La sociedad feudal europea del siglo IX se organizó en respuesta a las guerras e inseguridad de la época. Se estableció un sistema en el que el rey estaba en la cima y concedía tierras a los nobles a cambio de lealtad y servicios militares, mientras que los nobles protegían y daban tierras a los campesinos a cambio de trabajo agrícola. La iglesia también poseía tierras y los monjes se dedicaban a orar, copiar manuscritos y administrar sus propiedades.