el CTE 6 DOCENTES 2 2023-2024abcdefghijoklmnñopqrstuvwxyz
Evalucacion 4 fase 2
1. República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación
Universidad Politécnica Territorial del Estado Lara Andrés Eloy Blanco
EVALUACIÓN 4 FASE II
Estudiantes:
Raul Alcides Chávez
C.I.: 25.541.399
Sección: 2105
Sistema económico y modelos de desarrollo venezolano
Barquisimeto, Febrero de 2022
2. Introducción
La economía venezolana ha presentado ciertas características que son muy relevantes en su
comportamiento, donde se encuentra el desplome de la inversión pública y privada, y el
estancamiento en los niveles de producción por habitante. En ese escenario, funcionando dentro de
las restricciones impuestas por la ausencia de inversión de capital, la política económica, fiscal,
monetaria y cambiaria, ha oscilado siempre entre dos extremos, dependiendo de los vientos que
soplaron en el mercado petrolero.
En épocas de bonanza, los gobiernos aceleraron fuertemente el gasto público, sobrevaluaron la
moneda (para combatir la inflación) y utilizaron las importaciones masivas y las salidas de capitales
como instrumentos de política monetaria para secar las burbujas de liquidez generadas por el propio
esfuerzo fiscal. Esta secuencia produjo efectos contradictorios sobre el crecimiento: Por un lado, el
impulso de demanda sobre un aparato productivo con alguna capacidad ociosa;por el otro, como
consecuencia de la sobrevaluación, los precios de los bienes importados se hicieron más atractivos
que los producidos a nivel doméstico. La mayoría de las veces estos efectos contradictorios
produjeron un pequeño saldo en favor del crecimiento. Este hecho, conjuntamente con el boom de
importaciones, abrió paso a fuertes incrementos puntuales en los niveles de consumo.
En épocas de escasez, la caída en los precios petroleros desveló un déficit fiscal y de cuenta
corriente insostenible, lo que condujo a recortes en el gasto público y macro-devaluaciones. Ambas
políticas produjeron fuertes caídas en los niveles de consumo: cayó la producción nacional (como
consecuencia del recorte en el gasto público) y cayeron también las importaciones, a causa de los
efectos de precios que sobre ellas produjo la devaluación. Así, la política económica venezolana ha
servido como mecanismo no sólo transmisor, sino también amplificador, trasladando la volatilidad
que exhiben los precios del petróleo a los niveles de consumo nacional.
3. Políticas para el Desarrollo
A partir de la instauración de la democracia en el país (1960 en adelante), la política nacional
fue una suerte de combinación entre la ‹siembra del petróleo› y la ‹distribución de la renta›. Así
pues, en la lucha por evitar el despilfarro de la riqueza petrolera, lograr el desarrollo industrial y
eliminar la dependencia, tanto de las importaciones como del petróleo, los diferentes planes de la
Nación, se concentraron en cuatro objetivos básicos que, con menos palabras, se extienden a la
actualidad: I) diversificar la economía nacional; II) lograr la equitativa distribución de la riqueza
derivada del petróleo; III) disminuir las importaciones y, IV) mejorar el nivel de vida de los
venezolanos.
Inicialmente se concentró en fomentar las industrias básicas (desarrollo energético- siderúrgico
de Guayana y sistema de electrificación), de alimentación, combustibles y habitación, esperando
pasar luego al desarrollo de industrias complementarias, semi-pesadas y pesadas. A la par iría
implementando programas de desarrollo agrícola, piscícola y pecuario complementados con ‘la
compra por agencia del Estado de los excedentes de cosechas’ (Betancourt, 2001).
Para finales de la década de los años 50, bajo la consigna de diversificar el aparato industrial a
los fines de sustituir las importaciones, el Estado: i) creó un sistema de protección de la industria
nacional frente a los bienes de consumo provenientes del exterior y, ii) por medio de la Corporación
Venezolana de Fomento implementó un sistema de créditos para las nuevas industrias. Fue así que,
sostiene Purroy (1997), surgió el eje de desarrollo industrial Caracas- Maracay- Valencia y el
complejo industrial de Guayana.
Entre la década de los años 60 y 70, la política de sustitución de importaciones comenzó a dar
signos de agotamiento. El financiamiento industrial se hizo un lastre difícil de mantener, el mercado
interno fue insuficiente y las industrias ineficientes y no competitivas, se acostumbraron a la
protección estatal. Sin embargo, gracias a la inusitada alza de los precios internacionales del
petróleo, el esquema sustitutivo volvió a tomar oxígeno (Purroy, 1997).
Para la década de los años 80, el Estado venezolano era propietario de 78 empresas de diferentes
ramos (Crazut, 2006) y se había desarrollado un sector industrial privado a la sombra de éste,
mediante créditos y decretos de prohibición de importaciones (Melcher, 1995).
4. En el transcurso de la década en cuestión, a pesar de los ingresos petroleros, el país incurrió en
un elevado endeudamiento; la inestabilidad económica se hizo común y se comenzaron a
implementar mecanismos de estabilización —devaluación de la moneda y control cambiario, por
ejemplo. Ya para finales de la década, el presidente Carlos Andrés Pérez, en un intento por reactivar
la economía, implementó las políticas de ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional que
dieron origen a un desencanto popular por la eliminación de subsidios y protección. No obstante,
tal y como recalca Purroy (1997), el alza de los precios del petrolero dio un nuevo respiro
económico y postergó la urgencia de las reformas.
En el presente, tras una redefinición de la política de industrialización del país, aparte de una
nueva estatización de industrias de todo tipo, el Estado, por la vía de la nacionalización mediante
expropiaciones, apuesta por la denominada Economía Popular, sustentada en empresas de
producción social (EPS) que, al igual que en épocas pasadas, se mantienen bajo la sombra del
subsidio público.
Las constituciones políticas de cada país son formalizaciones de sus contratos sociales. Éstas
establecen las garantías que aseguran a los miembros del pacto, los derechos adquiridos y los
beneficios a obtener; pero también, estipulan los deberes a cumplir para disfrutar de los mismos.
Así, del contrato social no sólo derivan los principios éticos a partir de los cuales se fundan las
instituciones básicas de la sociedad, entre ellas el Estado, sino que también se desprenden derechos
y obligaciones voluntariamente aceptadas por todos (Basombrío, 2009).
A los fines de que el Estado pueda cumplir sus funciones, el contrato social arropa otro tipo de
acuerdo: el pacto fiscal, el cual contempla los mecanismos de financiamiento de las políticas a
implementar para cumplir el contrato. La lógica imperante es: para disfrutar de los beneficios del
contrato social es necesario un esfuerzo común. En la medida en que el Estado adquiera más
responsabilidades sociales, en esa medida se adecuará el pacto fiscal para garantizar la base material
que respaldará económicamente su actuación.
Bajo ciertas premisas se instituye y adecúa la relación Estado-sociedad civil en los países
industrializados, así como la política fiscal —dentro de ella la presión tributaria— que respalda el
Estado social. En el caso venezolano, debido a la propiedad estatal-nacional del petróleo y a los
enormes recursos provenientes de su explotación, el pacto fiscal se ha caracterizado por una carga
5. impositiva muy baja. Esta tradición tributaria ha traído consigo en Venezuela, como sostienen
Rodríguez y Rodríguez (2012), una relación ciudadano- Estado de dependencia unidireccional; en
este particular, los ciudadanos esperan y dependen, para mejorar sus condiciones de vida, del
reparto que realiza el Estado de la riqueza petrolera y no, como ocurre en países con economías
tradicionales, donde el Estado depende de los aportes de los ciudadanos para cumplir sus funciones.
Ésta forma de relacionamiento ha permitido la preponderancia del Estado venezolano sobre la
sociedad civil modelando «…las creencias y expectativas que constituyen el contrato fiscal rentista:
el Estado como padre proveedor, financiado por una abundancia infinita, y el ciudadano como
dependiente receptor» (Rodríguez y Rodríguez, 2012: 110).
Por otra parte, durante el quinquenio 1979-1983 se revirtió la situación de abundancia de
recursos monetarios y financieros de los años anteriores. De hecho, durante ese segundo quinquenio
se presentó una situación de sostenida estrechez financiera, haciéndose ésta crítica en algunos años.
En 1979 y 1980 el Banco Central siguió fijando los intereses locales, pero revisándolos
periódicamente con el fin de ajustarlos a los externos, de por sí volátiles y elevados, e impedir así
salidas de capital. Simultáneamente, mantuvo una política de redescuento y anticipos de corte
moderado, limitándose a dar soporte a las instituciones financieras que realmente lo necesitaban.
Como producto de lo anterior, la oferta monetaria mostró un dinamismo relativamente bajo en
esos dos años, generándose una situación de astringencia financiera que contribuyó, aunque en
forma marginal, a la recesión económica.
En 1981, cuando cambió la plana directiva del Banco Central de Venezuela, se notaron
modificaciones de fondo en la política monetaria. Se argumentaba que la política fiscal de cortes
expansivos que se estaba aplicando ese año iba a traer como consecuencia un incremento de la
oferta monetaria mayor al deseable, y con él una mayor inflación. En consecuencia, se decidió
neutralizar aquél factor expansivo de la oferta monetaria a través de la fijación de intereses internos
en niveles muy por debajo a los imperantes en los mercados financieros internacionales, con el fin
de estimular deliberadamente la salida de capitales.
Esta política fue errada, pues además de propiciar una merma innecesaria de reservas
internacionales, la misma no era el mecanismo más idóneo para combatir la inflación existente,
ya que el aumento de los precios se debía, en su mayor parte, a aumentos en los costos de
producción, tanto locales como externos, más que a un crecimiento desmedido de la demanda. La
6. imposición de una política monetaria de corte restrictivo en una economía donde existe una
inflación de costos, lo que normalmente logra es impedir la aparición de elementos inflacionarios
adicionales, en este caso por la vía de la demanda, pero no corrige la inflación existente.
Durante el año 1982, el B.C.V. mantuvo una política monetaria tendente a compensar la
esterilización de recursos domésticos que se producía por la fuga de fondos financieros,
inyectándole dinero a la banca y apoyando al Fisco. Sin embargo, buena parte de estos recursos
cuando llegaban a manos del público, bien sea por la vía crediticia o por la del gasto, salía al exterior
debido a la desconfianza existente. Dentro de este esquema, la política monetaria seguida fue de
carácter restrictivo, con el objeto de mantener limitado el flujo de recursos hacia el exterior. Sin
embargo, ello no frenó la fuga de capitales pues las divisas se compraban con los fondos que se
liberaban a medida que vencían los plazos de los instrumentos de ahorro (depósitosa plazo). La
situación hizo crisis en la segunda mitad de febrero, estableciéndose entonces un control de
cambios con tipos de cambio diferenciales.
En 1981 se observó una desaceleración de importancia en el ritmo expansivo de los precios, no
pudiéndose decir que la misma se debió fundamentalmente a la política monetaria implantada por el
B.C.V. Esto más bien se produjo por la conjunción de una serie de circunstancias favorables, tanto
de origen interno como externo, que se materializaron durante ese año. Así, enel ámbito externo,
la substancial revalorización que experimentó el dólar y consecuentemente el bolívar, en los
mercados financieros europeos y japoneses, se reflejó en Venezuela a través del abaratamiento de
los productos que se importaban de aquellas áreas. Igualmente, las menores presiones inflacionarias
sufridas en algunas de estas economías contribuyeron a moderar el aumento de los precios en
Venezuela. En el ámbito interno, se pueden mencionar la moderació nen el aumento de sueldos y
salarios, así como la mayor productividad laboral, y el menor ausentismo del trabajo. Estos hechos
contribuyeron a mitigar el aumento de los costos, y con ello, el de los precios de los productos
finales.
Ahora bien, al inicio del nuevo gobierno, en febrero y marzo de 1984 más específicamente, se
anunció un plan de ajuste económico tendente a enfrentar la crítica situación existente en la
economía. El mismo consistía en la implantación de una política de carácter restrictivo, en
concordancia con las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. Entre otras cosas, la
aplicación de la política de ajuste era una condición de base para poder avanzar en el
7. impostergable proceso de reestructuración de la deuda pública externa, ya que los bancos
acreedores habían condicionado los avances de las negociaciones a un acuerdo de política
económica con aquel organismo financiero internacional. Dada la negativa del nuevo gobierno de
llegar a un compromiso formal con dicha institución, era necesario definir e implantar una política
que fuera aprobada por el Fondo Monetario Internacional, satisfaciéndose así las aspiraciones de
la banca acreedora. Como parte de ese plan de ajuste se hicieron una serie de reformas al esquema
cambiaria, modificándose las tasas de cambio preferenciales, pero ratificándose el control de
cambios para las operaciones comerciales y para algunas financieras, como el servicio de la deuda
externa pública y parte de la del sector privado, las cuales continuarían haciéndose a tipos de
cambio preferenciales y fijos.
Otro componente de aquel plan de ajuste fue el conjunto de medidas orientadas a corregir la
brecha de las finanzas públicas. En tal sentido se decidió restringir el gasto público, en particular
las remuneraciones de los empleados públicos, y se anunciaron una serie de acciones tendentes a
racionalizar esas erogaciones. Como producto de esas iniciativas, en 1984 se operó una severa
contracción de los gastos de inversión gubernamental, no sólo en términos reales sino también
nominales, mientras que algunos rubros de gastos corrientes, como el de sueldos y salarios, se
contrajeron en términos reales. El bajo dinamismo del gasto se continuó observando durante buena
parte de 1985, no siendo sino durante los últimos meses de ese año cuando se comenzó a operar
una expansión de consideración de este tipo de erogaciones.
La política monetaria aplicada a comienzos del período analizado fue de carácter mixto. Por una
parte, se establecieron encajes sobre los excedentes de liquidez en poder de la banca, lo cual
buscaba limitar la capacidad de otorgamiento de crédito del sistema financiero, pero por la otra,
se restableció el sistema de fijación de las tasas de interés por parte del Banco Central, eliminándose
así el sistema de liberación de dichas tasas que había existido en los años anteriores. Esta última
decisión se tomó con la finalidad de reducir el costo del financiamiento para así estimular la
demanda interna, ya que existía el convencimiento de que las tasas se encontraban en niveles muy
elevados debido a la reticencia de los bancos a bajarlas. En los mesessiguientes a esta decisión se
observó una tendencia a la baja de los intereses; sin embargo, las presiones que se comenzaron a
observar en el mercado cambiario y en la actividad financiadora
8. de viviendas llevó a las autoridades monetarias a reajustar éstos hacia arriba, aunque en forma
moderada.
En 1984 se vivió una situación de astringencia financiera, a pesar de que la política monetaria
implantada no podía catalogarse de contractiva. En efecto, a pesar de la moderación de los intereses
y de una amplia asistencia financiera a la banca a través del redescuento, la oferta monetaria mostró
un escaso dinamismo. Ello obedeció fundamentalmente al represamiento de fondos en el Banco
Central debido, entre otras razones, a la política de moderación de gasto público, que hacía que los
mayores ingresos procedentes de las utilidades cambiarias y de los mayores impuestos pagados por
PDVSA, tan sólo se inyectaran parcialmente a la economía a través de las erogaciones fiscales. La
moderación en el ámbito fiscal y la astringencia financiera que privaron en 1984 y buena parte de
1985 se reflejaron en la demanda privada y en el nivel de actividad económica.
A fines de 1985 se dio un vuelco a la política económica. Entonces se decidió que era el
momento de implantar una política de estímulo con el fin de salir de la situación de estancamiento
en que estaba sumida la economía por casi siete años. En aquel momento parecía lógica la
aplicación de una política de este tipo, ya que los elevados superávit fiscales acumulados desde
comienzos de 1984 podrían ser utilizados como una importante fuente de financiamiento para el
mayor gasto. De allí que múltiples voceros, no sólo gubernamentales, sino también privados,
coincidieran en el respaldo a esta nueva decisión. No sólo el gasto público comenzó a expandirse
durante los últimos meses de 1985. La oferta monetaria también mostró durante esos meses una
expansión más vigorosa, concentrándose ésta en sus componentes más líquidos.
Los efectos de la nueva política fiscal y el mayor dinamismo del crédito se observaron sin
dilación, al punto de que en 1985 se operó un crecimiento del producto, aunque modesto en su
magnitud, a pesar de la recesión vivida durante la primera parte del año. A lo largo de 1986 continuó
implantándose aquella política expansiva de gasto público, notándose el mayor dinamismo en los
gastos de formación de capital, que aumentaron en torno a un 60% en términos nominales. No
obstante, todo ello coincidió con el derrumbamiento de los precios petroleros de 1986, hecho que
contribuyó notablemente a limitar los ingresos del sector público; fue así como se creó una brecha
fiscal de considerable magnitud.
9. En los dos años subsiguientes (1987 Y 1988) se siguió aplicando una política fiscal similar,
observándose un crecimiento interanual promedio del gasto público del orden del 34,7%, lo cual
implicó un incremento real de importancia. Los ingresos, por su parte también aumentaron aunque
con un menor dinamismo que las erogaciones, ensanchándose así el déficit fiscal. La oferta
monetaria, por su parte, mostró importantes aumentos en el lapso 1986-1988, particularmente
durante los dos primeros años.
Hubo, sin embargo, algunos factores que neutralizaron aquellos elementos expansivos de oferta
de dinero. Después de una política monetaria flexible aplicada por el Banco Central en 1986, que
buscaba como objetivo ofrecer holgada asistencia financiera a la banca a través de operaciones de
redescuento, anticipo y reporto, en 1987 se notó un cambio hacia lo restrictivo. Esto fue en cierto
modo la respuesta lógica del instituto emisor a la negativa persistente del Ejecutivo a elevar las
tasas de interés oficiales, a pesar del desequilibrio existente en el mercado financiero. A juicio de
las autoridades monetarias había que impedir el aumento desproporcionado de la oferta de dinero
para así limitar las presiones inflacionarias, obviándosela necesidad de restringir la capacidad de
otorgamiento de crédito de la banca.
Esa nueva política restrictiva consistió, por una parte, en la intervención activa de ese organismo
en el mercado de valores haciendo ventas netas de títulos, lo que permitió retirar fondos de la
circulación. Por la otra, creó su mesa de dinero en mayo de 1987 con el fin de limitar la capacidad
de otorgamiento de crédito de la banca; esto se lograría a través de la atracción delas reservas
excedentarias de ésta hacia el Banco Central, mediante la fijación de altos intereses para los fondos
allí depositados. La idea era crear una opción de colocación para las reservas de los bancos que
fuese muy atractiva, de tal forma que éstos prefirieran depositar sus encajes excedentarios en el
instituto emisor, en vez de canalizarlos hacia el crédito al público.
Todo lo anterior hizo que el consumo privado real mostrara en 1986 un repunte de importancia.
Esto, sumado al aumento de la inversión pública, se tradujo en un factor estimulante de la
producción, haciendo que P.I.B., real creciera en 6,8% durante ese año, y que P.I.B., no petrolero
lo hiciera en más de un 7%.
10. Modelo de Desarrollo Económico Venezolano
Los postulados iniciales de la política chavista tuvieron como frentes principales tres ámbitos, que
se consideraban entonces enormemente problemáticos y supusieron los grandes retos de estos
Gobiernos. Sería la reformulación del régimen político-judicial, una revisión de la política exterior
venezolana y su papel en la sociedad internacional y la constitución de un nuevo modelo
económico, que permitiera resolver de forma efectiva los problemas de pobreza y desigualdad,
los ejes sobre los que han girado prácticamente todas las grandes medidas del Gobierno nacional:
a) Sobre el régimen político-judicial: en las elecciones de 1998, Hugo Chávez, bajo el
apoyo de la plataforma Polo Patriótico, encabezó la campaña Una revolución
democrática, con la que se perseguía fundamentalmente abrir un nuevo proceso
constituyente (Bonnefoy 2012), para transformar el marco político-judicial que
consideraba agotado y que era necesario remodelar profundamente. Se abrió así el
camino hacia la Quinta República, que debía representar un nuevo modelo político capaz
de superar las deficiencias del anterior.
b) En materia de relaciones internacionales: el gabinete de Chávez mostró una considerable
preocupación por los asuntos regionales y mundiales. Se advirtió que el mundo de inicios
del siglo xxi se dirigía hacia un sistema multipolar, donde tanto Venezuela como toda
América Latina debían buscar una mayor autonomía y soberanía frente a los intereses y
habituales injerencias de potencias extranjeras. Aún más, a través del petróleo, el
Gobierno venezolano no ha dudado en aumentar su influencia en las proximidades y a
escala mundial (Arriagada 2006), con alianzas con un componente común: debilitar el
poder hegemónico de Estados Unidos y defender la soberanía e independencia de los
Estados.
c) En el ámbito social y económico: las propuestas programáticas se basaban en la
consecución de un principio esencial, el desmantelamiento del sistema capitalista y la
construcción del modelo socialista bolivariano (Chávez 2012). La construcción de un
sistema productivo socialista era esbozada como la única vía para satisfacer
completamente las necesidades del pueblo venezolano, lo que erradicaría la pobreza yla
desigualdad y ofrecería, a su vez, un Estado garante del bienestar general y la igualdad
de oportunidades.
11. Este gobierno presentó como necesario el cambio de la estructura y propiedad productiva, hacia
un modelo social y cooperativo (Rodríguez y García 2013), que permitiera combatir los problemas
socioeconómicos heredados de la Cuarta República. Para ello, era imprescindible ampliar las
capacidades y recursos del Estado en materia social, sirviendo la economía siempre al interés
colectivo. Sin embargo, la transición y el cambio de prototipo económico no fue repentino, sino
que fue un proceso gradual que conoció principalmente tres etapas, desde las algunas limitadas
reformas en los primeros años de Gobierno hasta los últimos años, donde existe una patente
transformación en algunos ámbitos de la economía, como la propiedad de los recursos y medios
de producción o el papel del Estado y las entidades públicas.
La primera etapa del nuevo Gobierno, entre 1999 y 2002, estuvo determinada por el Programa
Económico de Transición (PET), con el que se buscó superar la alarmante crisis económica y social
del país, para posteriormente trabajar en un crecimiento sostenido (Gracia y Reyes 2008). Este
período podría ser considerado Programa Económico de Transición (PET), con el que se buscó
superar la alarmante crisis económica y social del país, para posteriormente trabajar en un
crecimiento sostenido (Gracia y Reyes 2008). Este período podría ser considerado reformista y
pragmático, más allá del lenguaje revolucionario que recogieran los documentos oficiales.
El segundo breve período, entre 2002 y 2006, caracterizado como de transición, estuvo marcado
por la polarización y confusión política y social generalizada. Será, tras la consolidación de la figura
del presidente, posterior al fallido golpe de Estado de abril de 2002 y la huelga indefinida de
diciembre de ese mismo año, cuando el programa económico del Gobierno comenzará a
profundizar en políticas de mucho más recortado que sí revierten algunas de las estructuras
productivas más significativas, al regirse por las premisas de la llamada Revolución bolivariana.
Finalmente, el tercer ciclo partiría desde 2006 hasta la actualidad. Con la nueva victoria
presidencial de Chávez en ese año, se apuesta decididamente por acelerar el proceso que conduzca
al Estado venezolano hacia el socialismo del siglo XXI (López 2008), singularizado
primordialmente por la centralización y estatificación aún más de la dinámica económica, tendencia
que ha sido mantenida e incluso profundizada durante el Gobierno de Maduro. No obstante, hay
que señalar una matización relevante. A pesar de que Hugo Chávez siempre abogó por un cambio
total del modelo económico, que pasaba ineludiblemente por alterar la fuerte
12. dependencia del importante sector del petróleo, este ha representado el elemento esencial para el
crecimiento de Venezuela, el sostenimiento de las ambiciosas políticas sociales y la legitimación del
Gobierno. De hecho, el modelo que han propugnado Chávez y Maduro ha ido, con el paso de los
años, pareciéndose al rentista de mediados del siglo xx, en cuanto a la dependencia absoluta a la
producción y exportaciones del petróleo para mantener la estabilidad social y económica.
A lo largo de estos años se han podido comprobar ciertas singularidades de ese nuevo esquema
económico, que ha protagonizado habitualmente la escena gubernamental y política venezolana:
1. Falta de visión general: el modelo de desarrollo que se puede presuponer de las políticas
económicas llevadas a cabo durante estos diecisiete años ha carecido a grandes rasgos de
una estrategia global (Lander y Navarrete 2007) que sirviera para encauzar todas las medidas
de los distintos ámbitos. La política sobre el petróleo, la monetaria, fiscal y redistributiva,
las acciones sobre la balanza de pagos o las medidas para la industrialización e innovación
se han caracterizado por no seguir una misma línea de actuación, sino que cada una ha tenido
diversos sobresaltos, lo que ha provocado que, en ocasiones, llegaran a ser contradictorias
entre sí, lo cual dificultaba enormemente la construcción de un modelo general.
2. El Estado, centro de la economía: el Estado se convierte en el principal agente económico
y en el motor fundamental del desarrollo de un modelo que conduzca a la construcción de la
economía socialista (Guerra 2008). Se manifestará este principio más claramente en todos
aquellos documentos y discursos en los que se menciona la transformación de la propiedad
privada hacia un sistema arquetipo de tres modalidades: propiedad pública, perteneciente a
la Administración estatal; propiedad social, que sería directamente del pueblo o colectivos
sociales, y propiedad mixta, conformada por el Estado y un agente privado o colectividad.
3. Interés nacional diluido: la vinculación tan estrecha que existe entre Estado, Gobierno y el
Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) provoca que los intereses de cada uno se
entremezclen constantemente. De esta manera, en materia económica, como ocurre con otros
aspectos, el interés del Estado se desdibuja habitualmente en las preocupaciones particulares
del Gobierno. Asimismo, la influencia ideológica del PSUV, como el peso de
13. las distintas familias dentro del movimiento, hace que la actividad gubernamental esté
condicionada por las injerencias de los distintos grupos de presión (Varo 2011), lo que ha
favorecido que, a lo largo de los Gobiernos de Chávez y Maduro, la política económica haya
ido dibujando diferentes trayectorias.
4. Mayor presencia gubernamental: bajo la presunción de la necesidad de tener un Estado fuerte
y un Gobierno con amplias prerrogativas económicas, ha ido creciendo el número de ámbitos
económicos donde hay un control gubernamental. Especialmente evidente ha sido en casos
como las actuaciones del Banco Central, donde la supuesta independencia que recibió sobre
todo a partir del Gran Viraje de Carlos Andrés Pérez rápidamente desapareció bajo el primer
mandato de Chávez, respondiendo a las directrices marcadas por el presidente y su gabinete
económico. Además, el infructuoso empeño del Gobierno venezolano por controlar la
inflación (Palma 2011) lo ha llevado a crear a lo largo de este período distintos sistemas
cambiarios como el Cadiví, el Cencoex o el Simadi, así como mecanismos para intentar
controlar el nivel de precios. En esta misma línea, las capacidades económicas estatales han
derivado en controles estrictos de fases tan relevantes como la distribución y la venta de
productos al consumo, como refleja que el Estado asumiera completamente la propiedad de
la Red de Abastos Bicentenario, así como una regulación de los márgenes comerciales y de
beneficios de las empresas privadas.
5. Aumento del gasto social: uno de los elementos más distintivos de los Gobiernos
bolivarianos durante todo este período ha sido el aumento considerable del gasto social, un
gasto que ha ido encontrando cada vez más fines a los que ser destinado, desde programas
específicos como las famosas Misiones (Misión Madre del Barrio, Misión Alfabetización,
Misión Barrio adentro, Misión Vivienda, etc.) hasta una reestructuración del sistema de la
Seguridad Social para las pensiones o la constitución de la Universidad Bolivariana, así
como el creciente número de productos de la cesta que están subvencionados. Estos gastos
sociales han sido encauzados por dos vías principalmente, ya sea por los presupuestos
generales, con las partidas correspondientes para cada área ministerial, o bien por
mecanismos extrapresupuestarios (Aponte 2010), como el Fondo Nacional para el
Desarrollo Nacional (Fonden) o el Fondo Social de PDVSA, el Fondo para el Desarrollo
Económico y Social del País (Fondespa) que, como PetroCaribe, ha ampliado la utilidad
de los recursos petrolíferos, lo que lo ha convertido en un elemento esencial para la
14. supervivencia del Gobierno, tanto dentro del país como para su política exterior. Desde sus
inicios muchos de estos programas sociales han recibido multitud de críticas, tanto por su
gestión como por la administración de los fondos y su naturaleza. Se los ha tachado con
asiduidad de un carácter meramente asistencialista (Alvarado 2002); han servido de ayuda
coyuntural y auxiliar, pero no han resuelto de fondo los problemas. Además, se ha acachado
a los sucesivos Gobiernos de no ser capaces de crear una verdadera red sólida de Seguridad
Social e instituciones públicas.
6. Peligro de desequilibrio e insostenibilidad: el modelo de desarrollo económico y social
venezolana ha vivido siempre bajo la sombra de una burbuja por bonanza petrolera
(Wiesbrot y Sandoval 2008). Cuando Hugo Chávez, a partir de 2006-2007, se lanzó a
ampliar el gasto social y los fines del mismo, diversos analistas advertían de los riesgos de
insostenibilidad para la economía venezolana, que antes o después acabaría resintiéndose.
Pero esta conoció un crecimiento considerable y existió durante un corto período de tiempo
un cierto equilibro entre gastos e ingresos. No obstante, un gran porcentaje de los ingresos
fiscales procedían de las exportaciones del crudo y una creciente presión tributaria sobre el
sector empresarial privado, mientras que el gasto social no dejaba de crecer y aumentaba el
número de productos y artículos subvencionados. Todo ello generó de nuevo advertencias
sobre la alta dependencia del modelo social crecimiento venezolano, de los precios del
petróleo. Sin embargo, no se han hecho palpables las dificultades del modelo, hasta que en
2014 comienza a descender de manera vertiginosa el valor del barril.
7. Dependencia del sector petrolífero: una de las metas finales de la política económica chavista
ha sido la de diversificar el tejido productivo y favorecer un mayor grado de industrialización,
incluso llevando a cabo inversiones públicas en sectores de innovación, a partir de unos
principios cercanos al estructuralismo clásico de la Cepal (Mateo y Sánchez 2010). Pero la
realidad desde 1999 es que, pese a las constantes y elevadas inversiones públicas para la
modernización y su diversificación, el aumento de las industrias y sectores productivos ha
seguido estando ligado al del petróleo. Por un lado, la mayor parte de los nuevos núcleos de
producción generados están directa o indirectamente vinculados a la industria del petróleo
puesto que, de una forma u otra (suministradores, compradores o distribuidores), dependen
altamente de su evolución. Por otra parte, en la participación en
15. el PIB, el sector del petróleo y el gas han continuado ganando peso, en detrimento de otros
sectores como el agrícola, lo que evidencia el fracaso de la apuesta por intentar diversificar
la producción nacional.
Periodo 1935 - 1958. Agregados macroeconómicos, Producto Interno Bruto, Inflación,
Reservas Internacionales, Tipos de Cambio, Ahorro, Inversión, Desempleo.
Durante la época de transición (1936-1958), Venezuela experimentó drásticos cambios sociales
al aparecer la novedosa industria petrolera, se comienza un proceso de urbanismo en los
indicadores básicos de calidad de vida y desarrollo humano, en términos sociales, se dibuja un
nuevo perfil de la sociedad venezolana, las clases medias adquirieron un mayor protagonismo, se
desarrollaron programas sociales en el área de educación, salud y vivienda que mejoraron la calidad
de vida de la población, caracterizado por el período post-gomecista (1936- 1941), el Estado asignó
una nueva significación a los derechos laborales y a las campañas masivas de orden sanitario, el
período 1941-1945, la preocupación por los tema sociales se convirtieron en uno de los emblemas
más representativos del gobierno de Medina Angarita.
Algunos de estos cambios en el papel del Estado se expresaron en la Constitución de 1947, que
consagraba amplios derechos sociales que fueron desarrollados durante la breve experiencia
democrática del período 1945-1948. La economía en los entre los años 1936-1958 se vio afectada
por los diferentes procesos gubernamentales, entre los años 1936-1940 aproximadamente luego de
la salida del general Gómez se buscan la forma de recuperar la economía ya que esta se basaba en
lo mano- producción, entre 1945-1948 se ve un mejor panorama para la economía venezolana
debido a las actividades agrícolas e industriales que se desarrollaron.
Las características del panorama económico de Venezuela, a la salida de la larga dictadura
Gomecista, no presenta variedad ni nuevas proyectos, toda la base económica se basaba en el
sistema monoproductor y no daba oportunidades para la diversificación económica del país, las
políticas que hasta 1936 se habían implementado tenían como propósito específico robustecer el
sistema económico con las entradas provenientes de los hidrocarburos, los que garantizaban buenas
y abundantes entradas al fisco nacional para tiempo de las exposiciones.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), al limitar drásticamente el comercio internacional,
favoreció los inicios de una industria nacional moderna y al mismo tiempo planteó la necesidad de
racionalizar el aparato productivo agrícola, dentro de ese contexto que se promulga, en 1945, una
primera Ley de Reforma Agraria la cual no llega a ejecutarse debido al derrocamiento del gobierno
del Presidente Isaías Medina Angarita, hecho éste ocurrido en octubre de 1945, en los años
16. cincuenta, el desarrollo de grandes obras de infraestructura favoreció el establecimiento de una
industria cementera venezolana.
De allí que la agricultura y la ganadería, fueron los sectores de la producción, al margen del
petróleo, a ellos siguió ligado el movimiento económico, como retal monopolio del petróleo, esas
actividades ya estaban generando buenas entradas: los cuadros de la época, correspondientes a los
años 1937 - 1938 y 1940, las cifras correspondiente al valor de los productos logrados de las labores
agropecuarias, aun cuando seguía pesando la actividad petrolera como principal generadora de
dinero para el fisco nacional.
No obstante, para rehacer la actividad agropecuaria que se presentaba con buenos prospectos,
la panorámica de ese sector sufrió peligrosa caída como consecuencia de la II guerra mundial, el
sector ganadero en todo este periodo de transición se condujo dentro de los altibajos de la
producción, en niveles más o menos aceptables: la ganadería se mantuvo en los 3.500.000 cabezas
de ganado, suficientes para los requerimientos de los mercados nacionales y del exterior, hubo
evolución del P.I.B. Agrícola en el período 1907-1940, a precios constantes de 1936.
Este lapso fue de años de abastecimientos, pues la política oficial ayudaba de modo efectivo de
los cultivadores y productores campesinos, las cifras generales de la producción agropecuaria se
presentaron en los últimos diez años del periodo de transición muy similares a las cifras de 1936,
a pesar de la guerra, se mantuvieron casi invariables las cuotas de producción, hasta mostrarse en
franco ascenso a partir de 1944, el proceso de industrialización comprende la transición desde una
sociedad agrícola a una industrial, acompañada de un crecimiento de la renta per cápita y de la
productividad.
Para que esto ocurriera, la oferta de productos agrícolas tiene que satisfacer la demanda,
demostrando que en los primeros estadios de desarrollo de una economía, la demanda de productos
agrícolas es elástica (cuando aumentan los ingresos aumenta la demanda de los mismos). Para que
el proceso de industrialización sea sostenido y viable es necesario que la creciente petición de
productos agrícolas se satisfaga, bien mediante importaciones y aumentos en la productividad
agrícola nacional.
El periodo fue poco avance, salvo en el sector de la industria petrolera; solo en los años finales
de la década de los años cincuenta se incrementó, gracias a las políticas e incentivos del gobierno,
entre 1936 a 1941 la industrialización estaba dominada por las actividades petroleras, en general,
el crecimiento estatal, el engrandecimiento del gasto público y social, el incremento en inversiones
de capital nacional y en especial del capital extranjero, así como la intensificación del proceso de
urbanización, significaron un crecimiento del mercado urbano.
17. La llegada del Petróleo hizo de un modo u otro una mejoría en la economía venezolana. Sin
embargo la mala administración de los recursos agropecuarios y agrícolas llevo a monopolizar
nuestra economía siendo el petróleo prácticamente la única fuente de ingreso, desaprovechando así
la gran capacidad agrícola y pecuaria que posee nuestro país, lo cual pudo haber sido una gran
ayuda para la mejoría de la economía venezolana. El proceso de industrialización se incrementó a
finales de los siglos 50 gracias a las políticas e incentivos del gobierno. Entre estos años la
industrialización se encontraba monopolizada por las actividades petroleras, entre los años 1945 a
1948, pasada la segundo guerra mundial y asentado el gobierno que sustituyo a Medina Angarita,
empieza a conformarse un mejor panorama económico, eso se debe a las políticas oficiales con la
intensificación de los sectores agropecuarios e industriales con miras a la diversificación
económica.
Durante este período puede decirse que se consolida el carácter mono-productor y petrolero de
la economía venezolana. En íntima relación con este desarrollo petrolero, comienza a formarse en
Venezuela un sector industrial; la inversión extranjera, se concentró sobre todo en la extracción del
crudo venezolano, mientras que en otras áreas como la agrícola, la ausencia de capitales conspira
contra su real desarrollo, el Estado tiene luego de 1936 y gracias al petróleo, la capacidad financiera
para aspirar a esos amplios objetivos, el programa plantea la asociación con capitales privados para
llevar adelante esos planes: la creación de un Banco Industrial de Venezuela (1937) o del Banco
Central de Venezuela (1940), el Estado se convierte en el principal promotor de la economía, se
amplía la Ley de Impuestos sobre la Renta en el año 1942 y se crea la nueva Ley de Hidrocarburos
en 1943, entre abril de 1947 y noviembre de 1948, el Ejecutivo firmó los convenios para construir
las primeras refinerías en Amuay y Cardón, en la década del 50 se intensificó la búsqueda de
Petróleo en lago de Maracaibo, de igual manera en este año, el desarrollo de grandes obras de
infraestructura estableció la industria cementera venezolana.
Con relación a la sobrevaluación de la moneda, Baptista (2010), señala que el Estado propietario
recibe unos dólares… que no precisan de una contrapartida interna en esfuerzo productivo, por lo
que su decisión de hacerlos privados a través del mercado puede cumplirse a cualquier tasa de
cambio…, … en manos privadas… más poder de compra del que recibe a cambio, asimismo …el
dueño de la renta optó por darle una parte de la misma a la gente, vendiéndole barato su dólar.
Frente a la abundancia de recursos financieros, el Estado venezolano, particularmente de 1945
en adelante, apostó por promover el desarrollo industrial y agrícola del país, en una primera etapa,
de manera indirecta, a través de la Corporación Venezolana de Fomento (1946), de manera directa,
creando industrias en diferentes ramos, inicialmente se concentró en fomentar las industrias básicas
(desarrollo energético- siderúrgico de Guayana y sistema de electrificación), de alimentación,
18. combustibles y habitación, esperando pasar luego al desarrollo de industrias complementarias,
semi-pesadas y pesadas. A la par iría implementando programas de desarrollo agrícola, piscícola y
pecuario complementados con ‘la compra por agencia del Estado de los excedentes de cosechas.
Para finales de la década de los años 50, bajo la consigna de diversificar el aparato industrial a
los fines de sustituir las importaciones, el Estado: i) creó un sistema de protección de la industria
nacional frente a los bienes de consumo provenientes del exterior y, ii) por medio de la Corporación
Venezolana de Fomento implementó un sistema de créditos para las nuevas industrias. Fue así que
surgió el eje de desarrollo industrial Caracas-Maracay- Valencia y el complejo industrial de
Guayana.
Periodo 1958-1998. Agregados macroeconómicos, Producto Interno Bruto, Inflación,
Reservas Internacionales, Tipos de Cambio, Ahorro, Inversión, Desempleo.
De 1958 a 1977, el país fue ejemplo de crecimiento, impulsado mayormente por la industria
petrolera, el Producto Interno Bruto (PIB) por habitante se multiplicó por 2,5 según las cifras del
Banco Central de Venezuela, se tenía una inflación muy baja, una moneda fuerte, un proceso de
urbanización que destacaba mundialmente, el cual comenzó después de la muerte de Juan Vicente
Gómez (1935) y que continuó hasta la presidencia de Carlos Andrés Pérez (1974 -1979), Venezuela
contaba con una democracia que era un referente para el continente americano, pero la parte final
de ese proceso fue una ilusión. A mediados de los años 70 la estatización de la actividad petrolera
en Venezuela bajo el Gobierno de Carlos Andrés Pérez, develó las debilidades de una economía
tan dependiente de un solo recurso, más si no era correctamente manejado.
Es por ello, que la producción petrolera en el país representó tanto cambios como permanencias
en la economía nacional. Cambios, porque constituyó el tránsito de una economía centrada en una
actividad poco tecnificada, de productividad en franco descenso y en manos de los nacionales, a
una de tecnología de punta, productividad creciente y realizada por empresas y mano de obra
extranjera. Permanencias, porque siguió siendo una economía del sector primario, mono-
productora, dependiente de la dinámica del precio internacional de una materia prima e importadora
por excelencia; en este caso, se pasó del café, materia prima del subsector agrícola, al petróleo,
materia prima del subsector minero, de allí en adelante, sólo será éste recurso, la base económica
nacional.
Frente a los ingentes ingresos petroleros, los impuestos derivados de las actividades no
petroleras perdieron progresivamente importancia para el sector público, hasta el punto de ser casi
dispensables para el funcionamiento del Estado. Sobre esta situación destaca Baptista (2010),
19. “…entre 1980 y 1992 el monto de impuestos pagados por las personas naturales fue 0,8 % del
ingreso recibido, en tanto que las corporaciones no petroleras pagaron sólo 2,4 % en promedio…
El mismo concepto, en el caso de una economía como la norteamericana, fue 13,4 %”, a razón de
ello, el gobierno venezolano dejó de requerir los aportes privados, vía impuestos, para cumplir su
función social; de hecho, creó y sigue implementando otros mecanismos para hacer uso de la
riqueza petrolera sin necesidad del aporte económico de los venezolanos. Entre ellos, el subsidio a
la gasolina y de la moneda.
Aunque entre la década de los años 60 y 70, destaca Crazut (2006), que la política de sustitución
de importaciones comenzó a dar signos de agotamiento, el financiamiento industrial se hizo un
lastre difícil de mantener, el mercado interno fue insuficiente y las industrias ineficientes y no
competitivas, se acostumbraron a la protección estatal. Sin embargo, gracias a la inusitada alza de
los precios internacionales del petróleo, el esquema sustitutivo volvió a tomar oxígeno.
En la década de los 80, el Estado venezolano era propietario de 78 empresas de diferentes ramos
y había desarrollado un sector industrial privado a la sombra de éste, mediante créditos y decretos
de prohibición de importaciones, en el transcurso de la década, a pesar de los ingresos petroleros,
el país incurrió en elevado endeudamiento; la inestabilidad económica se hizo común y se comenzó
a implementar mecanismos de estabilización, devaluación de la moneda y control cambiario.
A finales de la década, el presidente Carlos Andrés Pérez, en un intento por reactivar la
economía, implementó las políticas de ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional que
dieron origen a un desencanto popular por la eliminación de subsidios y protección. No obstante,
el alza de los precios del petrolero dio un nuevo respiro económico y postergó la urgencia de las
reformas, para ello, las exportaciones del crudo tiene el mayor porcentaje dentro del total
exportado, confirmándose así de la dependencia que se tiene del petróleo, como el recursos natural
generador de ingresos y el financiador de los presupuestos que permitieron desarrollar los planes
económicos de la época, para finales de la década comenzó un largo período de inestabilidad
económica, la inflación saltó de 7,2% en 1978 a 81% en 1989, causando una caída al poder de
compra de los venezolanos, una crisis de deuda externa y el comportamiento volátil de las
exportaciones e importaciones.
Grafico 1
Ubicación en el campo laboral 1936-1975
20. Grafico 2
Fuente de ingreso 1940-2008
Periodo 1998-2014. Agregados macroeconómicos, Producto Interno Bruto, Inflación,
Reservas Internacionales, Tipos de Cambio, Ahorro, Inversión, Desempleo.
Para analizar este período económico es importante destacar que el mismo coincide con la
llegada a la presidencia de la república de Hugo Chávez Frías, ante una economía que venía
derrumbándose y los gobiernos anteriores utilizaron controles de precios y de cambio como
instrumentos de estabilización que no resultaron positivos, la debacle económica fue acompañada
por una crisis social y política que agravó más la calidad de vida y las vida mercantil del país.
Ese reclamo sociohistórico fue el bastón fundamental utilizado por Hugo Chávez para ganar el
voto de 56,2% del pueblo venezolano en 1998, el excomandante llegó al poder con la clara
intención de rehacer un país, apoyado con la promesa de mejorar la situación de los hogares
venezolanos reformando estructuralmente al Estado venezolano, el llamado a la Constituyente de
1999, que dejó como resultado una nueva constitución, era parte de ese proyecto, como también
renacionalizar el principal generador de divisas del país: Petróleos de Venezuela, S.A.
Sin embargo, estas reformas propuestas fueron beneficiadas por un boom histórico de precios
del petróleo, lo que permitió estabilizar la moneda, hubo un ingreso considerable de dólares, hubo
una agresiva ayuda social conformada en planes denominados “Misiones”, aunque esa situación
finalizaría en 2014, que conllevo a una alta propensión a la emisión de deuda financiera (y bilateral)
21. con los mercados internacionales (especialmente China), ya se había llevado la deuda externa de
25,000 mil millones de dólares en 2005 a más de 120,000 millones de dólares en 2006,
considerando los expertos que no se invirtió para el futuro y el grueso de esos recursos fue utilizado
para crear una ola de consumo solo comparable con la de finales de los años 70, que fue catalogado
como el período de la “Venezuela Saudita”.
Luego, las correcciones político económicas para estabilizar el país no resultaron, se provocó
una caída de 40% de la oferta global de bienes y servicios per cápita entre 2013 y 2014, el precio
internacional del petróleo empezó a desplomarse de 115 dólares por barril en junio de 2014 a 35
dólares en febrero de 2016. La inflación llegó a 800%. A pesar de los esfuerzos realizados, la
economía nacional sigue siendo mono-productora y dependiente de la explotación y exportación
de petróleo, así como de las importaciones y el sector industrial. Evidencias de ello son las cifras
de exportación de CONAPRI (2010).
Gráfico 3
PIB percápita en bolívares.
Fuente: El producto interno bruto per cápita (en bolívares, valor de 1997). Venezuela Central
Bank/Econometrica IE, SA, Author provided
La CEPAL estima que el PIB de la República Bolivariana de Venezuela cayó por cuarto año
consecutivo en 2014, calculándose que la contracción fue del 13%, la producción de crudo
disminuyó un 13,7%, si se comparan los niveles de producción petrolera que fuentes secundarias
dieron a conocer a la OPEP en diciembre de 2014 y en diciembre de 2015. En el caso de la
producción de crudo venezolano, este sería el tercer año con caídas desde 2012. En 2014 se aceleró
la inflación, por lo cual la economía atravesó su primer episodio multianual de inflación de tres o
más dígitos.
En ese aumentó el ritmo de crecimiento de los agregados monetarios, del tipo de cambio oficial
22. y paralelo y del salario mínimo, la merma de la capacidad productiva de la industria petrolera
venezolana ha contrarrestado el efecto favorable del aumento del precio del petróleo sobre las
finanzas públicas y los resultados del sector externo de la economía del país en 2014. Para 2015 la
CEPAL proyectó una caída del 12% del PIB de la República Bolivariana de Venezuela, lo que
supone cinco años consecutivos de contracción y una caída acumulada que supera el 40% respecto
al nivel exhibido en 2013.
Gráfico 4
PIB Importaciones:
Fuente: El producto interno bruto per cápita (en bolívares, valor de 1997). Venezuela Central
Bank/Econometrica IE, SA, Author provided.
La contracción de la actividad económica, la creciente inflación y la merma en la capacidad
productiva de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) han afectado las finanzas públicas de la
República Bolivariana de Venezuela, que pese a la recuperación experimentada por el precio del
petróleo, aún necesitó de un elevado financiamiento del Banco Central de Venezuela (BCV). La
contracción de la actividad económica, la reducción de las importaciones de bienes y servicios y la
elevada inflación que deteriora el poder de compra de la recaudación fiscal. Las caídas en la
recaudación por concepto de Sistema Impuesto Sobre la Renta (ISLR) y de Impuesto al Valor
Agregado (IVA) se estimó un 84% y un 78% respectivamente.
Adicional a ello, fue seguido de una fuerte caída de los bonos venezolanos, permitió al Poder
Ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela llegar a un acuerdo con el gobierno de Rusia
para reestructurar la deuda (3.500 millones de dólares). Las dificultades financieras persistieron y
los bonos de la compañía eléctrica venezolana entraron en situación de cese de pago (default), a
los compromisos existentes se sumaron la finalización del período de gracia de los préstamos
23. efectuados por los bancos de desarrollo chinos, que ascienden a unos 4.000 millones de dólares, y
el pago (con crudo) a la empresa rusa Rosneft, por unos 2.250 millones de dólares.
La política monetaria Los agregados monetarios continúan creciendo a tasas muy elevadas, el
crecimiento de la base monetaria fue del 1.737%, 7,4 veces el crecimiento registrado en 2013, un
factor determinante en el crecimiento de la base monetaria ha sido el financiamiento otorgado por
el BCV a empresas públicas no financieras. Este componente creció cerca del 2.000%. El
importante aumento registrado por los agregados refleja el creciente uso que se ha dado a los
ingresos por emisión monetaria para financiar la gestión del sector público venezolano.
En diciembre de 2016, los créditos otorgados por el BCV a empresas públicas no financieras
representaron un 1,04 veces la base monetaria, la relación fue 1,2 veces la base y la relación de los
créditos a empresas públicas no financieras a base monetaria era de 3,4 veces, los ingresos por
emisión monetaria recaudados por el BCV representaron cerca de un 20% del PIB. Pese al aumento
de los agregados, la economía venezolana ha enfrentado problemas relativos a la disponibilidad de
efectivo, y por eso el BCV decidió en primera instancia ampliar el cono monetario incorporando
billetes de mayor denominación.
La política cambiaria y el manejo de las reservas internacionales En la República Bolivariana
de Venezuela el sistema cambiario experimentó modificaciones, las ventas de divisas (tipo de
cambio para importaciones complementario usado para financiar importaciones prioritarias no
esenciales) se efectuarían en el marco de una banda que oscilaría en virtud de las condiciones del
mercado, al tiempo que se mantendría el tipo de cambio empleado para las importaciones del sector
público. Utilizando como referencia el tipo de cambio, el bolívar experimentó una depreciación del
396,5%, y del 3.027% como referencia el tipo de cambio paralelo.
Para tratar de incrementar su liquidez externa, el Banco Central de Venezuela liquidó activos
financieros en dólares en su poder con descuentos que superaron el 70% y recurrió a la venta de
sus tenencias en oro, para tratar de reducir la brecha existente entre el tipo de cambio paralelo y el
tipo de cambio oficial, se eliminó el tipo de cambio que se cotizaba a 10 bolívares por dólar de los
Estados Unidos.
La economía venezolana atravesó y atraviesa un prolongado episodio de elevada inflación, con
tasas de inflación de al menos tres dígitos desde 2013 y que en los últimos 18 meses se ha acelerado
rápidamente. Se estima que la tasa de inflación anual superó el 2.500%, registrado tasas de inflación
mensuales superiores al 50%, el crecimiento elevado de los agregados monetarios, el
financiamiento de la gestión fiscal con los ingresos por emisión monetaria, la depreciación
pronunciada del tipo de cambio, los aumentos salariales y la severa restricción para la obtención
24. de divisas son algunas de las razones del repunte de la inflación.
Esta evolución de los precios ha ido acompañada de aumentos en los salarios nominales, a partir
del Índice Nacional de Precios presentado por la Asamblea Nacional de Venezuela, componentes
del salario mínimo (salario mínimo base y bono de alimentación) aumentaron en seis
oportunidades, el incremento acumulado en el salario mínimo fue del 403%, lo que, a la luz del
alza en los precios, supone una caída muy significativa del poder adquisitivo de las personas que
reciben esa remuneración, se estima que en 2014 la inflación se aceleró nuevamente, y según
diversos cálculos podría alcanzar niveles de cinco o más dígitos para el cierre del año. Las
estimaciones más recientes indican que las tasas mensuales superan los tres dígitos. Por su parte,
la variación registrada por el tipo de cambio (oficial y paralelo) y los principales agregados
monetarios también se han acelerado conforme lo ha hecho la inflación.
Conclusión
25. Venezuela debe contralar la inflación, reducir las tasas de interés o acumular reservas y verlo
como una meta necesaria para lograr aumentos sostenidos en el bienestar, lo que sólo se puede
alcanzar de manera sostenida a través de la creación de empleos cada vez más productivos y de la
dotación de capital humano, físico y social a los venezolanos.
Si la inflación se controla por intermedio de un tipo de cambio sobrevaluado y, por tanto,
promotor de importaciones, éste no contribuirá a la generación de empleo sino, por el contrario, a
la asfixia de la producción nacional y, por tanto, del empleo. Fijando el tipo de cambio, se
promueve el consumo, pero sólo mientras dure el boom petrolero que da viabilidad al tipo de
cambio.
Estos son algunos de los acuerdos que se consideran fundamentales alcanzar en materia de
política económica. Sin embargo, estos acuerdos deben alcanzarse y divulgarse antes de tomar
acciones de política dirigidas a lograr los objetivos intermedios que están detrás de objetivos finales
no explícitos en materia económica y social. Pues de esta forma estos objetivos deben ser la
reducción de la pobreza y de la desigualdad, operando a través del crecimiento económico
sostenido y generador de empleo productivo y de la capacitación creciente del trabajador
venezolano.
26. Referencias Bibliográficas
Baptista, E. (2010). El Producto Interno Bruto. El Nacional en Economía.
Brito, F. (1974). Historia Económica y Social de Venezuela. Tomo II de la Biblioteca:
Caracas.
Censo y BCV. Recopilación de Material (2018).
CEPAL (2016). Cifras económicas de Venezuela. Caracas.
Cova, C. (1998). Realidad Social de Venezuela. Centro Gumilla. Caracas.
Crazut, L. (2006). La Economía Venezolana. Cuadernos de Venezuela: Caracas.
Enciclopedia Océano de Venezuela. Tomo 3. Editorial Océano. España.
Gómez, A. (2000). Historia Moderna y Contemporánea de Venezuela. Episteme:
Caracas.