TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...
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1. Documento 3
Cómics
Luego de leer y analizar en grupo el documento 2, más los capítulos o unidades de los
textos de Historia Universal sobre el tema, se deben seguir los siguientes pasos:
1. Crear una historia con la información obtenida.
2. Darle un título.
3. Realizar un libreto que muestre la historia creada. Este libreto debe hacer referencia a
los siguientes temas:
- Sociedad del Antiguo Régimen.
- Pensamiento Ilustrado.
- Etapas de la Revolución Francesa.
4. Imaginar y crear situaciones con personajes que expresen a pie de imagen y en los
diálogos lo solicitado.
Historia y orígenes de los cómics
Cómic o Tebeo, narración contada por medio de una serie de dibujos dispuestos
en líneas horizontales y que se leen de izquierda a derecha. Estas imágenes
habitualmente están separadas unas de otras y quedan contenidas dentro de los límites
de unos cuadros rectangulares o viñetas. Cuando se asocian palabras con imágenes,
aparecen con frecuencia dentro de la viñeta cuadros explicativos o 'leyendas'. Pueden
aparecer también dentro de 'globos' que salen de la boca del que habla para
representar una conversación; o de la cabeza, en nubes, para representar el
pensamiento. El texto puede aparecer completamente separado de la imagen, e incluso
puede no haber texto en absoluto. Las palabras pueden estar escritas a mano o de
modo mecánico. Los artistas han desarrollado un vocabulario visual para representar
los efectos sonoros; y utilizan símbolos y otros recursos gráficos con objeto de expresar
una amplia variedad de elementos narrativos.
Estas narraciones aparecen en forma impresa, en publicaciones periódicas
específicas, también conocidas en Estados Unidos como cómics, aunque en España se
ha popularizado la palabra tebeo, derivada del título de una revista infantil llamada TBO,
y en algunos otros países de habla española se conocen como historietas. También
aparecen en revistas de información general, en diarios, muchas veces en secciones
especiales, y en libros. Las secuencias de un cómic varían desde una sola hilera,
habitualmente horizontal, de un diario, 'la tira cómica', a las composiciones más
complejas de viñetas de muchas páginas en lo que a veces se conoce por 'novelas
gráficas'. El término cómic deriva de sus orígenes cómicos, pero el humor no es un
elemento definitorio, pues el medio se ocupa de asuntos tan variados como pueda
hacerlo la literatura o el cine.
2. Los orígenes del cómic
Algunos críticos mantienen que las cristaleras, el tapiz de Bayeux, e incluso las
primitivas pinturas rupestres, los jeroglíficos egipcios, los dibujos de las civilizaciones
precolombinas, como el lienzo mexicano de Tlaxcala, y también la Columna Trajana, en
Roma, se cuentan entre los antecesores del cómic, pero su historia se relaciona más
correctamente con la de la imprenta y la caricatura. Primitivos ejemplos incluyen los
grabados en madera alemanes de fines del siglo XV sobre temas religiosos, políticos y
morales. Las ilustraciones se hicieron especialmente complicadas con las técnicas de
grabado e impresión de letras en toda Europa. En Inglaterra, hacia 1862, Francis Barlow
utilizó bocadillos parecidos a banderas o rúbricas en sus hojas de propaganda de El
espantoso asunto infernal de los papistas. Más tarde, en 1732, los vicios y los
disparates sociales de la época fueron satirizados en La historia de una prostituta, de
William Hogarth, la primera de sus ilustraciones morales sobre asuntos modernos,
presentados en colecciones de grabados para ser leídos en secuencia como un relato.
Su éxito fue una prueba del apetito del público inglés por las narraciones satíricas.
Sin embargo, la intención moral y el detallado dibujo lineal de Hogarth en
Inglaterra, pronto quedaron eclipsados por la moda de las caricaturas sociales y
políticas, cuyos rasgos exagerados, líneas simplificadas y humor sobre cuestiones de
actualidad se convirtieron en parte integrante del cómic moderno. Otros importantes
desarrollos de este periodo fueron el perfeccionamiento de los bocadillos con lenguaje
hablado, en especial en los dibujos de James Gillray, y la creación en 1809, por parte
de Thomas Rowlandson de la serie de aventuras de un personaje dibujado, Dr. Syntax,
cuyo atractivo popularizó los sombreros, pelucas y casacas de Syntax.
Las revistas de cómics
En contra de la creencia general, no fueron los estadounidenses, sino los
japoneses quienes publicaron las primeras revistas de cómics baratas y producidas
masivamente en los años veinte. Impresas por lo general en color y distribuidas cada
mes, recurrían en principio a material estadounidense, pero ya en los años treinta
empiezan a incluir material original y de mérito artístico. El formato tuvo tanto éxito en
Japón que dio origen a la aparición de librerías especializadas exclusivamente en
cómics conocidos por manga, que continúan disfrutando, y a escala global, de una gran
aceptación. La primera revista estadounidense de cómics apareció en 1933, regalada
por un producto comercial con fines de promoción. Al año siguiente se publicó la
primera revista de cómics comercial, Famous Funnies 1, que incluía reimpresiones de
tiras cómicas.
Según aparecían más revistas de cómics, los editores no contaban con
suficientes tiras para reimprimir y se vieron en la necesidad de producir material nuevo y
barato, encargado por lo general a dibujantes muy jóvenes. Después de cinco años de
rechazos, dos jóvenes de Cleveland, el guionista Jerry Siegel y el artista Joe Shuster,
consiguen vender su héroe, Superman, a las páginas de Action Comics, en las que se
publica por primera vez en 1938, convirtiéndose en un éxito inmediato. Este éxito de
Superman hizo que surgieran numerosísimos imitadores. Cuando Estados Unidos
empezó a participar en la II Guerra Mundial, la legión de superhéroes se había
virtualmente apoderado de los cómics. Muchos no merecían la pena, pero unos cuantos
lograron sobrevivir, como Batman, de Bob Kane y Bill Finger, seguido por La antorcha
humana, Sub-Mariner, The Flash, Capitán América, que constituyeron todo un ejército
propagandístico de personajes con superpoderes que luchaban contra Alemania y
Japón. En 1943, un artículo de la revista Newsweek calculaba que entre niños y adultos
3. se leían 25 millones de revistas de cómics mensualmente. Hacia 1950, la cifra se había
doblado a 50 millones, alcanzando la cima en 1954 cuando se publicaban 150 millones
al mes.
Durante la guerra, en Alemania no hubo cómics porque Hitler los despreciaba,
pero los italianos lanzaron a Romano el Legionario y, sobre todo, a Dick Fulmine, que
fue muy popular en los países de habla española con el nombre de Juan Centella. Por
su parte en Japón, contaban, entre otros muchos, con Norakuro.
La guerra tuvo eco, también, en naciones no directamente beligerantes como
España y Argentina. Los "superhéroes" declinaron con el final de la guerra y ocuparon
su lugar otros géneros, desde animales basados en dibujos animados, a historias del
Oeste, la jungla, crímenes, romances y terror. Destacan en esta época los detectives
Rick Kirby y Steve Canyon, creados respectivamente por Alex Raymond y Milton Caniff,
dos de los maestros indiscutibles del género.
El cómic hoy
El cómic ha adquirido un estatuto de producto cultural a partir de los años
sesenta. Artistas como el italiano Guido Crepax, el francés Philippe Druillet, el japonés
Shinji Nagashima, el filipino Alex Niño, el estadounidense Art Spiegelman, el chileno
Alejandro Jodorovski, o el español Enric Sió, entre otros muchos, desarrollaron historias
para adultos de indudable calidad gráfica y literaria. Sus personajes han pasado a
formar parte del acervo cultural y resultan tan conocidos como sus contrapartidas
literarias o cinematográficas. Por su parte continúan publicándose infinidad de revistas y
se editan novelas gráficas que, en ocasiones, superan en calidad, a los textos literarios
en que se basan.