1. Hace mucho, pero mucho tiempo atrás…
Cuenta la leyenda que por esos lugares caminaba un zorro, también llamado atoj
Zorro: que lastima que aca no hay nada para comer, uf estoy cansado de comer verduras, yo
quisiera comer huesitos, alitas de pollo, pero aquí no encuentro nada, voy a tener que
dormir con la panza vacia.
Ave: además si todos se enteran de que en el cielo tenemos un gran baquete, van a ir todos
ahora mismo para aya
Zorro: muchas gracias amigos, me voy para el sur con su consejo
Condor: que buena suerte que e tenido de encontrarme a un artista aquí en la montaña, a
ver si me acepta. Zorrito, no te gustaría ir a un banquete aya en el cielo
Zorro: a mi con lo que me gustan los huesitos
Condor: que estas diciendo atoj
Zorro: que no me gustan los huesos
Condor: bueno, bueno, bueno…
Rumbo para el cielo
Zorro: ay señor condor, por donde me lleva
Condor: ay zorrito quedate tranquilo, mira que ya me hiciste perder el camino
Zorro: pero que hermoso, allí veo todo el banquete
Condor: ah, ahí mimito te voy a dejar caer
Condor: y ahora que quieres
Zorro: comer, comer y comer
Asi aceptaron a atoj a regañadientes, la primera que se aserco con descionfianza fue la gallina,
luego el pato
Zorro: ah, que rico huesito, huesito grande
2. Condor: zorro mentiroso, podras cometrte todos los huesitos pero no regresar nunca mas a
la tierra, hasta nunca
Campesino: Mira, un zorro alla arriba
Campesina: como si los zorros no vuelan
Campesino: se esta cayendo pobrecito…
Campesino: ay mama pachamama, muchas gracias por estas semillitas
Campesina: ahora mamita pachamama, tu pueblo no va a sufrir hambre nunca mas
3. ZORRO QUE FUE AL CIELO
Dicen los achachilas que cierta vez el zorro se encontraba al lado de un
río y melancólicamente observaba las imágenes que reflejaban sus
aguas. Se veía a gente bailando, bebiendo y riendo. ¿Qué pasaba? Las
aguas del río no hacían más que reflejar la algarabía que allá arriba se
vivía: en el cielo estaban de fiesta.
El zorro, que andaba cabizbajo y pensativo, no se dio cuenta que un
cóndor había bajado a tomar agua. Al verlo se le ocurrió una gran idea.
- ¿Qué pasa amigo tiwula? – preguntó el cóndor.
- Es que quiero ir a la fiesta que hay arriba en el cielo y sólo, no puedo.
¿Por qué no me llevas tata condori? – dijo el zorro.
El cóndor aceptó de buena gana el pedido del zorro y le dijo que se
montara en su espalda. Volando hacia las alturas llegaron al cielo y se
unieron a la fiesta. Comieron bastante, bebieron y se divirtieron.
Al cabo de un rato el cóndor buscó al zorro que andaba perdido entre
tanta gente alegre y le dijo que ya era hora de volver. El zorro,
entusiasmado con el festín, no quiso regresar y se quedó allá arriba.
Cansado de esperar, el cóndor retornó sin su compañero a la tierra.
Acabada la fiesta, el zorro, que se había quedado solo, se fue de visita a
la casa de una estrella. Como todavía tenía hambre, la estrella le
alcanzó una olla de barro y le dio un granito de cañihua para que se
hiciera una mazamorra. El zorro miró el grano con desconcierto y
pensando que eso no iba a ser suficiente le dijo a la estrella:
- Pero ¿cómo va a alcanzar un solo grano de cañihua para los dos? Eso
no alcanza ni para mí.
Y sin que la estrella se diera cuenta, rápidamente aumentó diez granos
más a la olla. Así comenzó a preparar su mazamorra de cañihua
mientras se le hacia agua la boca.
El zorro contento seguía en la tarea de remover la mazamorra que
estaba casi a punto. De pronto la olla comenzó a rebalsar y la
mazamorra chorreando, chorreando fue a dar al suelo. Como el zorro
andaba muerto de hambre se puso feliz a lamer lo que caía de la olla y
casi sin descansar trataba de comérselo todo. Pero la alegría pronto se
convirtió en angustia pues la olla seguí rebalsándose y la habitación se
iba llenando de cañihua sin que el zorro pudiera hacer nada para
detenerla.
La estrella al ver su casa llena de mazamorra se puso muy enojada y
4. colérica y a gritos le dijo al zorro:
- ¡Zonzo nomás siempre habías sido, tiwula! ¿Por qué has aumentado
más cañihua? ¿Acaso no te había dado suficiente?
¡Ahora todito te lo vas a tener que comer!
El zorro, arrepentido y triste por su desgracia, se angustió más aún y,
no pudiendo hacer nada, pensó que lo único que le quedaba era
regresar a la tierra. Entonces se ató a una soga y fue donde la estrella a
suplicarle que le ayudara a bajar.
La estrella aceptó ayudarlo y sujetó la soga para que el zorro pudiera
bajar.
Camino a la tierra y cuando escasamente le faltaban diez metros, el
zorro vio a un loro que volaba frente a él y, liso como era, sin más ni
más, lo insultó diciéndole:
- ¡Loro lengua de papa!
- ¡Loro lengua de chuño!
- ¡Yo te puedo matar!
El loro lleno de furia por los insultos del zorro, comenzó a picotear la
soga por la que éste descendía. Al ver que la soga se rompía, el zorro
comenzó a gritar fuertemente diciendo:
- ¡Extiendan un frazada suave!
- ¡Extiendan una frazada rosada!
- ¡Miren que vengo del cielo!
Los desesperados gritos de zorro fueron vanos. Nadie los escuchó. A
gran velocidad cayó en medio de duras rocas y su panza repleta de
mazamorra se reventó.
Con la caída la cañihua se esparció por todas partes.
Cuentan los achachilas y awichas (abuelos y abuelas)que fue así como
apareció este alimento en el altiplano.
Narrada por: Orfelina Mamani Otazú de la localidad de Huancane - Puno