Según la Biblia, el ser humano está compuesto de cuerpo, alma y espíritu. El alma y el espíritu se separan del cuerpo cuando una persona muere y van a donde Dios haya determinado. El documento también define el alma como la parte no material e invisible que da vida y fuerza a los seres vivos y que, junto con el cuerpo, constituye la esencia humana.