1. Si hay algo que puede definir el trabajo de Blanca Miró Skoudy (Barcelona, 1987) es la capacidad de
encapsulación de la absurdo-real. Sus dibujos e ilustraciones suelen llevarnos al lugar común de una
extrañeza que bien puede residir en lo más banal de nuestra condición humana como pertenecer a
mundos lejanos o culturas exóticas.
Influida desde un primer momento por la quietud perturbadora de David Hockney y la cultura popular
retratada por algunos dibujantes de cómic como Daniel Clowes, esta ilustradora captura mundos
posibles pero no por ello menos desconcertantes.
El folclore más hermético unido a la cultura de consumo y a los (d)efectos de la globalización son
escenarios recurrentes en el trabajo de esta artista que trata de recrear en múltiples ocasiones haciendo
brillar el kitsch particular de estos microcosmos. Algunos comercios como restaurantes de comida
rápida y cocina extranjera, moteles o salones de belleza son fuente de inspiración en sus dibujos y
maquetas.
En esta ocasión, sin embargo, su trabajo escultórico nace de una revisión de las estrategias creativas del
Grupo Memphis creado en 1981, especialmente de la producción de artistas como Natalie du Pasquier,
presentando construcciones de elementos geométricos con una presencia totémica. Las esculturas de
madera de Blanca Miró se nos muestran como máquinas ininteligibles que elaboran un producto
estético vibrante, excéntrico y ornamental.
Esta mirada al movimiento de los ochenta también se ve reflejada en su interés por crear estampados
que mezclan texturas y colores con formaciones botánicas: una ilustración cartográfica que se dedica a
explorar el dibujo mínimo junto al rico y complejo lenguaje visual africano.
De este exuberante conjunto de influencias nace “X(nombre de la exposición)”, una propuesta resuelta
con trazos cautivadores que nos invita de manera seductora a adentrarnos en una atmósfera delicada y
enigmática.
Cristina Fernández Crespo
Art Promotion Manager
@cristinella_