En esta comunicación queremos lanzar la pregunta sobre cuáles deberían ser los criterios para educar en competencias morales. Si es más pertinente educar según el modelo ético de un individuo racional que se da a sí mismo una ley con validez universal; o si los planteamientos de las morales heterónomas resultan más valiosos para educar personas que sean capaces de conmoverse y actúen para procurar el bienestar físico y emocional de los demás y de sí mismos. Se plantea así el debate entre autonomía y heteronomía, para realizar a una deliberación crítica que plantea ir más allá de la dicotomía y que prima el desarrollo del pensamiento crítico.