Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
La legión romana
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2. El comandante en jefe era el Legatus Legionis (de orden senatorial) que disponía de un estado mayor formado por un prefecto y seis lugartenientes (Tribuni Legionis) cinco que pertenecían a la orden de los caballeros y otro perteneciente a la clase senatorial. Esta práctica hacía que hubiera una falta de profesionalidad en los estamentos superiores, falta que era cubierta por los centuriones, la verdadera espina dorsal del ejército romano. A mediados de la época republicana, las legiones estaban divididas en las siguientes unidades:
3. Cayo Mario, al final del siglo II a. C. llevó a cabo otra reforma de las legiones. Ahora la organización no se hacía en función de la riqueza de los ciudadanos romanos, sino en función de su edad y su valor militar, de manera que dentro de la legión había reclutas, soldados, técnicos y veteranos. Por otro lado, sustituyó el manípulo como unidad táctica por las cohortes, que agrupaban a 3 manípulos (uno de hastati, otro de principes y otro de triarii). Se amplió el número de soldados por legión.
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5. El combate del ejército romano: El ejército romano se preparaba para el ataque empleando una estructura básica, formada por una vanguardia de Velites (infantería ligera), y a continuación la infantería dispuesta en tres líneas: los Hastati, los Príncipes y los Triarii (Veteranos), que solo entraban en combate si era necesaria su intervención. A la derecha de la infantería se situaba la caballería y a su izquierda la caballería de los aliados.
6. Organización de una centuria en época imperial Tesserarius Aquilifer Tubicen Centurión Optio En el Imperio Romano la disciplina de la guerra era considerada una ciencia y un arte. El entrenamiento constante hacía del ejército romano uno de los más temibles y era el gran responsable de sus éxitos.
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9. En la batalla ante el enemigo el ejército se presentaba como una muralla formada por los escudos de los soldados erizada por sus jabalinas. Se esperaba el avance enemigo hasta que se acercaran a unos 20 metros de la primera línea, momento en el que la primera línea lanzaba el Pilum. Si igualmente el enemigo seguía avanzando la segunda línea lanzaba su arma. A la orden de ataque, los soldados de la primera línea avanzaban escudo con escudo, mientras los de la segunda línea protegían a los de la primera con sus propios escudos colocándolos sobre sus cabezas. Formaban así lo que se conoce como ‘testudo’ (tortuga). Antes del contacto, si era necesario se arrojaba el escudo contra el enemigo, para atacarlo con la espada inmediatamente después. Los legionarios entrenados para el combate cuerpo a cuerpo buscaban un punto débil al enemigo para atacar con la espada. Con una herida de 10 centímetros de la Gladius (espada romana) bastaba para dejar fuera de combate al enemigo.
11. Organización del ejército Después de cambiar el modelo de la falange griega que mantenía desde sus principios, la legión se transformó en la unidad base del ejército romano, aunque originalmente la palabra legión se aplicaba a todo el ejercito; esto fue cambiando hasta el siglo I a.C.
12. TRIARII 20 Centurias 30 Hombres 600 triarii por legión PRINCIPES HASTATI VELITES 20 Centurias 20 Centurias No forman centurias propiamente dichas 60 Hombres 60 Hombres 20 hombres 1.200 princípes por legión 1.200 hastati por legión 1.200 velites por legión TOTAL: 4.200 hombres por legión
14. Las 60 centurias de las que se componía una legión constaban de soldados divididos en tres grupos: 20 centurias de hastati (“hastados”, soldados reclutas armados con lanzas -hasta- y ocupaban la primera línea de combate de la legión) cada una de 60 hombres. 20 centurias de principes (“príncipes, los primeros”, soldados experimentados que en su día estuvieron en primera línea, armados como los hastati, que ocupaban la segunda línea de combate de la legión), cada una de 60 hombres. 20 centurias triarii (“triarios”, soldados veteranos con armadura completa, que ocupaban la tercera línea de combate de la legión), cada una con 30. Todos ellos formaban la legión, la infantería pesada del ejército romano. La infantería ligera la componían los velites –ciudadanos romanos- y las tropas auxiliares no romanas (itálicas o extra-itálicas); cada centuria contaba con 20 velites, que generalmente combatían por delante incluso de la legión, en primera línea.
15. Caballería o Equites. La más prestigiosa de todas las unidades. Cada jinete pagaba todo su equipamiento que consistía en su armadura, espada, jabalinas, casco y un escudo redondo como protección. El Decurión era el oficial al mando de la unidad. Junto a esta caballería se encontraba otra más liviana compuesta de ciudadanos reclutados más jóvenes y pobres, que no podían entrar en la Equites por su pronta edad. Infantería liviana o Velites: Eran las unidades que se encargaban de lanzar las jabalinas y hostigar al enemigo. Provenientes de los estratos más pobres, los Velites no tenían una función básica asignada durante la batalla, siendo utilizados dependiendo de la necesidad del momento. Infantería pesada. La unidad básica de la legión y la más conocida de todas. Compuesta de ciudadanos que se podían pagar el equipamiento de armadura, Pillum, casco, escudo y Gladius. La infantería se subdividía dependiendo de la experiencia de los legionarios. Los Hastati: Los más jóvenes de todos, se situaban en la línea delantera. Los Principes: Legionarios que rondaban la treintena, componían la segunda línea de la legión. Los Triarii :Formado por los más veteranos, solo entraban en combate cuando la situación lo reclamaba.
16. Cada legión iba acompañada de una caballería legionaria, dividida en turmas, es decir, escuadrones de 3 decurias. CABALLERÍA 10 TURMAS 30 DECURIAS 300 Hombres TURMA 3 DECURIAS 30 Hombres DECURIA 10 Hombres
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19. MÁQUINAS DE GUERRA: LA ARTILLERÍA Los romanos heredaron, después desarrollaron y perfeccionaron la mayoría de las máquinas de guerra que los griegos helenísticos utilizaban en sus guerras y asedios a ciudades enemigas. Su uso se reservaba al combate con ejércitos enemigos o al asedio de ciudades. Una de las grandes ventajas de la artillería romana fue el hecho de que durante muchos siglos muy pocos enemigos de Roma poseyeron y usaron máquinas de guerra. Básicamente, la artillería se dividía en dos tipos de máquinas: las que arrojaban piedras y la que arrojaban flechas o lanzas. No obstante, todas estas máquinas se basaban en un sencillo mecanismo de tensión y distensión mediante cuerdas o muelles. Entre los que lanzaban flechas estaban las catapultas -del griego καταπάλτης "que lanza"-, de las que el tipo más usual probablemente sea el escorpión -scorpio-; cada centuria disponía de uno de estos artefactos que arrojaba flechas de menos de 70 cm con un alcance máximo de 350 m; las flechas podían ser además untadas en pez y cubiertas de paja que, una vez prendidas, se convertían en proyectiles incendiarios.
20. Asedio del ejército romano: Para el asedio eran también utilizados torres para los arqueros, arietes para abrir brechas en las murallas o terrazas, y torres móviles que contaban con un puente levadizo para poder escalar los muros. Otra de las tácticas usadas para el asedio era rodear con dos muros a la ciudad sitiada: uno interior, para evitar salir a los sitiados, y otro exterior para evitar el acceso a posibles fuerzas auxiliares.
22. Gastraphetes de mano Gastraphetes doble de tierra También había una versión para uso individual con la mano, la chiroballista -del griego χειροβάλλιστρα "lanzadora de mano"-, predecesora de las ballestas de mano medievales. Un tipo especial de la ballesta de mano era el gastrophetes -del griego γαστραφέτης, "ballesta de estómago"-, así llamada porque se apoyaba un extremo en el suelo y el otro en el estómago para tensar la cuerda; de esta deriva un modelo más complejo capaz de arrojar dos flechas pero que debía apoyarse en tierra para el lanzamiento por su peso. En la época del emperador Trajano se desarrollaron las carroballistae, es decir, catapultas de flechas montadas sobre carros de dos mulas, lo que las dotaba de una gran movilidad; para su funcionamiento en combate se precisaba de hasta ocho soldados; cada legión contó con un número entre 50 y 60 catapultas de este tipo. Esta clase de artillería no causaba daños en las fortificaciones, salvo incendios en el caso ya explicado, sino que se usaba más para atacar al enemigo.
23. Otro artefacto de lanzamiento de piedras más sofisticado y más eficaz era el onagro –que recibe su nombre de una especie de asnos salvajes que lazaban piedras al cocearlas con las patas de atrás-, tres por legión, un arma de sitio más que un arma para el campo de batalla que lanzaba piedras con una honda; describiría una parábola parecida a la del mortero actual, con un alcance de unos 30 m. Se introdujo su uso en el ejército romano a principios de la época imperial. En ocasiones llevaba delante un armazón de madera almohadillado para frenar la potencia del brazo del onagro. Onagro
24. Entre las máquinas de guerra que arrojaban piedras y, por tanto, sí tenían una función efectiva en el ataque a fortificaciones, la artillería romana contaba con artefactos como la ballesta –ballista, derivada del verbo griego βάλλω, "arrojar, lanzar"-, una por cohorte (10 por legión); necesitaba unos 10 hombres para su funcionamiento y lanzaba piedras en una trayectoria relativamente horizontal (proyectiles de entre medio kilo y 800 g que podrían llegar a unos 180 m; también se han encontrado proyectiles desde 6,4 kg hasta 7,5 kg, aunque hay autores que comentan que las grandes ballestas eran capaces de arrojar proyectiles de 20 kilos a 400 metros). Ballesta
25. Modelo de onagro Para el asedio de ciudades solían levantar un terraplén –agger- al pie de las murallas enemigas por el que hacían avanzar torres de combate y asalto –turres mobiles- repletas de hombres y máquinas; desde estas torres o más frecuentemente desde tierra se utilizaban ingenios mecánicos, basados normalmente en la tensión y torsión de cuerdas. Además de las torres disponían del ariete –aries "carnero"-, un tronco de madera con una punta de hierro así llamado porque representaba la cabeza de un carnero; este artefacto se colocaba dentro de una galería cubierta y los hombres lo empujaban una y otra vez contra las murallas enemigas hasta que abrían un boquete en las mismas o las derribaban. Desarrollaron unas galerías sobre ruedas a modo de carros blindados llamadas tortugas –testudo- que servían de refugio a los soldados que se aproximaban a las murallas y otras galerías cubiertas de madera y pieles frescas y húmedas para repeler productos incendiarios –vinea-. Finalmente, desarrollaron un cuerpo de zapadores capaces de excavar túneles –cuniculi, “madrigueras de conejos”- para alcanzar subterráneamente el interior de la ciudad sitiada.
26. Ariete Vinea: galería cubierta para acercarse a los muros de una ciudad asediada.
27. Otro tipo de galería cubierta, con espolón perforador. Galería tortuga, con ariete para derribar murallas de ciudades asediadas. GALERÍAS
29. Cuando los romanos eran los asediados o en ocasiones como medidas preventivas ante potenciales enemigos, organizaban toda una serie de recursos contra los asediantes: delante de la muralla colocaban stimuli –bastones con puntas de hierro clavados en el suelo a modos de pinchos-, strobes –embudos de tierra con una estaca puntiaguda al fondo-, lilia –obstáculos de madera plagados de puntas de hierro-, cippi –estacas puntiagudas simulando arbustos-; tras estos obstáculos, solían hacer un foso que llenaban de agua, convirtiéndose en una ciénaga que impedía el paso de los asediantes; después un terraplén –agger- plagado con arbustos espinoso; por último, la muralla reforzada con almenas y torres defensivas.
30. «Si vis pacem, para bellum» "Si quieres la paz, prepara la guerra" (Julio César o Vegecio). «In pace leones, in proelio cervi» "En tiempo de paz son leones, pero en la guerra son ciervos" (Tertuliano). «Ignavi coram morte quidem animam trahunt, audaces autem illam non saltem advertunt» "Los cobardes agonizan ante la muerte, los valientes ni se enteran de ella“ (Julio César). « Fere libenter homines, id quod volunt, credunt» "La gente casi siempre cree de buena gana lo que quiere“ (Julio César). “ Amo la traición, pero odio al traidor” (Cayo Julio César). Garabatos_2002 (a.s.b.)