1. La vivencia del espíritu sacerdotal (Heb 2,16-18; Fil 2,6-8) es un convivir con los
dolores y desgarrones de los hombres y mujeres, y tener la profunda experiencia de ello. En medio de
esta realidad, nace apasionadamente el deseo y la urgencia de comunicar el Amor de Dios, la pasión por el
Reino, el deseo de que el hombre se dé cuenta de que en su historia está Dios. El espíritu sacerdotal es el
impulso de comunicar a Dios. (Jn 17,6-8.14ª)
Es un Espíritu de intermediación, de reconciliación, de suturar heridas, de recuperar conflictos, de poner
paz, unidad y de ser intermediarios (Jn 17,20-21)
Jesús se hace solidario con la humanidad, con nuestro sufrimiento. Nosotros ¿cómo
andamos en ese tema de la solidaridad?
Jesús Sacerdote nos convoca a tener sus mismos sentimientos (Filipenses 2,5)… y
compartir su misión ¿nos animamos a comunicar el Amor de Dios? ¿Cómo lo
vamos haciendo?
Nos apropiamos de las palabras del salmo (39,7-11), que tantas veces lo habrá
rezado Jesús; así nos ofrecemos con todo lo que somos y tenemos, a Dios Padre y
Madre.
Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: «Aquí estoy.
En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo. Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón».
Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
tú lo sabes, Señor.
No escondí tu justicia dentro de mí,
proclamé tu fidelidad y tu salvación,
y no oculté a la gran asamblea
tu amor y tu fidelidad.
Buceando en el mundo bíblico… podemos bucear en el Antiguo Testamento,
según el texto que la Iglesia nos propone para este día: De la Profecía de Isaías
(7,10-14; 8,10)
“Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos:
«Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas». Pero Ajaz
respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor».
Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan
también a mi Dios?
Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará
con el nombre de Emanuel.
Hagan un proyecto: ¡fracasará! Digan una palabra: ¡no se realizará! Porque Dios está con nosotros”.
Y también podemos recordar cómo experimentaban a Cristo las primeras
comunidades cristianas, en la Carta a los Hebreos (10,4-10)
¡¡¡Fiesta de la
Encarnación!!!Y eso??!!!...
¿encarnación?
Celebramos que Jesús, desde el
momento de “asumir la carne
humana”, es Sacerdote!!!
25 de Marzo El Ángel anuncia a MARÍA
y el Sí de María hace posible que el Verbo
se haga carne!!!
2. “(Porque) Es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados.
Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: "Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has
dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije:
Aquí estoy, yo vengo –como está escrito de mí en el libro de la Ley– para hacer, Dios, tu voluntad".
El comienza diciendo: "Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los
sacrificios expiatorios", a pesar de que están prescritos por la Ley.
Y luego añade: "Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad". Así declara abolido el primer régimen para
establecer el segundo.
Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una
vez para siempre”.
Y es en la Buena Noticia, según nos narra Lucas (1,26-
38), donde se ve claramente ese momento tan lindo en
que el “Sí” disponible, fresco de una mujer, María, le
abre la puerta de la historia a Dios y le ofrece su misma carne… (Leámoslo)
¿Cómo nos resuenan esas palabras? ¿Qué preguntas fluyen?
Buceando “Con Corazón Sacerdotal”…
Sin ánimo de proponer respuestas rápidas, simplemente para profundizar la
reflexión, podemos mirar a Jesús Sacerdote desde “al estilo” que venimos haciendo
las APSM:
Buceando en el propio corazón…
Jesús le puso el cuerpo a su propio
proceso de crecimiento, habrá experimentado lo lindo y lo
desafiante de crecer… Él nos entiende!!
¿Qué cosas de esta etapa de tu vida son más desafiantes o hasta difíciles?
Invitemos a Jesús que transite con vos esa “aspereza”.
Con todo su cuerpo, a través de sus sentidos, Jesús percibía la Creación… la vida,
con sus placeres y sus dis-gustos. ¿Qué noticias de Dios te traen tus sentidos: qué
cosas (sonidos, sabores, olores, sensaciones) te resultan placenteras o las
recibís como Su regalo?
Y tu propio cuerpo… ¿lo cuidás, lo tratás como un regalo de Dios?
mmm…está bueno
porque Dios se hace
como nosotros!!!...
pero cómo sigue
siendo Sacerdote
hoy, o que tiene que
ver conmigo?
Asumió la “carne” humana
Jesús asume la condición humana, en la experiencia de crecimiento,
realización y límite. “Me diste un cuerpo” es la expresión acabada que
refleja la profundidad del misterio de la Encarnación, en la realidad de un
estar en el mundo, vinculado y comprometido hasta las últimas
consecuencias. (Heb 10,5b)
Jesús inclinado hacia la humanidad se presenta como el Sacerdote que
une y recapitula a los varones y mujeres con Dios, siendo comprensivo y
compasivo.
3. Ser humano también es bancarse los límites, aceptar que no somos omnipotentes
¿Cómo vivís las situaciones que no podés cambiar? Invitemos a Jesús, tan Humano
y tan Divino, y a María para que nos den su serenidad, paz y confianza en Dios
Providente.