bueno todo lo que se hace y se ve. - Educar a las generaciones más jóvenes en un espíritu de tolerancia. - Dar importancia a las experiencias de autosatisfacción que tienen como base el contacto afectivo, cálido, a partir del entorno familiar y muy en concreto en la relación padres-hijos. Por lo tanto, como se puede observar, la reacción comportamental de una persona es muy compleja en su origen y para poder comprenderlo un poco mejor se deben considerar los principales factores psico-fisiológicos que intervienen en estas reacciones: A. Personalidad En todo lo visto anteriormente y en el aspecto del aprendizaje, entendido no solamente como la in- formación que nos ha llegado a través de cualquier medio y que hemos retenido, sino también como toda conducta originada a partir de asociaciones de experiencias vividas por la persona y que se han visto reforzadas (positivamente o negativamente) por las consecuencias de sus actos, o fantasías que han rodeado esa experiencia. Ampliando un poco más el concepto de personalidad, cabe implicar algunos componentes prima- rios del temperamento como son: los rasgos, por ejemplo: psicopático, obsesivo, impulsividad, histérico, depresivo, hipocondríaco, apático, fóbico, etc. Esto es, el ser humano contiene en su personalidad todos estos rasgos, pero el temperamento particular estará más marcado por uno o varios de estos rasgos. Con lo cual, podemos tener una persona con un ligero rasgo obsesivo en su temperamento combinado con un marcado rasgo de estabilidad en su carácter y que, por tanto, será una persona con buenas dotes de observación y que identificará rápidamente las señales de alar- © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 27. 10 Factor humano como origen de la crisis 183 ma en una situación de emergencia y podrá reaccionar positivamente y de una forma rápida, dependiendo su actuación última de más aspectos (propios o de la situación), como pueden ser: - Su cociente de inteligencia (se le ocurrirán soluciones). - Su edad (que interviene en su capacidad de reacción). - Sus condiciones físicas (en lo que se refiere a la movilidad, por ejemplo). - Las condiciones del lugar (si es un espacio cerrado, abierto, altamente frecuentado, con obstáculos naturales, visibilidad). - Sexo (las mujeres suelen ser más prácticas, por ejemplo); y muchos más aspectos que ire- mos viendo más adelante. Los rasgos de personalidad más interesantes para estudiar las situaciones de emergencia son: a) Histérico: Este rasgo se caracteriza por producir conductas escandalosas, exageradas, infantiles y primitivas. Su nocividad consiste en el alto riesgo de contagio hacia los demás que posee. Su reconocimiento es posible a través de una serie de características: - Hipercoloración o decoloración de la piel de su rostro de una forma brusca y repentina (se altera su vascularización). - Gesticulación exagerada y agitada - Hiperverborrea - Distonía en la emisión de la voz (aparecen chillidos o susurros de una manera alternativo - Hiper o hipomotricidad (una elevada agitación o parálisis absoluta) La forma de evitar la aparición de esta conducta, si se ha detectado con anterioridad el aislamiento del sujeto (se evitará que tenga espectadores), así se impide que contagie a los demás. Si la conducta ya se ha producido, la mejor táctica será demostrarle contundentemente que no va a ser el eje de atención de manera exclusivista. b) Depresivo: Este rasgo se caracteriza por presentar conductas pesimistas y desmoralizantes para el propio individuo o para los demás. Su nocividad consiste en el alto riesgo de aparición de conductas suicidas explícitas o implícitas considerándolas, el propio individuo, como la única vía de salvación posible; puede hacer que otros sujetos aumenten su grado de presentación de éste rasgo. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 28. 184 Seguridad pública en buques de pasaje Su reconocimiento se puede observar a través de las siguientes actuaciones: - Motricidad lenta. - Expresiones verbales desalentadoras y desesperanzadoras. - Conductas apáticas. - Gesticulación pobre y flácida. - Emisión de voz en susurros y gimoteante. La forma de evitar la aparición de esta conducta es prestándole un gran apoyo y calor humanos, transmitiéndo calma e ideas evocativas de salvación. Hay que procurar que sea uno de los primeros evacuados. c) Obsesivón: Su característica principal es la presencia constante de ideas fijas, imposible de ser rechazadas. Su nocividad dependerá de la idea fija que se presente (puede ser de salvación o de destrucción). Se reconocen fa se basará en que son personas machaconas, persistentes en un tema excesivamente reiterativas y perfeccionistas. En unos casos pueden ser muy útiles en tareas organizativas de evacuación y en otras ocasiones se- rán peligrosas al no poder disuadirles de realizar una determinada acción (volver a entrar lugar del siniestro, por ejemplo). d) Autocontrol: Este rasgo en un grado muy acusado; presenta conductas rígidas, pero organizativas, muy útiles para este tipo de situaciones. Sólo se verá necesitado de atención con posterioridad a la evacuación. e) Introversión: Se caracterizará por no mostrar conductas cooperativas, generalmente. f) Hiperreactividad, que unida a la impulsividad puede llevar a conductas alocadas y a realizar actos desatinados. g) Inhibición, que junto a la apatía lleva a las personas a no realizar ningún acto y a abandonarse a su suerte. h) Culpabilidad y angustia: Conjuntamente, pueden dar lugar a actuaciones de heroicidad y altruismo im- prudentes (volver a entrar para salvar a otros, a pesar de la presencia de los bomberos, por ejemplo). La enumeración de actitudes es inacabable, por lo que se han expuesto los más relevantes y frecuen- tes. En el comportamiento se deben combinar con los factores presentes en la emergencia, ya citados anteriormente. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 29. 10 Factor humano como origen de la crisis 185 B. Nivel de formación Se ha podido observar que personas con mayores niveles de conocimientos muestran un comporta- miento más autocontrolado, sereno e introvertido, así como actitudes más altruistas y solidarias en casos de incapacidad. Muestran una mayor seguridad en sí mismos y mayor dominio de sus impulsos primarios, con lo que consiguen transmitir más calma a los demás. Suelen mostrar actitudes altamente organizativas y se hacen dueños de la situación mediante roles de liderazgo. Esto será así siempre y cuando la persona en cuestión no muestre acentuadamente en su personalidad un rasgo temperamental, de los anterior- mente citados. En caso contrario, ante bajos niveles de formación las conductas son, frecuentemente, de inseguridad, desconcierto e histriónicas o depresivas, así como desbandadas (que provocan accidentes de atrope- llamiento y aplastamiento), actitudes gregarias de hacinamiento y menor cooperativismo. C. Sexo Se ha podido observar, a consecuencia de un estudio sobre conductas realizadas por los siniestrados en el momento de los hechos, que las mujeres tienden a atender más a las señales objetivas de alarma (como presencia de humo, ruidos, voces, etc.) que los hombres, que atienden más a los datos que preceptivamente puedan indicar una posible y subjetiva señal de alarma. Es decir, en este caso, las mujeres se guiarían más por un sentido práctico de la situación y el hombre, por el contrario, por un sentido previsor. Aunque ha de hacerse notar que en situaciones extremas la mujer suele tender más que los hombres a actuar con comportamientos histriónicos, pero a su vez, éstos, muestran conductas más impulsivas. Las mujeres suelen detenerse para asegurar los objetos de valor; si bien es una conducta práctica, siempre significa una pérdida de tiempo precioso para la evacuación o un obstáculo en las vías de evacuación.5 D. Edad Este factor es importante cuando existe una homogeneidad en la población que ocupa un determinado recinto y han de realizarse tareas de evacuación. • la cantidad de decibelios emitida por los sistemas acústicos (que es un poderoso excitante del sistema nervioso) • las características psicológicas propias de la juventud (inestabilidad, impulsividad, extro- versión e histrionismo colectivo) • la probable ingesta de estimulantes (alcohol, drogas, etc.) 5 John L. BRYAN: “An examinination analisis of the dynamics of the human behavior in the MGM Grand Hotel FIRE”, Clark County, Nevada, November 21, 1980. NATIONAL FIRE PROTECTION ASSOCIATION. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 30. 186 Seguridad pública en buques de pasaje Estos hechos hacen más probable que aparezca una situación de emergencia como consecuencia de una conducta generalizada de desinhibición de los instintos primarios, pudiendo llegar a desembocar en una situación de pánico de masas, dado que está presente una gran tensión ambiental y una gran capacidad de sugestibilidad reinante. Si por el contrario, la edad media imperante en un colectivo de personas se sitúa en la época de la madurez, este riesgo de conductas en masas descontroladas desciende vertiginosamente, la situación de emergencia se desarrollará con un mayor grado de serenidad, autocontrol, conductas cooperativas y una mayor organización y rapidez en la evacuación. Por otro lado, se puede presentar que la edad media de los sujetos que ocupan un determinado espacio se sitúe en una edad avanzada, con lo que ha de tenerse en cuenta que tendremos una población en la que las características predominantes serán: • baja capacidad de reacción • lentitud en los movimientos e incluso, inhibición en los mismos • actitudes estuporosas, desconcertadas y de desorientación temporo-espacial • inseguridad en los movimientos y en el comportamiento • ciertas tendencias suicidas a abandonarse a su suerte. Por último, el grupo de edad que se sitúa en la infancia es más difícilmente dominable, dado que su nivel de sugestionabilidad, irracionalidad, movilidad y descontrol es mayor. No se puede esperar actitudes de cooperación, de evacuación y altruistas; los mensajes que se les transmitan han de ser muy sencillos y comprensibles y además, con un gran poder de persuasión y transmisión de serenidad. Si la población ocupante del recinto del siniestro es heterogénea en la edad, las tareas evacuación deberán ser dirigidas por personas estratégicamente situadas y que posean personalidades muy carac- terísticas en las que predominen los rasgos carismáticos de un buen lider: claridad de ideas, capacidad organizativa, autodominio, serenidad, seguridad, capacidad de imponer autoridad, conocimiento de la situación, entrenamiento previo, etc. E. Condiciones físicas de las personas Aparte de las características anteriormente citadas, deben considerarse las derivadas de la senectud, enfermedad (física psíquica), deficiencias físicas, deformidades, taras constitucionales. Tienen una especial importancia en situaciones de emergencia a bordo al considerar: - dificultades de movimiento - apatía ante la vida © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 31. 10 Factor humano como origen de la crisis 187 - deficiencias en la vista, oído, etc. - lentitud en el razonamiento - bajos niveles de atención y concentración Todo lo anterior dificulta enormemente las tareas de evacuación, así como la improbable aparición de comportamientos de pánico colectivo. En cuanto a los enfermos embarcados, uno de los primeros pasos es evitar reacciones de histeria y de angustia. F. Estado civil En el estudio de la referencia anterior se pudo comprobar que existieron diferencias significativas en el comportamiento, de prevención y evacuación, en función del estado civil y compañía que presen- taban los huéspedes. La actuación de los casados que estaban en compañía de sus cónyuges era mucho más organizada, cooperativa (incluso para los huéspedes vecinos) y serena que la de aquellas personas que estaban hospedadas en solitario. Esto hace pensar que el hecho de disfrutar de la compañía de un ser conocido y querido es apoyo para la persona y hace que presente conductas mucho más adaptadas a la situación y que sus actuaciones vayan acompañadas de un mayor grado de serenidad y de autocontrol. Es decir, la soledad sería un coadyuvante en la aparición de un sentimiento de inseguridad y de incer- tidumbre que llevará, por tanto, a realizar actos descontrolados. G. Tolerancia a la frustración Es un hecho demostrado que toda frustración produce la aparición de conductas agresivas, siendo el caldo de cultivo ideal para que se presenten comportamientos egoístas, incluso violentos, siendo uno de los principales elementos constituyentes de los actos vandálicos y fenómenos de aplastamiento, atropellamiento y agresiones de unos sujetos sobre otros. La frustración es aquel sentimiento íntimo que nace a partir del impedimento de consecución de un objeto porque existe un obstáculo para su obtención y, por tanto, imposibilita la satisfacción de una necesidad creada. 10.8 Conclusiones Las personas reaccionarán según su personalidad a partir de un momento dado (tiempo de respuesta), según su carácter y la facilidad para controlar sus fobias, temores e inseguridades, presentando dife- rentes niveles de manifestación, de una persona a otra. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003
  • 32. 188 Seguridad pública en buques de pasaje CONDUCTA MANIFIESTA EJEMPLO Conducta extraña o bizarra • Verbalización fuera de contexto • Expresión facial extraña • Desarreglado en cuanto al aspecto personal • Conducta incompatible con la situación. Disminución del funcionamiento • Dificultad al realizar tareas que generalmente realizaba sin dificultad • Baja de autoestima. Dificultades preceptúales y confusión • Pensamiento confuso, desorganizado, falta de concentración. Solitario • Introvertido, sin amistades, triste, no crea lazos con el medio que lo rodea. Quejas físicas • Gran cantidad de quejas somáticas sin evidencia de patología clara, desmayos, debilidad, dificultades respiratorias, enuresis, tartamudeo Depresión • Estado de animo muy decaído, cambios bruscos en el estado de ánimo, tristeza • Dificultades en hábitos de sueño, falta de apetito, apatía, llanto. Miedos • Miedo de tocar armas • Miedo a la oscuridad • Miedo de estar en lugares cerrados, en público, en lugares altos. Conductas que sugieren intención suicida • Repartición de objetos personales a amigos • Juego con armas de fuego • Discusiones filosóficas sobre la vida, la muerte, y el sentido de la vida • Despedida, “herencia” Conductas suicidas • Amenazas “verbales” de atentar contra su integridad física • Intentos suicidas: ingestión de substancias o medicinas, cortes, uso de armas de fuego, asfixia Las personas con una personalidad natural que también dispongan de una estabilidad de carácter estarán caracterizadas por ser observadoras y poder reaccionar bien en una situación de emergencia, siempre y cuando sus condiciones físicas se lo permitan. Los hechos que hacen más probable que aparezca una situación de emergencia como consecuencia de una conducta generalizada de desinhibición de los instintos primarios, pudiendo llegar a desencade- nar una situación de pánico de masas dado que está presente una gran tensión ambiental y una gran capacidad de sugestibilidad reinante. © Los autores, 2003; © Edicions UPC, 2003