EL QUIJOTE.pdf Libro adaptado de la edicion vicens vives de clasicos hispanicoss
Espiritu salvaje
1. Espíritu salvaje
(All the Pretty Horses)
Estados Unidos, 2000
Dirigida por Billy Bob Thornton, con Matt Damon, Henry Thomas, Penélope Cruz,
Lucas Black, Ruben Blades.
Espíritu salvaje se vale de algunos elementos recurrentes del western, el género
más arraigado y antiguo del cine norteamericano, para narrar la historia de John
Grady Cole (Matt Damon). Este cowboy tejano sale en busca de aventura
y encuentra un amor, varias dificultades y una temprana madurez que lo hace
retornar transformado. El problema es que el nuevo film del actor y director Billy
Bob Thornton (Resplandor en la noche) se queda a mitad de camino entre aquel
modelo que forjó el mito idealizado de la conquista del oeste, y el drama romántico
que también atraviesa el relato.
La película se inicia con la descripción de los hechos que disparan el conflicto y
mueven a la acción al joven protagonista. John se queda sin hogar luego de que
su madre vende el rancho de Texas donde ha pasado toda su infancia. Atraído por
la vida de vaqueros del otro lado de la frontera, emprende un viaje (a caballo, por
supuesto) junto a su mejor amigo Lacey Rawlins (Henry Thomas).
Si de westerns se trata, Espíritu salvaje sitúa a su héroe en parajes lejanos a su
hogar (los muchachos cruzan el Río Grande y llegan a territorio mexicano), pone a
prueba a sus personajes para hablar del honor y recoge el ideal del hombre
americano: valeroso, ansioso de libertad y con capacidad de sacrificarse por la
tierra, la justicia, la mujer y especialmente los caballos.
Pero este film se ubica luego de la Segunda Guerra Mundial y, al igual que lo hace
el western en ese momento, reflexiona sobre ese origen épico intocable. En
Espíritu salvaje, “los buenos” no son tan “puros”; la figura del villano está
diseminada en varios personajes secundarios y, por ende, desdibujada. El héroe
sabe domar caballos y montar pero no porta armas ni se bate a duelo, sólo se
enfrenta en defensa propia y con un cuchillo o un rehén. También se permite tener
miedo, sentir culpa y hasta tener que confesarse: “maté a un hombre y me siento
mal por ello, no quería que piense que soy alguien especial”, le dice John al juez
hacia el final. Estos sentimientos lo humanizan y potencian la identificación del
espectador. Al igual que la elección del punto de vista, que nunca se distancia del
personaje principal.
En el comienzo la película trabaja sobre las “travesuras” de los dos cowboys
llegados desde Texas y un tercer jovencito (Lucas Black) que se une a ellos y que
es quien desencadena varios de los conflictos posteriores. Pero luego el film
abandona esa veta que retomará más adelante -mucho más adelante-, para
centrarse en la estadía de John Grady Cole en la hacienda del millonario Rocha
(Ruben Blades).
2. El western se diluye en la historia de amor del chico y Alejandra (Penélope Cruz),
y a partir de allí Espíritu salvaje explota una construcción dramática más que
probada y previsible. Pongámoslo así: joven buen mozo y extranjero (que además
habla español con acento yanqui) se enamora de la chica rica, hermosa y, como
es hija del patrón, prohibida. Ella lo ama y se entrega rápidamente a sus encantos
pero no puede faltar a su “palabra de honor”. La tía madura y amargada que de
joven se reconoce igual a la sobrina pero de vieja cuida celosamente su
“reputación”, el amigo fiel y el malvado de turno, completan la galería de
personajes de una receta poco original.
Siempre es bienvenida la belleza de Penélope Cruz en la pantalla; la actuación de
Matt Damon es convincente, aunque no tanto como en otras ocasiones. La música
country y alguna que otra ranchera dan en la tecla con el tono del film, que es
visualmente atractivo y entretiene, aunque el guión no siempre fluya con “espíritu
salvaje”.
Yvonne Yolis