La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
Leccion jovenes: Comienza el ministerio
1. PREVIEWSÁBADO
02ABRIL
D
urante los tiempos bíblicos, la pesca era una industria impor-
tante para la economía palestina. Este animado ambiente pro-
veyó de una vía de comunicación suficiente, que Jesús pudo usar
como trampolín para su ministerio. Cierto día, mientras cami-
naba por la ribera del Mar de Galilea, encontró a dos hermanos que arroja-
ban sus redes al agua. En esta maravillosa y amplia aula al aire libre, Jesús
invitó a estos dos jóvenes a unirse a su ministerio: "Vengan, síganme —les
dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres" (Mateo 4:19). Continuamos
nuestra caminata por la margen del río, y Jesús encontró a otros dos her-
manos y a su padre que remendaban las redes. Ellos recibieron la misma
Invitación. ¿Qué estaba tratando de enseñarles Jesús? Los estaba desafiando
a dejar atrás sus posesiones materiales; en su lugar, él les mostraría cómo
"pescar” hombres. Esta sería una labor más honorable e importante, porque
la humanidad es más valiosa que los peces. Estos cuatro hombres fueron
los primeros discípulos de Jesús.
Luego de la resurrección de Jesús, se apareció a los discípulos cerca
del Mar de Galilea. Ellos habían estado trabajando duro intentando pes-
car, pero no habían atrapado ningún pez. Este "Maestro al aire libre" les
indicó que arrojaran la red del lado derecho del bote. Y "era tal la canti-
dad de pescados que ya no podían sacar la red" (Juan 21:6). Este milagro
haría recordar a los discípulos el milagro anterior, cuando lo dejaron todo
por seguir al Maestro.
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02
www.escuela-sabatica.com
Para el 9 de enero de 2015
PARA ESTA SEMANA: Mateo 3:1-12; 2 Pedro 1:19; Filipenses 2:5-8; Mateo
4:1-12; Isaías 9:1, 2; Mateo 4:17-22.
TEXTO CLAVE: “Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores
de hombres” (Mateo 4:19).
Comienza el
ministerio
2. CÓMO COMENZÓ TODO
Cuando te detienes a considerar la vida y la época de Jesús, no puedes
evitar notar los efectos de la predicación de Juan el Bautista, al preparar "el
camino para el Señor" (Mateo 3:3).
Juan el Bautista era un predicador que no andaba con vueltas. Él lo decía
como era. Su llegada al escenario de acción trajo nueva vida a la religión
judía. Había quienes creían que era la reencarnación del gran profeta Ellas.
Otros lo veían como el libertador de la opresión del pueblo romano.
Sin embargo, no había grupos más interesados en este nuevo predica-
dor que los fariseos y los saduceos, los líderes religiosos de la época. Su
intriga los hizo enviar espías al desierto, para descubrir quién era este ex-
traño hombre, que se vestía de pelo de camello y difundía un evangelio de
fuego. Juan el Bautista era lo suficientemente audaz para declarar que
todos, incluyendo a los líderes religiosos, debían arrepentirse, porque el
Reino de los cielos estaba cercano (Mateo 3:2). De hecho, él era el precur-
sor del Mesías, y encontró satisfacción y propósito para su vida en preparar
el camino para Jesús.
Mateo 3 comienza con Juan el Bautista, cuya primera palabra registrada
en el texto es un imperativo: "¡Arrepentios!" (Mateo 3:2). En cierto modo,
ese es un resumen de lo que Dios estuvo diciendo a la humanidad desde la
Caída: Arrepentios, aceptad mi perdón, apartaos de vuestros pecados, y en-
contraréis la Redención y el descanso para vuestras almas.
Y sin importar cuán universal sea este mensaje, Juan da una "verdad
presente" distintiva (2 Pedro 1:12) en él, un mensaje para aquellas personas
en ese momento específico.
DOMINGO
03
GEB: Joven / 13
ABRIL
BIBLIA EN MANO
Lee Mateo 3:2 y 3. ¿Cuál era el mensaje que Juan predicaba, junto con su llamado al arrepenti-
miento, al bautismo y la confesión? Ver también Mateo 3:6.
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Lee Mateo 3:7 al 12. ¿Qué mensaje tenía Juan para los dirigentes? A pesar de sus palabras severas,
¿qué esperanza se les ofrece, además?
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3. UN NUEVO AMANECERLUNES
04 Inmediatamente después de que Jesús fuera bautizado por Juan el Bau-
tista, "el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo sometiera a
tentación" (Mat. 4:1). Jesús pasó cuarenta días y cuarenta noches ayunando
y orando a su Padre celestial, en preparación para estas tentaciones (ver-
sículo 2). Cristo tenía que soportar estas tentaciones por al menos cuatro
razones: 1) Porque era imposible que quien vino a derrocar el reino de Sa-
tanás no fuera atacado por el gran adversario en el mismo comienzo. 2)
Para probarlo. 3) Para prepararlo, al ser tentado como nosotros somos ten-
tados, pero logrando la victoria para auxiliar a quienes son tentados. 4) Para
establecer un ejemplo para nosotros cuando somos tentados.
En contraste con el encuentro de Jesús con el enemigo, enseñó a los
discípulos a orar, diciendo: "No nos dejes caer en tentación, sino líbranos
del maligno" (Mateo 6:13).
Aunque estos dos conceptos pueden verse como diametralmente opues-
tos, es importante entender que Dios no trae tentaciones a nuestras vidas,
sino que permite tentaciones que sabe que podremos soportar con su ayuda
(Job 1:8-12).
A veces, la vida puede sorprendernos con bendiciones colectivas que Dios
derrama sobre nosotros. Estamos agradecidos por el amor y el cuidado de
nuestras familias. Disfrutamos de escuchar las maneras milagrosas en que
Dios responde a nuestras oraciones en el último segundo. Nos emociona re-
cibir buenas notas, al pasar por instituciones de educación superior. Estamos
agradecidos por tener suficiente dinero para pagar nuestras cuentas a
tiempo. Pero, a veces, la vida tiene experiencias difíciles e inesperadas.
¿Qué hacer cuando tú o alguien a quien amas recibe un diagnóstico mé-
dico devastador? ¿Cómo te mantienes en tu fe, cuando Dios parece estar
en silencio ante un problema por el que has estado orando y luchando du-
rante años? ¿Qué haces cuando parece que todos a tu alrededor reciben
bendiciones, excepto tú? ¿Cómo permanecer fiel a Dios, cuando apenas lo-
gras llegar a fin de mes? La respuesta y el ejemplo de Jesús ante las tenta-
ciones y las pruebas, cuando fue atacado por Satanás en el desierto, fue
confiar y depender de su Padre (Mateo 4:1-10; ver 1 Corintios 10:13).
14 / GEB: Joven
ABRIL
BIBLIA EN MANO
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo" (Mateo 4:1).
Compara Isaías 14:12 al 14 con Filipenses 2:5 al 8. ¿Qué nos dice esto acerca de la diferencia entre
el carácter de Jesús y el de Satanás?
Satanás se exaltó a sí mismo; Jesús se humilló, aun hasta la muerte. ¿Qué podemos aprender de este
enorme contraste, y cómo podemos aplicar esta verdad importante a nosotros mismos? ¿Cómo debe
impactar la forma en que hacemos ciertas decisiones, especialmente aquellas en las que está en juego
nuestro ego?
4. LA TENTACIÓN
En la década de 1970 se repetía la frase del comediante estadounidense
Flip Wilson: "El diablo me hizo hacerlo". La gente usaba esta frase donde-
quiera que fuera y con quien estuviera. Su personaje infame, Geraldine
Jones, era conocido por estar en situaciones que la hadan decir esta frase.
Parecía no haber tentación de la que ella pudiera escapar.
Así como Geraldine, nosotros también caemos en todo tipo de tentacio-
nes día a día, desde copiar en un examen hasta el hecho de decir mentiras
aparentemente ¡nocentes, etc. ¿Cómo podemos evitar hacer esto?
En lugar de enfocarte en las tentaciones, concéntrate en el Salvador,
que te protege. Jesús, nuestro Abogado, fue expuesto a las tentaciones
más grandes. Podemos preguntarnos qué tan difícil realmente debió de
haber sido para él continuar, cuando sabía que tenía el poder para detener
a todos los que lo perseguían. Cuando soltamos la mano de Cristo a pro-
pósito, nos encontramos cayendo en tentaciones. Depende de nosotros pe-
dirle cada día que nos "libre del maligno" (Mateo 6:13).
Reconoce que por ti mismo no tienes poder sobre las tentaciones. Siem-
pre recuerda entregarte a Dios y resistir al diablo. Cuando le dices que te
deje en paz, que eres un hijo de Dios, él huirá de ti: "Así que sométanse a
Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se
acercará a ustedes. ¡Pecadores, limpíense las manos! ¡Ustedes los incons-
tantes, purifiquen su corazón!" (Santiago 4:7, 8).
Haz una lista de tus tentaciones más grandes. ¡Sé honesto contigo
mismo! Luego, prepara un plan para saber qué hacer cuando cada tentación
se presente. Recuerda que cada tentación puede requerir un plan diferente.
Vive en la Palabra. Tú duermes y comes cada día. Visitas a tus amigos.
Y, probablemente, trabajas y/o estudias al menos una parte del día. Pero
¿dedicas tiempo cada día a leer y estudiar la Biblia? Si no lo haces, ¿cómo
puedes cambiar tus horarios para vivir en la Palabra, al menos, quince mi-
nutos cada día?
MARTES
05ABRIL
GEB: Joven / 15
BIBLIA EN MANO
Lee Mateo 4:1 al 12. ¿Qué sucedió con estas tentaciones? ¿Por qué Jesús tenía que pasar por
esto? ¿Qué tiene que ver esta historia con la salvación? ¿Cómo soportó Jesús estas fuertes ten-
taciones en condiciones tan difíciles, y qué debe decirnos esto acerca de la resistencia a las ten-
taciones?
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¿De qué modo este informe hace que nuestra necesidad de la justicia de Cristo sea tan esencial, al mos-
trarnos de manera tan poderosa que no hay excusa para nuestro pecado? ¡Imagina si tuviéramos que
sostenernos con nuestra propia justicia, sin la justificación por nuestros pecados! ¿Qué esperanza ten-
dríamos?
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5. SAL AL SOLMIÉRCOLES
06ABRIL
El ministerio de Jesús en la Tierra se dedicó a la redención de la huma-
nidad. El tiempo que pasó en la tierra de Zabulón y de Neftalí testifica de
su verdadero carácter y del cumplimiento de la profecía (Isaías 9:1-7). Su
compasión, sinceridad, honestidad y preocupación por las personas, sin im-
portar su etnia, mostraron a sus seguidores que seguirlo a él llevaría a la
transformación positiva que estaban buscando desesperadamente para sus
vidas. Sus sufrimientos, dolor, pruebas y decepciones los hicieron volverse
a Jesús en búsqueda de sanidad física, mental y espiritual. Aprendieron
que nada era imposible con Dios.
A menudo dudamos de las promesas de Dios. Frecuentemente, descui-
damos pasar tiempo con él, para ganar instrucciones vitales para la vida en
la Tierra y en el cielo. Olvidamos que la fuerza de Jesús es sobrenatural, y
que él pasó tiempo a solas con su Padre celestial, buscando dirección y
poder a fin de servir a otros y oponerse a los males del enemigo. Tendemos
a alejarnos de su ejemplo. Quedamos solos, desprotegidos. Tratamos de
hacernos cargo de las adversidades y la opresión, pero el lodo que el pe-
cado crea en nuestras vidas nos desanima.
Jesús siempre ha sido "el camino, la verdad y la vida" (Juan 14:6). Él
llena de luz la mentira de que no podemos obtener arrepentimiento por
nuestros pecados. Ha mostrado, con su ejemplo, que podemos obtener la
victoria confiando completamente en él. Además, Jesús magnificó la verdad
de que Dios ama a todos sus hijos, sin importar su estatus social, físico o
económico. También nos mostró que nuestra fe aumentará, si confiamos
en el plan de Dios (Jeremías 29:11).
Jesús enfatiza que "el pueblo que habitaba en la oscuridad ha visto una
gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido"
(Mateo 4:16). La tierra renovada y la Tierra Prometida, que es el cielo, están
a nuestra vista. Permanecer en el camino iluminado lleva a una paz que so-
brepasa todo entendimiento" (Filipenses 4:7); una vida de oración para ate-
sorar, y un gozo terapéutico que proviene de saber que nuestra vida será
transformada continuamente, según el plan de Dios.
¡Brilla en el Rey Jesús! ¡Brilla!
16 / GEB: Joven
BIBLIA EN MANO
LeeMateo4:13al16(vertambiénIsaías9:1,2),dondedicequeJesússedetuvoeneláreadeZabulónyNeftalí.
¿Qué dicen estos textos acerca del ministerio de Jesús?
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¿Cómo podemos evitar la tentación de considerar a las personas como indignas de nuestros esfuerzos por
ministrarlas y testificar a ellas de Jesús? ¿Qué hay de malo en esa actitud?
6. EL REGALO QUE NADIE QUERÍA
Era a la misma hora día tras día. El desaliñado joven tomaba su cartel
de cartón y recorría la avenida. "Sin hogar: trabajo por comida", decía su
cartel. Su mirada era inalterable, y su boca, apretada. Tenía la cabeza en
alto, y sus manos ásperas y marcadas por el trabajo sostenían el cartel fuer-
temente. Al caminar entre los autos, los conductores y los pasajeros subían
las ventanillas con desdén, y duda en los rostros. Pero quizás habría una
persona, solo una, que creyera que realmente no tenía un hogar.
Como aquel vagabundo, Mateo tenía una misión en mente cuando es-
cribió su Evangelio: sostener un "cartel", recordar a la nación judía que su
Mesías realmente ya había llegado. Que Dios estaba presente en forma
humana, con la capacidad diaria de proveer para sus necesidades. ¡Si tan
solo creyeran en él, lo aceptaran y lo siguieran! Mateo, un destacado judío,
había estudiado y cumplido la ley, como muchos otros eruditos de la época.
Los profetas habían predicho la llegada del Mesías, y ahora estaba frente
a sus ojos.
Y allí estaban: un pueblo estudioso, dispuesto, que esperaba que el Me-
sías cambiara el desastre de sus vidas. Básicamente, buscaban una solu-
ción fácil. Así como las cinco vírgenes que no estaban preparadas para la
llegada del Señor, la nación judía no creía que fuera el momento de su lle-
gada. Lo que debiera haber ocurrido es que dejaran todo lo que estaban
haciendo al segundo de ver a Jesús; pero solo unos pocos reconocieron y
siguieron su mandato: "Vengan, síganme [...] y los haré pescadores de hom-
bres" (Mateo 4:19).
Todo lo que Jesús deseaba era convertir sus vidas desordenadas en
vidas significativas. Mateo enseñó a los judíos sobre la vida de Jesús a tra-
vés de historias personales, con el único objetivo de informarles que la Per-
sona a quien habían estado esperando estaba allí. Todo lo que debían hacer
era aceptarlo. ¡Era así de simple! Pero, ellos lo hicieron más difícil de lo que
tenía que ser.
JUEVES
07ABRIL
GEB: Joven / 17
BIBLIA EN MANO
Lee Mateo 4:17 al 22. ¿Qué nos dicen estos textos acerca de cuán total es el llamado de Jesús para
nuestras vidas?
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7. RECUERDAVIERNES
08ABRIL
El ministerio de Jesús fue único. Antes de su llegada a la Tierra, y luego
de su ascensión al cielo, nadie ha podido superar la grandeza de su amor
incondicional por la humanidad. Su compasión y su disposición a poner a
otros antes que a sí mismo es incomparable. Sin embargo, eso no significa
que nosotros no tengamos que hacer nada; de hecho, es lo opuesto. Como
pecadores, nunca lograremos la perfección; pero se nos ha encomendado
hacer todo lo que esté a nuestro alcance con el objetivo de promover el
amor de Dios y preocuparnos por los demás, así como él ha promovido su
amor y cuidado para con nosotros. El ministerio de Cristo en la Tierra ejem-
plifica que será posible hacer cosas más grandes que las que él mismo hizo
(Juan 14:12). Él nos ha equipado con el Espíritu Santo para hacer esto, y
nos promete que siempre estará con nosotros (Mateo 28:20). Sigamos sus
pasos eternos.
18 / GEB: Joven
CONSIDERA
Comienza tu propio ministerio en tu colegio o universidad, en el trabajo»
o en la iglesia (por ejemplo: servicio voluntario, grupo de estudio de la
Biblia o de oración, una página de Facebook, etc.).
Ten un estudio bíblico específico sobre el libro de Mateo. Invita al Espíritu»
Santo a trabajar a través de ti, al guiar a los miembros del grupo a acer-
carse a él.
Silba o tararea en lugares públicos. Ser animado puede alegrarle el día»
a alguien. Esta actividad puede ser aún más efectiva que una sonrisa.
Inténtalo, y comparte los resultados con tu clase de Escuela Sabática la
semana próxima.
Escribe tus pensamientos sobre el nacimiento, la vida y la muerte de»
Jesús. Elena de White escribió: "Sería bueno que dedicásemos una hora
de meditación cada día para repasar la vida de Cristo desde el pesebre
hasta el Calvario" (Testimonios para la iglesia, tomo 4, p. 367). Esto
puede no ser "realista" para quienes estamos muy ocupados, pero si de-
dicáramos al menos cinco minutos al día para reflexionar sobre lo que
ha hecho por nosotros, lo amaríamos aún más.
Ten un programa de Escuela Sabática dedicado a himnos sobre la resu-»
rrección y la ascensión de Jesús. Busca una lista de himnos sobre estos
temas en el Himnario Adventista.
AMPLÍA
Mateo 5:16; Hechos 9:36.
Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro, cap. 18.
Colaboraron esta semana: Cecily A. Daly, Huntsville, Alabama, EE UU.; Hilary Daly-Campbell Beltsville,
Maryland, EE.UU.; Trevor Johnson, Huntsville, Alabama, EE.UU.; Linda Steete McClellan Huntsville,
Alabama, EE.UU.; Esther Easter Hampton, Joplin, Missouri, EE.UU.; Darius Richmond Baalbek, Le-
banon.