La película Perdidos en Tokyo sigue la historia de Bob Harris, un actor estadounidense que se siente solo mientras filma comerciales en Tokyo. Conoce a Charlotte, una mujer joven que también se siente aislada. A pesar de las barreras del idioma y las diferencias de edad, desarrollan una conexión emocional profunda basada en su soledad compartida. La película explora temas de aislamiento, conexión humana y el significado que encontramos en las relaciones con los demás.
2. Actores: Bill Murray, Scarlett Johansson.
Calificacion: PM-13.
Dato Destacados
Subtítulos: Español/ Inglés/ Portugués.
Direccion: Sofia Coppola. Discos 1
Duracion: 98 min.
F_Lanzamiento: 12/07/2005 origen EE.UU.
(2003).
Titulo_Original: Lost In Translation.
Reseña
Sofia
Fotos Actores Análisis
Coppola
3. Sofia Coppola
Cuando Soffía Coppola debutó hace no mucho tiempo con Las Vírgenes
Suicidas (Virgin Suicides), nadie pensó que se estaba acudiendo al
nacimiento de una directora de altos vuelos. Digna heredera del talento
fílmico de su afamado padre, Francis Ford Coppola, Sofía ha deslumbrado
a propios y extraños con su segunda cinta, escrita y dirigida por ella
misma, Perdidos en Tokio (Lost In Translation, 2003). Y no es para
menos, pues la profundidad de los personajes y lo refinado de su guión la
hacen una de las más fuertes competidoras para los premios Oscar, a pesar
de que su manufactura es más bien de cine independiente y no de grandes
estudios, lo que la convierte en un producto honesto, de esos que rara vez
suelen salir del anonimato.
Tomando como punto de partida algunas experiencias personales que
plasma en el argumento, Coppola va desarrollando un filme exquisito
que, sin embargo, puede desesperar a un público acostumbrado a las
grandes acciones y a ver secuencias que no duren más de 15 segundos. Esta
es una película que tiene que verse poco a poco, que necesita su
tiempo, como en una buena conversación. Si se logra verla con los ojos
adecuados, seguramente dejará una huella indeleble, pues la profundidad
de sus emociones es tal que no puede uno dejar de sentirse conmovido por
lo que muestra la pantalla.
4. Análisis
El gran acierto de la película radica en dos elementos. El primero de ellos es la honestidad del
guión de Coppola, quien sin mayores miramientos – y utilizando un sentido del humor bastante
fino y divertido – es capaz de representar en pantalla la soledad que puede llegar a sentir una
persona no nada más en Tokio, sino en cualquier gran ciudad del mundo. Para Coppola, la
barrera del idioma solo es un mero pretexto para desarrollar las emociones de sus
personajes, pues lo que les sucede a éstos le puede suceder prácticamente a cualquier persona
en cualquier momento. Además, la visión de la joven directora sobre el amor en silencio, el
encontrar al alma gemela y la profundidad de la relación que se puede dar entre dos personas a
pesar de la diferencia de edades, es muy poco común y muy inteligente.
Mostrando siempre un respeto absoluto por las emociones de sus personajes, Coppola logra un
relato conmovedor y dos de las mejores actuaciones que han tenido en su carrera sus dos
protagonistas principales. Por un lado, la jovencita Johansson demuestra que el tener poca
edad no es impedimento para poder sentir emociones más maduras o comprender una
psicología más adulta. Su actuación no es de grandes actos dramáticos ni mucho menos, sino al
contrario, es de momentos bastante sutiles en los que dice mucho más con una sola
mirada, con un gesto, que con cualquier palabra.
Para ayudar a Johansson a construir su personaje está el que se lleva la película, Bill
Murray, quien tiene aquí si no la mejor actuación de su vida (creo que, dentro de lo que ha sido
su carrera, Hechizo del Tiempo (Groundhog Day) es una verdadera maravilla) sí es la más
sutil, la más contenida y la más emotiva. El ver a un actor como el, normalmente exagerado y
gesticulador, en una etapa de decadencia y sin esa chispa que lo caracteriza, es de llamar la
atención.
Murray no sólo es divertido – algunas de sus líneas son mucho más jocosas que varias de sus
películas anteriores juntas – sino también tierno, refinado, melancólico. El tipo de hombre que
se encuentra en una etapa de su vida de la cual exige salir a gritos. Sencillamente es de
Oscar, mismo que puede ganar si es que la Academia no hace justicia a uno de sus mejores
histriones, Sean Penn, quien tiene las dos mejores actuaciones del año. Pero el trabajo de
Murray no desmerece en lo absoluto. Simplemente la secuencia final, donde ambos personajes
se susurran algo al oído – y que al espectador no le es permitido escuchar – es de antología.
Perdidos en Tokio es una cinta tierna, emotiva, estupendamente bien actuada y
agradablemente honesta, que refleja lo difícil que puede ser lidiar con la soledad que llegamos a
tener como individuos y el cómo es posible obtener una libertad emocional con la simple
compañía de un extraño que, paradójicamente, se convierte en quien mejor nos conoce y nos
libera, ayudándonos a redescubrirnos a nosotros mismos. Uno de los mejores filmes del
año, sencillamente inolvidable.
6. Reseña…
La historia es sencilla: Bob Harris (Bill Murray) es un actor maduro cuya carrera y vida se
encuentra en un estado de estancamiento, por lo que sobrevive realizando una serie de
comerciales para una compañía de whiskey en Tokio, donde es sumamente admirado. Al
viajar a ese país, la barrera del idioma se convierte casi de inmediato en un factor de
aislamiento para él pues, aunado a las diferencias culturales, se comienza a sentir solo. Y lo
que es peor, sin motivación alguna.
Al tratar de salir de su marasmo y visitar el bar del hotel donde se hospeda, Bob conoce a la
jovencita Charlotte (Scarlett Johansson), quien se encuentra acompañando a su casi
siempre ausente esposo (Giovanni Ribisi), que se encuentra en un viaje de trabajo para
realizar una serie de estudios fotográficos. A pesar de la actividad incesante de una ciudad
como Tokio, ambos se sienten solos, por lo que poco a poco comienzan a buscarse aunque
sea en esos breves momentos que representan el encontrarse en el bar o en el elevador. De
lo que se trata es de tener alguien con quien poder hablar de cualquier cosa sin que haya
reglas ni obstáculos.
Así se va desarrollando la amistad entre ambos, quienes no pueden dejar de sentirse
fuertemente atraídos el uno por el otro, pero en un sentido mucho más grande que el de la
atracción física. Lo de ellos es mucho más espiritual y emocional que carnal. Sin
embargo, la vida tiene que continuar y ambos son personas casadas, lo que lleva su relación
a terminar de manera poco común.
7. Actores
Scarlett I. Johansson (Nueva York, Estados Unidos, 22 de noviembre de 1984) es una actriz de cine y
cantante, con ciudadanía estadounidense y danesa.[1] [2] Alcanzó la fama con su papel en la película El
hombre que susurraba a los caballos y posteriormente obtuvo la aclamación por parte de los críticos de
cine debido a su participación en Ghost World. Asimismo, fue acreedora a un premio BAFTA y fue
nominada en los Globos de Oro por su actuación en Lost in Traslation y La joven de la perla en el 2003. El 20
de mayo de 2008, debutó como vocalista en su primer álbum musical titulado Anywhere I Lay My Head, el
cual contiene varias versiones de canciones del compositor y cantante Tom Waits.[3]
William James Murray Nació en Wilmette, en el estado de Illinois con el nombre. Sus padres eran de clase humilde y
tuvieron nueve hijos. Para poder pagar el colegio, la mayoría de los hermanos trabajaron como caddies en un club de
golf. En el colegio Murray se inició en la interpretación teatral. Más adelante se inscribió en la Universidad de Denver,
pero al poco tiempo fue expulsado por posesión de marihuana.
Murray decidió entonces probar suerte en la radio. Intervino en un programa que no tuvo éxito, y que fue retirado al
cabo de unos meses, pero participó a continuación en otro que fue emitido durante más tiempo. Después de
trabajar en una compañía de teatro de Chicago, se incorporó en 1977 a un popular programa de televisión en directo,
Saturday Night Live, e hizo su debut cinematográfico en 1979 en la película canadiense Meatballs, de Ivan Reitman,
en la que Murray interpreta a un monitor en un campamento juvenil de verano. Intervino en varias películas más,
hasta que en 1984 llegó su gran éxito de taquilla con Cazafantasmas, película dirigida también por Ivan Reitman, con
el que Murray sintonizaba muy bien y con el que trabajó en numerosas ocasiones.