RESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJO
El Majestic
1. El Majestic
(The Majestic)
Estados Unidos, 2002
Dirigida por Frank Darabont, con Jim Carrey, Martin Landau, Laurie Holden,
David Ogden Stiers, James Whitmore y Ron Rifkin.
Frank Darabont ha ideado para El Majestic, al igual que en sus dos películas
anteriores, un mundo “cerrado”, más o menos verosímil pero con una lógica
interna propia que intenta dar pie y sostener la trama. Como la cárcel de
Sueños de libertad (Shawshank Redemption, 1994) y el pabellón de la muerte
de Milagros inesperados (The Green Mile, 1999), el pequeño pueblo de Lawson
es el escenario en el que se desarrolla la historia de Luke Trimble o Peter
Appleton. Veamos.
Jim Carrey interpreta a Peter Appleton, un joven guionista de Hollywood quien,
a fuerza de aceptar como “asombrosas” las ideas y cambios que le imponen los
capos de los grandes estudios a sus guiones, está forjando una ascendente
carrera. Su primera película se acaba de estrenar y su novia es una glamorosa
estrellita de la industria que ha debutado de su mano en el cine. La vida parece
sonreírle. Pero corren los años 50 y una inesperada e injusta acusación pone al
protagonista en la mira del gobierno, que lo acusa de comunista y lo incluye en
su “lista negra”. Todos le dan la espalda y en una noche de borrachera y
desesperación, Peter pierde el control de su auto y también la memoria.
Cuando despierta en el desconocido pueblo de Lawson todos quieren creer
que él es en realidad Luke Trimble, el héroe desaparecido en la Segunda
Guerra Mundial. Hijo de Harry (Martin Landau), el dueño del único y cerrado
cine Majestic, novio de Adele (Laurie Holden) y amigo de cada uno de los
habitantes, Peter/Luke parece dispuesto a aceptar su pasado.
La construcción bastante artificial -todo es sumamente limpio, ordenado y
perfecto- del pueblo y la conspiración -esta vez bien intencionada- de la gente
para retener a Luke, recuerdan el mundo raro y siempre un poco desubicado
en el que estaba inmerso Jim Carrey en The Truman Show. Pero claro, en
aquella película de Peter Weir los objetivos del director eran bien distintos y
también el interés que despertaba el film.
De todas maneras este carácter artificioso también se justifica en El Majestic
porque Peter está viviendo su propia “historia de película”, una trama inventada
con un pasado que no le pertenece. No es casual que haya perdido la memoria
pero recuerde el argumento de ciertos films y que viva en el edificio del viejo
cine. Reabrir el Majestic junto a su padre para que vuelva a ser la atracción de
antaño es uno de los motores de la trama. Las películas que proyectarán van a
ayudar a Peter a recuperar la memoria y constituyen, además, el homenaje de
Darabont al cine de la época.
El problema es que luego de más de una hora de proyección el espectador ya
se ha hecho todas las preguntas que el relato recién comienza a esbozar:
2. ¿Nadie cuestiona qué ha hecho Luke durante los nueve años de ausencia?
¿No tiene otra familia que lo esté buscando? ¿Cuándo vendrán a llevárselo sus
perseguidores? ¿No tiene ningún enemigo en el pueblo? ¿La novia desconfía
tan poco? ¿Qué hará cuándo recupere la memoria? En fin, todo se desarrolla y
se resuelve de manera más o menos previsible en dos largas horas y media de
duración.
Los actores hacen un muy buen trabajo: se luce Martin Landau, quien
emociona como el padre que ha recuperado a su hijo Luke. Carrey vuelve a
demostrar que es un excelente actor dramático (esta vez sí, no esperen una
sola mueca o expresión graciosa de su parte). Y aunque por expreso pedido de
la distribuidora no hay que revelar el final, vale decir que es acorde con el tono
heroico e intachable que adquiere el personaje central. También con los
desenlaces felices que Hollywood no puede evitar y que, en este caso, deja
contento al espectador.
Yvonne Yolis