1. Vivencia de la propia verdad, la vulnerabilidad-fragilidad como posibilidad
de encuentro con Dios y con el hermano.
La persona en construcción-conformación con Cristo
El Señor de esta manera me dio a mí, hermano Francisco, el comenzar a hacer penitencia: porque,
como estaba en pecados, me parecía extremadamente amargo el ver a los leprosos, y el Señor mismo me
condujo entre ello e hice misericordia con ellos (Lc 10,37). Y apartándome de ellos, aquello que me parecía
amargo se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo; y después me detuve un poco y salí del silgo.
(Test 1-3)
Y después que el Señor me dio hermanos, nadie me enseñaba que debería hacer, sino que el
Altísimo mismo me reveló que debería vivir según la forma del santo Evangelio. Y yo lo hice que fuera
escrita en pocas palabras y sencillamente y el señor Papa me lo confirmó. (Test 14)
Bienaventurado el siervo que no se tiene por mejor, cuando es engrandecido y exaltado por los
hombres, como cuando es tenido por vil, simple y despreciable, porque cuanto es el hombre delante de
Dios, tanto es y no más. Adm 19
El amor mutuo
Y dondequiera que estén y en cualquier lugar donde se encuentren unos con otros, los hermanos
han de tratarse (volverse a ver) espiritualmente y con amor, y honrarse mutuamente sin murmuración
(1Pe 4.9). Y guárdense de mostrarse exteriormente tristes e hipócritamente sombríos, antes bien,
muéstrense gozosos en el Señor y alegres (bien humorados y jubilosos) y convenientemente agradables
(amables). (Rnb VII, 15-16)
Y, dondequiera que estén y se encuentres, los hermanos, muéstrense familiares mutuamente
entre sí. Y confiadamente manifieste el uno al otro su necesidad, porque, si la madre cuida y ama a su hijo
carnal ¿cuánto más amorosamente debe cada uno amar y cuidar a su hermano espiritual? Y, si alguno de
ellos cayere en enfermedad, los otros frailes le deben servir, como quieran ellos ser servidos (Mt 7,12). (RB
VI, 7-9)
Ser Hijos de Dios y el amor al hermano.
Bienaventurado el hombre que sufre (soporta) a su prójimo según fragilidad, en lo que querría ser
sufrido por él, si estuviera en caso semejante. Bienaventurado el siervo que devuelve todos los bienes al
Señor Dios... (Adm 18)
Bienaventurado el siervo que ama tanto a su hermano, cuando está enfermo, que no puede
compensarle, que cuando está sano, que puede recompensarle. (adm 24)
Ama de verdad a su enemigo aquel que no se duele de la injuria que le hace, sino que se abrasa
(arde interiormente) por el amor de Dios, a causa del pecado de su alma y le muestra su amor con obras.
(adm 9)
Ninguna cosa debe desagradar al siervo de Dios, excepto el pecado. Y si alguna persona pecara de
cualquier modo, y por esto, no por caridad, se turbara y encolerizara el siervo de Dios, atesora para sí
culpa. Aquel siervo de Dios que no se encolerizara ni se conturba por cosa alguna vive rectamente sin
propio. (adm 11)
2. Así puede conocer el siervo de Dios si tiene el espíritu del Señor: si cuando el Señor obrara por él
algún bien, su carne no por ello se exaltara, porque siempre es contraria a todo bien, sino más bien se
tuviera ante sus ojos por más vil y se estimara por menor que todos los otros hombres. (adm 12)
Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios. Son verdaderamente pacíficos
aquellos que, con todas las cosas que padecen en este siglo, por el amor de nuestro Señor Jesucristo,
guardan la paz en el alma y el cuerpo. (adm 15)
Bienaventurado aquel siervo que no se exalta más del bien que el Señor dice y obra por él, que del
que dice y obra por otro. Peca el hombre que quiere recibir de su prójimo más de lo que él quiere dar de
sí al Señor Dios. (adm 17)
Todo el que envidia a su hermano por el bien que el Señor dice y hace en él, incurre en el pecado
de blasfemia, porque envidia al Altísimo mismo, que dice y hace todo bien. (adm 8)
En esto quiero conocer si amas al Señor y me amas a mí, siervo suyo y tuyo, si procedes así: que no
haya en el mundo ningún hermano que, habiendo pecado todo lo que pudiera pecar, se aleje jamás de
ti, después de haber visto tus ojos, sin tu misericordia, si es que busca misericordia. Y si no buscara
misericordia, pregúntale tú si quiere misericordia. Y, si mil veces volviera a pecar ante tus propios ojos,
amalo más que a mí, para atraerlo al Señor. (CtaM)
Y para cada uno de su hermano, el ministro, haga y tenga misericordia que querría se le hiciese con
él, si estuviera en caso semejante. Y no se irrite contra el hermano por el delito del hermano, sino que con
toda paciencia y humildad benignamente lo amoneste y soporte. IICtaF 42-44
Gloriarse en las debilidades
Considera, oh hombre, en cuán grande excelencia te ha puesto el Señor Dios, porque te creó y te
formó a imagen de su amado Hijo según el cuerpo, y a su semejanza según el espíritu. Y todas las criaturas
… sirven y conocen a su creador mejor que tú… Pues, aunque fueras tan sutil y sabio… aunque fueras el
más hermoso y más rico de todos, aunque hicieses milagros, todas estas cosas te son contrarias, y nada te
pertenece y nada puedes gloriarte en ellas. Por el contrario, en esto podemos gloriarnos, en nuestras
enfermedades (cf 2Co 12,5) y en llevar a cuestas diariamente la santa cruz de nuestro Señor Jesucristo.
Adm 5
Consideremos, todos los hermanos, al buen pastor, que por salvar a sus ovejas sufrió la pasión de
la cruz. Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y persecución, vergüenza y hambre, en la
enfermedad y tentación y en las demás cosas, y por esto recibieron del Señor la vida sempiterna. De donde
es gran vergüenza para nosotros, siervos de Dios, que los santos hicieron las obras, y nosotros, leyéndolas
y predicándolas, queremos recibir gloria y honor. Adm 6
Y deben gozarse cuando conviven con gente baja y despreciada, con los pobres y débiles, con los
enfermos y leprosos, y con los mendigos que están al costado del camino. (Rnb IX)
El Señor en la encarnación tomo nuestra carne de humanidad y fragilidad
Esta palabra del Padre, tan digna, tan santa y gloriosa, la anunció el altísimo Padre desde el cielo,
por medio de su santo ángel Gabriel, en el seno de la santa y gloriosa virgen María, de cuyo seno recibió la
verdadera carne de nuestra humanidad y fragilidad. El cual, siendo rico sobre todas las cosas, quiso él
mismo elegir la pobreza en el mundo con la beatísima Virgen, su madre. (IICtaF 4-5)
Porque el santísimo Padre del cielo, Rey nuestro antes de los siglos, envió a su amado Hijo de lo alto,
y nació de la bienaventurada Virgen santa María.
3. Porque un santísimo niño amado se nos ha dado; y ha nacido por nosotros de camino (fuera de casa)
y fue puesto en un pesebre, porque no tenía lugar en la posada. (OfP XV)
Que se esfuercen por humillarse en todas las cosas, por no gloriarse, ni gozarse en sí mismos, ni
exaltarse interiormente de las palabras y obras buenas, hasta de ningún bien que Dios hace o dice y obra
en ellos, según lo que dice el Señor: pero no se gocen en esto, que los espíritus se les someten (Lc 10,20).
Y sepamos firmemente que no nos pertenecen sino los vicios y pecados. Y debemos gozarnos más cuando
vayamos a dar en tentaciones diferentes y cuando sostengamos cualquier suerte de angustias o
tribulaciones del alma o del cuerpo en este mundo por la vida eterna. (Rnb XVIII)
Y tengamos nuestros cuerpos en oprobio y desprecio, porque todos, por nuestra culpa, somos
miserables y podridos, hediondos y gusanos, como dice el Señor por el profeta: yo soy un gusano y no
hombre, oprobio de los hombres y desecho del pueblo. Nunca debemos desear estar sobre los otros, sino
más bien debemos ser siervos y sujetos a toda humana criatura por Dios. IICtaF 46-47
Ten misericordia de mí Dios…todos los que me veían se reían de mí, hablaban entre dientes y
meneaban la cabeza. Yo soy un gusano y no un hombre, oprobio de los hombres y desecho del pueblo…
Padre santo no alejes de mi tu auxilio, atiende a mi defensa. (OfP 4,7)
Prestemos atención todos los hermanos a lo que dice el Señor: Amad a vuestros enemigos y haced
el bien a los que os odian (cf. Mt 5,44), pues también nuestro Señor Jesucristo, cuyas huellas debemos
seguir (cf. lPe 2,21), llamó amigo a su traidor (cf. Mt 26,50) y se ofreció espontáneamente a los que lo
crucificaron. Son, pues, amigos nuestros todos los que injustamente nos causan tribulaciones y angustias,
vergüenzas e injurias, dolores y tormentos, martirio y muerte; y los debemos amar mucho, ya que por lo
que nos hacen obtenemos (tenemos) la vida eterna. (RNB 22 1-4)
¡Alabado seas, mi Señor, por quienes perdonan por tu amor, y soportan enfermedad, tribulación:
bienaventurados quienes las soporten en paz, porque de Ti, Altísimo, coronados serán. (Cant)
Familiaridad con el Dios Trino
Y todos aquellos y aquellas, mientras hicieren estas cosas y perseveren hasta el fin, descansará
sobres ellos el Espíritu del Señor y hará en ellos habitación y morada (Jn 14,23). Y serán hijos del Padres
celestial, cuyas obras hacen. Y son esposos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo (Mt 12,50).
Somos sus esposos, cuando por el Espíritu Santo se une el alma fiel a Jesucristo; somos ciertamente
hermanos, cuando hacemos la voluntad de su Padre que está en el cielo; madres cuando lo llevamos en el
corazón y en nuestro cuerpo por el amor y la conciencia pura y sincera; lo damos a luz por la santa
operación, que debe iluminar a los otros con el ejemplo. (2CtaF 48-53)
Santa virgen María, no ha nacido en el mundo ninguna semejante a ti entre la mujeres, hija y esclava
del altísimo sumo Rey y Padre celestial, Madre de nuestro santísimo Señor Jesucristo, esposa del Espíritu
Santo, ruega por nosotros… ante tu santísimo Hijo amado, Señor y maestro…. OfP Ant
Tú eres el amor, la caridad; tú eres la sabiduría, tú eres la humildad, tú eres la paciencia (Sal 70,5),
tú eres la hermosura, tú eres la mansedumbre; tú eres la seguridad, tú eres la quietud, tú eres el gozo, tú
eres nuestra esperanza y alegría, tú eres la justicia, tú eres la templanza, tú eres toda nuestra riqueza a
saciedad. Tú eres la hermosura, tú eres la mansedumbre, tú eres el protector (Sal 30,5), tú eres nuestro
custodio y defensor; tú eres la fortaleza (cf. Sal 42,2), tú eres el refugio. AlD