7. Provoca segregación del alumnado, genera
estigmatización social, favorece la interiorización
de sentimientos de diferenciación y, por tanto
dificulta la integración y la convivencia.
9. Pongas o no una cruz en
la solicitud, a la hora de la
matriculación, estás
siendo obligado a
declarar tus convicciones,
en contra del artículo 16.2
de la Constitución. X
Además, se vulnera el
derecho a la intimidad,
recogido en el artículo
18.1 de nuestra Carta
Magna.
11. Deriva de los Acuerdos con el Vaticano y su
desarrollo implica un elevado coste económico para
el Estado Español. Además, estos acuerdos se
gestaron antes de la Constitución de 1978 y por
tanto, son pre-democráticos.
13. Resta muchas horas al
currículo escolar (¡¡14 h
semanales en toda la Etapa
Obligatoria!!). Y obliga al
alumnado que no ha optado
por la enseñanza
confesional, a permanecer
en el centro sin desarrollar
contenidos curriculares,
perdiendo el tiempo.
15. Provoca desigualdad entre los ciudadanos/as, ya
que el Estado sufraga con dinero público la
promoción de una o muy pocas confesiones
religiosas, sin garantizar que todas las demás
creencias, confesiones morales, convicciones e
ideologías puedan ser impartidas en la escuela en
igualdad de condiciones. Obviamente, ¡sería
imposible hacerlo!
17. Miles de profesores/as son
seleccionados para trabajar
en los centros públicos por
la autoridad religiosa, en
base a su fe, de forma
discriminatoria.
Artículo 14: Los españoles son
iguales ante la ley, sin que pueda
prevalecer discriminación alguna
por razón de nacimiento, raza, sexo,
religión, opinión o cualquier otra
condición o circunstancia personal
o social.
19. La selección y el
despido del
profesorado por parte
de la autoridad
religiosa provoca
situaciones que no se
ajustan al derecho
laboral, obligando al
Estado a afrontar las
indemnizaciones
correspondientes.
21. Sus programas no son elaborados por las
administraciones educativas, sino por las
autoridades religiosas. Algunos contenidos y
valores religiosos atentan contra los derechos de
la ciudadanía y otros se enfrentan abiertamente
a la razón y a la Ciencia.
25. La formación integral de la persona, garantizada
por los poderes públicos, no precisa de los valores
religiosos. Es más, algunos de estos valores van en
contra del pensamiento critico y de la autonomía
personal, elementos fundamentales de esta
formación.