Este documento presenta la historia de "Clavillazo", cuyo verdadero nombre es Joel Morales, un mensajero que ha recorrido todo el país y conoce a todos los jefes policiales. A los 12 años huyó de casa y comenzó a trabajar para la Policía Técnica Judicial (PTJ), limpiando zapatos y desempeñando otros trabajos. Aunque no es oficial de la PTJ, conoce la institución por dentro y por fuera debido a sus 33 años de servicio. Se ha desempeñado bre
1. CLAVILLAZO.
Un mensajero que ha recorrido a todo el país y que conoce a todos los jefes policiales
“Clavillazo”, ha sido el único jefe de la PTJ por una noche. Pocos funcionarios, saben que
su verdadero nombre es Joel Morales, quien asegura amar a la institución y conocerla a
cabalidad por dentro y por fuera. Y es así, que Gustavo Rodríguez, en El Universal,
Caracas, publicó el siguiente artículo: En la Policía Técnica Judicial nadie conoce a Joel
Morales. Sin embargo, los funcionarios de todas las comisarías, divisiones, seccionales y
delegaciones han tenido que toparse con él, pues ha recorrido todo el país en diversas
oportunidades y tras escuchar el seudónimo de “Clavillazo”, todos lo reconocen.
Morales se confiesa como un detective más y con 33 años de 'servicio', transitando por las
distintas dependencias ha llegado incluso a ser jefe por una noche. A los 12 años huyó de
su casa porque era maltratado constantemente por su padrasto. Se refugió
momentáneamente en una residencia en el barrio El Guarataro y de inmediato fue
contratado por unos hombres quienes se encontraban en el interior de una humilde
vivienda. Los 'ermitaños' urbanos le pagaban para que acudiera al abasto a comprarles
comida, víveres y licores. Días más tarde fue arrestado por los detectives de la antigua
comisaría norte, en el marco de una investigación judicial. En el despacho le informaron
que se había convertido en ordenanza de varios delincuentes, quienes eran solicitados por
distintos delitos y estaban enconchados en el lugar. Posteriormente fue dejado en libertad
al aclararse el asunto.
Por ello asegura que conoce a la PTJ por dentro y por fuera. Meses después llegó a la
oficina de prensa de ese organismo cuando esta dependencia funcionaba en la Imprenta
Nacional y comenzó a limpiar zapatos. Se ufana de haber mantenido excelentes relaciones
con Carlos Olivares Bosques, Guido Puche Navas, Manuel Molina Gásperi, Juan
Martín Echeverría, José Ramón Lazo Riccardi, entre otros directivos de la PTJ. Todos
ellos le han obsequiado ropa y le han ayudado a subsistir.
Su perspicacia y agudeza le permiten recordar en fracciones de segundos a cada uno de
los jefes policiales de los distintos departamentos en todo el país. En su memoria también
se encuentran presentes las direcciones de las diversas seccionales y delegaciones.
Asegura que la vida le ha convertido en un directorio de la policía criminal venezolana.
Hace algunos años arribó a la seccional de El Vigía, al finalizar la tarde, con instrucciones
de entregar una encomienda. Los desprevenidos funcionarios creyeron que se trataba del
nuevo jefe que estaban esperando y le dieron el saludo al recién llegado “Comisario”.
“Clavillazo”, solicitó que le trajeran alimentos y refrescos y se marchó a descansar en el
dormitorio. Le anunció a sus subalternos que al día siguiente revisaría las novedades y los
expedientes. Antes de que amaneciera llegó el verdadero jefe, el Comisario José de
Jesús Jiménez Pantoja, quien estalló en cólera al conocer la noticia, despertó al impostor
y le ordenó que siguiera durmiendo, pero en el calabozo, por cuanto había ordenado su
arresto. A pesar del desagradable incidente tuvo la oportunidad de ser jefe por una noche.
2. Recordó que un fin de semana acompañó a varios funcionarios a un juego de softbol. Un
subcomisario, quien ahora es jefe policial, se pasó de tragos y perdió su pistola. “Clavillazo”,
fue acusado de ser el autor del hurto. Lo trasladaron a la División contra Homicidios y le
propinaron una golpiza para que confesara. Días más tarde el arma fue localizada en manos
de unos atracadores.
Joel Morales es el mensajero favorito de muchos Comisarios, Secretarias e incluso de
Periodistas. Se enorgullece de que el Director Lazo Ricardi lo haya bautizado como
“Clavillazo”. Asegura que de haber estudiado hubiese llegado a ser un destacado policía,
pues ama a esa institución. Afirmó que de alguna manera fue el responsable de un
escándalo nacional por una impericia. En la seccional de Maracaibo le ordenaron que
trasladara un bulto de novedades, comunicaciones, telegramas y expedientes fenecidos y
sin ningún valor a un lugar de la ciudad para incinerarlos. Al llegar al lugar se percató que
el viento había volado los papeles, los cuales quedaron regados por diversas calles. Luego,
políticos denunciaron una supuesta maniobra para encubrir a delincuentes y plantearon la
necesidad de interpelar a la directiva de la PTJ en el Congreso Nacional hasta llegar al
verdadero responsable. Días después se demostró que fue una torpeza y todo se aclaró.
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