2. En la presentación que Pablo hace de sí mismo como apóstol en 1Cor, se
sitúa en la línea de los apóstoles testigos de la resurrección de
Jesucristo.
“Y después de todos, como a uno que nace antes de tiempo, también se me apareció a
mí. Porque yo soy el menor de los apóstoles, indigno de ser llamado apóstol, por haber
perseguido a la iglesia de Dios” (1Cor 15,8-9)
En esta declaración se advierte la tensión entre su conciencia de ser
“apóstol”, plenamente legitimado por haber visto al Señor resucitado,
y el recuerdo de su pasado como perseguidor de la “Iglesia de Dios”.
"Perseguía sin medida a la Iglesia de Dios, intentando destruirla" (Gál 1,13);
Por la celosa adhesión a la fe de los padres (1,14; Flp 3,6).
Persiguiendo a Cristo expresaba su activa fidelidad a Dios y a la ley divina.
Hechos ve a Pablo como el prototipo del cruel y feroz perseguidor, y tiende
a hacer notar el gran contraste entre lo que era Pablo y lo que pasó a ser
después. De perseguidor, gracias al acontecimiento de Damasco, se
convierte en el gran misionero del cristianismo, y lleva el mensaje a los
paganos o gentiles (Act 9,1-22; 22,4-16; 26,9-18).
2
3. Ha aparecido en JerusalénHa aparecido en Jerusalén
un nuevo movimiento religiosoun nuevo movimiento religioso
4. Después de la crucifixión de
Jesús el Nazareno, un grupo de
galileos, que fueron discípulos
suyos, están proclamando que
ha vuelto a la vida, porque Dios
lo ha resucitado. Afirman
además que es el mesías
prometido, que ha traído la
salvación, y algo inaceptable:
que es hijo de Dios. Los llamanLos llaman
los “nazarenos”.los “nazarenos”.
5. El judaísmo de la época era plural. Tenía cuatro grandes dogmas: un solo
Dios, una Ley, un pueblo de Dios, un mesías. Pero los interpretaban de
diversas formas. Cada grupo que tenía una interpretación propia constituía
una “secta” o partido religioso.
Había tres principales: Fariseos, saduceos, esenios.
6. ▬▬ Los “NAZARENOS”“NAZARENOS” se presentan como una “secta” más,
junto a las existentes, pero muy peligrosa, porque dicen que
la interpretación de Jesús de Nazaret es la verdadera.
* Siguiendo a Jesús afirman que hay un solo Dios, que
es padre; que Jesús ha interpretado correctamente la
Ley y le ha dado cumplimiento; que el verdadero
Israel, pueblo de Dios, lo forman los seguidores de
Jesús, y que éste es el Mesías prometido
* La acogida de este mensaje fue desigual. Antiguos
seguidores de Jesús en Galilea y en Jerusalén lo
aceptaron, pero los miembros del sanedrín y los
fariseos lo rechazan por diversos motivos.
7. ▬ Los SANEDRITASSANEDRITAS, integrados en su mayor parte por
miembros de la secta de los saduceos, que no aceptan la idea
de resurrección, rechazan y persiguen al movimiento por dos
razones:
+ afirman en la persona de Jesús la realidad de la
resurrección, cosa que ellos niegan.
+ Además, afirmar esto es lo mismo que decir que Dios le
ha dado la razón y que ellos, los sanedritas, han cometido
un grave pecado asesinando a un justo.
+ Por ello persiguen a Pedro y Juan: los sacerdotes, el
oficial del templo, los saduceos, indignados de que
enseñasen al pueblo y anunciasen cumplida en Jesús la
resurrección de los muertos, les echaron mano y los
metieron en prisión (Hch 4,1-3).
8. ▬▬ Los FARISEOSFARISEOS se oponen un poco más adelante a un grupo de
“nazarenos” helenistas que radicalizan la postura de los nazarenos,
afirmando que Jesús resucitado ha desplazado la Ley de Moisés y el
templo de Jerusalén. Jesús es el Mesías y el único que trae la salvación.
9. ▬▬ ¿Quiénes eran los judíosjudíos helenistashelenistas ?
+ Judíos que habían nacido y vivido gran parte de su vida
en la diáspora, en los diversos países del Imperio romano,
y que habían vuelto de nuevo a Jerusalén, donde querían
pasar la última parte de su vida y ser enterrados en ella.
++ Se les llama helenistas porque no suelen conocer el
arameo, lengua popular de Tierra Santa, y solo conocen el
griego, la lengua del Imperio romano.
++ En contraposición judíos hebreos son los nacidos y
educados en Tierra Santa que conocen las dos lenguas
normales del país, el arameo y el griego.
10. Lo más importante de ambos grupos era la postura
ante la religión: ambos eran intransigentes en la
defensa del monoteísmo (“un solo Dios”), pero ante
los gentiles …
los hebreos eran muy negativos y cerrados
y los helenistas simpatizantes y abiertos.
Habían convivido muchos años con ellos y sabían por
experiencia que había gente mala, ciertamente,
pero también gente buena, abierta a los valores
religiosos judíos.
11. ▬▬ Miembros de uno y otro
grupo abrazaron la nueva fe.
En Hechos de los Apóstoles se
nos narra un incidente que tuvo
lugar en Jerusalén sobre el
cuidado que se prestaba a las
viudas:
Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los
helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la
asistencia cotidiana. Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y
dijeron: «No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por
servir a las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete
hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, y los pondremos
al frente de este cargo... Pareció bien la propuesta a toda la asamblea y
escogieron a Esteban, ... a Felipe... los presentaron a los apóstoles y,
habiendo hecho oración, les impusieron las manos (Hech 6,1-6).
12. ▬▬ Los discípulos helenistas siguen
cumpliendo las leyes del judaísmo, igual
que los demás judíos, pero han captado
que estas leyes no tienen eficacia
salvadora, pues ésta solo la tiene Jesús
muerto y resucitado, mesías y único
salvador. Colocan así a Jesús resucitado
en el lugar en que los demás judíos
colocan la ley:
▬▬ Para los judíos de esta época Dios es el que
nos sacó de Egipto y nos dio la Ley de vida. En
última instancia todo se reduce a Dios-Ley.
Los nazarenos helenistas afirman por el
contrario: Dios es el que resucitó a Jesús de
entre los muertos. Ponen a Jesús en el lugar
de la Ley. Esto no lo pueden sufrir los judíos
helenistas y persiguen a sus correligionarios
nazarenos. Entre ellos está Saulo.
13. ▬▬ No sabemos si Saulo llegó a conocer a Jesús de Nazaret.
En 2 Cor 5,16 escribe: “Y si conocimos a Cristo según la carne, ya no lo
conocemos así”.”
La frase se puede interpretar en el sentido de que lo conoció
físicamente o en el sentido de que la idea que tenía de Jesús era
puramente humana.
14. Lo cierto es que Saulo estaba en Jerusalén en estos años y estaba
integrado en el grupo de los fariseos helenistas. Y se unió a ellos en esta
persecución. Lo testifica en sus cartas:
+ Circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de
Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en
cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la
Ley, intachable. (Flp 3,5-6)
+ Pues ya estáis enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo,
cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba,
y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas
contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis
padres. (Gal 1,13-14)
▬▬ También lo narra Lucas en Hechos de los Apóstoles: Entretanto
Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba
por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel. (Hch 8,3)
15. ▬▬ ¿Por qué perseguía a la Iglesia?
● No por el hecho de que los nazarenos proclamasen a Jesús
como el mesías. Con no hacerles caso, bastaba. La razón que
da más tarde Pablo es por celo.
● Celo es el sentimiento que tiene el marido hacia su esposa
cuando cree que no le es fiel, pues quiere que le pertenezca
sólo a él. Y recíprocamente los sentimientos de la esposa
hacia su esposo.
En el Antiguo Testamento Dios se presenta como el esposo
del pueblo de Israel, que es su esposa, y tiene celos porque
quiere que no dé culto a otros dioses, otros esposos, sino
sólo a él. Los judíos que luchan contra la idolatría de Israel
comparten el celo de Dios.
16. ▬▬ Este era el sentimiento de Saulo:
Creía que los nazarenos daban culto a
un hombre, Jesús Nazareno, pues lo
ponían junto a Dios, desplazando la
importancia de la Ley de Moisés. Y,
lleno de “celo”, persiguió con saña a los
nazarenos helenistas como idólatras.
17. ▬▬ En la muerte de Esteban actuó como testigo. Esteban era de los siete
helenistas nazarenos que estaban al frente de su comunidad.
Predicó con valentía ante los otros helenistas que Jesús era el Mesías que
había traído la salvación y relativizó el papel de la Ley mosaica y del templo.
Por eso lo persiguen y lo condenan a muerte por lapidación. Hacía falta un
testigo cualificado y Saulo se ofreció para serlo:
18. “Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se
precipitaron todos a una sobre él; le echaron fuera de la ciudad
y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a
los pies de un joven llamado Saulo.
Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación:
«Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Después dobló las rodillas y
dijo con fuerte voz: « Señor, no les tengas en cuenta este
pecado. » Y diciendo esto, se durmió. Saulo aprobaba su muerte.
Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia
de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se
dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres
piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él.
Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las
casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía
en la cárcel.” (Hch 7,57-8,3)
19. ▬▬ En su celo contra los
nazarenos, decide perseguir a los
que se encontraban fuera de
Tierra, empezando por Damasco,
capital de Siria.
Pero estos estaban fuera de la
jurisdicción del sanedrín y para
ello necesitaba de un permiso
especial. Por eso pide cartas
acreditativas del sumo sacerdote
a los judíos de la ciudad para que
le ayudaran en la tarea de traer
a los nazarenos prisioneros a
Jerusalén para ser juzgados allí.
Lo cuenta él mismo:
20. «Yo soy judío, nacido en Tarso de
Cilicia, pero educado en esta
ciudad, instruido a los pies de
Gamaliel en la exacta observancia
de la Ley de nuestros padres;
estaba lleno de celo por Dios,
como lo estáis todos vosotros el
día de hoy. Yo perseguí a muerte a
este Camino, encadenando y
arrojando a la cárcel a hombres y
mujeres, como puede
atestiguármelo el Sumo Sacerdote
y todo el Consejo de ancianos.--
De ellos recibí también cartas para los hermanos de Damasco y me puse en camino
con intención de traer también encadenados a Jerusalén a todos los que allí había,
para que fueran castigados. (Hch 22,3-5)
21. P. Behitman Alberto Céspedes
behitman.cespedes@ucp.edu.co 21
El autor de Hch quiere hacer a Pablo grande desde el principio,
también como perseguidor.
Pero hay que reconocer que vv. que hablan de su presencia en la
lapidación de Esteban (Hch 7,58b; 8,1a) son interpolación forzada en
el contexto. Y no parece que Saulo, al inicio de los años 30 fuese un
“jovencito” incapaz de participar activamente en la lapidación.
La persecución, ya más tarde, contra la iglesia de Jerusalén (Hch
26,10) no es verosímil, puesto que era una comunidad observante de
la ley judía. Pablo dice expresamente que perseguía a quienes no se
atenían a las tradiciones de los antepasados (Ga 1,14) y jura que las
iglesias de Judea no le conocían personalmente (Ga 1,22). Ni hay
indicios de que el sumo sacerdote haya tenido atribuciones judiciales
sobre las sinagogas de fuera de Judea, como para dar a Pablo
autorización de apresar a los cristianos de Damasco (Hch 22,5;
26,12).
La persecución y sus alcances
22. P. Behitman Alberto Céspedes
behitman.cespedes@ucp.edu.co 22
Pero es innegable que Saulo persiguió a la iglesia. El lo afirma
claramente en pasajes como Gal 1,13; 1Co 15,9; Flp 3,6. ¿En qué
consistió tal persecución? No se nos informa al respecto, pero
podemos pensar en los castigos sinagogales que, posteriormente,
Pablo mismo tuvo que soportar: “cinco veces recibí de los judíos
cuarenta azotes menos uno, tres veces fui azotado con varas, una
vez fui apedreado” (2Co 11,24s.).
Acerca de Damasco como lugar de la persecución, repetidamente
afirmado por Hch, nos informa indirectamente el mismo Pablo en Gal
1,17.
Es, pues, prudente pensar en una actividad persecutoria de
proporciones reducidas, quizá circunscrita a alguna sinagoga de
Damasco, y siempre por razón de las transgresiones de la ley; la
convicción de que el mesías ya hubiese venido era relativamente
frecuente en la época, y a nadie escandalizaba.
(Cf. Palabra y Misión, 5)
23. “Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a
Cristo Jesús, Señor nuestro, que me consideró
digno de confianza al colocarme en el ministerio, a
mí, que antes fui un blasfemo, un perseguidor y un
insolente. Pero encontré misericordia porque obré
por ignorancia en mi infidelidad.”
(1 Tim 1,12-13).
Era un perseguidor fanático, que noEra un perseguidor fanático, que no
sabía lo que hacía.sabía lo que hacía.
En Damasco le esperaba laEn Damasco le esperaba la
misericordia de Jesús:misericordia de Jesús:
24. 24
Hechos nos ofrece tres narraciones pormenorizadas (9,1-19; 22,6-21;
26,12-18) del acontecimiento, indicio de su importancia para el autor.
Su amplitud choca con la concisión de Pablo, que cuando se refiere a su
encuentro con el Señor se limita a decir que el resucitado se le apareció (1Cor
15,8), que él ha visto a Jesús nuestro Señor (1Co 9,1), que Dios le reveló a su
Hijo para que le anunciase entre los gentiles (Ga 1,16), y que él fue alcanzado
por Cristo Jesús (Flp 3,12).
En una serie de pasajes polémicos, Pablo defiende su categoría de apóstol
a capa y espada; pero no lo hace describiendo su encuentro con el Señor en
el camino de Damasco; todo parece como si este suceso fuese para él algo
tan íntimo y sagrado que no puede ser convertido en objeto de exhibición.
Ahora bien, si cuando lo necesita no lo narra, ¿lo habrá narrado alguna vez?
En el “concilio” de Jerusalén llegaron a percibir que El que había hecho a
Pedro apóstol de circuncisos había hecho a Pablo apóstol de gentiles (Gal
2,8); no podemos saber en qué términos se explicó Pablo, pero el laconismo
de sus cartas sugiere que en la asamblea habría usado términos parecidos.
¿Qué sabemos sobre la “conversión”?
25. P. Behitman Alberto Céspedes
behitman.cespedes@ucp.edu.co 25
Entonces, ¿cómo sabe tanto el autor de Hch? Muy sencillo: porque ha leído el
AT y conoce las vocaciones proféticas. Las tres narraciones de Hch, a pesar
de sus muchas variantes y hasta contradicciones, se reducen a este
esquema: teofanía, caída por tierra, “rehabilitación” y palabras de envío (cf. Is
6,1-10; Jr 1,4-10).
Es evidente que el autor de Hch no describe, sino que interpreta, y, por cierto,
muy atinadamente; así las palabras de envío en Hch 26,17s. están tomadas
de la vocación de Jeremías (Jr 1) y la del Siervo de Yahvéh (Is 42), los dos
únicos profetas del AT que fueron enviados a paganos, profetas a los que
hace referencia el mismo Pablo al interpretar el acontecimiento (Gal 1,15).
Este carácter interpretativo de las narraciones de Hch no excluye que el autor
conociese algunas tradiciones como las referentes a la casa de Judas, la calle
Recta, una intervención importante de un tal Ananías, etc. (Hch 9,10-12). Pero
entre la inmediatez a que Pablo siempre hace referencia (“no lo recibí ni
aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” Ga 1,12) y el
papel mediador que Hch atribuye a Ananías, hay que quedarse con el
autotestimonio de Pablo.
¿Qué sabemos sobre la “conversión”?
26. Hay una variación del punto de vista en los tres relatos:
Hech 9,1-22; 22,4-16; 26,9-18. Aunque se refiere al mismo
acontecimiento, el narrador cambia de óptica:
En Hech 9 pone de relieve la importancia de las mediaciones que
fueron necesarias en la conversión de Saulo (los compañeros de
viaje, Ananías, Bernabé).
En Hech 22, la conversión sirve para demostrar la continuidad
fundamental existente entre el pasado judío de Pablo y su fe en
Cristo (Pablo destaca su pasado “a los pies de Gamaliel”; Ananías
es un “hombre piadoso según la ley”; Ananías presenta a quien ha
llamado a Pablo como “el Dios de nuestros antepasados”; Pablo
completa su relato con otra aparición de Jesús en el templo).
En Hech 26, la conversión concreta la acción del Resucitado en la
vida de Pablo, con objeto de establecer la conexión entre la fe
nueva y la fe farisaica en la resurrección: cf. He 26,8: ¿Os parece
increíble que Dios resucite a los muertos?”
26
P. Behitman Alberto Céspedes
behitman.cespedes@ucp.edu.co
28. 28
Difícil describirlo, ya que Pablo nos ha negado una información directa. Lo
que está claro es que su vida quedó dividida entre un antes y un después: las
ganancias se le volvieron pérdidas (Flp 3,7s.) y quedó transformado en una
criatura nueva, con unos ojos nuevos (2Co 5,16s.).
Pero no se debe exagerar: Pablo siguió siendo el mismo, continuó con su
anterior entrega, entusiasmo por la causa de Dios, fanatismo y hasta
intransigencia. Antes no cabían en su corazón componendas ni mesura, y
ahora tampoco; ahora se dedica igualmente a las cosas de Dios
comprendidas desde la nueva revelación.
De nuevo afirmamos que la palabra “conversión”, no es adecuada. En
efecto,
Pablo era intachable desde siempre (Flp 3,6). Sicológicamente en él se dio
el fenómeno inverso al de las conversiones corrientes: se tuvo por santo
hasta el día de su encuentro con Cristo; ese día adquirió conciencia de
pecador que no puede salvarse por la justicia propia, sino por la que Dios
regala al creyente (Flp 3,9). Pablo es ahora un rico empobrecido y kenótico.
29. En el camino hacia Damasco, a inicios de los años treinta, Saulo fue
«alcanzado por Cristo Jesús» (Flp 3,12).
Mientras Lucas cuenta el hecho con abundancia de detalles, en sus cartas él va
directamente a lo esencial y habla no sólo de una visión (Cf. 1Cor 9,1), sino de
una iluminación (Cf. 2Cor 4,6) y sobre todo de una revelación y una
vocación en el encuentro con el Resucitado (Cf. Gál 1,15-16). De hecho, se
definirá explícitamente «apóstol por vocación» (Cf. Rm 1,1; 1Cor 1,1) o
«apóstol por voluntad de Dios» (2Cor 1,1; Ef 1,1; Col 1,1), como queriendo
subrayar que su conversión no era el resultado de bonitos pensamientos, de
reflexiones, sino el fruto de una intervención divina, de una gracia divina
imprevisible.
A partir de entonces, todo lo que antes constituía para él un valor se convirtió
paradójicamente en pérdida y basura (Cf. Flp 3,7-10). Y desde aquel momento
puso todas sus energías al servicio exclusivo de Jesucristo y de su
Evangelio. Su existencia se convertirá en la de un apóstol que quiere «hacerse
todo a todos» (1Cor 9,22) sin reservas.
29
30. a) Una lección de teología (gratuidad de la
salvación): La ley judía no es camino obligado
para estar bien con Dios,
b) Una lección de misionología (Dios acoge
también a los paganos): Hay que predicar a los
paganos que también para ellos, sin pasar por el
judaísmo, hay salvación;
c) Una lección de espiritualidad (“que nadie se
gloríe”): El judío tiene que abandonar todo
orgullo.
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P. Behitman Alberto Céspedes
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