2. “Pero sed hacedores de la palabra, y
no tan solo oidores, engañándoos a
vosotros mismos”
Santiago 1:22
3. 1. Reconocer que tener un conocimiento teórico de las Escrituras, o
incluso haber testificado actos evidentes de Dios no producen una
entrega genuina de una persona a Jesucristo.
2. Comprender que es necesario guardar fielmente la Ley de Dios
como una demostración de gratitud por la salvación obtenida
gratuitamente de Cristo, y que Él nos dará fuerzas para guardarla.
3. Vivir una religión práctica en favor de aquellos que sufren, siendo
útiles en la causa de Cristo, ejerciendo nuestras habilidades, y
mostrando de manera práctica el evangelio de Cristo.
5. Santiago 1:22-27
OÍR Y HACER
Los que
oyen y
hacen
Santiago
1:22
Los que
oyen y no
hacen
Santiago
1:23-24
¿QUÉ HACER?
La religión práctica
Mirando la
ley, hacer
la obra
Santiago
1:25
Dominar la
lengua
Santiago
1:26
Cuidar de
los demás
Santiago
1:27 pp
Guardarse
sin
mancha
Santiago
1:27 up
6. No hay nada de malo en cuidar de nuestra
apariencia procurando mostrar una buena
imagen. Pero jamás debemos dejar de tener
un agudo sentido de juicio personal.
Nuestras virtudes sólo tienen valor si son
puestas bajo la dirección divina, de otro
modo pueden convertirse en una trampa
que nos haga arrogantes y soberbios.
El enemigo que diariamente tenemos que
vencer está delante de nosotros en el
espejo. Vencer al “yo” es fundamental
para ejercer una dependencia de Dios.
CONOCE A TU ENEMIGOSer y Hacer
7. CONOCE A TU ENEMIGOSer y Hacer
En Mateo 19:16-22 el joven rico se esfuerza
para describir sus virtudes. Cuando fue
orientado por Jesús a hacer lo
verdaderamente importante, se fue. Sus
virtudes constituyeron una barrera que le
impidió entregarle su vida al Salvador.
En Mateo 23:33-35, 69-75 Pedro aparece
afirmando categóricamente que jamás
abandonaría a Jesús. Pocas horas después,
negó vergonzosamente a Jesús. Su lealtad
no resistió el interrogatorio que lo puso en
situación comprometedora. Es animador
saber que Pedro se arrepintió, lo que no
ocurrió con el joven rico.
8. «Pero sed hacedores de la palabra, y no tan
solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos»
(Santiago 1:22)
Santiago nos invita a SER hacedores. No es suficiente con oír
o leer la Palabra. Debemos de hacer de sus instrucciones
nuestro estilo de vida.
«Existe el peligro de no hacer un asunto personal de las
enseñanzas de Cristo, de no recibirlas como si se nos
dirigieran personalmente. Jesús se dirige a mí en sus palabras
de instrucción» (Elena G. de White, A fin de conocerle, 1º de octubre).
Lee Lucas 6:27-38, ¿de qué me sirve saber que debo hacer el
bien al que me aborrece, si no lo hago; o saber que debo dar
al que me pide, si cuando me piden no doy?
¿Cómo podemos llegar a ser hacedores de la palabra?
«Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne» (Gálatas 5:16)
9. Santiago no separa las dos acciones: una
depende de la otra. Son dos caras de la
misma moneda. Además, en Santiago
1:22 la palabra ser es utilizada en el
sentido de que es una acción que se
espera del cristiano en el presente, y no
para el futuro.
En el Señor nos volvemos nuevas
personas. Esto va mucho más allá de
meramente seguir ciertas reglas. El joven
rico cumplía muy bien con las normas,
pero no fue suficiente.
Ser y hacer son combinados
adecuadamente por Santiago.
SER UN HACEDORSer y Hacer
10. Al convertirnos en nuevas personas,
nuestras virtudes se muestran como
frutos del Espíritu, que son producidos
como resultado de esa entrega. Son
fundamentales para el testimonio
personal del cristianos, pues son ejercidos
en favor del semejante.
SER UN HACEDORSer y Hacer
11. «Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella,
éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro
natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida
cómo era» (Santiago 1:23-24)
El que tan solo oye la Palabra y, mirándose a sí mismo,
se imagina que ya cumple los requisitos de un buen
cristiano, tiene un cuadro distorsionado de sí mismo.
A la hora de la verdad, «olvida cómo era» y cae en la
tentación, o abandona la senda de la rectitud.
Los evangelios nos muestran dos ejemplos de
personas que tenían un falso concepto de sí mismos:
1. El joven rico (Mateo 19:16-22)
Creía que era un perfecto creyente. Pero
cuando se le pidió avanzar un paso más,
vaciló y erró.
2. Pedro (Mateo 26:33-35, 69-75)
Creía que era capaz de seguir al Maestro
hasta la muerte. Pocas horas después,
demostró su debilidad.
12. «Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y
persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra,
éste será bienaventurado en lo que hace» (Santiago 1:25)
Cuando usamos le ley como un medio de salvación, ésta nos condena.
Cuando guardamos la ley escrita en nuestro corazón por amor a Aquel
que nos salvó y por la gracia de su Espíritu, experimentamos la libertad
de los hijos de Dios salvados por la gracia.
13. Santiago no afirma que la Ley tiene poder
para salvar, ni que su cumplimiento nos
habilita a ello. Nos muestra el ideal de
Dios. Para seguir ese ideal necesitamos
del poder de Cristo en nuestra vida.
Pablo afirma que “no los oidores de la Ley
son justos ante Dios, sino los cumplidores
de la Ley serán justificados” (Romanos
2:13). En esta afirmación entendemos
que únicamente por la obra del Espíritu
Santo podemos convertirnos en
practicantes de la verdad. Sólo cuando
obedecemos de corazón la Ley puede ser
para libertad.
En Santiago 1:25 el apóstol afirma que
el cumplimiento de la Ley trae libertad.
LA LEY DE LA LIBERTADSer y Hacer
14. El problema no está en la Ley, sino en
nosotros. Lejos de Cristo sólo oímos la
condenación de la Ley; en Él nos
volvemos nuevos hombres y mujeres
libres en Cristo Jesús y guardadores de la
Ley por el poder que Cristo nos ofrece.
LA LEY DE LA LIBERTADSer y Hacer
15. «Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no
refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la
religión del tal es vana» (Santiago 1:26)
En los últimos versículos del capítulo 1,
Santiago nos dice claramente cómo ser
hacedores de la Palabra.
Nuestra religión debe notarse
primeramente en nuestras palabras, y
luego en nuestros actos.
«Dios se interesa más por lo que
realmente somos que por lo que
decimos ser. No le interesa cuán
hermosos podamos parecer, sino
que desea que nuestros corazones
sean puros. Entonces todas
nuestras palabras y acciones
serán buenas»
Elena G. de White, La única esperanza, p. 57
16. «La religión pura y sin mácula delante de Dios el
Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las
viudas en sus tribulaciones…» (Santiago 1:27 pp)
Desde un punto de vista mundano, no tiene sentido
concentrar nuestros recursos en quienes no pueden
devolver nada a la sociedad.
Pero, desde el punto de vista de Dios, es cómo
tratamos a los desechados y rechazados por el mundo
lo que revela quiénes son los verdaderos seguidores
de Cristo: ya sea prestando dinero a quienes no
pueden devolverlo; invitando a comer a quienes no
pueden invitarnos a nosotros; o bendiciendo y orando
por aquellos que nos maltratan.
«Y respondiendo el Rey, les dirá:
De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños, a mí lo
hicisteis» (Mateo 25:40)
17. Al dedicarse a ayudar a los semejantes en
sus luchas, supliendo sus necesidades,
visitándolos, demostrando interés por su
sufrimiento, nos volvemos canales de
bendiciones y comunicamos el amor de
Dios de modo eficaz.
“El argumento más poderoso en favor del
evangelio es un cristiano amante y
amable” (El ministerio de curación, p.
373). Así seremos cristianos útiles para
aquellos que se contacten con nosotros.
Para Jesús, Pablo y Santiago, para ser
un cristiano útil es de fundamental
importan-cia prestar ayuda a los que
sufren.
¿ÚTILES O INÚTILES?Ser y Hacer
18. En Santiago 1:26, 27 se menciona la
palabra “religión” en el sentido de una
“devoción extrema”. Tal actitud tiene
consecuencias inmediatas, y la gente lo
notará. Las personas que aparentemente
nunca tendrán algo para retribuirnos,
tales como las viudas y los huérfanos,
deben ser la prioridad en nuestras obras
de generosidad.
¿ÚTILES O INÚTILES?Ser y Hacer
19. «…y guardarse sin mancha del mundo» (Santiago 1:27 up)
¿Es necesario apartarse completamente del mundo
para permanecer sin ninguna mancha moral?
Jesús no rogó al Padre que nos quitase del
mundo, sino que nos apartase del mal
(Juan 17:15)
Da igual cuán apartados vivamos del mundo.
El mal que vive en nosotros nos seguirá allá
donde vayamos.
A través de la comunión con Cristo, somos
transformados a su semejanza, y él nos da el
poder para vivir «sin mancha».
De este modo, somos llamados a vivir en el
mundo, a no dejarnos ser contaminados por
él, y a anunciarle la Salvación en Jesús.
20. El mayor problema en relación al pecado
no es lo que está en el exterior, sino lo que
pasa por nuestro corazón. Es allí donde se
libra la batalla. Si permitimos que la
transformación que Cristo quiere llevar a
cabo, tendremos la capacidad de ser una
influencia real, y no ser influenciados.
Algunos cristianos piensan que la vida
cristiana es más fácil de ser practicada si
el ambiente es favorable, donde no
existan malas influencias. Y algunos
llegan al punto de apartarse de la
convivencia social.
DIFERENTES DEL MUNDOSer y Hacer
21. Cuanto más procuremos la obra de Dios en
nuestra vida, más necesidad sentiremos de
cambiar. Somos motivados por el Espíritu
Santo a compartir este evangelio. La
verdadera religión conduce al cristiano a
tener “hambre y sed” de las cosas de Dios.
Por consiguiente, tendrá sensibilidad y
sabiduría para compartir esas bendiciones.
DIFERENTES DEL MUNDOSer y Hacer
22. Los que son salvos por la gracia serán
hacedores de la Palabra de Dios, pues han
puesto su fe completamente en él. La raíz
de la tentación se encuentra en nuestros
propios deseos y lujuria, pero la Palabra
de Dios en un arma efectiva contra el
pecado. Satanás intenta hacer que el
pecado sea atractivo; pero, cuando
estamos completamente entregados a
Dios, aceptamos que sus caminos son los
mejores y llegamos a ser personas nuevas
en él.
23. 1. Nuestras virtudes, lejos de Dios, no tienen valor alguno. Sólo nos
vuelven arrogantes y presuntuosos. No pueden hacernos aptos
para la salvación. Sólo la gracia de Cristo nos habilita para vivir
una vida victoriosa.
2. Practicar la verdad que profesamos hace genuina nuestra
relación con Dios. Guardar su Ley nos trae libertad, pues esa
actitud sólo es posible mediante una total dependencia de Dios.
3. Como observadores de la Ley somos útiles a los demás, ayudando
a los que sufren, demostrando amor, a fin de que los que buscan
salvación en Cristo encuentren en nosotros canales de
bendiciones.
4. Debemos vivir una vida santa, de una total dependencia de Dios.
Donde sea que estemos influiremos sobre las personas para
salvación. Y viviremos como vencedores ante las trampas del
pecado.
CONCLUSIONES
24. SANTIAGO,
EL HERMANO DEL SEÑOR
Te invito a bajar y
estudiar cada una de
las 13 lecciones que
tratan sobre el tema:
ESTE SERVICIO
ES GRATUITO Y
PUEDES USARLO
Slideshare.net/chucho1943